CONVOCATORIA: ARK_MAGAZINE // PERÚ: DIVERSIDAD

ARK PERU-01

CONVOCATORIA //
ESPECIAL ARK_MAGAZINE
PERÚ: DIVERSIDAD

En concordancia con la visión internacional que se ha forjado a través de los años en nuestro proyecto editorial, identificamos la necesidad de profundizar en el análisis de las problemáticas patrimoniales en cada uno de los países que componen la llamada Latinoamérica. Es así que, acompañados por el antropólogo peruano Wilmer Mejia Carrion, inauguramos con el Perú esta serie de convocatorias dedicadas (por ahora) al continente americano.

El patrimonio peruano es muy vasto, tanto en lo cultural como lo natural, ninguna de las tres regiones del Perú: Costa, Sierra y Selva deja de tener un inmenso acervo cultural material e inmaterial, sin embargo, generalmente al Perú se lo asocia con los Incas, a través de Machu Picchu y las montañas, pero el PERÚ es mucho más que eso. Es por ello que, en este número especial de la revista ARK_MAGAZINE queremos hacer conocer lo diverso del país en todos los sentidos. Dentro de esta heterogeneidad de emociones, de texturas y de colores, se hace necesario abordar al patrimonio desde la DIVERSIDAD, pues, a pesar de todo este rico panorama, la reflexión sobre qué es el patrimonio cultural y natural, su patrimonialización e importancia, así como los diversos puntos de vista respecto a los proyectos, programas y sus resultados, son pocos.

Parte este número con una visión reflexiva de las problemáticas actuales sobre el patrimonio peruano para generar planteamientos críticos desde todas las posturas y disciplinas, bajo el marco de la «Diversidad», como eje y concepto de trabajo.

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Límite para el envío de sus contribuciones: 30 de diciembre de 2019. Los lineamientos editoriales para los textos e imágenes están en la página:

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Dudas y comentarios aquí o al correo: arkeopatias@gmail.com

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LasPrestadas: “La apropiación cultural es el robo colonial que activa una herida histórica”.

Por

La socióloga y activista Iki Yos Piña Narváez quita del centro de la discusión a Rosalía y politiza este debate de moda situándolo en un contexto histórico, como una práctica colonial heredada que repite por los siglos de los siglos, por ejemplo con la creación de museos antropológicos.

Foto realizada en el contexto de la exposición 'Devuélvanos el oro'./ Colectivo Ayllu

La apropiación cultural es un debate en auge. Surge como tópico insistente tanto en los contextos mainstream, con peleas superviralizadas y llegadas hasta el absurdo, a los contextos de activismo transfeministas y antirracistas más cercanos. Aparece a veces como señalamiento importante, necesario y otras parece un círculo vicioso donde nadie está a salvo. En las redes sociales las prácticas culturales más controvertidas debaten sobre los géneros musicales, videoclips, moda, vestuario, peinados, objetos que históricamente pertenecen a culturas subalternizadas y hoy suman índices de ventas, likes o singularidad cool.

Entrevistamos a Iki Yos Piña Narváez, socióloga, artista, activista antirracista. Dialogamos a partir del Ciclo de debates en la Facultad de Filosofia UCM, en Madrid, “Apropiación Cultural”, de la que fue parte. En esta entrevista, Iki Yos complejiza el debate del apropiacionismo en el marco de una lucha antirracista situada, preguntándose en el contexto específico del Estado español, como cuerpa racializada y migrante de una excolonia. Iki Yos nos ofrece una lectura politizada sobre el fenómeno donde articula la apropiación cultural en términos de “robo colonial que activa una herida histórica”.

La apropiación cultural emplea las operaciones coloniales de inferiorización, exotización, fetichización e hipersexualización, violencia, desaparición y exterminio con fines extractivistas

Piña sostiene que fueron los museos de arte y de ciencias naturales, antropológicos, o de las culturas del mundo los que inauguraron esta tendencia de despolitizar los valores tradiciones de las culturas, asimilarlos y enriquecerse a costa del patrimonio colonial. Desde esta lectura, la apropiación cultural es la continuidad de la práctica colonial por excelencia y con las mismas operaciones de inferiorización, exotización, fetichización e hipersexualización, violencia, desaparición y exterminio con fines extractivistas que desde el comienzo los museos ha ejercido sobre naciones, pueblos y comunidades enteras marginalizadas.

