La toma en el Museo de Antropología obedece a una pelea interna de sindicalizados: INAH

Ana Mónica Rodríguez

La toma de la taquilla y el vestíbulo del Museo Nacional de Antropología es resultado de una pelea interna generada por un pequeño grupo de sindicalizados que no representa a la mayoría de los trabajadores, aseveró Alfonso de Maria y Campos, director general del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH).

El funcionario dijo: yo ya me voy –refiriéndose al término de su gestión–, pero se debe subrayar que las protestas de los académicos e investigadores son cuestión de un individuo y de un pequeño grupo de personas que no están sólo contra mí, sino contra el trabajo de su propia gente.

De Maria y Campos manifestó que las protestas en el recinto de Reforma y Gandhi, Bosque de Chapultepec, que suman ya 24 días, es una cosa muy rara que nunca había sucedido en el instituto, la cual está ligada a los momentos que estamos viviendo y donde la gente critica el trabajo de sus propios investigadores (sic).

Asimismo, afirmó que el INAH ha propuesto un diálogo con los inconformes e incluso ya dimos respuesta, junto con la Secretaría de Educación Pública, a todos los puntos de su pliego petitorio.

De hecho, añadió, todos esos temas de las peticiones han sido discutidos en diversos foros y están respondidos a satisfacción.

De Maria y Campos dijo que se puede recurrir a medios legales para retirar la toma de taquilla, se debe ponderar ese asunto.

Pérdidas de taquilla, sin cuantificar

Respecto de las pérdidas debido al ingreso gratuito de más de 90 mil personas al museo, el funcionario informó que el instituto aún no hace estimaciones, porque además muchos de los visitantes tienen opciones de descuentos y algunos otros tienen libre acceso.

Investigadores sindicalizados revelaron que según un acta de hechos, firmada por Tonatiuh Aguileta, subdirector de seguridad del museo, “dos individuos fueron quienes entraron la noche del lunes 13 de agosto al inmueble y sin ninguna oposición de los vigilantes sustrajeron diversos objetos de uno de los auditorios.

“A las nueve de la noche de ese día, dos individuos tocaron las puertas del recinto y pidieron entrar para ‘sacar unas cosas’, entre las que figuran materiales” de la protesta de los inconformes, como fotografías y pancartas.

Esas personas, prosiguieron los investigadores, “se identificaron con una credencial del IFE y otra como trabajador del INAH, sin que los miembros de seguridad –quienes les abrieron las puertas– se cercioraran de que fueran auténticas y sólo anotaron los nombres en una libreta.

Después, los mismos policías abrieron las puertas de uno de los auditorios y permitieron que sacaran materiales que estaban ahí en resguardo.

Mencionaron que el mismo Aguileta tiene los videos, donde se observa a los individuos sacando diversas objetos en un día en que el museo permanece cerrado al público.

Este hecho, recordaron los investigadores, remite a la situación vivida hace algunos años cuando hubo un importante robo de objetos arqueológicos por varios individuos que ingresaron por los ductos de aire acondicionado, mientras los policías encargados del resguardo del acervo festejaban y brindaban en la víspera de Navidad.

“Lo que sucedió el pasado lunes –indicaron– es demasiado lamentable, porque deja en claro las fallas del cuerpo de seguridad del museo y exhibe otro de los errores del director del INAH.”

Ayer, Olga Orive, presidenta del Comité Nacional Mexicano del Consejo Internacional de Monumentos y Sitios (Icomos), adscrito a la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura acudió al museo en apoyo a los investigadores que se encuentran en protesta permanente en el vestíbulo del recinto.

Orive ofreció una charla sobre el origen de Icomos México y de la legislación vigente sobre los bienes históricos y arqueológicos, así como de la necesidad de conservación del patrimonio nacional.

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Fuente: Periódico La Jornada, Viernes 17 de agosto de 2012, p. 5 http://www.jornada.unam.mx/2012/08/17/cultura/a05n2cul

Recuperan piezas arqueológicas de más de 2,000 años robadas en México

La Procuraduría General de la República (PGR, Fiscalía) ha explicado en un comunicado que las piezas estaban en poder de una persona que intentaba venderlas en las inmediaciones del Boulevard Tepic-Xalisco.

Tras una denuncia ciudadana, el sujeto fue detenido por el delito de violación de la Ley Federal de Monumentos y Zonas Arqueológicas, Artísticas e Históricas, ha explicitado.

