#LasPrestadas: Patrimonio, espacio público y sustentabilidad urbana.

Por Martín M. Muñoz

El patrimonio arquitectónico y urbano jerarquiza el espacio público que enmarca, y con ello contribuye enormemente a la ansiada sustentabilidad de nuestras ciudades. Este artículo busca ponerlos en relación para realzar la pertinencia de repensar el paisaje urbano en su conjunto y desde la escala humana.

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En los últimos años ha ganado un pronunciado protagonismo el término “sustentable”. Planteado como nuevo ideal a alcanzar, el término se encuentra ligado fuertemente a la consolidación del avance de la ecología como campo de estudio y acción desde los años setentas. Y en ese sentido, el término “sostenible” es también utilizado como sinónimo, y, si bien cada palabra reconoce un origen distinto, actualmente ambas se encuentran interligadas por el mismo paradigma en boga que las enarbola desde hace más de cuarenta años: el desarrollo sustentable. Así, es que hoy, de cara al futuro, es necesario volver a preguntarnos qué es ser sustentable. Porque el escenario que fue testigo de la génesis de ese concepto sufrió un drástico cambio cuando el crecimiento de la población mundial nos señaló que desde 2007 más de la mitad vive en ciudades . Lo que muchos señalan como el triunfo definitivo de las ciudades y el inicio de la era urbana, nos debe convocar a repensar cómo la humanidad piensa sostener este proceso y sustentarse en adelante.

Para ello, es ineludible entender a la ciudad como un sistema interconectado. Ya en las primeras décadas del siglo pasado, estudiosos de las cuestiones urbanas de la talla de Lewis Mumford o la dupla de Robert Park y Ernest Burgess, entendían a la ciudad como el artefacto más perfecto creado por la humanidad, dotado de un mecanismo social propio, emplazado en un territorio que lo influye, pero que a la vez transforma. El avance y dominio de la Naturaleza por parte de los hombres supuso una transformación radical en el ambiente que lo sustentaba, tanto el natural como el construido, que no tardaría en evidenciar un desbalance en la relación armoniosa entre las partes en los últimos siglos.

De aquí que, teniendo en cuenta las demandas y desafíos de las ciudades de hoy y para recuperar la relación armoniosa entre individuo, sociedad y naturaleza, la interacción social es una de las necesidades de primer orden para garantizar la sostenibilidad del sistema de vida urbano. Para que ese tipo de acercamiento y comunicación mutua de acciones, palabras y señales entre personas se dé, es necesario un espacio común que los contenga, los identifique e interpele. De aquí la centralidad de la importancia de rescatar el espacio público de las ciudades, ese espacio definido por oposición al espacio privado albergado en el interior de los edificios.

Asimismo, dentro del tratamiento de los espacios públicos, la conservación y puesta en valor del patrimonio urbano existente en el entorno es esencial. No debemos olvidar, por ejemplo, que el tratamiento de las fachadas juegan un papel fundamental en la definición y la composición espacial del conjunto arquitectónico que los enmarca. Con esto se jerarquizan estos espacios como corredores y nodos urbanos, de manera de que actúen como grandes hitos atractores de funciones superpuestas: transitar, recrearse, comerciar, residir, esparcirse, en fin, un sin número de actividades que es posible localizar coincidiendo en torno a estos lugares de sociabilidad. Al mismo tiempo, esto nos permite visibilizar, rescatar y valorizar la memoria de la ciudad haciéndolas parte del escenario de la cotidianidad.

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Piazza Navona Roma (Foto del autor).

Por otro lado, articular los espacios públicos con las áreas verdes permite poner en práctica la vivencia de una ciudad a otra velocidad, distinta de la impuesta por las tecnologías modernas, y recuperar la dimensión humana del peatón. Porque gozar de las facilidades que brinda la cercanía de las ventajas de la vida urbana más el verde ajardinado, todo ello dentro de un radio acotado de manzanas a la redonda del propio domicilio es también contribuir a la sostenibilidad, ya que reduce los tiempos y los costos urbanos y ambientales asociados a los largos traslados, sobre todo los ligados al automóvil y la expansión de las ciudades en baja densidad. En este sentido, muchas de las principales ciudades del mundo apuestan a la transformación de sus áreas centrales en pos de la conformación de barrios caminables enriquecidos por usos mixtos: Curitiba, Tokio, Londres, Seattle, Portland, Boston, Delhi, o Montevideo son sólo algunas de las ciudades que buscan renovarse y enriquecer su vida urbana a partir de este tipo de intervenciones. No obstante, existe al mismo tiempo una contracara dada por el mercado del suelo: la mayor demanda de los inmuebles localizados en estos barrios empuja al alza su precio, lo cual genera procesos de gentrificación.

