DE LA CASA #140: EL OFICIO AGUAMIELERO EN LA CAPITAL DE ZACATECAS: DECADENCIA EN EL SIGLO XXI / KB.

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Por Kaban Basurto

Resumen: La producción de aguamiel se ve muy favorecida para esta región que aunque semiárida, carece de una gran diversidad de flora, pero no de la presencia del maguey. El aguamiel es una bebida que existe en México desde tiempos inmemoriales. En Zacatecas el aguamiel está ligado, a distintos tipos de vida como la de las culturas mesoamericanas, las cazadoras recolectoras nativas de la región y a las sociedades coloniales. El oficio del aguamiel nace de una necesidad social de adquirir este producto para su consumo hasta transformarse en una tradición, que como podemos ver, aún persiste en la sociedad zacatecana. Dicha actividad ha estado en declive en los últimos años hasta llegar al punto de existir solo dos personas dedicadas a esto en la capital y sus zonas aledañas.

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El maguey y el aguamiel

En México existen aproximadamente 200 especies de maguey, (Fournier, 2007) las cuales las podemos encontrar en casi todos los estados de la república. Estos han tenido distintos usos en las distintas culturas mesoamericanas y cazadoras-recolectoras del norte de México desde 7000 a.C. a 1500 d.C. (ibídem). Sus usos van desde la elaboración de textiles, alimentos, bebidas y hasta se utiliza en la construcción. Entre los pueblos que explotaban el maguey en el siglo XVI, se encuentran culturas de los grupos náhuatl, tarascos, matlatzinca y chontal; en el norte de México, encontramos los grupos otomís, chichimeco y  cazcana, los cuales producían pulque, vinagre, cáñamo, comida, indumentaria, medicina y aguamiel. (Ibídem)

En este trabajo, nuestro objeto de estudio es el aguamiel o por su nombre en náhuatl “Neutli” (consultado en: página electrónica de CONABIO el 2 de junio del 2012) por lo que nos enfocaremos solo en este producto, aunque no siempre podemos separar la estrecha relación que existe de esta bebida con el pulque (octli), que es el resultado de la fermentación de la misma por el agente Diplococo viscoso y algunas levaduras. (Fournier, 2007) También el aguamiel contiene una considerable cantidad de carbohidratos. (Vargas, 2009)

Existen algunos mitos e historias sobre el descubrimiento del aguamiel, los cuales  en su mayoría se relacionan con   Mayahuey la deidad del pulque, considerada como la primera en extraer este néctar del maguey. (Breña, Luis,  Domínguez, González, Esquivel, Lucio, 2010)  También se tenía la idea, de que el descubrimiento del pulque y por lo tanto del aguamiel, fue en la época  Preclásica  dentro de la cultura tolteca. Alfredo chavero nos cuenta que según los campesinos,  el descubrimiento del aguamiel, se dio cuando un roedor entró dentro del corazón del maguey y lo empezó a raspar, esta acción trajo como consecuente el brote del aguamiel, después de observar lo que pasó, los indígenas empezaron a imitar esto. (Chavero citado en Breña, Luis,  Domínguez, González, Esquivel, Lucio, 2010)

El nombre con el que se le denomina a la persona  que se encarga de la recolección del aguamiel es: “tlachiquero”  proveniente del náhuatl, el cual tiene como traducción “Rasguño”. (Breña, Luis, Domínguez, González, Esquivel, Lucio, 2010) No utilizaremos la el nombre de tlachiquero, ya que éste concepto no existe en este lugar. La denominación en Zacatecas para el oficiante es “aguamielero” Y a diferencia de otros lugares ellos no solo extraen en aguamiel sino que también la comercializa directamente.

Durante la época colonial, es muy probable que junto con el mestizaje el consumo del aguamiel se generalizara hasta fundirse en la cotidianidad de la sociedad de aquel tiempo. Dicha costumbre aún podemos observar en pocos lugares de México. Uno de estos sitios, sino es que el último, es el Estado de Zacatecas, siendo más específicos, en el centro histórico de la ciudad, donde todas las mañanas en algunas esquinas vemos a un hombre con su característico burro vendiendo este refrescante néctar.