Las piezas recuperadas son de origen prehispánico y representativas de la tradición cultural de las Tumbas de Tiro (200 a.C. – 400/450 d.C.).

En el grupo hay cuatro esculturas antropomorfas femeninas, huecas, en posición sedente y estilo chinesco, una vasija-efigie zoomorfa y tres cuencos bicromo de pared recta divergente.

Además, un cuenco policromo, otro bicromo de pared ligeramente curva y borde redondeado, una figura antromorfa hueca, femenina y en posición de pie y una vasija zoomorfa monocroma hueca.

Las piezas serán entregadas al Instituto Nacional de Antropología e Historia en Nayarit (INAH) “para su debido resguardo, administración y protección del patrimonio arqueológico de la Nación”, según la PGR.

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Fuente: Portal «Qué!» http://www.que.es/cultura/201208082103-recuperan-piezas-arqueologicas-2000-anos-efe.html

Destrucción y robo del patrimonio arqueológico nacional

Por Elva Mendoza

Durante los sexenios panistas, la PGR abrió 481 averiguaciones previas por robo, daño o destrucción del patrimonio arqueológico e histórico de la nación. La cifra resulta modesta ante el alud de denuncias sobre afectaciones a alrededor de 300 inmuebles y, al menos, 3 mil 14 piezas arqueológicas e históricas. En información entregada a Contralínea a través de la Ley de Transparencia se documentan robo; tráfico y traslado ilegal de piezas; saqueo; demolición de construcciones originales; daño a petrograbados; afectaciones por maquinaria pesada; destrucción por proyectos carreteros, habitacionales y petroleros; extracciones; pintas con aerosol o trabajos de restauración erróneos. “La cifra no es nada en comparación con lo que realmente pasa”, aseguran expertos. Además, la Auditoría Superior reprobó al INAH por el manejo de 1 mil 600 millones de pesos para resguardar y conservar el patrimonio nacional

 

En 11 años de gestiones panistas, al menos 300 inmuebles y 3 mil 14 piezas arqueológicas e históricas fueron afectadas parcial o totalmente, revela información oficial. Se trata de los 722 casos por robo, daño o destrucción del patrimonio arqueológico e histórico de la nación alertados al Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) por civiles y autoridades.

A pesar de las cifras, el Intituto sólo ha conseguido que la Procuraduría General de la República (PGR) abriera 481 averiguaciones previas por violaciones a la Ley Federal sobre Monumentos y Zonas Arqueológicos, Artísticos e Históricos, en ese mismo lapso. Las denuncias penales comprometen 4 mil 235 piezas muebles y 106 inmuebles dañados. Aunque la PGR investiga más casos respecto de las piezas muebles que fueron reportadas al INAH, en el caso de los bienes inmuebles se indagan 194 casos menos.

De acuerdo con información obtenida por Contralínea –a través de la Ley Federal de Transparencia y Acceso a la Información Pública Gubernamental–, los ilícitos incluyen robo; tráfico de piezas; saqueo; traslado ilegal de piezas; demolición de construcciones originales; daño a petrograbados; afectaciones por maquinaria pesada; destrucción por proyectos carreteros, habitacionales y petroleros; extracciones; pintas con aerosol, o trabajos de restauración erróneos. Además, algunas construcciones han sido afectadas por incendio o inundación.

Los responsables

Las 205 fojas entregadas a Contralínea revelan que incluso la paraestatal Petróleos Mexicanos (Pemex) ha contribuido a la destrucción de vestigios. Una denuncia registrada en 2009 acredita que el proyecto Aceite Terciario del Golfo abrió una brecha que conduce a una plataforma de Pemex. Ésta pasa supuestamente a sólo 80 metros del sitio arqueológico Vista Hermosa en el municipio de Papantla, Veracruz, cuando el margen mínimo permitido es de 150 metros.

Otra de las denuncias, registrada en ese mismo año, da cuenta de que la paraestatal “proyectaba” construir una plataforma sobre un sitio arqueológico de 13 estructuras en el municipio de Chicontepec, Veracruz.

El INAH también recibió otra denuncia por la supuesta afectación parcial del sitio arqueológico El Garro, en el municipio de Isla, Veracruz: la compañía de transporte y construcción Trasecol, SA de CV, habría utilizado el área como banco de material.