En el caso de Argentina, podríamos rescatar que han existido tibios intentos cercanos a este tipo de intervenciones urbanas, como la peatonalización de algunas de las calles céntricas comerciales, por ejemplo, que no llegan a acercarse al paradigma propuesto, ya que no son ejemplos realmente completos en sí mismos, dada la ausencia de población residencial en el área. Esto nos invita a ir por más, a buscar la concreción de experiencias de diseño urbano que integren la recuperación social del espacio público con la revalorización del patrimonio de nuestras ciudades, en articulación con la dotación de arbolado y áreas verdes en los intersticios adecuados. En conclusión, avanzar en procesos responsables de densificación poblacional y mixtura de usos en nuestros centros y subcentros urbanos es contribuir con que nuestras ciudades sean sustentables y garantizar que la forma de vida urbana sea sostenible.

Espacios urbanos peatonales, densificados y con mixtura de usos.

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Fuente: Plataforma Urbana.

DE LA CASA #64: CASA DANA – THOMAS DE FRANK LLOYD WRIGHT / JTG.

Por Javier Torres Gómez

“El arquitecto debe ser un profeta… Un profeta en el verdadero sentido del término… Si no puede ver por lo menos diez años hacia adelante no lo llamen arquitecto.”

Frank Lloyd Wright (1867-1959)

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Casa Dana-Thomas, Springfield, Illinois. Fecha de construcción 1902-1904. Fig. 1. Fachada interior. (c)

En esta ocasión me gustaría compartirles una crónica de la visita que realicé a una de las casas diseñadas por uno de los mejores arquitectos de la historia (según el mismo) y tal vez el más polémico.

Por un lado estaba muy emocionado por el hecho de iniciar el recorrido, por una de las casas diseñadas por el reconocido arquitecto Frank Lloyd Wright, del que hace algunos años sabía solamente lo investigado para mis clases de Teoría de la Arquitectura o cuando a la mitad de la Licenciatura, recuerdo que trataba de procesar uno que otro de sus proyectos, mientras terminaba una de mis entregas del Taller de Arquitectura y por otro lado estaba enfocándome en las sensaciones que esta casa pudo haber provocado a los propietarios y que ahora estaba experimentando.

En el exterior se puede apreciar una fachada diferente a todas las demás casas que existen alrededor.  El uso de los vitrales es la característica que identifica el diseño de Wright. Él buscaba sintetizar las formas de la naturaleza en figuras geométricas plasmándolas en intrínsecos diseños, únicos para cada una de las residencias (ahora entiendo el porqué de esas clases de redes, en los primeros semestres de la carrera de arquitectura de mi querida maestra la Arq. Elodia Gomez Maqueo). La manera en que la luz pasa por esos vitrales de una manera espectacular, al penetrar en cada recinto  es transformada en una gama de colores imperceptible para el ojo humano, matizando la madera de roble y demás mobiliario al interior. Esta casa posee la colección más grande de mobiliario original diseñado por Wright con 103 muebles y 450 piezas de vitral. (1)

Wright hace uso del concepto “orgánico”, el cual va desarrollando a través de los años y él  lo define como la utilización de materiales propios de la zona tales como piedra y madera, con esto logra mimetizarse con el entorno empleando los colores y texturas, a diferencia del concepto orgánico que otros arquitectos han desarrollado en fechas más recientes, donde utilizan formas de la naturaleza como analogías. Otro de los principios que emplea en esta casa es la horizontalidad y es posible apreciar desde la barda que delimita el predio, utilizando ladrillos muy largos, así como también en la volumetría de la casa.

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Fig. 2. Vista desde el patio interior. (c)

A veces conocida como la Casa Dana- Thomas en reconocimiento a la extensa restauración realizada por el Sr. y la Sra. Charles C. Thomas en 1944, está diseñada en una planta cruciforme e incorpora parte de una casa anterior dentro de la estructura. Es una construcción estilo Prairie (Pradera) es el primer ejemplo de rasgo característico de Wright y espacios a doble altura.

