#LasPrestadas: Un grito a la memoria

El patrimonio cultural puede ser restaurado.
Sin embargo, las mujeres violentadas, abusadas sexualmente y torturadas,
nunca volverán a ser las mismas.

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En México, un país en el que se registran diez feminicidios al día y en donde el 82.1% de las mujeres se sienten inseguras, miles salieron a las calles a exigir un alto a la violencia de género. Con gritos, fuego y, por supuesto, puñados de brillantina rosada, la protesta del pasado 16 de agosto hizo vibrar la capital del país. La rabia era evidente, algunas lo expresaron con vidrios rotos y muchas otras con pintas que, incluso, alcanzaron el basamento de mármol del Ángel de la Independencia.

Desde la sociedad, los medios de comunicación, e incluso la política, no tardaron en aparecer comentarios que descalificaban el rumbo que tomó la manifestación. Las criminalizaron, les dijeron que “esa no era la manera de protestar” y la mayoría calificó “el daño al patrimonio cultural” como mero vandalismo. Las acusaron de restar simbolismo al monumento, pero es que esos “rayones”, como muchos los definen, fueron en realidad una manera de exigir justicia en una realidad en la que, en tan solo los primeros ocho meses del 2019, 292 mujeres fueron víctimas de abuso sexual en la Ciudad de México. Sin embargo, esas exigencias intentaron ser silenciadas.

Al siguiente día de la manifestación, las autoridades ya había erigido una pared de tablones que impedía ver los mensajes que derivaron de la consigna #NoMeCuidanMeViolan. En el marco del debate por apresurar las labores de restauración del monumento, surgió el colectivo independiente Restauradoras con Glitter, un grupo de mujeres mexicanas especializadas en conservación y restauración del patrimonio cultural. Fueron ellas quienes urgieron al gobierno la necesidad de documentar las pintas del Ángel de la Independencia y tomar en cuenta su relevancia social, histórica y simbólica.

En un pronunciamiento publicado el 21 de agosto, Restauradoras con Glitter resaltó que la manifestación había sido parte de un grito en contra de la situación de violencia sistemática y normalizada hacia las mujeres dentro de la sociedad mexicana. “Las pintas son un mero síntoma de la violencia desorbitada en que vivimos (…) Sostenemos que su permanencia debe ser un recordatorio palpable de la condenable situación y que por ende ninguna deberá ser removida hasta que no se atienda y se dé solución al problema de la violencia de género en nuestro país”, se lee en el texto.

“No es fortuito que hayan ido a hacer las pintas a ese monumento en específico y es que El Ángel tiene un valor colectivo. Esa columna no solo es un distintivo de la ciudad, sino que representa al país porque es conocida internacionalmente”, dice Norma García, una de las voceras de este colectivo en entrevista con Gatopardo. Egresada de la licenciatura de restauración de bienes muebles por la Escuela Nacional de Conservación, Restauración y Museografía, Norma detalló que, con su petición al gobierno federal y local, lo que buscan es “recuperar la memoria colectiva que significan esas pintas, pues obedecen a un momento histórico muy álgido de las mujeres”.

Norma García aclaró que el colectivo Restauradoras con Glitter está muy lejos de apoyar la vandalización de los monumentos, como muchos medios aseguraron. Al contrario, saben que las pintas en un momento dado se deben quitar, lo que no sería correcto es que se borren sin antes haber realizado un registro. “Sería una especie de censura de este grito desesperado que está dando el 52% de la población que somos las mujeres”, dice mientras destaca que en el gremio de la restauración, más del 80% son mujeres, por lo que no podían pasar por alto la situación. “Lo que queremos es sumarnos a este grito para que las autoridades hagan lo que deben hacer”, afirma.

“Las pintas ya son una historia y es necesario que se conserve para todos”, asegura García. Entre las peticiones hechas por el colectivo al presidente Andrés Manuel López Obrador, así como a la jefa de Gobierno Claudia Sheinbaum, enfatizan la necesidad de que las pintas sean documentadas minuciosamente por profesionales para mantener viva la memoria colectiva sobre lo sucedido, así como las causas que lo derivaron. Todo con el fin de promover una toma de conciencia que encamine a gestionar soluciones.

“Lo que buscamos hacer es un escaneo de la columna en 3D, además de un registro puntual de cada una de las pintas, pues muchas de ellas tienen nombre y apellido. Nosotras estamos interesadas en seguir las historias”, explica García. Como parte de la logística que han considerado para el registro, explicó que algunos compañeros fotógrafos se han acercado al colectivo para ofrecer su ayuda. Dice que en caso de lograr el levantamiento de imágenes, la opción sería colocarlas en un repositorio para que puedan ser analizadas, estudiadas y difundidas.

A propósito del tema, Sergio Beltrán-García, arquitecto y activista especializado en la construcción de procesos de verdad, justicia, memoria, escribió en “La pátina de la memoria: Sobre las protestas feministas y el Ángel de la Independencia” que “colocar mensajes políticos y actuales sobre un monumento es un acto que honra y extiende la función útil del mismo. Incluso, en una sociedad democrática, deberíamos entender mejor, celebrar y fomentar estas acciones”. Las pintas en el Ángel de la Independencia cumplen sin duda esta función.

En entrevista para Gatopardo, Sergio Beltrán-García explicó que aunque los monumentos son concebidos de una manera, pueden moverse a otro lado del espectro pues son dinámicos. Esto es debido a que “un espacio puede comportarse de una manera un día y al siguiente de una manera distinta. Se trata mucho de leer los objetos y los espacios en donde están cayendo y para qué son utilizados, entender cómo es que esos simbolismos están apoyando a las personas alrededor del objeto y cómo están utilizando esos símbolos para potenciar su propia razón de estar en el espacio”, dice.