De 2000 a 2011, la delegación veracruzana recibió por lo menos dos denuncias más por el uso de montículos arqueológicos como banco de material. También en 2009, el Centro INAH Veracruz fue notificado de que se llevaban a cabo obras de construcción de maquiladoras que habrían provocado una probable alteración y saqueo de piezas en el sitio arqueológico ubicado en la cabecera municipal de Amatlán de los Reyes.

Según la información –de la que Contralínea posee copia– no sólo la negligencia de las autoridades y empresarios ha causado daño y destrucción, pues, a la par, los ciudadanos no contribuyen a la salvaguarda de los bienes nacionales.

Tal fue el caso de un monumento histórico atacado por los propios residentes: a pesar de que el Instituto Nacional de Antropología e Historia ordenó la suspensión de la obra, en 2005 particulares demolieron el muro testero. El inmueble se ubicaba en el centro de Tulancingo, Hidalgo.

También en ese año, un inadecuado trabajo de restauración de personal inexperto ocasionó daños a 10 pinturas murales. Dichas obras, considerados monumentos históricos, se encuentran en el Exconvento de San José, municipio de Tula, Hidalgo.

El impacto de un vehículo en 2007 a la entrada del templo de la comunidad de Xochitlán de las Flores, municipio de Tula de Allende, en esa misma entidad, causó daños al atrio de la capilla considerada también monumento histórico.

En 2009 y sin que se especifique si la alerta fue objeto de denuncia penal, se da cuenta del supuesto desmantelamiento de una pirámide de piedra lisa en el predio de Esteban Acosta García, en Misantla, zona arqueológica Paxil, en Veracruz.

Con fecha del 9 de noviembre de 2005, se denunció un siniestro en la Misión de San Francisco Javier de Jicamuracho, municipio de Uruachi, Chihuahua. Los daños se presentaron por incendio. Además de afectarse la cubierta y la pintura interior del inmueble, se dañaron nueve pinturas del siglo XVIII consideradas bienes muebles históricos. Entre las obras se encontraban los óleos titulados La dolorosa, San Francisco de Asís, Sagrada familia, Inmaculada concepción y San José con el niño.

El INAH es responsable de la protección de los monumentos arqueológicos construidos antes de 1521, y de los históricos a partir de ese año y hasta 1900 –periodo que comprende también el arte sacro–, así lo establece la Ley Federal sobre Monumentos. Sin embargo, la Auditoría Superior de la Federación emitió dictamen negativo al considerar que no cumple con su principal encomienda.

Índice de saqueo y destrucción

Entre los inmuebles dañados o destruidos se encuentran sitios y monumentos arqueológicos, montículos prehispánicos, basamentos piramidales, obras hidráulicas antiguas, muros y bardas con valor histórico, capillas, templos, portales y atrios.

Las piezas muebles van desde vasijas, cántaros, platos, figurillas arqueológicas, fragmentos de petrograbados, ofrendas y restos humanos, cerámica, herramientas y armas prehispánicas, discos de obsidiana, piedras talladas y piedras preciosas; hasta pinturas, esculturas, imágenes, lienzos y óleos de carácter religioso y objetos sacros, como cálices, campanas y coronas, entre otros.

Con 223 denuncias, el Centro INAH Veracruz se colocó en el primer sitio como la entidad con mayor número de denuncias recibidas durante los sexenios panistas; sin embargo, la delegación estatal únicamente ha denunciado penalmente seis casos.

El siguiente sitio es ocupado por Puebla, con 165 denuncias recibidas e igual número de averiguaciones previas abiertas en la Procuraduría General de la República; el Estado de México con 57 denuncias recibidas y 57 averiguaciones previas se coloca en el tercer sitio. Jalisco, con 47 denuncias y 23 averiguaciones previas, ocupa el cuarto escalón; mientras que Hidalgo, con 41 denuncias y 33 averiguaciones, representa el quinto lugar en el índice de saqueo y destrucción.

La lista anterior, elaborada por Contralínea a partir de datos de los 31 centros INAH que hay en el país, excluye al Distrito Federal, pues el Instituto Nacional de Antropología e Historia omitió entregar información al respecto como respuesta a dos solicitudes de información pública.