La Sra. Dana hereda una antigua construcción de su padre, localizada a un lado de las vías del ferrocarril en Springfield, Illinois, se trataba de una Mansión de estilo Victoriano la cual estaba construida a base de piedra y ella tenía pensado remodelarla para darle un estilo italiano.

La familia Lawrence llegó a ser una de las más prominentes y bien establecida en la sociedad de  Springfield, Illinois. La Sra.  Dana heredó una gran fortuna, se hablaba de que era muy excéntrica y que además realizaba labores de filantropía y ahora deseaba tener una casa que fuera al mismo tiempo un tributo para su familia pasado, presente y futuro.

Dana se pone en contacto con el joven Frank Lloyd Wright de 33 años a quien contrata para la remodelación de esta casa.

Wright tenía la intención de demolerla por completo, puesto que él quería imponer su estilo por encima de cualquier vestigio que hubiera de otra edificación, pero a petición de la Sra. Dana, deja un cuarto que le recordaba mucho a su fallecido padre y lo integra en su distribución.

El costo aproximado de la construcción fue de $60,000 dls, considerado que una casa de dimensiones normales hubiera costado unos $4000 dls, sobrepaso por mucho el costo promedio para la época. Está distribuida en 35 espacios con una superficie de 1170.5 m2. (2)

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Fig. 3. Fachada principal exterior. (c)

Exterior

La volumetría es muy interesante, maneja techos ligeramente inclinados y en diferentes planos, el juego que hace con el remetimiento de los diferentes elementos arquitectónicos provoca un efecto variado de luz y sombra que hace aún más rica la composición de las fachadas.

Los vitrales son muy evidentes desde el exterior pero no permiten la visibilidad hacia el interior y de esta manera evita el uso de las cortinas, ya que él lo consideraba un obstáculo para los usuarios desde el interior, así como también le restaba protagonismo a los diseños de los vitrales.

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Fig. 4 Detalle de la cubierta y canalones. (c)

Utiliza también unos elementos de cobre que tienen un diseño muy particular y que paulatinamente han adquirido un color verde producto de la oxidación, que al mismo tiempo hacen juego con los canalones y bajadas de agua que además de ser ornamentales cumplen con la función de canalizar el agua, producto de las fuertes precipitaciones pluviales y de las nevadas.

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Fig. 5. Levantamiento de las fachadas. (c)

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Fig. 6. Planta arquitectónica. (c)

La planta de la casa está basada en espacios grandes: un comedor de doble altura, una librería y una galería de arte separador de la construcción pero unidos con pérgolas en el extremo largo del complejo.

Interior

El acceso principal cuenta con un arco de medio punto de grandes dimensiones que enmarca la entrada, al ingresar, se llega a un vestíbulo donde se abre el espacio dramáticamente y nos encontramos en un recinto a doble altura. Al ingresar al vestíbulo se encuentra una escultura llamada «Flower in the Crannied Wall» diseñada por Wright y ejecutada por Richard Bock, la cual tiene forma de obelisco y conforme va subiendo se convierte en una mujer que está dando los últimos toques a un rascacielos, además  de dos sillas, una de cada lado de la estatua, donde esperaban los visitantes antes de ser atendidos, buscando siempre la simetría.

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Fig. 7. Escultura en el vestíbulo de acceso. (c)

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Fig. 8. Vista desde el interior hacia el acceso (c)

En el vestíbulo se localizan la circulación vertical para ingresar a la sala, al comedor, un sanitario y la recepción donde existe una fuente en el muro llamada “The Moon Children”, por Richard Bock la cual está enmarcada con vitrales artísticos que la acentúan aún más. El maneja el cambio de niveles en cada habitación ya que el sostenía que cada espacio era diferente y por lo tanto se vivía diferente, este principio lo maneja también en la planta alta, cabe señalar que la mayoría de los espacios son de una altura reducida, Wright diseñaba conforme a la escala perfecta: su escala.

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Fig. 9. Comedor. (c)

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Fig. 10. Oficina. (c)

El Comedor podía extenderse hasta para 40 personas, en su diseño intercala una silla alta y otra baja, para facilitar el servicio, a unas personas se les servía por el lado izquierdo y a otras por el lado derecho.