“No es lo mismo hacer un grito por justicia de un feminicidio en medio de cualquier calle que si lo haces desde El Ángel, que si lo haces desde el Zócalo, que si lo haces frente a una Procuraduría”, señaló, pues al final el mensaje va a cambiar. Sergio Beltrán-García atribuyó esta capacidad de cambio a la memoria colectiva, misma que permite modificar cosas cosas sin tener que ser aprobado por nadie. En este caso, lo que corresponde no es decir si están bien o mal la intervención al Ángel de la Independencia, sino que corresponde reconocerla como tal. “En este caso, las pintas cumplen con la temporalidad. Están ahí para dejar patente de lo que se está comunicando con las protestas, el hecho de que existe un problema y que están exigiendo una solución”, dice.

Por su parte, el gobierno, que en un momento se mostró reacio a las reacciones durante la protesta, aceptó el pasado 22 de agosto una carta con las peticiones puntuales de Restauradoras con Glitter. En respuesta, la jefa de Gobierno, Claudia Sheinbaum abrió un canal de comunicación entre el colectivo y la Dra. Luciana Jiménez López, directora general del INBAL y con José Alfronso Suárez del Real, secretario de Cultura de la CDMX. Luego de unos días de espera, Suárez del Real aseguró que el próximo 5 de septiembre mantendrá una reunión con representantes del colectivo.

*#RestaduradorasConGlitter

Fotografía de portada cortesía de Santiago Arau Pontones (@santiago_arau)

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Fuente:

Un grito a la memoria

#LasPrestadas: Victoria maculada: Apuntes críticos desde la filosofía y la valoración sobre los modos de apropiación del patrimonio cultural contemporáneo.

Por Joselim Jandeth y Francisco Casado Pérez

Las pintas, por lo tanto, son una forma de intervención y denuncia ante la nula acción del Estado. Éstas al ser pintadas en un monumento con una «valoración histórica» aunque consideramos que es más bien un moralismo patriótico lo que desató las decenas de críticas a dicho evento irrumpen de manera significativa la anterior para darle otra connotación, la cual refleja la crisis de violencia hacia las mujeres mostrando la indolencia e indiferencia de la sociedad ante la normalización de este fenómeno.

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Hicieron falta muchas mujeres quemadas

[desaparecidas y asesinadas] para que empezaran las hogueras

Mariana Enríquez

La expresión es imprescindible para la existencia,

porque constituye su rostro, su gesto, su sonrisa

Adam Zagajewski

El valor de la manifestación

En este momento clave posterior a las manifestaciones del 16 de agosto de 2019, relacionadas con la indignación, el hartazgo y la ineficiencia de las autoridades en respuesta inmediata a la violencia enfrentada en la actualidad, especialmente con mayor énfasis hacia las mujeres, los medios han destacado el impacto de la «violencia» ejercido hacia el patrimonio cultural como también a otros involucrados hasta el punto de polarizar a la sociedad en bandos dentro y fuera de las redes físicas, sociales, y digitales. El debate en torno a los daños hacia la infraestructura pública de transporte y las pintas sobre el basamento de «la Victoria alada» [el Monumento de la Independencia de México] reflejan «la normalidad del sistema, [la cual] es una normalidad violenta» [1], ésta se vio trastocada e irrumpida por parte de este movimiento impulsado por mujeres en la marcha, visibilizando [eso se espera] la violencia de género y la necesidad al mismo tiempo de plantear nuevas teorías acerca de la conformación y conservación del patrimonio cultural. Sin embargo, aún queda bastante por profundizar sobre el fenómeno. Sería craso erróneo considerarlo como un tema a cerrar cuando la puerta apenas se está abriendo.

Antes que nada es necesario preguntarnos y reflexionar sobre lo sucedido, las acciones venideras, el debate sobre la relación entre violencia, patrimonio cultural y los nuevos tópicos de reapropiación simbólica del patrimonio a través de pintas; rememorar y concientizar sobre esta coyuntura que nos afecta a nivel colectivo ¿Cuál es la relación que podrían tener el «ataque» al Ángel de la Independencia a los atentados terroristas de Siria, a la destrucción de los Budas de Bāmiyān [2], al derrumbe del muro de Berlín? En todos los casos existe una modificación del paisaje a través de intervenciones sobre monumentos de valor histórico, las diferencias entre ellos radican en la intencionalidad y fines con los que se hicieron. Los atentados perpetuados por grupos terroristas en las zonas arqueológicas y museos en Medio Oriente fueron dirigidos a partir de discursos espirituales que consideraban estas representaciones culturales una afrenta a su verdad y su identidad.

En el caso de Berlín, la demolición del muro fue una forma de protesta en contra de los sistemas socio-políticos y de gobierno, su caída representó la desarticulación del régimen soviético que había dividido una nación después de una de las guerras más drásticas de la era moderna. Sin embargo, lo sucedido en el Ángel es distinto a todo lo anterior ya que su objetivo fue dar un fuerte llamado de atención, tanto para las autoridades como para una sociedad indolente, sobre cómo la violencia –de cualquier tipo– se encuentra interiorizada y normalizada. Queda claro que una de las principales disyuntivas de la problemática ha sido la confusión e incluso la tergiversación entre los términos de manifestación y atentado, conceptos que son necesarios para discernir de una idea a otra. El primero, Fillieule y Tartakowsky comentan lo siguiente:

la manifestación, que expresa demandas y a la vez afirma la identidad del grupo que las porta, introduce una relación distanciada con el tiempo de la política, que deja de ser el de la inmediatez y de la urgencia para volverse el del desvío posible, e intenta demostrar su fuerza para así evitar la violencia. Requiere organizaciones dotadas, si no de una estrategia, al menos de una capacidad relativa para controlar lo que entonces deja de ser una multitud, y regímenes dispuestos a admitir su especificidad o al menos la existencia de una esfera pública. Privilegia las inmediaciones de los lugares de poder o todo otro sitio adecuado para llamar la atención [3]

Mientras el segundo concepto, Khader cita la definición dada por Jean-Marie Balencie:

Una secuencia de actos de violencia, debidamente planificada y altamente mediatizada, que toma deliberadamente como blanco a objetivos no militares a fin de crear un clima de miedo e inseguridad, impresionar a la población e influir en los políticos con la intención de modificar los procesos de decisión (ceder, negociar, pagar, reprimir) y satisfacer unos objetivos (políticos, económicos o criminales) previamente definidos [4].