Mercado negro

Aunque desde 1939 se dictaminó como ilegal el comercio y el saqueo de objetos arqueológicos y se estableció que los sitios arqueológicos fueran considerados de propiedad federal, el robo, la venta y la compra de objetos con valor cultural son comunes dentro de algunos circuitos mercantiles.

La situación se refleja en los informes estatales de los centros del Instituto. Un ejemplo de ello data de 2011, cuando la delegación INAH radicada en Veracruz recibió una denuncia por un presunto tráfico de piezas. La venta de alrededor de 20 objetos arqueológicos se hacía por catálogo.

Los robos “sigilosos”, comunes en recintos y templos, no son regla. También hay registro de robos con violencia, tal como sucedió en la Parroquia de San Diego de Alcalá, Pitiquito, Sonora, cuando en 2009 sustrajeron violentamente del sitio una diadema y una daga.

Felipe Echenique, historiador, investigador y secretario general del Sindicato de Investigadores del INAH, refiere que los muebles e inmuebles que son patrimonio arqueológico e histórico no tienen valor, porque aunque hay una demanda el patrimonio no está a la venta. Lo anterior provoca que sea aún más difícil el cálculo de las pérdidas.

Blanca Paredes, de la Dirección de Registro Público de Monumentos y Zonas Arqueológicas del INAH, asegura que se hacen valuaciones con fines de seguridad en caso de traslado de piezas o para el programa Prevención de Desastres en Materia de Patrimonio Cultural.

No obstante, la falta de un programa claro para el registro y las “altas”, tanto de los monumentos muebles como inmuebles existentes, por parte del Instituto Nacional de Antropología e Historia, coadyuva no sólo al saqueo y la destrucción, sino a la incapacidad de dimensionar el problema; pues el fenómeno es mayor, afirma Echenique March.

“El registro es vital para saber qué piezas son, quién las tiene, y cuál es la responsabilidad del tenedor”, aduce Echenique.

La investigadora Paredes Gudiño coincide con que hace falta un inventario que permita llevar control sobre el patrimonio: “En el Registro no nos damos abasto: el país es una gran zona arqueológica”, refiere la también arqueóloga y profesora en la Escuela Nacional de Antropología e Historia y en la Universidad Nacional Autónoma de México.

La ausencia de un inventario, así como la omisión por parte de las autoridades del INAH de resguardar el patrimonio nacional ya fueron señaladas por la Auditoría Superior de la Federación en su Informe del resultado de la fiscalización superior de la Cuenta Pública 2010. Por ello, el órgano fiscalizador emitió un dictamen negativo y ordenó al INAH 43 recomendaciones con el fin de que cumpla a cabalidad con sus obligaciones constitucionales.

Falta de presupuesto o falta de voluntad

La diputada panista Paz Gutiérrez Cortina considera que la cultura es una prioridad en la administración de Felipe Calderón: “¡Por supuesto! La conservación del patrimonio nacional ha sido una de nuestras prioridades”, responde, presta, a las interrogativas. Y aunque asegura que “se aprobaron muchos miles de millones de pesos para restauración de sitios arqueológicos, de monumentos coloniales [y] para instalación de nuevos museos”, atribuye el fenómeno del robo y daño a la falta de presupuesto.

De acuerdo con el Informe de la Auditoría Superior de la Federación, el INAH ejerció 1 mil 677 millones 664 mil pesos en el programa E012 Incorporación, Restauración, Conservación y Mantenimiento de Bienes Patrimonio de la Nación; sin embargo, los auditores no pudieron identificar el presupuesto aplicado a la protección, conservación y restauración del patrimonio arqueológico e histórico.

La solución, difieren tanto Felipe Echenique como Blanca Paredes, no es presupuestal (aunque sí es parte), sino organizacional, institucional, pero también es un trabajo que debe hacerse con las comunidades, con la sociedad, para que asuman como suyo el patrimonio y lo conserven.

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Fuente: Revista Contralínea [06 de mayo de 2012]

http://contralinea.info/archivo-revista/index.php/2012/05/06/destruccion-robo-del-patrimonio-arqueologico-nacional/

En busca del patrimonio perdido

Por Miryam Audiffred | Fuente: Revista Quo Especial Historia, Otoño 2011. Ed. Expansión. Pags. 50 -55  | Foto: Internet

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Cientos de piezas arqueológicas abandonan el país cada año. Salen por cielo, mar y tierra rumbo al mercado negro del arte. En México, este saqueo comparte rutas con el narcotráfico.