Las lámparas colgantes tienen motivos multicolores y son empleadas para unificar los demás elementos de la casa.

Wright tenía una obsesión también en cuanto a la geometría y en algunos casos llego a ser absurda, como lo es en la recamara principal, ya que colocó dos camas individuales separadas para conservar esa simetría.

El encargo consistía en convertir esta casa, en un lugar donde toda la gente de la alta sociedad de Springfield asistiera a las fiestas que la señora Dana realizaría continuamente. Como un dato curioso la primera fiesta que se realizó después de terminada la obra, fue para todos los trabajadores que hicieron posible la construcción.

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Fig. 11. Cada lámpara tiene un diseño. (c)

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Fig. 12. Detalle de uno de los vitrales. (c)

El sótano cuenta con un espacio para jugar boliche, el cual en algún momento quedo inundado y actualmente se encuentra en restauración, por lo cual no tuvimos acceso en esta ocasión.

Frank Lloyd Wright diseñó cada parte de la casa, cada mueble y cada rincón, hasta ahora es una de mis favoritas. Él fue un genio para su época, recordemos que la construcción de esta casa se inició hace más de 113 años.

Estas construcciones son únicas, el pueblo estadounidense las cuida y admira de una forma impresionante. Se mantienen por medio de las donaciones realizadas a la fundación Frank Lloyd Wright, que fue creada por algunos de sus alumnos así como también, de la venta de artículos oficiales y réplicas de sus diseños. Si algo hay que aprender de este ejemplo, es la manera tan ordenada y respetuosa con que tratan a sus edificios históricos.

Ahora que radico en los Estados Unidos y he mostrado imágenes de las construcciones diseñadas por los arquitectos mexicanos al pueblo estadounidense, he visto como ellos realmente aprecian la arquitectura de México, y les entusiasma la idea de visitar en un  futuro estas construcciones realizadas por arquitectos de la talla de Pedro Ramírez Vázquez, Ricardo Legorreta, Agustín Hernández, Mario Pani, Juan O’ Gorman, Luis Barragán, etc. solo por mencionar algunos, si creen que me falta alguno no dejen de mencionarlo.

México cuenta con el potencial para el turismo internacional, continuemos promoviendo nuestro patrimonio arquitectónico y eduquemos a las siguientes generaciones enseñándoles la importancia de preservar cada edificio que forma parte de nuestra historia como nación.

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Notas:

[1] Frank Lloyd Wright, year by year, Iain Thompson, 2003, 480pp.

[2] Frank Lloyd Wright, Field Guide, his 100 greatest works, Marie Clayton, 480pp, 2002

[3] http://www.dana-thomas.org/

[4] http://www.franklloydwright.org/

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ArKeopatías opera bajo una licencia Creative Commons, Atribución-NoComercial 2.5 México, por lo que agradecemos citar la fuente de este artículo como: Proyecto ArKeopatías./ “Textos de la casa #64″. México 2015. https://arkeopatias.wordpress.com/ en línea (fecha de consulta).

El Patrimonio desde las Ciencias Sociales y las Humanidades / Coloquio Internacional

Protasio Tagle y Gómez Pedraza

Por Jazmina Barrera

En esta esquina de la San Miguel Chapultepec permanece, aunque no por mucho tiempo, una casa que nos recuerda el vínculo que existe entre la memoria, la narrativa y la arquitectura.

Toda mi vida he realizado el mismo trayecto camino a casa: vuelta a la derecha en Gómez Pedraza y después vuelta otra vez en Protasio Tagle. Paso, por tanto, casi a diario por la casa que está en dicha esquina. Aunque la he admirado desde siempre, fue hasta hace poco que despertó mi curiosidad.

La casa está construida con piedra volcánica y cantera. Dos mascarones observan al transeúnte desde la fachada; el superior es una especie de joven guerrero y el inferior un hombre barbudo. Ambos se mantienen casi intactos, orgullosos entre los escombros del resto de la construcción. La puerta principal está en la esquina, y a través de las rejas se alcanzan a ver dos escaleras simétricas que descienden de un segundo piso. Sobre la puerta hay una capitular rodeada de hojas talladas, lo que queda de una probable D o B. La herrería es impresionante, cubierta de flores y hojas. En la barda de Protasio Tagle hay varias ventanas y una pequeña puerta. Entre ventana y ventana quedan los restos de varios dragones desmoronados, con los ojos carcomidos. Volteando hacia arriba, en vez de techo se ve el cielo. ¿Cómo cae una casa, que alguna vez fue tan lujosa, en ruinas? ¿Por qué nadie la ha arreglado o, como sucede con tantas otras, derrumbado para construir un edificio?