Yos trabaja con el colectivo Ayllu, con el que realizó la exhibición “Devuélvannos el oro” en Matadero, Madrid, donde interpelan directamente con ese grito de rabia de nuestro continente, Abya Yala. De “Devuélvanos el oro. Cosmovisiones perversas y acciones anticoloniales” resultó también una publicación, en la que se escribe: “El grito que muestra que estamos vivos, que hemos sobrevivido, es un grito de dolor desde nuestra aún no cicatrizada herida colonial”

Hablamos con Iki Yos sobre la apropiación cultural, la rabia, el dolor, la fragilidad blanca y la responsabilidades políticas del Estado español del permanente negacionismo.

¿Cómo definirías la idea de “apropiación cultural”?

Hablar de apropiación cultural en términos generales, por el discurso que circula en redes sociales y millennial crew, (que me incluye), supone que un grupo social dominante toma elementos, prácticas, patrimonio material o simbólico de otro grupo subalternizado.

Hasta ahí estamos todas de acuerdo…

Sí, pero esta definición es bastante simple y supone que el acto de “tomar elementos de otras culturas” no es un explícito ejercicio de violencia, supone que existe una cultura hegemónica per se, es decir, “naturalmente es hegemónica” y que esa hegemonía no se construyó a partir de la subalternización o dominación de otras culturas. Entonces, a partir de esto, siento que sería mejor hablar de robo colonial.

Iki Yos Piña: “Las personas blancas nos demandan pedagogía y que les digamos qué hacer en vez de tener un compromiso político con la reparación efectiva”

¿Qué significa esto?

Siento que hablar de apropiación cultural o robo colonial puede abrir brechas para debatir y hacer circular la idea, que creo importante, de la responsabilidad histórica en los procesos de colonización que tienen la Europa blanca y sus naciones asesinas. Tengo que reconocer que esta discusión tiene muchas dimensiones y una de ella es la dimensión moral del everyday [día a día] donde lxs blancxs descendientes, herederxs del robo colonial, se preguntan si llevar trenzas, usar septum o henna en su cuerpo, tomar ayahuasca, tener un grupo de reguetón  es “apropiación cultural” (nótese las comillas) y esto solo aterriza la discusión en función de la white fragility [fragilidad blanca] que siempre quiere lavar su conciencia y buscar ser buenas personas.

“Nuestra herida sigue sangrando ante los objetos, piezas y dioses robados. De ahí la fantasía de asaltar los museos europeos y recuperar lo robado”

Se vuelve un debate moral y personal infructuoso…

Sí, ese tipo de preocupaciones queda en el plano del antirracismo moral. Y también, nos lleva a esa pedagogía que siempre demandan las personas blancas sólo para poder cómodamente poner su cabeza blanca en la almohada a la hora de dormir y decir “¡uuf, no soy racista!”. Esa discusión es bastante pantanosa y me cansa andar por allí, aunque a veces también es necesario tensionar en este terreno.

Pero, por otro lado, decías, permite hablar de responsabilidad histórica…

Yes, baby, creo que la discusión del robo colonial o apropiación cultural habilita la posibilidad de hablar de reparación histórica por parte de las grandes potencias extractivistas de objetos culturales que están siendo capitalizados en los museos europeos.

¿Entonces crees que es una cuestión potente para la lucha antirracista y anticolonial?

Siento que desde la lucha anticolonial -y no lo digo desde ningún lugar de autoridad, sino desde mi torpeza quizás, el activismo y algunas discusiones con otrxs amigxs activistas – es posible partir del robo colonial que hizo y que constantemente Europa sigue haciendo para sostenerse. En la exposición “Devuélvannos el oro” participó una amiga artista, trans, afrodescendiente, Jota Mombaça, quien realizó una performance en el Museo de América en Madrid, depósito de los robos y apropiación del Reino de España a nuestros territorios, y escribía con su sangre una camisa amarilla la siguiente frase: “España no existe sin Robo Colonial”. Es un gesto para evidenciar que nuestra herida sigue sangrando ante los objetos, piezas y dioses robados. Y en el marco de esa exposición reflexionaba sobre la “fantasía de asaltar el museo”. Asaltar los museos europeos y recuperar lo robado. La devolución y la reparación son responsabilidad de los Estados europeos.