Existe una clara diferencia entre uno y otro tipo de reclamo, el primero expresa inconformidades que son demandas urgentes de la sociedad mientras que el segundo son actos premeditados a fin de crear miedo e inseguridad, en ese caso ¿Las pintas son actos terroristas, o más bien, la manifestación de un malestar dentro de la sociedad mexicana? Por último, habría que agregar un tinte histórico en referencia a los sucesos, el cual nos dará luz sobre los mismos.

Luis Cabrera [personaje de gran importancia dentro de la historia mexicana] fue uno de los ideólogos de la Revolución, ilustra de buena manera que los movimientos revolucionarios no son gratuitos, sino son: «estados patológicos y críticos de las sociedades y constituyen situaciones anormales» [5]. En primer lugar, las revoluciones [o como este movimiento se ha considerado] son manifestaciones de un mal, de un grave padecimiento: la violencia; a la cual se le exige acciones para «solucionar» de algún modo esta situación. No obstante, todos los días amanecemos con más y más noticias de homicidios, robos, atentados y, especialmente, noticias sobre mujeres que han sufrido intentos de secuestro, mujeres desaparecidas, mujeres encontradas sin vida o «en el mejor de los casos» con un cartel de «localizada con vida». Por lo tanto, también esta situación conforma un estado crítico para sociedad. Es indudable que estamos atravesando por estados anormales que, lastimosamente, ahora se han vuelto «normales».

En consecuencia, lo ocurrido por ningún motivo puede ser calificado despectivamente como un atentado hacia el patrimonio cultural, sino que desde la perspectiva axiológica, sin ánimos de ser apología, esta situación es un claro ejemplo del ejercicio de la voluntad y la defensa de las convicciones: «actos totalmente apoyados por la razón humana del grupo perpetrador y, en segundo, porque son ejercidos de manera consciente e intencional con base en las características tipológicas de los valores» [6] que abrazan para sí, los que hacen de ellos quienes son, hacia la búsqueda de reconocimiento al interior del grupo perpetrador debido a que esta situación ha sido llevada por todos los caminos posibles de negociación a lo largo de la historia hasta conseguir penetrar en el medio biopolítico, la consciencia del público general, entre otros. [7]

Reivindicación de la diamantina

Desde la perspectiva estadística en los estudios sobre las manifestaciones marca que, desde hace menos de una década, las mujeres y la juventud han encabezado estos actos, como pudo verse en la reciente marcha. No obstante, aquí se suma el factor de la formación académica y profesional, dando como resultado un nuevo tipo de frente y manera de abordar las manifestaciones. El grupo autonombrado “Restauradoras con glitter”, ha dado inicio a la discusión sobre la formulación y sustentación del tema de la re-valorización de los actos durante una manifestación, siendo el punto base para la articulación de enfoques multidisciplinarios a favor de la resolución de la problemática sobre la violencia actual. En el comunicado público hecho el 21 de agosto, dirigido a las autoridades de gobierno, establecen un par de puntos que vale la pena destacar:

  • «entendemos el patrimonio como un medio no estático en el cual se manifiestan ideas, cuestionamientos, y consensos, y que por dicho dinamismo desencadena procesos socio-culturales a su alrededor que generan identidad y sentido. Nuestro trabajo radica en hacer posible el que los bienes culturales puedan participar en tales dinámicas sociales, cambiantes como la sociedad misma» [8]
  • «Las pintas son un mero síntoma de la violencia desorbitada en que vivimos, y como tal deberían socializarse por los medios para promover la atención del problema de fondo […] por su alta relevancia social, histórica y simbólica, las pintas deben ser documentadas minuciosamente por profesionales con el objetivo de enfatizar y mantener viva la memoria colectiva sobre este acontecimiento y sus causas […] Si fueran borradas […] se estarían silenciando una vez más las voces de las mujeres que exigimos que se garantice nuestra integridad y se haga justicia a las víctimas de la violencia» [9]

Las pintas en el Ángel también son documentos; en el sentido de que contienen distintos mensajes simbólicos, procedentes del inconsciente, donde se refleja la gravedad y profundidad –física y emocional– de los atentados ejecutados y silenciados sobre el cuerpo femenino. Por lo tanto, es de vital importancia secundar la solicitud de su lectura, previa documentación, con el fin de que tanto el orden público como el cuerpo social, desde lo individual hasta lo colectivo, se encamine hacia una definición, o más bien, la re-definición de los valores que constituyen el presente con relación a la violencia y al patrimonio.

Una primera intención de solucionar los casos de violencia hacia las mujeres se remonta al año 2000, donde la ONU encaminó, a partir de los derechos humanos fundamentales (vida, libertad, seguridad, alimentación, vivienda, educación, desarrollo, cultura) el programa de los ocho Objetivos del Milenio (ODM): sistema de metas encaminadas para fundamentar que las naciones miembro puedan establecer planes, programas y leyes que les permitan a sus habitantes accedan a un mejor grado de bienestar. Después del 2015, estos fueron ampliados a diecisiete y renombrados como los Objetivos del Desarrollo Sostenible (ODS).