En un principio pensé que estaba abandonada, pero al asomarme por la puerta vi una camioneta roja estacionada dentro. En eso vi llegar al camión del gas. Le pregunté al operador si sabía quién vivía allí. Allí vivían varias personas, me dijo, y que había que tocar en una pequeña puerta que yo ni había visto. Estuve un rato tocando el timbre, pero no tuve respuesta.

Fui entonces a una peluquería que está junto a la casa. Le pregunté a la dueña si conocía la historia del edificio, Mientras le realizaba un pedicure a una mujer de cabello empapelado me dijo que ahí vivían las Franco, unas hermanas españolas que rentaban desde 1930. Cuando murieron, la casa pasó al dueño de Pemex, José Ramón Beteta.

José Ramón Beteta probablemente existe en esta ciudad de 20 millones de habitantes, pero después de buscar en google y preguntar por ahí, me quedó claro que nadie con ese nombre fue dueño, ni jefe, ni nada de PEMEX. Mario Ramón Beteta, por otro lado, fue gobernador del Estado de México y jefe de SOMEX, lo cual podría ser una posible pista.

A continuación  me dirigí al expendio de huevos que está cruzando la calle. La señora Dominga, quien allí atiende, me informó que la herrería de esa casa es de 1890. Me contó luego cómo de niña ella vivía al lado del «señor» (así llama a la cabeza de la fachada) pero de quién vive o vivía allí, no sabía nada.

Volví entonces a pararme frente a la casa, hasta que de la pequeña puerta salió una mujer bien peinada, de traje y acompañada de un joven que parecía ser su hijo.

Emocionada, le pregunté si ella sabía algo acerca de la historia de la casa, pero tampoco supo decirme mucho. Según ella la casa era del a go gó para acá, probablemente de 1885, y era la casa de un general que tenía unas caballerizas enormes. Dijo que está catalogada como monumento del INBA pero que no la pueden restaurar porque no hay interés ni dinero. Le pregunté por la historia de las hermanas Franco que me contó la estilista, y me respondió: «No le crea nada, ¡Yo soy Beatriz Franco! Y llevo viviendo aquí 60 años. Soy la que más tiempo lleva viviendo aquí».

Me dirigí entonces a la papelería en contraesquina de la casa donde, desde que tengo memoria, atiende un hombre que mis abuelos llamaban «el Bizco». Sin querer cometí una imprudencia: le pregunté si sabía algo de la casa, considerando que «tiene una vista privilegiada». Por supuesto, no le caí en gracia. Sólo me contó que el dueño es un joven que tiene una lechería a la vuelta.

Durante varios días intenté entrar a la lechería, pero siempre la encontré cerrada. Sólo un día, justo cuando no tenía el tiempo de detenerme, la vi abierta a las seis de la tarde. Después de eso nunca más la volví a ver abierta.

Decidí entonces preguntarle a unas primas de mi abuela que vivía en la otra esquina, en una casa azul hermosa. En el timbre me presenté como la nieta de «la China». Me abrieron Lupe y Cuca, hermanas de aproximadamente 80 años de edad y un metro cuarenta de estatura y me invitaron a pasar, hablando siempre al mismo tiempo. Les pregunté por la casa y me respondieron que la verdad no sabía nada. Hacía mucho que no salían de su casa, que sería grande pero siguen siendo cuatro paredes. Me hablaron de la enorme residencia en la que viven, que es de fines del siglo XIX y fue remodelada en 1928. Se describieron como dos garbanzos en su casota. Recordaron cómo pasaban por ahí las vacas, en una época en que todo esto estaba lleno de establos. Lupe llegó de Jalostotitlán, Jalisco a los 3 años de edad, y entonces esto era mucho más tranquilo, antes del metro. Ahora son puras oficinas. Me dijo que en la casa de la esquina contraria vivía un hermano de mi bisabuela. Y en la de Alumnos núm. 36, vive Tere Meraz, aunque ambas hermanas tenían la sospecha de que murió hace poco. A continuación, me contaron la historia de Tere Meraz: se casó con un pariente de los del principado de Mónaco. Tenía muchísimo dinero y aún así nunca quiso usar estufa ni refri ni luz ni nada. Adoptaba muchos perros, eso sí.