Foto: Colectivo Ayllu

Hay mucha investigaciones sobre la violencia que albergan los museos…

Sí, mira, revisando a gente de la diáspora que quizás  también vive con esta furia ante el robo colonial, maquillado como apropiación, leí un texto, “Reclaiming Nefertiti”, de la pensadora afroalemana Fatima El-Tayeb, que me gusta mucho.  Relata el reclamo que había hecho Egipto desde 1925 al Gobierno alemán para recuperar la valiosa escultura. El Gobierno alemán intenta justificar su extracción al decir que la  Nefertiti pertenece al mundo. Cuando Alemania rechazó la solicitud de Egipto por última vez en 2011, el subsecretario de Cultura declaró: “El arte es parte de la herencia humana universal y, dondequiera que esté, debería estar al alcance de tanta gente como sea posible”.

Este es un argumento recurrente de las instituciones, como si el poder concentrado en unas salas de museos europeas fuera de acceso libre y democrático. Con ese fin, es bueno tener miles de cuerpos clasificados, objetos sagrados, y toda nuestra historia negada para nosotras pero disponible como su patrimonio. Consideran los museos como ese espacio de acceso a las culturas del mundo al que cualquiera puede acceder…

Cuando realizamos la exposición “Devuélvannos el Oro” muchos de los diálogos con instituciones patrimoniales, museísticas partían de esta resistencia al reconocer la responsabilidad histórica de España con el colonialismo, el robo y la esclavitud. Y actualmente, solo por mencionar una institución, la colección del Museo de América está formada por más de 25.000 objetos de nuestros territorios. De hecho la negación colonial pasa por considerar que los territorios colonizados fuimos, somos, originariamente colonias, nacimos como territorios virreinales y, por lo tanto, todo, absolutamente todo lo que está en esos territorio le pertenece a España. Que el Museo de América, con su colección extraída, robada, apropiada de nuestros territorios siga generando plusvalía de nuestra historia, de nuestra memoria, además de doloroso, forma parte de la estrategia de la supremacía blanca española de producir sistemáticamente la amnesia colonial como parte del ejercicio de poder.

“Que el Museo de América, con su colección extraída/robada/apropiada de nuestros territorios siga generando plusvalía, forma parte de la estrategia de la supremacía blanca española de producir amnesia colonial”

“Robo colonial”, “Devuélvanos el oro” o “Paguen y reparen” son frases que generan mucha resistencia…

Generalmente las personas blancas nos llaman ofendidas cuando evidenciamos y marcamos el robo, uso y abuso de elementos culturales ajenos a su cultura blanca-europea. También esa discusión es un espacio disputa porque es el everyday donde se activa el dolor de la herida colonial. Una lectura simplista que dan los blanco-europeos cuando decimos “paguen y reparen”, es que entienden esa reparación sólo en clave monetaria y no consideran desde su “racionalidad” los sentidos espirituales, ancestrales y simbólicos que tienen los objetos extraídos -robados -apropiados y que están encerrados en sus instituciones del saqueo colonial. Y estos múltiples sentidos de los objetos apropiados -usados por la supremacía blanca van desde las colecciones que capitalizan los museos españoles, una linda dashiki que lleve un blanco que trajo en unos de sus viajes a África o una hamburguesa de quinua vendida en un bar gentrificador, bandera del green-veggie-capitalism [capitalismo-verde-vegano].

¿Pero por qué aquí en el Estado español cuando hablamos de apropiación cultural es tan difícil que se entienda o empatice con las heridas, o los dolores, que provocan los regímenes (neo) coloniales?

Siento que se activa la fragilidad blanca y un derrame de white tears [lágrimas blancas]. La negación constante del lugar histórico que tiene un cuerpo blanco heredero del robo colonial y beneficiario de éste. Esta negación anula la discusión. Evidentemente soy, somos, señaladas de violentas, sensibles, ofendidas, al marcar la posición de poder de los cuerpos que practican la apropiación cultural. Y esto va en distintas escalas: la negación de los blancos progres de izquierdas que fetichizan-exotizan ritmos caribeños, de Abya Yala y montan su bandita de electrocumbia, trap, para capitalizarlo sin darse cuenta de que eso es uso de su poderío blanco históricamente extractivista y que la exotización también es racismo. Por otra parte, está la negación institucionalizada, hecha política pública.