Se destacan las dos fases que tuvo el tema de la violencia hacia las mujeres y el daño al patrimonio. Siendo el primero abordado en el 2000 con el Objetivo del Milenio 3 “Promover la igualdad entre géneros y la autonomía de la mujer”, reconfigurado como Objetivo del Desarrollo Sostenible 5 “Igualdad de género”. Entre las metas que componen al último destacan: «5.1 Poner fin a todas las formas de discriminación contra todas las mujeres y las niñas en el mundo, 5.2 Eliminar todas las formas de violencia contra todas las mujeres y las niñas en los ámbitos público y privado, incluidas la trata y la explotación sexual y otros tipos de explotación», [10] puntos que en estos momentos resuenan con mayor relevancia a pesar de la ambivalencia con la cual se establecen que las naciones aceptan y ejercerán estos objetivos, sin embargo, el derrotero de que deberán hacerlo con base a sus realidades, límites y capacidades [11], ponen en tela de juicio la autenticidad de las intenciones por ejercerlos de manera efectiva, especialmente cuando requiere la movilización de recursos financieros, caso que también –en teoría– se extiende hasta el sector privado. [12]

En el otro extremo. Para el tema del patrimonio se vincula al Objetivo del Desarrollo Sostenible 11 “Ciudades y Comunidades Sostenibles”, el cual busca «Lograr que las ciudades y los asentamientos humanos sean inclusivos, seguros, resilientes y sostenibles». Para ello, como parte de las visiones subsecuentes a lo ocurrido en el Ángel de la Independencia, los espacios patrimoniales deben encaminarse a fungir también con una responsabilidad de apoyo hacia la seguridad de la sociedad, con especial atención hacia las mujeres y los intentos de violencia que puedan ser objeto. No obstante, la mano que señala tiene tres dedos en su propia contra. La propia regulación social ha mostrado una seria falta de análisis, así como el relego de la responsabilidad formativa de los grupos sociales primarios a las instituciones públicas, en especial las educativas. Situación que también debe comenzarse a encausar una manera de analizar, desarticular y replantear en favor de las siguientes generaciones, que el valor de las vidas que han acaecido no sea en vano. Es necesario preguntarnos y reflexionar sobre lo sucedido, las acciones venideras y lo que se pone en debate en relación entre la violencia, el patrimonio cultural, y un nuevo tópico de una reapropiación simbólica de ella a través de las pintas para rememorar y concientizar sobre esta coyuntura que nos afecta a nivel colectivo.

Hacia una resignificación patrimonial y de la violencia

Walter Benjamín menciona: «No hay ningún documento de cultura que sea al mismo tiempo documento de barbarie» [13] pero si sustituimos la palabra documento y, en su lugar colocamos patrimonio, quedaría de la siguiente forma: «No hay ningún [patrimonio cultural] que sea al mismo tiempo [un] patrimonio de barbarie». Con esto queremos abrir la discusión en dos sentidos: El primero con relación a la una propuesta de re-significación de la marcha a través de las pintas en el monumento y, el segundo sobre una revalorización del patrimonio y de la apropiación del ciudadano con la ciudad.

En referencia al primero, no cabe duda de que el patrimonio cultural de todos los pueblos se ha construido a través de violencia, es decir, históricamente se ha tenido que destruir patrimonio preexistente para crear (imponer) una nueva forma de cultura, o en regímenes autoritarios se han construido monumentos que hacen referencia a sucesos que intrínsecamente han sido violentos. Con relación al primero, inmediatamente viene a nuestra mente la imagen de la destrucción de los templos prehispánicos durante la conquista y el saqueo de estos; la apropiación de las piezas por museos extranjeros y colecciones privadas [esto a propósito de la subasta de piezas prehispánicas en donde hay piezas mexicanas] y también recordar la carga histórica de algunos monumentos que están dentro de nuestra cotidianidad como el Ángel de la Independencia.

Obra del arquitecto Antonio Rivas Mercado, encomendada por Porfirio Díaz, entre 1909-1910. Elemento de gran carga simbólica debido a que su finalidad era encabezar la conmemoración del Centenario de la Independencia de México, si recordamos, este episodio de la historia mexicana a su vez fue un hecho violento producto de las condiciones políticas, económicas y sociales que pasaba la Nueva España [en realidad, en toda América] incluso una de sus escenas más icónicas fue la toma de la Alhóndiga de Granaditas, incendiada por un personaje apodado “El Pipila”. Por otra parte, cabe mencionar que el régimen de Porfirio Díaz fue represivo y desigual debido a que la población popular se encontraba en condiciones paupérrimas, mientras que unos cuantos podían gozar de privilegios a costa de los primeros.

Las pintas, por lo tanto, son una forma de intervención y denuncia ante la nula acción del Estado. Éstas al ser pintadas en un monumento con una «valoración histórica» [aunque consideramos que es más bien un moralismo patriótico lo que desató las decenas de críticas a dicho evento] irrumpen de manera significativa la anterior para darle otra connotación, la cual refleja la crisis de violencia hacia las mujeres mostrando la indolencia e indiferencia de la sociedad ante la normalización de este fenómeno.

En otras palabras, el patrimonio cultural per se contiene violencia en su acontecer y al ser este una extensión de la humanidad, este también debe examinarse en todo momento de su existencia, se debe hacer escrutinio de todas las condiciones que le circundan ya que «En ese escrutinio, en esta actitud respecto a la vida radica el valor de esta vida» [14]. Como se ha ido mencionado en repetidas ocasiones a lo largo de estas líneas, que han sido un reto abordar objetivamente por el hecho de que los autores también son humanos, tenemos vínculos hacia el otro (y propio) femenino directa e indirectamente, pero ello quedará para la reflexión en el terreno de lo propio y lo cercano. Volviendo al tema, la puerta de la discusión se ha quedado abierta no para la sencilla admiración a la distancia. Es imperante dar pie a la acción reflexiva de los elementos sistemáticos que componen la biopolítica para comenzar a martillar el círculo para formar una espiral. Hecho que se asemeja a la tertulia entre Zorba y el narrador, amigos y afines que discuten sobre el porvenir, sobre la moral y la ética, el mantenerse o cambiar; diálogo que incluso hoy en día, lejos de Creta, vale la pena releer constantemente:

«Deja en paz a la gente, patrón, no les abras los ojos. Si acaso se los abrieras, ¿qué verían? ¡La miseria propia! Déjaselos, pues, bien cerrados, para que sigan con sus sueños […] A menos que cuando abran los ojos puedas mostrarles un mundo mejor que el de las tinieblas en que ahora se pavonean… ¿Puedes mostrárselo? […] Yo no lo sabía. Sabía qué cosas se derribarían, pero no lo que se construiría después sobre las ruinas. Eso nadie puede saberlo con certeza, pensé. El mundo viejo está ahí, palpable sólido, lo vivimos y luchamos con él a brazo partido, existe. El mundo futuro no ha nacido todavía, es inasible, fluido, forjado con la luz con que se tejen los sueños, nube que los soplos violentos del aire sacuden: el amor, el odio, la imaginación, la casualidad» [15].