Pero respecto a la casa de Tagle sólo pudieron decirme que ha estado siempre en ruinas y que no había a quién más preguntarle porque ellas son las más viejas de aquí.

Volví entonces a la casa de Tagle, y allí me encontré a un hombre alto, con lentes de pasta y peinado de lado, saliendo de la casa. Al instante lo intercepté, y resultó ser muy amable, dispuesto a enseñarme su casa. Me contó cómo la casa antes era un palacio, y ahora no pueden ni arreglarla ni nada porque no los dejan los de Sitios y Monumentos. El techo ya hasta se vino abajo y casi se le cae encima a su sobrino, quien por suerte se alcanzó a hacer a un lado. En el segundo piso yo alcanzaba a ver una tina de porcelana empotrada y ahora medio colgante. Lo seguí entonces por la puertita que da a Protasio Tagle. Adentro había una vecindad que parecía una construcción mucho más sólida y reciente. Hablando de los antiguos dueños, me contó que la dueña, que en paz descanse, fue construyendo cuartos y cuartos, y que los inquilinos están en juicio para adquirir la propiedad. Le pregunté entonces por las teorías que me habían contado los otros vecinos, por el general, el director de Pemex o SOMEX, y las hermanas españolas.

Me respondió que todo es mentira porque él tiene el contrato original. Dijo que esos son puros chismoleros, que cree que los antepasados de la dueña tenían algo que ver con el castillo de Chapultepec, y que las calles de la colonia se llaman así por los generales que ahí vivían. Dice que la historia del general es mentira, y que está seguro de ello porque él es el que tiene más tiempo viviendo ahí, 50 años, según dice y, a juzgar por la colección de angelitos que su esposa ha acumulado, debe ser cierto. Para probarlo, me enseñó las llaves originales de la casa, enormes y metálicas, como las puertas de un castillo.

Mi siguiente paso fue hablar con Alicia, cuya madre vendió por años tamales en la esquina de Alumnos y Protasio Tagle. Me dijo que la casa pertenecía a un piloto aviador, que seguro murió y quedó intestada. Eso es algo muy común en la colonia, donde hacía poco desalojaron al tío de Alicia que desde hacía tres generaciones vivían allí sin papeles.

Después de tantas versiones encontradas, se me ocurrió hablarle a mi tía abuela, que vivió junto con sus siete hermanos y sus padres en la calle de Alumnos durante muchos años. Su memoria es aún prodigiosa y me contó que en la casa de Tagle vivía Esther Barrón. Según Martha, ella fue compañera de mi bisabuela en el colegio de las Viscaínas y allí vivió todavía de viuda con sus hijos. Una de las hijas se fue a vivir a una casa de enfrente, a la casa de Tezontle. Martha se acordaba de haber vivido cuando la casa de Tagle estaba en todo su esplendor.

Ya con el dato de Esther Barrón, les pregunté a mi madre y a mi tía si tenían algún recuerdo de ella. Y se acordaban de que murió sola. Según ellas, se le murió la madre y el marido, y se volvió loca. Desde entonces se vestía siempre de negro y lloraba por las calles. Cuando murió tardaron días en darse cuenta.

Fui entonces a preguntar a la casa de Tezontle. Los nuevos dueños sólo recordaban de los inquilinos anteriores que uno de ellos tiene un puesto de tacos junto a la PROFECO.

Encontré el puesto de tacos, y a Alejandro, nieto de Esther Barrón. Me dijo que su padre, Alfonso, vivió un tiempo en la casa de Tagle con su madre y luego se mudó a la casa de Tezontle. La casa de Tagle la rentaba su bisabuela desde aproximadamente 1930 pero no recordaba quién vivía ahí antes.

Hoy en día, el listón amarillo de Protección Civil rodea la casa de Tagle porque se está derrumbando. Así, todas esas historias que me contaron, y todas las que me falta averiguar, desaparecen con ella. Las autoridades con las que hemos hablado los vecinos no logran hacer algo al respecto, como tampoco lo logran con decenas de casas de mi colonia y miles de casas en toda la ciudad con un valor histórico, arquitectónico y narrativo incalculable que se desvanecen de la noche a la mañana.