Existen en registro fotográfico algunas imágenes del “burro del aguamiel” cargando los recipientes llenos la bebida para aproximadamente los inicios y mediados del siglo XX en Zacatecas. (Foto 1) Para ese tiempo solo podemos imaginarnos como para tomar un poco de este producto, se tenía que seguir el grito del vendedor, confundido entre tantos pregoneros callejeros que ofrecían todo tipo de productos. (Burciaga: 2010)

Captura de Pantalla 2019-06-17 a la(s) 0.57.42Foto 1. Zacatecas tomada de Revista Artes de México AÑO XXII No. 194/195

En el 2007 se realizó un cortometraje-documental llamado “Burrito de agua-miel” dirigido por Edín Alaín, el cual nos da a conocer la rutina laboral de Juan Ortiz, un aguamielero proveniente de Hacienda Nueva, una comunidad de Morelos, quien vende su producto en el centro de Zacatecas, quien nos cuenta como es su oficio.

A partir de estos antecedentes el presente ensayo explica los factores que llevaron al declive del oficio y como esto influye en el ámbito sociocultural. De esta manera se pueden encontrar estrategias para su conservación, protección o difusión según convenga a los actores sociales involucrados. La pregunta de investigación parte de rastrear los orígenes histórico-contemporáneos de los aguamieleros que se dedican a la producción y comercio tradicional del aguamiel en la ciudad de Zacatecas ¿Qué factores afectan la preservación del oficio aguamielero y quiénes se relacionan con la producción y la comercialización del aguamiel en Zacatecas?

El oficio tradicional actual en Zacatecas

El comercio del aguamiel realizado en las calles del centro histórico y el característico “burrito” en el que se transporta y comercializa esta bebida son pieza fundamental de esta práctica en la cultura zacatecana.

Para llevar a cabo esta investigación etnográfica se delimitó nuestra área de estudio al centro histórico de la capital zacatecana, en la cual se localizaron los lugares en donde se comercializa el aguamiel, dentro de estos hay cuatro diferentes aguamieleros los cuales se ubican en los puntos geográficos que se describen a continuación.

Se le puede encontrar a un aguamielero de 72 años en la esquina de Tacuba frente a la fuente de los faroles, quien se  dedica a este oficio desde que tenía cinco años de edad. Luis Mireles Salazar otro aguamielero, está sobre la avenida Hidalgo enfrente del callejón de la bordadora. Él a sus 50 años de edad comenzó en actividad hace dos años y Pedro Salcedo e Isidro Carrillo quienes se pueden ver en contra esquina de la plaza Zamora sobre la calle Aldama. Ellos se alternan el  sitio de trabajo durante la semana aunque no son familiares. También se le puede ver a Isidro en la plazuela de Vivac en las ocasiones que Pedro se encuentra en su lugar habitual.

Los procesos de venta y compra del aguamiel

Al vendedor lo acompaña un burro. El aguamiel se vende en vasos de plástico desechable y  tiene un precio de diez pesos cada uno.

Se puede decir que la mayoría de los compradores han consumido del mismo vendedor varias veces, la relación que tienen estas dos personas es estrecha y fraterna, pues son gente que mantiene relaciones de amistad desde hace mucho tiempo. El comprador consume la mercancía en el mismo lugar, mientras puede verse que se establecen alrededor del burrito conversaciones agradables.

El comprador consume la mercancía en el mismo lugar, mientras puede verse que se establecen alrededor del burrito conversaciones agradables. Otro tipo de clientes frecuentes son los que compran por litros, estos llevan consigo aguamiel para consumirlo posteriormente. También existe el cliente irregular o poco frecuente, el cual al momento de ver al “burrito aguamielero” transitar por las calles, es invadido por un sentimiento de nostalgia que le hace recordar los años provinciales, por lo tanto se detiene a compra un poco y mientras bebe cuentan sus anécdotas relacionadas con este delicioso néctar (Foto 2). Por ultimo tenemos al turista, que es un consumidor eventual que asiste a los sitios donde el “burrito” se encuentra estacionado en alguna esquina del centro histórico.

Por lo general los consumidores locales son individuos adultos o en senectud, mientras los turistas son de todas las edades.

Los “aguamieleros” llegan después de transcurrir una hora y media o dos de camino desde la comunidad de Hacienda Nueva.  Están en su lugar de venta entre las 8:00 y 8:40 am y termina su día laboral aproximadamente a las 11:30 am, pero sus jornadas no son siempre continuas ya que se les puede ver algunos días y otros no.

Testimonios de aguamieleros, consumidores y transeúntes

Las entrevistas realizadas a los consumidores, transeúntes y al aguamielero fueron estructuradas y semi-estructuradas mediante la conversación informal y al igual que los compradores habituales, aproveché estos momentos mientras bebía un vaso de aguamiel.