Notas:

[1] Segato Rita, Las estructuras elementales de la violencia. Ensayo sobre género entre la antropología, el psicoanálisis y los derechos humanos. Berna: Universidad Nacional de Quilmes. 2003. Página 121. Las cursivas del texto son nuestras.

[2] Esculturas monumentales de Buda talladas en piedra en el valle homónimo, en la zona de Afganistán central.

[3] Fillieule, O., Tartakowsky, D. (2015) La manifestación: cuando la acción colectiva toma las calles, Argentina, Siglo Veintiuno editores. Página 25.

[4] Khader, Bichara (2010) El mundo árabe explicado a Europa, Barcelona, Icaria. Páginas 306-307.

[5] Cabrera, Luis. Luis Cabrera: Pensamiento y acción/ estudio introductorio, selección y notas, Eugenia Meyer. México: Universidad Nacional Autónoma de México, 2002. Página. 129

[6] Casado, 2019. Documento disponible en:

https://cemapinternacional.com/2019/07/03/rutas-sobre-la-apropiacion-cultural/

[7] Fillieule, O., Tartakowsky, D. (2015) La manifestación: cuando la acción colectiva toma las calles, Argentina, Siglo Veintiuno editores. Página. 23.

[8] Carta del grupo Restauradoras con glitter, dirigida al Lic. Andrés Manuel López Obrador, Presidente de la República Mexicana y Dra. Claudia Sheinbaum Pardo, Jefa de Gobierno de la CDMX, disponible en:

https://www.facebook.com/restauradoras.glitterMX/photos/pcb.100796064629472/100827354626343/?type=3&theater

[9] Ídem.

[10] Gobierno de México, (n.d.) Objetivo de Desarrollo Sostenible 5: Igualdad de Género. Disponible en: https://www.gob.mx/agenda2030/articulos/5-igualdad-de-genero

[11] UNITED NATIONS, (2015). La agenda de Desarrollo Sostenible. Recuperado en septiembre de 2019 de United Nations: http://www.un.org/sustainabledevelopment/es/la-agenda-de-desarrollo-sostenible/

[12] Ídem.

[13] Benjamin, Walter, “Eduard Fuchs, coleccionista e historiador” en Obras. Tomo II. Vol. 2. Madrid, Abada Editores, 2009. Página 80

[14] CASSIRER, E. (2016) Antropología filosófica: Introducción a una filosofía de la cultura. México: Fondo de Cultura Económica (FCE). Pág. 25.

[15] Kazantzakis, N. (1979) Alexis Zorba, el griego. México: Promociones Editoriales Mexicanas, S.A. de C.V. Páginas 62-63

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Este texto apareció originalmente en: https://cemapinternacional.com / Fotografía: Gerardo Suárez para el Heraldo de México.

DE LA CASA #141: ANTES DE MEDUSA / DMEV.

Por Dinna Maricela Esparza Vázquez

Pocos saben la historia de Medusa antes de que se convirtiera en Medusa, y es que como ya les había contado, cuando yo era chica me obsesioné un poco con este personaje e investigué todo lo que pude acerca de ella, realmente nunca entendí su historia sino hasta hoy que tuve la oportunidad de entrar a registrar las pintas (a las cuales de ahora en adelante llamaré “intervenciones”) que se hicieron durante la mega marcha feminista, en el Monumento a la Independencia (mejor conocido como “Ángel de la Independencia, el cual a partir de ahora llamaré por su verdadero nombre: “Victoria Alada”), en fin, pues ahí estaba yo, registrando cuando me topé con la imagen tallada de la cabeza de Medusa, ahora intervenida con los ojos llorando sangre, y entonces recordé su historia, y de pronto su historia cobró todo el sentido que de niña no pude ver.

Medusa Dinna

Y ahí estaba yo frente a Medusa, comprendiendo que en la marcha también alzó su voz, y como parte del monumento también contó su historia, la historia de Medusa también es la historia de las mujeres violentadas.

Medusa, antes de ser ese “monstruo” temido por todos fue una hermosa doncella que custodiaba el templo de Atenea diosa de la guerra; durante muchos años Medusa fue acosada por el dios del mar, Poseidón, y a pesar de que el dios era sumamente insistente, Medusa siempre lograba burlarlo y alejarse de él; Medusa sufría por esto e imploraba a Atenea su intervención pero Atenea no hacía caso, un día Medusa no pudo huir de Poseidón y éste la violó, Medusa no atinó más que gritar e implorar por ayuda, por lo que Atenea irritada por los gritos decidió castigarla convirtiendo su cabello en un nido de serpientes, a partir de ese momento Medusa se convirtió en un “monstruo” agresivo y cruel que convertía en piedra a todo aquel que la mirara a los ojos, Atenea quiso detenerla pero no pudo, fue hasta muchos años después que Perseo guiado y ayudado por la misma Atenea, logró cortarle la cabeza, no sin antes transformarla en piedra.