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Fuente: «La Semana de Frente» 15 de noviembre de 2012 [www.frente.com.mx] | Fotografía: Toumani Cámara

La muralla de Barcino renace

Por José Ángel Montañés

El monumento más grande de Barcelona, la muralla romana construida hace casi 20 siglos, recupera 22 metros de su imponente perímetro fortificado. Tras derribar dos edificios que la ocultaban, los situados en los números 14 y 16 de la calle del Sots-tinent Navarro, ha aflorado el enorme muro, como una especie de superviviente de otra época, que sumados a los que ya eran visibles forma un lienzo de unos 40 metros. El derribo de los edificios —uno propiedad municipal, desocupado y tapiado desde hace años y el otro vacío desde 2011, tras un largo litigio con sus dueños— ha sido sufragado por el Ayuntamiento de Barcelona y por la empresa Lakitania SA, promotora de un hotel de lujo que construye Rafael Moneo en el número 7 de la calle de Lledó, justo en la parte interior del lienzo de muralla que ha quedado al descubierto.

El derribo ha permitido recuperar la torre número 28, una de las 76 con las que contó la ciudad romana desde finales del siglo III (según las nuevas dataciones), algo que hizo que se le conociera como “la ciudad coronada”. Los trabajos comenzaron el pasado 21 de julio y se han desarrollado en dos fases. En la inicial, se han separado los dos edificios de la muralla para no dañarla. Desde la segunda quincena de agosto se ha procedido a la demolición de los edificios que permitirán liberar un espacio de más de 400 metros cuadrados de superficie que se transformarán en espacio público, según informa Foment de Ciutat Vella.

Foto: La torre número 28 que ha aparecido tras uno de los edificios.

Cuando en septiembre el hotel abra sus puertas podrán verse una espléndida galería gótica, un gran patio con columnas del siglo XVII y sobre todo, el interior de la torre decorada con pinturas medievales que conserva, además, la única puerta de acceso al paso de ronda de la muralla.

El Ayuntamiento también tiene en el punto de mira los número 18 y 20, pero Jaume Ciurana, empeñado en recuperar los restos de Barcino, asegura que “será más adelante”.

Foto: Detalle de la ventana gótica conservada en la torre de la muralla romana.

La actuación sobre la muralla romana es uno de los trabajos previstos en el «plan Barcino» que impulsa el quinto teniente de alcalde de Barcelona, Jaume Ciurana y que aprobó en comisión de gobierno el Ayuntamiento de Barcelona en junio pasado. Pero no es el único. En la plaza de los Traginers, a unos pocos metros de la muralla descubierta, se localizó en la década de 1950, tras derribar otro edificio, la torre redonda situada en el ángulo inferior derecho de la muralla, además de una arcada gótica. Durante décadas esta construcción ha permanecido olvidada, casi desconocida y, por supuesto, cerrada al público. En las recientes jornadas celebradas en Barcelona entorno a la muralla, Carme Miró, responsable del Plan de Arqueología Urbana del Ayuntamiento de Barcelona aseguró que “ahora se procederá a recuperarla y abrirla, tras un exhaustivo estudio de los materiales de excavación”.

También se musealizarán varias de las domus romanas excavadas hace años en el interior de la ciudad amurallada. Es el caso de las calles de la calles Sant Honorat y Avinyó 15, además de la villa suburbana de la plaza Antonio Maura. También habrá una segunda campaña de excavación en el interior de la basílica de Sant Just i Pastor y se abrirá al público el conjunto episcopal de Barcino, donde destaca el baptisterio, en el subsuelo del Museo de Historia de Barcelona, Muhba, cerrado durante años. La mayor visualización del templo de Augusto, en la calle Paradís y la excavación en la misma plaza de Sant Jaume para localizar el foro romano, el centro neurálgico de Barcino, que no coincide totalmente con la actual plaza, con las principales cita de un plan municipal que cuenta con una dotación económica de 2.150.000 euros hasta el año 2015.

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Fotos: Marcel Lí Sáenz; Fuente: El País [http://ccaa.elpais.com/ccaa/2012/08/28/catalunya/1346182001_621812.html]