Captura de Pantalla 2019-06-17 a la(s) 0.58.32Foto 2. Tomada el 21 de junio del 2011

Los aguamieleros

Los cuatro son originarios de la comunidad de Hacienda Nueva, una comunidad aledaña a la capital. Ninguno de ellos se dedica o ha dedicado de tiempo completo al comercio del aguamiel, uno de ellos fue brasero y trabajador de la mina, mientras los otros tres trabajan de obreros en la construcción y como mineros. La cantidad de aguamieleros ha sido fluctuante a través del tiempo, al parecer – nos cuenta uno de ellos- cuarenta años atrás él conocía treinta aguamieleros, pero que ahora solo a cuatro, pero por otra parte otro se trasladó a un año atrás.

“Antes hace como un año nada más estábamos dos o tres hoy ya hay más. Unos se van a Fresnillo y otros a Calera” (Pedro Salcedo, 20 de Julio del 2011)

La producción

El proceso comienza en su propia parcela familiar en donde tienen de 10 a 30 magueyes,

“Tenía unos 12 pero me los roban para hacer birria y otros se los comen las vacas y tardan como 20 años en madurar” (Aguamielero de Tacuba, 22 de julio de 2011, Centro histórico de Zacatecas).

Los Magueyes se preparan para que se les pueda extraer el aguamiel del corazón. Pero para esto se tiene que pasar por varios pasos: el dejar madurar el maguey unos 15 años, descapotar, raspar diariamente (para algunos en la madrugada), esperar y recolectar.

Solo el aguamielero trabaja en este oficio porque regularmente a los hijos les avergüenza practicarlo o bien porque éstos muestran un desinterés. La producción diaria oscila entre dos y cinco litros por maguey según nos cuentas los cuatro aguamieleros.

El Burrito y los contenedores de cerámica

El burro, siempre utilizado como medio de transporte y como generador de fuerza bruta, una especie siempre al servicio del hombre, y que en este caso no es la excepción. El burro es quien transporta la preciada mercancía y a su compañero el aguamielero en todo el transcurso laboral. Terminada la jornada diaria es hora de alimentarlo, su dieta se basa en una ración de heno que al final de la semana se convierte en una paca entera, lo que equivale a cincuenta pesos de las ganancias por su trabajo. Sobre su lomo carga una estructura con cuatro compartimientos de madera y palos, que sirven para sostener cuatro jarrones de cerámica que contienen el aguamiel. Para conservarse fresca e impedir que se derrame el líquido, a los contenedores se les coloca un tapón hecho de pencas enroscadas de maguey. La mayoría de los comerciantes no sabe de donde son originalmente estas vasijas, solo pasaron de generación o se las vendieron, pero como comentó el de mayor experiencia, éste las consiguió en Tlaquepaque, Jalisco.

El oficio del aguamielero depende en gran medida del burro, el transportar y cargar no es lo más importante de su trabajo, algo que sostiene el consumo de muchos compradores es su presencia, su imagen y su peculiaridad, aparte de ya ser parte de una tradición.

“Pues sí me ven en camioneta o así nada más con unos botes, pues nadie me va a comprar” (Pedro Salcedo, 19 de julio de 2011, Centro histórico de Zacatecas)

La venta y el consumo

Tres de los aguamieleros llegan al centro histórico montados en el burro desde la comunidad de Hacienda Nueva después de una hora y media o dos transcurridas, y  haber pasado por caminos de terracería y brechas entre los cerros, cargando entre 18 y 20 litros de aguamiel cada uno. Un caso muy especial y sobresaliente es del aguamielero Isidro quien no lo adquirió por tradición familiar, pues él siendo de la misma comunidad que los demás no emplea al asno para llegar a su destino, él utiliza un automóvil llevando consigo el aguamiel en recipientes plásticos, para posteriormente ya estando en la ciudad, verter la bebida en los jarrones y colocarlos a cuestas del burro que está en una casa propia en las periferias del Centro histórico y de ahí se dirige a su punto de venta. También es el único que trabaja los domingos vendiendo en el tianguis de un municipio a un costado de la capital, pero esta vez sin burro.

Todos expenden el aguamiel en el mismo sitio, pero no periódicamente. Ellos creen que aun la gente consume aguamiel por sus cualidades nutricionales, cosa que saben, porque ellos y sus familias también lo toman.

Pérdida del oficio

Se consume menos aguamiel pero no han disminuido las ventas, al parecer hay temporadas donde tienen más ganancias. Estas temporadas coinciden con las vacaciones y la llegada de los turistas

Algunas personas sustituyeron por completo el consumo de este producto por la leche. Cuando empezó la industria lechera a tener un gran auge a partir de su embasamiento en cartón, afectó en gran medida la demanda de aguamiel, pues según el testimonio de un antiguo consumidor local, con lo que cuesta un litro de aguamiel actualmente pueden comprarse seis litros de leche. A su vez al disminuir la demanda los aguamieleros fueron buscando otras alternativas de trabajo, con ello el número de vendedores de esta bebida disminuyó hasta encontrarse al borde de la extinción.