Negación personal e institucional, pero también esta afirmación: “Soy blanca, qué querés que haga”…

Por eso decía antes que se nos demanda pedagogía y que les digamos qué hacer en vez de tener un compromiso político con la reparación efectiva. A veces nos ven como cuatro locas rabiosas e histéricas denunciando racismo y apropiación colonial. Y sí, tenemos una furia histórica.

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Este artículo apareció originalmente en Pikara Magazine, aquí.

ARK_EDITORIAL // PRESENTA: «CORRE Y SE VA… LOTERÍA HUAMUXTECA»

Lotería

«CORRE Y SE VA… LOTERÍA HUAMUXTECA» De JUAN REYNOL BIBIANO TONCHEZ, JORGE CERVANTES MARTÍNEZ y ANTONIO HERMOSILLO WORLEY

Un estudio etno[gráfico] que sus autores realizaron en la localidad de Huamuxtitlán en la región de la montaña de Guerrero en México. En este lugar, hasta hace no mucho, se jugaba desde principios del siglo XX una variante muy particular de la tradicional “Lotería mexicana”. Las implicaciones culturales y sociales de este juego son abordadas por los autores en este documento que privilegia el registro gráfico de un patrimonio que desapareció, tristemente, poco antes de terminar la impresión de este libro, el cuál se ha llevado un largo camino de preparación pero quedamos muy satisfechos con el resultado. En acompañamiento de la valiosa labor de investigación contenida en sus páginas, conseguimos obtener un producto editorial muy bien cuidado, con una profusión de fotografías a color, en un formato horizontal excelente para la portabilidadencuadernado Hot Melt y cubiertas en papel opalina de alto gramaje. Incluimos, además, enlaces multimedia que enriquecerán la experiencia de lectura.

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Si desean obtener un ejemplar pueden comunicarse por mensaje directo o escribir a arkeopatias@gmail.com con el asunto: QUIERO MI LIBRO. Tenemos un tiraje de colección, así que no dejen pasar mucho tiempo.// IMPORTANTE: Con su compra nos ayudan a solventar los gastos que conlleva la donación y entrega de ejemplares en las bibliotecas y comunidades de la montaña guerrerense.// Será un placer para nosotros que sean los primeros en tener consigo uno de nuestros libros.

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#yoleoark_editorial
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ARK_EDITORIAL // ¡YA SALIÓ DE LA CAJA! //

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Finalmente estamos listos para contarles la primera gran sorpresa que les teníamos guardada para este año, pues resulta que nos ha llegado de la imprenta el primer lote de libros que desarrollamos como firma editorial. Con el título que a continuación les presentamos se abre una nueva etapa de nuestro proyecto, pionero en su tipo desde hace varios años y que a partir de esta fecha se caracterizará además por la investigación y edición de materiales originales en papel dedicados a los temas derivados de las reflexiones e inquietudes que durante años hemos venido trabajando, constituyéndonos así como un sello editorial independiente: ARK_EDITORIAL, especializado en el Patrimonio Cultural en México y el mundo. Comenzamos este andar con el libro:

«CORRE Y SE VA… LOTERÍA HUAMUXTECA» De JUAN REYNOL BIBIANO TONCHEZ, JORGE CERVANTES MARTÍNEZ y ANTONIO HERMOSILLO WORLEY;

Un estudio etno[gráfico] que sus autores realizaron en la localidad de Huamuxtitlán en la región de la montaña de Guerrero en México. En este lugar, hasta hace no mucho, se jugaba desde principios del siglo XX una variante muy particular de la tradicional «Lotería mexicana». Las implicaciones culturales y sociales de este juego son abordadas por los autores en este documento que privilegia el registro gráfico de un patrimonio que desapareció, tristemente, poco antes de terminar la impresión de este libro, el cuál se ha llevado un largo camino de preparación pero quedamos muy satisfechos con el resultado. En acompañamiento de la valiosa labor de investigación contenida en sus páginas, conseguimos obtener un producto editorial muy bien cuidado, con una profusión de fotografías a color, en un formato horizontal excelente para la portabilidad, encuadernado Hot Melt y cubiertas en papel opalina de alto gramaje. Incluimos, además, enlaces multimedia que enriquecerán la experiencia de lectura.

