Por Amictlán
La difusión del conocimiento es tan importante como la misma metodología. Sin ella, lo arduamente trabajado por el investigador quedaría inconcluso y tentativamente fuera de su propósito social. De hecho, buena parte de nuestra labor se realiza a modo de reportes, controles de lectura, tesis, informes, notas de campo y otros por el estilo.
Para tal efecto, ocupamos procesadores de texto como MS Office, OpenOffice, Abiword, entre otros. En este punto, LaTeX-2e (los puristas lo pronuncian /leitej/tu/i/) puede representar una excelente alternativa en el proceso de edición tipográfica. A bajo costo y con reglas tipográficas precisas, se consiguen textos con formato y arreglo profesional.
LaTeX es un procesador tipográfico para publicaciones de estilo científico. Su uso es más amplio en áreas biológicas, matemáticas y físicas, algunas editoriales (universitarias y comerciales) lo usan frecuentemente.
Para el procesamiento de un texto se necesitan cuatro elementos principales: el código de composición tipográfica (llamado TeX, código gratuito y sobre el cual opera la interfaz gráfica), la interfaz gráfica, que puede tener diferentes nombres dependiendo del «fabricante» (no siempre es gratuito, ni de código abierto), el código de instrucciones dado por el usuario y el lector de PDF que muestra el texto final.
LaTeX fue diseñado para funcionar como un tipógrafo electrónico. El propósito es que el autor sólo se encargue de desarrollar su escrito y señale su estructura en un texto plano. De ese modo, se intercalan códigos que indican títulos, capítulos, párrafos, apéndices, tablas, citas o pies de página de la obra.
El sistema es especialmente útil en documentos extensos. Si queremos agregar capítulos, secciones o imágenes a nuestro informe, sólo habrá que integrar el contenido y especificar su estructura. Si los códigos son correctos, el programa se encargará de reorganizar el documento y los índices sin secciones erráticas. Las sesiones donde se reescribía el índice revisando cada página, pueden ser aprovechadas de otro modo.
Para gestionar nuestra bibliografía regularmente se usa un «sub-paquete» llamado BibTeX. Primero se ingresan los
datos de la publicación en una base de datos sencilla y cuando se indique con el código correspondiente en el texto, este gestor agrega la referencia breve y la ficha bibliográfica al final del documento. Una de las ventajas es que los datos de la publicación sólo se ingresan una vez, facilitando escribir textos diferentes que pudieran emplear la misma bibliografía.
En cuanto a costos, LaTeX mejora los procesadores de texto más caros. Como se mencionó al principio, el código base se distribuye de forma gratuita, mientras que la interfaz a veces es de pago (como WinEdt) o gratuito (TexMaker, LyX o Kile), incluso si no queremos instalar la paquetería, hay en Internet páginas que ofrecen la interfaz completa (Verbosus, Scribtex, o Latexlab). De este modo, contamos con una poderosa herramienta y el recurso económico de nuestro proyecto puede ser canalizado en otro rubro.
Quizá los puntos menos agradables son los «latosos» códigos y que algunos dependen de ciertos paquetes instalados. De igual forma, muchos estamos acostumbrados al despliegue visual de otros programas por lo que LaTeX nos parecerá árido y confuso. En ese caso, hay soluciones como el programa LyX que busca equilibrar las herramientas de código con la modalidad de los procesadores de texto «normales». Por lo anterior, la curva de aprendizaje llega a ser más acentuada. Una forma de agilizar el trabajo es escribir el borrador en OpenOffice (para corregir errores mecanográficos) y después pasarlo a LaTeX.
Si como usuarios nos sentimos cómodos con nuestros programas, es probable que Latex represente una opción poco llamativa. A pesar de las plantillas, los botones bonitos o el color de la pantalla, personalmente no estaba conforme con el hecho de que la impresión en papel salía diferente al de la pantalla. Tampoco me entusiasmaba dedicarle horas a la edición de un escrito y cuando lo abría en otra computadora no aparecían las mismas «fuentes» o la tabulación y el margen no coincidía. Aunque Latex no es perfecto, el resultado vale la pena.
Finalmente quiero agregar que no he ocupado ningún tecnicismo buscando dar rapidez a esta brevísima introducción. Mi propósito ha sido el compartir parte de lo observado en un sistema alternativo. Por supuesto, los enfoques desarrollados en las publicaciones siguen siendo criterio de cada autor.
A continuación les dejo unos enlaces si quisieran abundar en el tema. Les recomiendo «Latex para Humanidades» que es una amena narración sobre el programa y un PDF [arqylatex] con el contenido de este post trabajado con MikTex y WinEdt 5.3. Hasta pronto.
LaTeX para humanidades
La introducción no-tan-corta a Latex.