El oficio ha vuelto a mantenerse un poco estable gracias al turismo, pero solo es cuestión de tiempo, ya que por ser un trabajo tan duro que requiere de tiempo, esfuerzo y paciencia, por falta de interés en los descendientes de los aguamieleros y por los procesos globales está muy próximo a desaparecer.

Algunos puntos sobresalientes de las entrevistas a consumidores y transeúntes:

a) Los individuos jóvenes no conocen el aguamiel y no lo han probado.

b) Los adultos consumen este producto para la salud y el tratamiento de enfermedades como la diabetes y padecimientos renales.

Se debe hacer mención que en Zacatecas el consumo de pulque no es tan común, no existe ninguna pulquería, siendo el aguamiel la materia prima de este.

c) Algunos consumidores entrevistados comentaron que prefieren el aguamiel por tener un sabor dulce. Al parecer relacionan al pulque principalmente con la embriagues, pero para éste caso les agrada más la cerveza.  Por su parte los aguamieleros no saben hacerlo y saben que no lo venderían porque ni siquiera ellos lo consumirían.

d) Una de las causas por que algunas personas dejaron de consumir fue por el aumento de su valor monetario.

Algunas consideraciones finales

Efectivamente el característico “burrito” da el toque llamativo y tradicional a este oficio, es una pieza fundamental de atracción turística que ha convertido a esta actividad en parte de la cultura zacatecana y la ha rescatado un poco de la extinción.

Después del análisis realizado, se determinaron los factores que intervienen en el declive del oficio aguamielero en Zacatecas:

Al haber menos magueyes, como consecuencia hay menos producción. Teniendo en cuenta que el tiempo aproximado  para la maduración en donde se puede extraer el néctar del maguey es de aproximadamente 15 años y que una vez quebrado y retirado todo el aguamiel de la planta esta morirá.

Al no plantarse más magueyes este oficio no es sustentable

La falta de interés o el desconocimiento de esta bebida por parte del sector joven de la sociedad también tienen gran peso.

La falta de interés por continuar en el oficio aguamielero por parte de los descendientes o de las nuevas generaciones.

La introducción de la leche y otros productos envasados han desplazado al consumo del aguamiel, los cuales son más baratos.

Existe una falta de interés por parte de las autoridades.

Los tiempos actuales exigen nuevas estrategias para el comercio de este tipo de bebidas tradicionales  Como en el caso del aguamielero Isidro quien busco nuevas alternativas para el ahorro de tiempo dejando al burro y su equipo cerca de la ciudad, mientras el hace el mismo recorrido que el de sus colegas, pero él en camioneta y transportando el aguamiel en botes plásticos. Aun así esto no salva a la tradición, ya que la forma de transportar el aguamiel le influye en el sabor, al contenerlo en plástico y no en cerámica, también los tiempos en los que raspa el maguey son distintos que los tradicionales por lo que el producto que él vende es de mala calidad.

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Bibliografía:

ARTES de México. 1960 Año XXII No. 194 / 195, Pág. 109

BARFIELD, Thomas, 2000. Diccionario de antropología, Siglo XXI.

BREÑA, Luis, Domínguez, González, Esquivel, Lucio. 2010 “Estrategia de exportación del pulque enlatado”, Tesina para obtener el titulo de ingeniero industrial y licenciado en administración industrial, Unidad Profesional Multidisciplinaria de ingeniería y Ciencias sociales y Administrativas, IPN, México D.F, archivo electrónico visto el 1 de junio del 2010 en

Haz clic para acceder a I7.1891.pdf

CONABIO, 2010

http://www.biodiversidad.gob.mx/usos/pdf/Mezcales/mHistoria.pdf visto el día 24 de Mayo del 2012.

FOURNIER, patricia 2007 “Los Hñӓhñü del valle del mezquital: Maguey, pulque y alfarería”, INAH, México.

VARGAS, Carla, 2009 “Obtención de insumos de interés industrial a partir de las fructanas del agave mezcalero potosino (Agave salmiana)”, Jiquilpan, Michoacán, IPN.

EDÍN Alaín 2007 “Burrito de Aguamiel”, Documental.