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Si desean obtener un ejemplar pueden comunicarse por mensaje directo o escribir a arkeopatias@gmail.com con el asunto: QUIERO MI LIBRO. Tenemos un tiraje de colección, así que no dejen pasar mucho tiempo.// IMPORTANTE: Con su compra nos ayudan a solventar los gastos que conlleva la donación y entrega de ejemplares en las bibliotecas y comunidades de la montaña guerrerense.// Será un placer para nosotros que sean los primeros en tener consigo uno de nuestros libros.

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DE LA CASA #140: EL OFICIO AGUAMIELERO EN LA CAPITAL DE ZACATECAS: DECADENCIA EN EL SIGLO XXI / KB.

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Por Kaban Basurto

Resumen: La producción de aguamiel se ve muy favorecida para esta región que aunque semiárida, carece de una gran diversidad de flora, pero no de la presencia del maguey. El aguamiel es una bebida que existe en México desde tiempos inmemoriales. En Zacatecas el aguamiel está ligado, a distintos tipos de vida como la de las culturas mesoamericanas, las cazadoras recolectoras nativas de la región y a las sociedades coloniales. El oficio del aguamiel nace de una necesidad social de adquirir este producto para su consumo hasta transformarse en una tradición, que como podemos ver, aún persiste en la sociedad zacatecana. Dicha actividad ha estado en declive en los últimos años hasta llegar al punto de existir solo dos personas dedicadas a esto en la capital y sus zonas aledañas.

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El maguey y el aguamiel

En México existen aproximadamente 200 especies de maguey, (Fournier, 2007) las cuales las podemos encontrar en casi todos los estados de la república. Estos han tenido distintos usos en las distintas culturas mesoamericanas y cazadoras-recolectoras del norte de México desde 7000 a.C. a 1500 d.C. (ibídem). Sus usos van desde la elaboración de textiles, alimentos, bebidas y hasta se utiliza en la construcción. Entre los pueblos que explotaban el maguey en el siglo XVI, se encuentran culturas de los grupos náhuatl, tarascos, matlatzinca y chontal; en el norte de México, encontramos los grupos otomís, chichimeco y  cazcana, los cuales producían pulque, vinagre, cáñamo, comida, indumentaria, medicina y aguamiel. (Ibídem)

En este trabajo, nuestro objeto de estudio es el aguamiel o por su nombre en náhuatl “Neutli” (consultado en: página electrónica de CONABIO el 2 de junio del 2012) por lo que nos enfocaremos solo en este producto, aunque no siempre podemos separar la estrecha relación que existe de esta bebida con el pulque (octli), que es el resultado de la fermentación de la misma por el agente Diplococo viscoso y algunas levaduras. (Fournier, 2007) También el aguamiel contiene una considerable cantidad de carbohidratos. (Vargas, 2009)

Existen algunos mitos e historias sobre el descubrimiento del aguamiel, los cuales  en su mayoría se relacionan con   Mayahuey la deidad del pulque, considerada como la primera en extraer este néctar del maguey. (Breña, Luis,  Domínguez, González, Esquivel, Lucio, 2010)  También se tenía la idea, de que el descubrimiento del pulque y por lo tanto del aguamiel, fue en la época  Preclásica  dentro de la cultura tolteca. Alfredo chavero nos cuenta que según los campesinos,  el descubrimiento del aguamiel, se dio cuando un roedor entró dentro del corazón del maguey y lo empezó a raspar, esta acción trajo como consecuente el brote del aguamiel, después de observar lo que pasó, los indígenas empezaron a imitar esto. (Chavero citado en Breña, Luis,  Domínguez, González, Esquivel, Lucio, 2010)

El nombre con el que se le denomina a la persona  que se encarga de la recolección del aguamiel es: “tlachiquero”  proveniente del náhuatl, el cual tiene como traducción “Rasguño”. (Breña, Luis, Domínguez, González, Esquivel, Lucio, 2010) No utilizaremos la el nombre de tlachiquero, ya que éste concepto no existe en este lugar. La denominación en Zacatecas para el oficiante es “aguamielero” Y a diferencia de otros lugares ellos no solo extraen en aguamiel sino que también la comercializa directamente.

Durante la época colonial, es muy probable que junto con el mestizaje el consumo del aguamiel se generalizara hasta fundirse en la cotidianidad de la sociedad de aquel tiempo. Dicha costumbre aún podemos observar en pocos lugares de México. Uno de estos sitios, sino es que el último, es el Estado de Zacatecas, siendo más específicos, en el centro histórico de la ciudad, donde todas las mañanas en algunas esquinas vemos a un hombre con su característico burro vendiendo este refrescante néctar.