¿Ven?, la historia se repite una y otra vez. La víctima denuncia varias veces a su acosador, implora porque alguien haga algo, el violentador abusa de su poder y comete un crimen, la ley castiga y re-violenta a la víctima en vez de al violador; la víctima ahora no solamente sufre por la agresión inicial sino por la constante re victimización que sufre día tras día, tanto por la ley como por la sociedad, y el delincuente sigue libre y adorado por todos, una vez más se salió con la suya y no solo no hay justicia sino que peca de cinismo y burla, la víctima se ve sola y desamparada; ya no puede más y su corazón se vuelve piedra, y entonces ahora solo puede dar lo que es (en lo que la convirtieron), ahora entonces ella es el monstruo, ella es a quien se debe desaparecer, y callar, y se debe invisibilizar, e ignorar, ahora ella es la no “políticamente correcta” porque ya no nos importa su historia, ni su dolor, ni su causa, ni su circunstancia; lo que nos importa es que no esté fea y que no vaya gritando por las calles asustando a la gente y convirtiéndola en piedra, lo que nos importa es que no nos incomode; entonces aparece un “héroe”, un hombre que recibe absolutamente toda la ayuda posible departe de la ley, de los dioses, y entonces la decapita; corta su cabeza para que se calle, para que ya no tengamos que oírla, ni verla, ni recordar que nos pidió ayuda y no hicimos nada, para que ya no sintamos culpa de haberla castigado siendo ella la agraviada, para no acordarnos de que dejamos libre a su violador y para colmo, lo adoramos solo porque nos da peces; y entonces creemos que muerta Medusa su historia se olvidará como se olvidan todas las historias similares.

Pero Medusa es fuerte y trasciende el tiempo y cruza el puente de la mitología a la vida real, y entonces emerge y se une a los gritos de las miles de mexicanas que salieron a exigirle al pueblo y al Estado ¡que ya no nos violen!, ¡que ya no nos maten!, ¡que ya estamos hartas de tanta impunidad!, y entonces Medusa se cuela por más de cien años en uno de los monumentos más importantes de nuestro país, y permanece ahí, tallada en piedra, pacientemente espera callada y pasando casi desapercibida en una esquina cerca del dintel de la entrada principal, espera por cien años el día de la marcha; porque Medusa sabía que nos íbamos a cansar de no ser escuchadas, de no ser atendidas, Medusa sabía que después de intentarlo todo sin éxito, entonces íbamos a levantar la voz, y entonces ella estaría ahí para unirse y alzar la suya, porque Medusa mejor que nadie sabe que las piedras son importantes, pero nunca más importantes que la vida y la integridad de las mujeres.

#RestauradorasConGlitter ✨
#PrimeroLasMujeresLuegoLasParedes
#NiUnaMás

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Sobre la autora: Dinna Maricela Esparza Vázquez (Ciudad de México / 1986). Egresada de la licenciatura en Arqueología de la Escuela Nacional de Antropología e Historia. Desde 2005 se desarrolla como investigadora, y en 2010 comienza su labor docente. Ha participado en numerosos proyectos arqueológicos tanto en la Ciudad de México, en sitios como Tlatelolco, Chapultepec, y Centro Histórico (Proyecto Boturini), así como en el interior de la República, en donde estuvo a cargo de las zonas arqueológicas de Dainzú y Yagúl en Oaxaca, así como de las excavaciones del Monasterio de San Pedro y San Pablo en el centro de esa ciudad; en Hidalgo, a cargo de las excavaciones del Palacio Quemado en la zona arqueológica de Tula; también ha colaborado en el área de investigación en el Museo Casa Morelos de Ecatepec.

Fotografía: Dinna Maricela Esparza Vázquez

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ArKeopatías opera bajo una licencia Creative Commons Reconocimiento – NoComercial – Compartir Igual 4.0 Internacional License, por lo que agradecemos citar la fuente de este artículo como: Proyecto ArKeopatías./ «Textos De La Casa #141″. México 2019. https://arkeopatias.wordpress.com/ en línea (fecha de consulta).

DE LA CASA #129: SI HAY MAGIA… HAY TRUCO / SV.

Por Selene Velázquez

Si hay magia, hay truco” me dijo en alguna ocasión un buen amigo en Guanajuato capital, mientras hablábamos de los llamados Pueblos Mágicos…

Pero, querido lector, querida lectora, si usted nunca antes había escuchado hablar sobre los Pueblos Trágicos Mágicos, deje le cuento un poquito de ellos.

En el año 2001 se creó un programa para beneficiar a municipios que tuviesen atractivos únicos y diferentes, dignos de ser visitados para incrementar el turismo en la localidad y que la derrama económica llegara a todos, cito directamente de la guía para la incorporación y permanencia de los Pueblos Mágicos, desde la página de SECTUR:

Los Pueblos Mágicos, son localidades que requieren orientarse para fortalecer y optimizar el aprovechamiento racional de recursos y atractivos naturales y culturales, fortalecer su infraestructura, la calidad de los servicios, la innovación y desarrollo de sus productos turísticos, el marketing y la tecnificación, en suma, acciones que contribuirán a detonar el crecimiento del mercado turístico.

Entonces, si ustedes viven en un municipio cuyas características los hacen especiales, digamos, que conserve en buenas o medianas condiciones su arquitectura, alguna fiesta tradicional excepcional o un lago de aguas cristalinas (ya ven que casi no abundan) o todas las anteriores juntas, arma un proyecto de mínimo 4 cuartillas para contar porqué debería estar en el programa de Pueblos Mágicos, además de conformar un patronato para la declaratoria, se compromete a que el estado y el municipio, junto con la IP invierta en la infraestructura turística, lo inscribe para su consideración anual, la valoran y, listo, si ven viable la declaratoria se la dan y a partir de ahí, le entregan un documento de inscripción al programa, tipo diploma, comienzan las asesorías, los recursos para la mejora de la imagen urbana e infraestructura, y puede utilizar el logotipo y en sí, la marca de Pueblo Mágico para su municipio.