BURCIAGA, José 2010 Zacatecas: Memoria sobre el Arte Popular, IDEAZ, Zacatecas, México, Pp. 59.

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ArKeopatías opera bajo una licencia Creative Commons Reconocimiento – NoComercial – Compartir Igual 4.0 Internacional License, por lo que agradecemos citar la fuente de este artículo como: Proyecto ArKeopatías./ “Textos De La Casa #140″. México 2019. https://arkeopatias.wordpress.com/ en línea (fecha de consulta).

#LasPrestadas: Violencia y narco obstaculizan el trabajo de arqueólogos.

Por Reyna Paz Avendaño

Reportaje. Crónica narra algunos de los casos de violencia que han provocado la disminución del trabajo arqueológico en los estados de Durango, Jalisco y Michoacán. No obstante, el trabajo de los investigadores continúa en diversas zonas de conflicto.

En el camino que diario tomaban para ir a su campamento de trabajo apareció un narcomensaje, la nota era una amenaza de muerte con firma de Los Zetas. Era el año de 2010. Fue entonces cuando el arqueólogo José Luis Punzo y su equipo de trabajo apresuraron las investigaciones en San Bernardino de Milpillas, Durango, para proteger un sitio prehispánico con barreras antifiltrantes y cortafuegos. Pero otras comunidades duranguenses con patrimonio arqueológico no tuvieron la misma suerte: el fuego cruzado destruyó la vida local, incluido el campamento de los arqueólogos.

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Una situación similar vivió el año pasado el arqueólogo Eduardo Ladrón de Guevara en Jalisco. Mientras un helicóptero del Ejército era derribado por el Cártel Jalisco Nueva Generación, el investigador tenía la tarea de registrar vestigios prehispánicos en una zona aledaña al incidente, la Sierra de Ameca; sin embargo, por su seguridad, lo transfirieron a otra zona, los Altos de Jalisco, pero ahí la violencia con cara de hombres armados también les impidió hacer su trabajo.

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Ésas son algunas historias que han vivido en los últimos años especialistas del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) y son testimonios que evidencian cómo la violencia a causa del narcotráfico ha provocado la disminución del trabajo arqueológico en los estados de Durango, Jalisco y Michoacán.

Narcomensajes y pueblos quemados.

El arqueólogo José Luis Punzo llegó a la Sierra Madre Occidental de Durango en 1994 a excavar y registrar ciudades prehispánicas, pero llegó cuando el cultivo de amapola y la extracción de su savia para producir heroína ya era una práctica cotidiana.

“Llegué a la sierra, a la región Mesa de Tlahuitoles, en el invierno de 1994, en ese momento podíamos llegar a cualquier poblado después de las cortesías de rigor y explicar lo que hacíamos. Al ver que éramos unos locos inofensivos buscando cosas viejas se nos invitaba a pasar (a sus casas), a comer y a dormir, estableciéndonos con las familias. Así, pudimos hacer varias temporadas de trabajo al año”, señala el arqueólogo que trabajó en la zona hasta 2012.

De 1994 a 1999 el investigador del INAH comenta que en la sierra se podía vivir con bastante comodidad, hasta que inició la militarización de la región durante los sexenios de Vicente Fox Quesada y Felipe Calderón Hinojosa.

“La violencia en la zona aumentó en 2007, con la disputa de los cárteles de Sinaloa y Los Zetas, los propios cárteles comenzaron un proceso de militarización de sus integrantes, cambiando las estrategias, formando lo que se ha conocido popularmente en esa región como la mafia nueva. Eso en la sierra ocasionó una fuerte ruptura en el tejido social que funcionaba a través de las relaciones de parentesco a escala regional, eso se trastocó porque ahora la relación era con el cártel con el cual se trabajaba”, platica.

Tal panorama hizo que el equipo de José Luis Punzo implementara nuevas estrategias para el trabajo de campo porque ya no tenían claro con quién debían hablar para desarrollar las excavaciones sin riesgos ni malentendidos.

“En 2007 iniciamos un proyecto de investigación en las Casas en Acantilado de la Cueva del Maguey, zona indígena del estado de Durango, y para iniciar el trabajo fue muy importante contar con el consenso de la comunidad y las autoridades tradicionales ya que la cueva (a estudiar) se encontraba en una zona de cultivo muy fuerte de amapola y mariguana”, recuerda.

Los estudios arquitectónicos, la conservación de vestigios y el registro puntual de materiales en dicho sitio, indica Punzo, se lograron gracias a la fuerte vinculación que establecieron con las autoridades comunitarias de San Bernardino de Milpillas, sin embargo, la investigación terminó abruptamente en 2010.