Existen en registro fotográfico algunas imágenes del “burro del aguamiel” cargando los recipientes llenos la bebida para aproximadamente los inicios y mediados del siglo XX en Zacatecas. (Foto 1) Para ese tiempo solo podemos imaginarnos como para tomar un poco de este producto, se tenía que seguir el grito del vendedor, confundido entre tantos pregoneros callejeros que ofrecían todo tipo de productos. (Burciaga: 2010)

Captura de Pantalla 2019-06-17 a la(s) 0.57.42Foto 1. Zacatecas tomada de Revista Artes de México AÑO XXII No. 194/195

En el 2007 se realizó un cortometraje-documental llamado “Burrito de agua-miel” dirigido por Edín Alaín, el cual nos da a conocer la rutina laboral de Juan Ortiz, un aguamielero proveniente de Hacienda Nueva, una comunidad de Morelos, quien vende su producto en el centro de Zacatecas, quien nos cuenta como es su oficio.

A partir de estos antecedentes el presente ensayo explica los factores que llevaron al declive del oficio y como esto influye en el ámbito sociocultural. De esta manera se pueden encontrar estrategias para su conservación, protección o difusión según convenga a los actores sociales involucrados. La pregunta de investigación parte de rastrear los orígenes histórico-contemporáneos de los aguamieleros que se dedican a la producción y comercio tradicional del aguamiel en la ciudad de Zacatecas ¿Qué factores afectan la preservación del oficio aguamielero y quiénes se relacionan con la producción y la comercialización del aguamiel en Zacatecas?

El oficio tradicional actual en Zacatecas

El comercio del aguamiel realizado en las calles del centro histórico y el característico “burrito” en el que se transporta y comercializa esta bebida son pieza fundamental de esta práctica en la cultura zacatecana.

Para llevar a cabo esta investigación etnográfica se delimitó nuestra área de estudio al centro histórico de la capital zacatecana, en la cual se localizaron los lugares en donde se comercializa el aguamiel, dentro de estos hay cuatro diferentes aguamieleros los cuales se ubican en los puntos geográficos que se describen a continuación.

Se le puede encontrar a un aguamielero de 72 años en la esquina de Tacuba frente a la fuente de los faroles, quien se  dedica a este oficio desde que tenía cinco años de edad. Luis Mireles Salazar otro aguamielero, está sobre la avenida Hidalgo enfrente del callejón de la bordadora. Él a sus 50 años de edad comenzó en actividad hace dos años y Pedro Salcedo e Isidro Carrillo quienes se pueden ver en contra esquina de la plaza Zamora sobre la calle Aldama. Ellos se alternan el  sitio de trabajo durante la semana aunque no son familiares. También se le puede ver a Isidro en la plazuela de Vivac en las ocasiones que Pedro se encuentra en su lugar habitual.

Los procesos de venta y compra del aguamiel

Al vendedor lo acompaña un burro. El aguamiel se vende en vasos de plástico desechable y  tiene un precio de diez pesos cada uno.

Se puede decir que la mayoría de los compradores han consumido del mismo vendedor varias veces, la relación que tienen estas dos personas es estrecha y fraterna, pues son gente que mantiene relaciones de amistad desde hace mucho tiempo. El comprador consume la mercancía en el mismo lugar, mientras puede verse que se establecen alrededor del burrito conversaciones agradables.

El comprador consume la mercancía en el mismo lugar, mientras puede verse que se establecen alrededor del burrito conversaciones agradables. Otro tipo de clientes frecuentes son los que compran por litros, estos llevan consigo aguamiel para consumirlo posteriormente. También existe el cliente irregular o poco frecuente, el cual al momento de ver al “burrito aguamielero” transitar por las calles, es invadido por un sentimiento de nostalgia que le hace recordar los años provinciales, por lo tanto se detiene a compra un poco y mientras bebe cuentan sus anécdotas relacionadas con este delicioso néctar (Foto 2). Por ultimo tenemos al turista, que es un consumidor eventual que asiste a los sitios donde el “burrito” se encuentra estacionado en alguna esquina del centro histórico.

Por lo general los consumidores locales son individuos adultos o en senectud, mientras los turistas son de todas las edades.