La mañana del martes 5 de abril, la policía italiana anunció que un gran guerrero regresaría, por fin, a casa. Nadie sabe, con certeza, cuando abandonó el país y cómo llegó a Europa. Lo único seguro es que salió de México clandestinamente y que fue hallado en un mercado de antigüedades en la ciudad de Bolonia, Italia.

No se trata de un guerrero de carne y hueso, sino de un hombre formado en barro. Los expertos dicen que esta pieza fue elaborada entre el año 100 a.C. Y el 1300 d.C., y que pertenece a una cultura del occidente de México. Es una de las más de mil piezas arqueológicas que -según registros oficiales- han sido llevadas al extranjero, ilegalmente, en los últimos 10 años.

El tráfico ilícito de arte, asegura la Interpol, es el tercer delito más rentable del mundo, después del tráfico de drogas y de armas. Las cifras más conservadoras señalan que en el mercado negro del arte se mueven alrededor de seis mil millones de dólares al año y que el valor de las piezas varía entre mil y un millón de dólares. Por supuesto, hay piezas que se venden en mucho más.

Además, de multimillonario, el mercado negro del arte prehispánico es un escenario cambiante que adopta, con rapidez, los avances tecnológicos. “Los traficantes de arte disponen de sistemas de rastreo satelital y cuentan con recursos tecnológicos de vanguardia para iniciar sus operaciones”, dice el investigador Fernando Báez, autor del libro El saqueo cultural de América Latina.

México es uno de los sitios de mayor interés para los saqueadores. Las imágenes tomadas por satélites que están en el espacio, a 700 kilómetros sobre la Tierra, son herramientas clave que los saqueadores profesionales utilizan para elegir los sitios ideales en los que deben escarbar. Cuentan con poderosas cámaras que son capaces de ubicar edificios enterrados e, incluso, objetos con apenas un metro de diámetro. Esta tecnología, que está incorporada en proyectos como Google Earth, combina las imágenes de infrarojos con fotografías de alta resolución. De esta manera, los saqueadores tienen la posibilidad de ver debajo de la tierra y dejar al descubierto las estructuras de adobe y piedra de las ciudades antiguas que continúan escondidas en todo el mundo.

Se estima que en todo el país hay 100 mil zonas arqueológicas, de las cuales únicamente hay 43 mil 624 registradas, de acuerdo con información proporcionada por la investigadora del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), Blanca Paredes. De las últimas, solo mil han sido exploradas por los expertos de la institución, y tan solo 140 están abiertas al público. El resto se encuentra en el total desamparo.

Los datos reunidos por el arqueólogo Alejandro Martínez Muriel, durante su gestión al frente de la Coordinación Nacional de Arqueología del INAH reflejan, con claridad, la magnitud del problema. Un total de 478 zonas arqueológicas han sido afectadas por saqueadores profesionales y 2,127 sitios más presentan huellas de un “saqueo simple”, pero sistemático, en el que no se usó tecnología avanzada. A esto, hay que añadir los comentarios de Blanca Paredes, quien después de 30 años de investigaciones, concluye que “cada día se registran entre 25 y 30 afectaciones a las zonas arqueológicas del país, entre saqueo, destrucción y daños”. Pero, ¿quienes son los saqueadores? ¿Quiénes están detrás del mercado negro del arte prehispánico?

El crimen organizado y las rutas del tráfico

Fernando Báez es venezolano y uno de los pocos investigadores que se han aventurado a unir los eslabones del mercado negro. Ha llegado a la conclusión de que narcos y traficantes de arte trabajan de manera coordinada: “Comparten rutas, lavan dinero y brindan protección a las entregas. La franquicia de las redes y rutas es rentable e híbrida. Estamos ante criminales organizados con gran capacidad de evolución”, asegura este experto. Nadie mejor que un traficante arrepentido para confirmar este vínculo. Este es Michel van Rjin, un antiguo saqueador y comerciante de objetos prehispánicos quien, vía telefónica desde Ámsterdam, explica que el robo de arte y el narcotráfico mantienen una estrecha relación. “Utlizan las mismas vías y la misma infraestructura. Es un mismo negocio”.