“En verano de 2009 recibimos una amenaza directa por parte de los grupos de sicarios de la región, Los Zetas. Nos dejaron una nota por la brecha en que transitábamos, amenazándonos de muerte, afortunadamente la comunidad nos arropó, pudimos continuar el trabajo y declaramos junto con la comunidad indígena a San Bernardino de Milpillas Chico como un bosque de alto valor cultural”.

Los arqueólogos además de colocar una cédula institucional que reconoce el valor arqueológico del sitio, trazaron polígonos de protección, hicieron barreras antifiltrantes y barreras cortafuegos. “Pero al subir a la sierra durante la última temporada de trabajo, en el trayecto pudimos ver los primeros pueblos quemados por la guerra entre cárteles”.

En diciembre de 2010, narra el investigador, se quemaron pueblos, entre ellos San Manuel, comunidad donde habían trabajado, entonces “ya no pudimos subir. Tuvimos que suspender el proyecto y no sabemos si nuestro campamento fue saqueado o quemado, ya nunca más regresamos”.

Narcolaboratorios y sembradíos.

“Ante el panorama de violencia surge continuamente una pregunta: ¿cómo cumplir cabalmente y coherentemente el cometido de dar protección al patrimonio arqueológico disperso por la amplia geografía jalisciense?”, comenta la arqueóloga Martha López Mestas, directora del Centro INAH Jalisco y quien afirma que el incremento de violencia en la entidad la ha llevado a replantear medidas de trabajo para asegurar la integridad de los investigadores a su cargo.

“Esta situación ha hecho que nos demos cuenta de que ya no podemos salir tan sencillamente a campo. Muchas de las medidas que hemos implementado son de carácter paliativo, si no es que psicológicas, ya que ante los grupos armados poco se puede hacer y el riesgo de ser levantado o de encontrarse en un tiroteo es latente”, comenta.

Por eso López Mestas se pregunta si en los próximos años los arqueólogos deberán limitarse al trabajo de gabinete y estudio de colecciones, en espera de tiempos mejores.

Para ejemplificar, la responsable del Centro INAH Jalisco realiza un breve recuento de noticias que reportan los medios de comunicación: el Cártel Jalisco Nueva Generación, con el liderazgo de Abigail González Valencia, superó al Cártel de Sinaloa en ganancias netas por el trasiego internacional de narcóticos a Europa y Asia, siendo el cártel mejor conectado con el extranjero, el proveedor número uno de la cocaína para México procedente de Colombia, Ecuador y Perú. También son la principal organización de tráfico de metanfetaminas en Canadá y Europa, al igual que los más grandes traficantes de precursores químicos de Asia y Europa hacia México.

¿Cómo afecta eso a la investigación?, se cuestiona.  “Implica que gran parte de la zona serrana de Jalisco, Colima y parte de Tierra Caliente en Michoacán, se encuentren ocupados por la presencia de narcolaboratorios que procesan clandestinamente los precursores químicos”, responde.

En ese contexto, a mediados de 2012, indica, el proyecto de salvamento arqueológico Macrolibramiento Sur de Guadalajara, tuvo que suspender temporalmente la excavación de un sitio arqueológico en el municipio de Atlacomulco que se encontraba sobre el eje del trazo de la carretera, por encontrarse a escasos 100 metros de narcolaboratorios.

Lo mismo sucedió con los sitios La Boquilla y Las Ánimas en el municipio de Tala, en donde se desmantelaron narcolaboratorios, lo cual dio origen a levantones y asesinatos en los meses de marzo y junio de 2012.

Un caso específico, narra, le sucedió al arqueólogo Eduardo Ladrón de Guevara, quien tuvo que cambiar su zona de trabajo porque acababa de suceder el derribo del helicóptero del Ejército por integrantes del Cártel Jalisco Nueva Generación.

“Sucedió el año pasado, cambié a Eduardo de lugar porque fue entonces cuando tiraron un helicóptero militar, le recomendé que se moviera porque estaba muy preocupada. Lo trasladamos a los Altos de Jalisco, pero tuvo una situación incómoda: se encontró con unos saqueadores que iban armados y que lo invitaron amablemente a que colaborara en el proceso de excavación”, platica la arqueóloga.

Otro problema ligado al narcotráfico es la siembra de amapola y marihuana, actividad común en la Sierra de Ameca que también afecta la conservación del patrimonio cultural.

“Los narcos suelen desmontar varias decenas de hectáreas (de bosque) ocasionando incendios forestales para (que ellos puedan) visualizar a los soldados y, en un momento dado, sembrar. Lo que sucede con esto es que todos los petrograbados ahí localizados se resquebrajan y deterioran”.