En Nuevo León, (ese bonito estado del noreste mexicano), contamos con tres Pueblos Mágicos: Villa de Santiago, Linares, y recientemente, Bustamante. Santiago, se encuentra a casi 34km al sur del centro de la ciudad de Monterrey, y es uno de los sitios turísticos por antonomasia desde mucho antes de la declaratoria, cuando uno suele “agarrar carretera” como decimos acá, Linares un poquito más lejos, se encuentra a 127km, el cual, junto con Bustamante al norte, a 111 km están aproximadamente a 1:45 horas del centro de la capital. En los tres municipios, el contexto natural es riquísimo, abunda el agua, las montañas e incluso los sembradíos, en su traza urbana, aún conservan grandes ejemplos de arquitectura norestense, ya sea de tierra, adobe, caliche o ladrillos cocidos, la variedad en su gastronomía es exquisita y están repletos de hechos que han conformado la historia de Nuevo León.

Hasta aquí, todo parece perfecto, ¿no?

Sin embargo, no todo es como parece.

El programa, desde un inicio, ha presentado fallas de las cuales se ha escrito, hablado y discutido muchísimo, en lo particular en la que me concentraré es en la unificación visual de las poblaciones, principalmente en su arquitectura de mediano o pequeño formato, y es que, si bien, no podemos unificar por sus dimensiones al Templo del Apóstol Santiago en el municipio del mismo nombre, con el Templo del Señor de La Misericordia en Linares, o el de San Miguel Arcángel, en donde se encuentra el veneradísimo Señor de Tlaxcala en Bustamante, las pequeñas o grandes casonas de los pueblos, son tratadas como si fuesen parte de una mera escenografía colorida, en donde se les trata de manera homogénea sin tener un plan de acción para su conservación, restauración y permanencia , ¿cómo es esto?

En el caso de Santiago y Linares, las casonas de tierra, en donde ya fuera que sus muros sean de adobe o de sillar de caliche (bloques labrados por sus cuatro caras de tierra compuesta por grava, limo, arcillas y sobre todo: caliza), fueron aplanadas con un mortero a base de cemento y arena, y, en algunos casos sobre malla de gallinero y pintadas con pintura vinílica, lo que impide que el muro de la construcción pueda transpirar correctamente, le provoca humedades, disgregación en la fábrica del muro, y por ende, deterioros. Está documentado cómo se perdieron detalles de esgrafiados o molduras para al final, solo recuperar las formas abstractas, perdiendo la decoración de las casonas norestenses.

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Santiago 1: Estado de conservación de una casona norestense, antes de «la mejora urbana» del Pueblo Mágico de Santiago, en donde podemos apreciar aún el detalle de los alto relieves en el acceso de medio punto y las ventanas, aplanados con cal y arena de río. también es posible ver enmarcado el inmueble con pintura a la cal.

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Santiago 2: La escenografía: aplanado de cemento y vinílica sobre el mismo inmueble.

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Santiago 3: ¿En dónde quedaron las molduras? ¿Cómo está por dentro?

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Santiago 4: Estado de conservación del interior de la casona norestense. Claramente se observa una «»mejora estética»» (las dobles comillas son adrede) del bien inmueble solo al exterior. Fachadismo puro.

En alguna ocasión, registrando las intervenciones en estos poblados, me tocó acercarme con uno de los maestros albañiles que estaba trabajando los inmuebles, “Maestro, ¿con qué está enjarrando? Le pregunté. “Con cemento y arena”, hasta la fecha, no sé qué cara habré hecho que, inmediatamente después me respondió: “yo sé que esto no se debe de hacer, pero son órdenes que me dan, yo mi casa la enjarro con cal y arena, esto nomás va a desgraciar la casita, pero eso me ordenó la constructora”.

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Linares 1: Bultos de cemento para el aplanado sobre muros de sillar de caliche.LINARES 2

Linares 2: Además del aplanado de cemento sobre la arquitectura de tierra, se utilizaron pinturas vinílicas, que, por ser plásticos, encapsulan a la fábrica del inmueble, en la imagen superior, aún es posible ver pintura a la cal en la moldura.

En Linares, por ejemplo, el mosaico antiguo, anti derrapante, de la Plaza Juárez fue cubierto en su totalidad por un piso de concreto rectangular, cuando en realidad, el mosaico bicolor, típico de una época en la región, se encontraba en perfecto estado de conservación. Cuando, quien les escribe por acá, fue a documentar el proceso de transformación del pueblo, al platicar con los boleros del jardín, me comentaban que no estaban de acuerdo con que se cambiara el piso, porque además de ser resbaloso, le quitaba “lo bonito, lo antiguo” a la plaza. Además, al igual que en Santiago, las fachadas de los inmuebles se recubrieron con cemento y sin pensarlo se recubrió, de nuevo, con pintura vinílica, incluso los inmuebles que pertenecen a la Universidad Autónoma de Nuevo León o al estado, como el Templo del Sagrado Corazón de Jesús.  Y sí. Lo que se busca con el programa, es la intervención rápida de los espacios, las apariencias, la escenografía perfecta para la selfie o en sí, para la foto. No importa que el inmueble esté, por así decir, con una enfermedad terminal, sÍ, por el exterior se ve recién pintadito de colores chillantes, si se ve pulcro, mágico.

linares 3Linares 3: Piso de la Plaza Juárez, losetas hidráulicas de mosaico anti derrapante en buen estado de conservación siendo cubierto completamente.

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Linares 4: Inmueble de sillar de caliche de la UANL, detalle de los aplanados con cemento.

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Linares 5: Inmueble de sillar e caliche de la UANL, acabado final pintado con vinílicas.