Los “aguamieleros” llegan después de transcurrir una hora y media o dos de camino desde la comunidad de Hacienda Nueva.  Están en su lugar de venta entre las 8:00 y 8:40 am y termina su día laboral aproximadamente a las 11:30 am, pero sus jornadas no son siempre continuas ya que se les puede ver algunos días y otros no.

Testimonios de aguamieleros, consumidores y transeúntes

Las entrevistas realizadas a los consumidores, transeúntes y al aguamielero fueron estructuradas y semi-estructuradas mediante la conversación informal y al igual que los compradores habituales, aproveché estos momentos mientras bebía un vaso de aguamiel.

Captura de Pantalla 2019-06-17 a la(s) 0.58.32Foto 2. Tomada el 21 de junio del 2011

Los aguamieleros

Los cuatro son originarios de la comunidad de Hacienda Nueva, una comunidad aledaña a la capital. Ninguno de ellos se dedica o ha dedicado de tiempo completo al comercio del aguamiel, uno de ellos fue brasero y trabajador de la mina, mientras los otros tres trabajan de obreros en la construcción y como mineros. La cantidad de aguamieleros ha sido fluctuante a través del tiempo, al parecer – nos cuenta uno de ellos- cuarenta años atrás él conocía treinta aguamieleros, pero que ahora solo a cuatro, pero por otra parte otro se trasladó a un año atrás.

“Antes hace como un año nada más estábamos dos o tres hoy ya hay más. Unos se van a Fresnillo y otros a Calera” (Pedro Salcedo, 20 de Julio del 2011)

La producción

El proceso comienza en su propia parcela familiar en donde tienen de 10 a 30 magueyes,

“Tenía unos 12 pero me los roban para hacer birria y otros se los comen las vacas y tardan como 20 años en madurar” (Aguamielero de Tacuba, 22 de julio de 2011, Centro histórico de Zacatecas).

Los Magueyes se preparan para que se les pueda extraer el aguamiel del corazón. Pero para esto se tiene que pasar por varios pasos: el dejar madurar el maguey unos 15 años, descapotar, raspar diariamente (para algunos en la madrugada), esperar y recolectar.

Solo el aguamielero trabaja en este oficio porque regularmente a los hijos les avergüenza practicarlo o bien porque éstos muestran un desinterés. La producción diaria oscila entre dos y cinco litros por maguey según nos cuentas los cuatro aguamieleros.

El Burrito y los contenedores de cerámica

El burro, siempre utilizado como medio de transporte y como generador de fuerza bruta, una especie siempre al servicio del hombre, y que en este caso no es la excepción. El burro es quien transporta la preciada mercancía y a su compañero el aguamielero en todo el transcurso laboral. Terminada la jornada diaria es hora de alimentarlo, su dieta se basa en una ración de heno que al final de la semana se convierte en una paca entera, lo que equivale a cincuenta pesos de las ganancias por su trabajo. Sobre su lomo carga una estructura con cuatro compartimientos de madera y palos, que sirven para sostener cuatro jarrones de cerámica que contienen el aguamiel. Para conservarse fresca e impedir que se derrame el líquido, a los contenedores se les coloca un tapón hecho de pencas enroscadas de maguey. La mayoría de los comerciantes no sabe de donde son originalmente estas vasijas, solo pasaron de generación o se las vendieron, pero como comentó el de mayor experiencia, éste las consiguió en Tlaquepaque, Jalisco.

El oficio del aguamielero depende en gran medida del burro, el transportar y cargar no es lo más importante de su trabajo, algo que sostiene el consumo de muchos compradores es su presencia, su imagen y su peculiaridad, aparte de ya ser parte de una tradición.

“Pues sí me ven en camioneta o así nada más con unos botes, pues nadie me va a comprar” (Pedro Salcedo, 19 de julio de 2011, Centro histórico de Zacatecas)

La venta y el consumo

Tres de los aguamieleros llegan al centro histórico montados en el burro desde la comunidad de Hacienda Nueva después de una hora y media o dos transcurridas, y  haber pasado por caminos de terracería y brechas entre los cerros, cargando entre 18 y 20 litros de aguamiel cada uno. Un caso muy especial y sobresaliente es del aguamielero Isidro quien no lo adquirió por tradición familiar, pues él siendo de la misma comunidad que los demás no emplea al asno para llegar a su destino, él utiliza un automóvil llevando consigo el aguamiel en recipientes plásticos, para posteriormente ya estando en la ciudad, verter la bebida en los jarrones y colocarlos a cuestas del burro que está en una casa propia en las periferias del Centro histórico y de ahí se dirige a su punto de venta. También es el único que trabaja los domingos vendiendo en el tianguis de un municipio a un costado de la capital, pero esta vez sin burro.