Van Rjin es descendiente directo del famoso pintor Rembrandt. Abandonó el tráfico ilícito para trabajar como informante de Scoland Yard y otros grandes grupos e lucha contra el crimen organizado. Su experiencia ha dado grandes frutos. Gracias a él fueron recuperados una serie de frescos y mosaicos, saqueados de varias iglesias de Chipre y que estaban valuados en, aproximadamente, 40 millones de dólares, así como una pieza peruana incluida en la colección Patterson, que reúne varias piezas mexicanas que fueron sacadas ilícitamente del país.

Aunque la Procuraduría General de la República (PGR) no brinda detalles de la relación entre saqueadores y narcotraficantes, sus archivos, desde 2006, registran decomisos en los que los detenidos trasladaban, de forma conjunta, armas de fuego, cocaína y figurillas prehispánicas originaes.

En el informe Stealing History, publicado por la UNESCO en 2000, los investigadores Neil Brondie, Jenny Doole y Peter Watson mencionan que las bandas que lavan dinero y trafican con droga también han comenzado a traficar con antigüedades. Para muchos expertos, esta relación se hizo evidente en 1999, cuando las autoridades de Estados Unidos detuvieron, en Colorado, un avión que trasladaba toneladas de marihuana y cientos de miles de dólares en objetos prehispánicos. Su origen era el estado de Chiapas.

Las piezas arqueológicas salen del país por cielo, mar y tierra. No hay límites cuando se trata de transportar, ilegalmente, figurillas de barro o piedra. Algunas son sacadas del territorio nacional en camiones de doble fondo. Suelen ser colocadas en cajas de cartón o de madera que son cubiertas por una tapa falsa, que simula el fondo del camión. Después se les pone encima otro tipo de carga, no muy pesada, de tal forma que atraviesan la frontera norte sin que puedan ser percibidas por la policía.

Las piezas de gran tamaño, como estelas, frisos y esculturas monumentales, salen por mar. Los saqueadores los trasladan, hechas pedazos, en buques cargueros destinados a mover material de construcción. Así, las invisibilizan y las confunden con otros trozos de piedra o cantera que no tienen valor histórico alguno. Al llegar a su destino, son restauradas y vendidas a través de galerías, casas de subasta y mercado de antigüedades. La red es impresionante.

Por increíble que parezca, algunas salen del país por aire, a través de los aeropuertos internacionales. Los saqueadores las guardan en maletas en mano, cuyo contenido hacen pasar por “artesanías”. De acuerdo con las investigaciones de Fernando Baéz, todas las semanas se movilizan piezas robadas por las llamadas “rutas fantasma”. “Hay, al menos, 50 rutas menores o mayores para el tráfico de arte mexicano. Son negocios que se realizan con dinero, estrictamente, en efectivo y los grupos operan, principalmente, en Jalisco, Monterrey, Cancún y Gómez Palacio. También en Nuevo Laredo y Ecatepec”, afirma el investigador.

El gran escaparate

Al igual que sucede con la droga, los aeropuertos de Cancún y del Distrito Federal son los puntos que conectan, por aire, a México con el mercado negro de Ámsterdam, Madrid y Frankfurt. Las costas de Acapulco, Manzanillo y Zihuatanejo son, por otro lado, los puertos de salida para las piezas que abandonan el país vía marítima con rumbo al mercado negro japonés. Los expertos, así mismo, mencionan que países como Estados Unidos, Japón, Brasil, España, Francia e Italia albergan los más grandes mercados clandestinos del arte mexicano.

Sin embargo, las cosas están cambiando rápidamente. Los mercados de antigüedades, las galerías y las casas de subasta que por años han puesto en venta piezas arqueológicas, están siendo sustituidos por numerosos sitios de internet. Así lo comenta la arqueóloga Karen Bruhns, quien desde su estudio en San Francisco, California, se ha dedicado a rastrear y documentar los abusos cometidos a través de los sitios virtuales.

Bruhns es investigadora y catedrática universitaria. Nos sugiere que estemos alertas de los movimientos de las galerías online Merrin, Anthropos, William Siegal y Barakat, cuyos catálogos reúnen numerosas piezas prehispánicas de México. “La cantidad de galerías que comercian estas piezas es muy superior a lo que uno puede imaginar”, confiesa.

Por su parte, la arqueóloga del INAH, Blanca Paredes, confirma esta información. “Las subastas de piezas prehispánicas se han incrementado enormemente a nivel mundial. Y los precios que manejan son exorbitantes”, revela. En 2007, el INAH sentó un precedente al demandar, ante la PGR, a las casas de subasta mercadolibre.com y deremate.com, por la venta de objetos patrimoniales. No obstante, muy poco se ha logrado frenar desde aquel primer intento.