La denominación llega sin consultar a los habitantes, se impone como una visión vertical en donde se les dice que el turismo llegará a borbotones, la derrama económica será en abundancia y además ¿cómo es que te vas a negar que tu propiedad se vea como nueva? Claro, en el entendido que, tengas la suerte de que no hayan llegado ya a comprarte tu inmueble a un precio baratísimo para que, al final, el dueño de todo el centro sea solo uno o unas cuantas personas. Porque, no neguemos el hecho, de que, en la mayoría de los Pueblos Mágicos, los propietarios de los inmuebles ubicados en la poligonal beneficiada son siempre tan solo unos cuantos, los que al final del día, administran la “riqueza” generada. Aunado a ello, en muchas ocasiones las poblaciones se ven gentrificadas (claro, no sólo se gentrifica a las colonias de las grandes ciudades), la comunidad que ha habitado por muchísimo tiempo ve encarecido su estilo de vida, y es expulsada hacia otros sitios. La gordita de maíz o el dulce de leche se hace “gourmet”, aumenta su valor y se hace inaccesible para quienes ahí habitaban.

Los escritos, estudios e investigaciones sobre los Pueblos Mágicos y sus consecuencias negativas en los entornos son amplísimas, por muchos años se ha pedido la reconsideración del programa, hasta que un buen día de diciembre de 2018, se dio la noticia: el presupuesto designado para los Pueblos Mágicos en el 2019 sería de 0 pesos, e incluso, se consideraba la eliminación de la marca[1].

Pero es que, entonces, ¿nuestros ruegos y súplicas fueron escuchadas?

Y la respuesta es: no, no nos engañemos. El programa desaparece ante la nueva política de austeridad encabezada por el gobierno de Andrés Manuel López Obrador. No tiene que ver con una política cultural real en cuanto a la protección y conservación del patrimonio cultural de los pueblos, sino más bien, a la reducción del presupuesto. El turismo en estos sitios no desaparecerá, el apoyo económico, sí.

El momento es el ideal para ahora sí, buscar la protección y el disfrute real del patrimonio cultural, es el momento perfecto para que los municipios volteen a ver a sus artesanos, a sus maestros albañiles, a sus cocineras tradicionales, y se rescaten los oficios, se rescaten no solo las antiguas recetas de cocina, sino también, los antiguos sistemas constructivos de las regiones, que se creen talleres de conservación en las poblaciones, que se haga comunidad.

Estamos en un punto clave: la búsqueda real de la permanencia de nuestro patrimonio cultural por sí solo, y no por medio de una marca mágica. Dejemos de pintar el deterioro, mejor, busquemos la solución, y sobre todo, aprendamos a conocer nuestras diferencias y a partir de ahí, la riqueza que tenemos.   Digamos adiós a la magia y trabajemos para recuperar la realidad y lo tradicional de nuestros pueblos.

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Sobre la autora: (Monterrey, Nuevo León – 1982) Maestra en restauración de sitios y monumentos por la Universidad de Guanajuato y arquiterca por la Universidad Autónoma de Nuevo León, ama a la arquitectura norestense y a su tierra. Es fundadora de Restáurika, empresa que se dedica a la arquitectura contemporánea y a la restauración de bienes muebles e inmuebles. No le gusta quedarse callada cuando ve que le tiran el patrimonio de su ciudad./

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Notas: [1] https://www.eluniversal.com.mx/nacion/sociedad/dejan-sin-recursos-121-pueblos-magicos-de-mexico

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ArKeopatías opera bajo una licencia Creative Commons Reconocimiento – NoComercial – Compartir Igual 4.0 Internacional License, por lo que agradecemos citar la fuente de este artículo como: Proyecto ArKeopatías./ “Textos de la casa #129″. México 2019. https://arkeopatias.wordpress.com/ en línea (fecha de consulta).

REVISTA #ARK20 // PÉRDIDA Y PATRIMONIO.

PORTADA ARK20

En octubre del año pasado ARK convocó a nuestros lectores a compartirnos sus trabajos, mediante artículos, ensayos, opiniones, proyectos, fotografía, video, etcétera, que dieran cuenta de los procesos de documentación y recuperación de la memoria material e inmaterial a raíz de los sismos del pasado mes de septiembre del 2017 en México.A través de disciplinas como la arqueología, antropología, arquitectura, restauración, antropología física y demás afines, quisimos reflexionar sobre las responsabilidades e implicaciones que la pérdida (a veces anterior al sismo mismo) de los referentes del patrimonio cultural tiene en la vida de quienes lo reproducen y le dan sentido.

La amable respuesta de nuestros autores nos entusiasma, por la variedad de enfoques que se dan cita en este número y nos permiten presentarles un rico panorama, como es ya nuestra costumbre, con un fuerte componente crítico y reflexivo que se aleja de los lugares comunes en los que muchos otros cayeron al hablar de estos temas.

Institucionalmente, durante desayunos, reuniones, juntas, entrevistas, las palabras que más se escucharon fueron “la situación (magnitud, cantidad, necesidad…) nos rebasa”, mientras que al lado pasaban verdaderas caravanas de ayuda ciudadana destinadas a apoyar lo prioritario.

Muchos, desde sus lugares hicieron su máximo esfuerzo, no queda duda, sin embargo, los sismos dejaron ver un deficiente sistema de prevención (registro, documentación…) e intervención que no tenía, desde antes de los fenómenos naturales, recursos financieros, técnicos o humanos necesarios para enfrentar la responsabilidad que de pronto se les vino encima.

En este número hemos tratado de reunir las visiones, cercanas y otras laterales, sobre lo que se desencadenó a partir de aquellos trágicos días, asumiendo que nuestra responsabilidad es convertirlos en una oportunidad para transformar las grietas en una verdadera (re)construcción.

La liga a la revista está aquí: https://issuu.com/arkeopatias/docs/ark20

P.D. No se olviden que pueden escuchar la charla con los autores en nuestro canal de YouTube aquí: https://youtu.be/WkpQRp4n4Y8

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ARK es un proyecto encaminado a propiciar espacios de reflexión, análisis y discusión sobre el Patrimonio Cultural. Utilizamos las herramientas de internet para generar investigación y debates con conocimiento, libertad y responsabilidad. Conservamos una postura crítica y sin censura porque estamos convencidos de que es el camino a la transformación de la realidad patrimonial de México y el mundo. Actualmente operamos bajo una licencia Creative Commons 4.0