Todos expenden el aguamiel en el mismo sitio, pero no periódicamente. Ellos creen que aun la gente consume aguamiel por sus cualidades nutricionales, cosa que saben, porque ellos y sus familias también lo toman.

Pérdida del oficio

Se consume menos aguamiel pero no han disminuido las ventas, al parecer hay temporadas donde tienen más ganancias. Estas temporadas coinciden con las vacaciones y la llegada de los turistas

Algunas personas sustituyeron por completo el consumo de este producto por la leche. Cuando empezó la industria lechera a tener un gran auge a partir de su embasamiento en cartón, afectó en gran medida la demanda de aguamiel, pues según el testimonio de un antiguo consumidor local, con lo que cuesta un litro de aguamiel actualmente pueden comprarse seis litros de leche. A su vez al disminuir la demanda los aguamieleros fueron buscando otras alternativas de trabajo, con ello el número de vendedores de esta bebida disminuyó hasta encontrarse al borde de la extinción.

El oficio ha vuelto a mantenerse un poco estable gracias al turismo, pero solo es cuestión de tiempo, ya que por ser un trabajo tan duro que requiere de tiempo, esfuerzo y paciencia, por falta de interés en los descendientes de los aguamieleros y por los procesos globales está muy próximo a desaparecer.

Algunos puntos sobresalientes de las entrevistas a consumidores y transeúntes:

a) Los individuos jóvenes no conocen el aguamiel y no lo han probado.

b) Los adultos consumen este producto para la salud y el tratamiento de enfermedades como la diabetes y padecimientos renales.

Se debe hacer mención que en Zacatecas el consumo de pulque no es tan común, no existe ninguna pulquería, siendo el aguamiel la materia prima de este.

c) Algunos consumidores entrevistados comentaron que prefieren el aguamiel por tener un sabor dulce. Al parecer relacionan al pulque principalmente con la embriagues, pero para éste caso les agrada más la cerveza.  Por su parte los aguamieleros no saben hacerlo y saben que no lo venderían porque ni siquiera ellos lo consumirían.

d) Una de las causas por que algunas personas dejaron de consumir fue por el aumento de su valor monetario.

Algunas consideraciones finales

Efectivamente el característico “burrito” da el toque llamativo y tradicional a este oficio, es una pieza fundamental de atracción turística que ha convertido a esta actividad en parte de la cultura zacatecana y la ha rescatado un poco de la extinción.

Después del análisis realizado, se determinaron los factores que intervienen en el declive del oficio aguamielero en Zacatecas:

Al haber menos magueyes, como consecuencia hay menos producción. Teniendo en cuenta que el tiempo aproximado  para la maduración en donde se puede extraer el néctar del maguey es de aproximadamente 15 años y que una vez quebrado y retirado todo el aguamiel de la planta esta morirá.

Al no plantarse más magueyes este oficio no es sustentable

La falta de interés o el desconocimiento de esta bebida por parte del sector joven de la sociedad también tienen gran peso.

La falta de interés por continuar en el oficio aguamielero por parte de los descendientes o de las nuevas generaciones.

La introducción de la leche y otros productos envasados han desplazado al consumo del aguamiel, los cuales son más baratos.

Existe una falta de interés por parte de las autoridades.

Los tiempos actuales exigen nuevas estrategias para el comercio de este tipo de bebidas tradicionales  Como en el caso del aguamielero Isidro quien busco nuevas alternativas para el ahorro de tiempo dejando al burro y su equipo cerca de la ciudad, mientras el hace el mismo recorrido que el de sus colegas, pero él en camioneta y transportando el aguamiel en botes plásticos. Aun así esto no salva a la tradición, ya que la forma de transportar el aguamiel le influye en el sabor, al contenerlo en plástico y no en cerámica, también los tiempos en los que raspa el maguey son distintos que los tradicionales por lo que el producto que él vende es de mala calidad.

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