¿Cuánto bosque con patrimonio se ha quemado? 

—No lo sabemos, es un problema que están enfrentando las autoridades forestales porque se desmontan para el cultivo ilegal y lo que hemos notado es eso, que realmente el problema de afectación sobre los sitios arqueológicos es muy grande. Con el calor la piedra de los petrograbados se revienta y las áreas pequeñas como unidades habitacionales prehispánicas se arrasan para sembrar amapola o mariguana.

¿Cuántos proyectos arqueológicos se han detenido en Jalisco en los últimos dos años?

—Hemos hecho pocos. Por ejemplo, ahora tenemos el caso de una prospección arqueológica del Parque Eólico Palo Alto en el municipio de Ojuelos, pero nos recomendaron que los arqueólogos tendrían que ir cada día a campo con sus papeles de identificación porque estaba habiendo operativos militares, porque en las mesetas se estaban identificando campamentos de narcotraficantes, en teoría, relacionados con Los Zetas.

“El problema es que si los arqueólogos están en campo, cómo identificar que realmente son arqueólogos. Los estudios de campo se han vuelto riesgosos para ellos”, responde.

¿Ha buscado alguna protección o denuncia legal?

—Cuando hay afectaciones a sitios arqueológicos presentamos la denuncia con quien resulte responsable, pero la decisión de poner una denuncia en términos de violencia pensamos que debemos hacerla pero nos preguntamos si es lo indicado… como delegada tengo que estar consciente de la seguridad de los arqueólogos. Hemos tenidos casos de arqueólogos que han sido amenazados, entonces preferimos resguardar su seguridad.

Autodefensas michoacanas.

Después de que el arqueólogo José Luis Punzo terminó sus investigaciones en Durango, en 2012 le asignaron un proyecto en la cuenca del Río Balsas, región enclavada en la Tierra Caliente de Michoacán.

“Ahí el conflicto nos alcanzó porque con la llegada de Alfredo Castillo y del arresto y sustitución del gobernador, presidentes municipales y de altos funcionarios, surgieron las autodefensas. Nosotros tuvimos muy buena relación con las guardias comunitarias indígenas de Paramuén, donde pudimos hacer buen trabajo de campo con ellos, sin embargo, las autodefensas en la Huacana eran otra cosa, me gustaría aclarar que no todo es lo mismo”, platica.

En 2014 el investigador hizo salvamento arqueológico en el emplazamiento de una presa de riego en Chugüero, Huetamo, en la frontera con Guerrero y una de las zonas más conflictivas del país. “Implementamos las mismas relaciones que habíamos hecho y pudimos trabajar bajo el amparo de las autodefensas de Huetamo, con cortes y restricciones en cuanto a movilidad y horarios de trabajo”.

Fue un año tranquilo porque existía una violencia institucionalizada, es decir, los arqueólogos tenían con quien hablar y de esa forma pudieron trabajar.

“Pero la violencia apareció en la zona tras la disolución de las  autodefensas en 2015, muchas áreas quedaron bajo el control de cárteles locales y nosotros en medio. Gracias a las estrategias de comunidad, pudimos concluir los últimos seis meses del proyecto pero con intimidaciones directas a los arqueólogos. En esa zona registramos 59 sitios arqueológicos”, indica Punzo quien además comenta que a pesar de la violencia, el trabajo de investigación se continúa al igual que la vida de cientos de personas que habitan en localidades consideradas focos rojos de inseguridad.

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Fuente: Crónica.com.mx  [Consultado el 11 de noviembre del 2016] // Fotos: Juan Tonchez. Trabajos de Recorrido de Superficie en Zacatecas, México.

#MiércolesDeDebate… Remodelación de la Plaza de Armas en Zacatecas

‪#‎MiércolesDeDebate // ‪#‎ArKeoteca‬ en ‪#‎LaFondark‬… Esta noche les presentamos con enorme placer una nueva sección de nuestro menú ArKeopático./ Con saborcito norteño, les traemos una interesante charla que tuvimos con la maestra Lidia Zuñiga, especialista en Planeación y Políticas Públicas Metropolitanas, con motivo de la remodelación que está sufriendo la Plaza de Armas en Zacatecas.// Los invitamos a escucharnos y debatir con nosotros sobre la ciudad y el patrimonio desde todos los puntos de vista…///// ‪#‎patrimoniosomostodos‬

Presentación de la Revista Textos ArKeopáticos en el V CONESARQ

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Por Karina Rodríguez

En el V congreso nacional de estudiantes de Arqueología que se llevó a cabo en la Ciudad de Zacatecas, de los días 15 al 20 del mes de Junio, y que fuera organizado por los estudiantes de arqueología de la Universidad Autónoma de Zacatecas, con el título de “Arqueología en el siglo XXI: Avances y perspectivas, límites y retos” contó con la participación del proyecto de la revista Arkeopáticos. Textos sobre arqueología y patrimonio, Número 3.