Basta consultar los catálogos online de las galerías que sugiere Bruhns o echarle un vistazo al de la polémica galería galería francesa Binoche et Giquello, para descubrir que las piezas mexicanas tienen una gran demanda en el mercado internacional. Esta casa de arte se hizo famosa la pasada primavera, por haber subastado una estatua estilo maya en cuatro millones de dólares. Y aunque el INAH considera que es falsa, debido a que es “de manufactura reciente”, los directivos de Binoche et Giquello criticaron a los funcionarios mexicanos por basar sus observaciones en fotografías, una práctica que, afirma, le parece cuestionable. La galería europea, además, tiene en su catálogo un centenar de piezas mexicanas más a la venta. “Quieren arruinar el mercado del arte prehispánico”, acusó Alexandre Giquello a los líderes del INAH, según publicaron algunos medios periodísticos.

La mayoría de las obras que se comercializan proceden de las culturas olmeca y maya. También hay varios perritos de Colima, hecho de cerámica roja, y urnas funerarias zapotecas, de Oaxaca. Como en cualquier otro sector comercial, el mercado negro sigue modas y tendencias. Hoy, lo más popular son figurillas antropomorfas hechas por los mayas, y las piezas de Veracruz.

Nadie se atreve a imaginar hasta dónde llegará el saqueo del país ni cuáles serán los números en un par de años. Lo cierto es que dioses y guerreros siguen cruzando las fronteras de México de forma clandestina para incorporarse a un universo en el que el pasado tiene un gran valor… Y un precio muy alto.

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Arte en peligro

Debido a la crítica situación del comercio negro, existe una Lista Roja del arte prehispánico. En ella figuran las piezas mexicanas que, según el Consejo Internacional de Museos (ICOM, por sus siglas en inglés), están en riesgo de ser incorporadas al mercado negro del arte. La lista más reciente indica que, aunque las piezas de la cultura siguen estando en gran peligro, las figurillas del sitio arqueológico de Jaina, en Campeche, empiezan a figurar entre los gustos predilectos de los coleccionistas.

Las piezas de jade y de piedra verde también llaman la atención de los saqueadores. La demanda de joyas prehispánicas, en general, se está incrementando con rapidez. Pendientes, orejeras, collares y brazaletes de oro y metales aparecen en el listado de los objetos más solicitados. Lo mismo sucede con las vasijas de cerámica con formas humanas o de animales que fueron creadas por las prehispánicas del estado de Guanajuato.

El FBI no sólo busca criminales

En el corazón político de Estados Unidos, Washington, se encuentra el cuartel general de la policía especializada en robo de obras de arte del FBI. Oficialmente, es conocido como el Art Crime Team. El equipo consta de 13 agentes especiales, los cuales han sido entrenados no solo para perseguir el robo de obras de arte, sino para detectar las piezas falsas que existen en el mercado.

Desde su nacimiento, en el año 2004, estos súper policías han recuperado más de 2,600 piezas robadas, con un valor total de 142 millones de dólares. También han elaborado una lista de objetos robados, llamada National Stolen Art File, en la que se encuentran piezas mexicanas y extranjeras que han sido robadas en territorio mexicano.

En el caso de una de las piezas más buscadas por el FBI. Se trata del pectoral de jadeíta, procedente de la ciudad maya de Copán, en Honduras. Fue robado en la Ciudad de México, tras su exhibición en el Antiguo Colegio de San Ildefonso en el año 2006. Aunque el museo pagó al gobierno hondureño los 100 mil dólares del seguro, la pieza sigue siendo rastreada por los policías especializados de esta oficina de investigación.

En el listado con el que trabaja el Art Crime Team también figura una espectacular punta de hacha con forma de hombre-jaguar, producida por la cultura olmeca de Veracruz entre los años 1100-800 a.C. Entre las piezas destacan un incensario de cerámica que recrea la figura de un hombre elegante y una cabeza de barro que tiene forma de botón. También proceden de Veracruz. Vasijas de Tula y figurillas de barro de Nayarit aparecen con frecuecia en el listado de piezas robadas. Así como figuras femeninas de barro que representan la fertilidad y son típicas de Jalisco.