En este encuentro el arqueólogo Juan José Guerrero García editor del blog Arkeopatías, proyecto que recientemente cumplió su tercer aniversario; presentó la tercera edición de dicha revista con textos que versan en temas acerca del patrimonio arqueológico en Perú. En dicha presentación se hizo hincapié en la importancia del reconocimiento y cuidado en el patrimonio histórico y arqueológico que hay en ese país, Perú es uno de los países latinoamericanos con un gran potencial arqueológico y patrimonial.

Posterior a la presentación algunos de los presentes emitieron comentarios favorables acerca del proyecto de la revista Arkeopáticos, afirmando la importancia de generar nuevas formas de comprender la arqueología y los estudios patrimoniales, así como la responsabilidad por parte de las instituciones que están obligadas a proteger y colaborar en la difusión sobre dichos temas.

Interesante fue ver la presentación de una revista dentro del coloquio, dando pie a la participación del público, estudiantes de arqueología de otro estado y espacio universitario entusiasmados por proyectos independientes, como esta revista que cuenta sin necesidad de un tradicional respaldo institucional, con diversas colaboraciones tanto de México como del extranjero.

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Necesario difundir hallazgos arqueológicos: Manuel Gándara

Por Víctor Martínez

Zacatecas.- Manuel Gándara Vázquez, integrante de la Escuela Nacional de Conservación, Restauración y Museografía del INAH, consideró que la falta de difusión de los hallazgos arqueológicos es la causa de que la población no se apropie del patrimonio cultural que tiene.

Enfatizó que es necesaria una mayor divulgación de los conocimientos arqueológicos, para que la gente entienda la importancia que tiene el patrimonio.

“En el norte, por ejemplo, como hay una especie de distancia que los grupos normalmente llaman Chichimecas, no se le aprecia mucho. Aunque los lugares como La Quemada, que tienen una arquitectura monumental, la gente se identifica; más no con las aportaciones que dejaron los cazadores-recolectores”, enfatizó.

En el marco de la presentación de su libro El análisis teórico de las ciencias sociales, ejemplificó que una de las cuestiones desconocidas para la población es que las sociedades cazadoras-recolectoras tenían un sistema de convivencia social igualitario, y es “un gran enigma” saber cómo lo lograron.

Gándara Vázquez dijo que si la gente del norte le tomara más aprecio a estas evidencias, algún día podríamos responder la pregunta; pero al no tener claro el lugar dónde se encontraron los restos arqueológicos, se pierde aquello que identifique los rastros culturales.

Respecto de su libro, expuso que es un esfuerzo para mejorar la investigación científica, sobre todo cuando hay dos teorías contrarias sobre un mismo sitio o hallazgo arqueológico; los métodos planteados pudieran aplicarse a las demás ciencias, agregó.

“La idea era desarrollar algunas herramientas que nos permiten saber si alguna teoría es mejor que otra. Una corresponde a algo que cualquier niño de cinco años puede hacer, que consiste en que cuando doy la explicación de algo, me preguntes porqué eso; y cuando yo responda, nuevamente se haga la pregunta”, aclaró.

El caso particular analiza dos teorías contrarias sobre el sitio arqueológico de Teotihuacán, para llegar a una conclusión. Para Gándara Vázquez, si hay muchas preguntas sobre el tema, más fértil será la investigación.

El investigador del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) insistió en que la ciencia debe responder más a fondo las preguntas, pues las conclusiones superficiales que algunas investigaciones logran, son la causa de que los jóvenes no se interesen por ella.

Otro de los elementos –dijo- es la elaboración de un marcador general, que contradice la tendencia posmoderna de que todas las versiones son válidas.

Destacó que lograr una interpretación más certera o creíble de lo que sucedió en cierto momento de la historia, permitirá tener mayor control de las consecuencias que tengan los datos en el aprendizaje, pero también en lo político o lo moral.

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Fuente: NTRzacatecas.com Lunes 12 de noviembre de 2012 [http://ntrzacatecas.com/2012/11/12/necesario-difundir-hallazgos-arqueologicos-inah/]