DE LA CASA #107: PATRIMONIO CULTURAL DE SAN LUIS HUEXOTLA / BAC.

Por Bonifacio Alva Cervantes

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Muralla de la zona arqueológica Huexotla. Fuente: wikipedia.org

Antecedentes

Comunidad cuya fundación se remonta a los siglos X y XI de nuestra era, previa inclusive a la de Texcoco, misma que durante la época mesoamericana era reconocida como uno de los tres Señoríos más importantes de la región del Acolhuacan, y es en este lugar donde el rey Ixtlixóchitl nombra heredero de Texcoco a su hijo Nezahualcóyotl, quien ya como Tlatoani cambia la capital del poderío a Acolhuacan a Texcoco, lo cual implicó una reorganización del gobierno de Huexotla y sus relaciones políticas y económicas con el nuevo rey.

Situación Actual

El vocablo Huexotla, significa en el idioma náhuatl “Lugar de Sauces”, y es aquí donde se resguardan importantes vestigios del patrimonio cultural precuauhtémico y colonial, que representan las distintas épocas históricas vividas por esta comunidad. La herencia de este periodo histórico se puede observar en los sitios arqueológicos denominados: La Comunidad, La Estancia, el templo circular al dios Ehécatl, Sta. María, San Marcos, la imponente Muralla, etc. Por otra parte, el legado histórico virreinal de Huexotla se encuentra a resguardo entre los muros y la arquitectura del ex convento de San Luis Obispo, que fue fundado por frailes franciscanos en el siglo XVI y se haya construido sobre una base piramidal. Asimismo, existen alrededor de veinte edificios y monumentos que datan desde este siglo hasta el XIX, entre los que destacan el Puente Colonial que cruza el río San Bernardino y un tramo de Acueducto que cruza al río Chapingo. Todos declarados, en marzo de 2001 y por Decreto Presidencial, zona de monumentos históricos.

El Patrimonio ecológico de Huexotla conserva grandes áreas de cultivo en las que se siembran: maíz, frijol, trigo, cebada y avena, así como la presencia de los ríos antes mencionados con su verdor a lo largo de sus recorridos surcando al pueblo, el primero, que lo bordea en el sur corriendo de oriente a poniente; y el segundo, que atraviesa el núcleo urbano central en el mismo sentido. Por otro lado; el bosque La Siberia al oriente, aunque actualmente es propiedad de la Universidad Autónoma Chapingo, éste colinda con el pueblo y para la comunidad representa un gran pulmón y extensa área de recreo.

Lo antes descrito, es en general la gran herencia patrimonial del pueblo de Huexotla; no obstante, su importancia, es necesario señalar que existe deterioro y abandono, por un lado, por la escasa conservación de las zonas arqueológicas y coloniales, por el otro, problemas ecológicos debido básicamente al crecimiento anárquico de la mancha urbana.

Creación de la Asociación

Este panorama conllevó a que vecinos de la comunidad se organizan y constituyeran legalmente en 2014, como Asociación Civil denominada “Rescate Arqueológico, Histórico y Ecológico de Huexotla»; a renglón seguido, convocaran a la realización de un Foro mediante el cual la comunidad participara con opiniones, proyectos y alternativas de solución para mejorar el aspecto de abandono de la población. Cómo resultado de lo anterior, se formaron cuatro mesas de debate y al mismo tiempo la consideración de cuatro proyectos, a saber: 1) Pueblo Mágico, 2) Rescate Arqueológico, 3) Rescate Ecológico y 4) Museo Comunitario.

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Miembros de Rescate Arqueológico, Histórico y Ecológico de Huexotla A. C.

A continuación, la Asociación atendiendo a dichas demandas, giró oficios a nivel federal, estatal y municipal para dar a conocer dichos proyectos y recibir los apoyos correspondientes. En algunas ocasiones, la respuesta ha sido inmediata y favorable: en otras, tardía y negativa. Entre las primeras, se ha contado con la ayuda del Instituto Nacional de Antropología e Historia, para realizar la catalogación del acervo cultural existente; Pro-árbol de la SAGARPA destinó 150 plantas para la reforestación de Huexotla en este mes de agosto; la Universidad Chapingo por su parte lleva a cabo la reproducción de olivos para plantarlos en el atrio de la iglesia y ha considerado otros planes de ayuda social a la población; la Dirección de Cultura del Ayuntamiento ha brindado su apoyo para la materialización del Museo Comunitario y, la Universidad Anáhuac Campus Sur ha contribuido con recursos humanos y algunos materiales con este mismo fin. Por su parte, los medios de comunicación como son: radio, T.V. y periódicos han contribuido a través de entrevistas y visitas al pueblo (para) dar a conocer a Huexotla y así mismo los trabajos realizados a la fecha por la propia Asociación. Por su lado, ésta ha venido elaborando planes, proyectos y actividades con objetivos, estrategias y metas definidas. También ha mantenido comunicación directa con las autoridades de los tres niveles de gobierno, así como con las autoridades locales y los vecinos, lo que ha permitido algunos avances significativos para tratar de cambiar y mejorar en lo posible la imagen de la comunidad.

Al respecto, la Asociación ha llevado a cabo, entre otras tareas con este mismo fin: conferencias, entrevistas con autoridades de diferentes áreas, plantación reciente de sauces en algunas zonas, reproducidos por un miembro de la Asociación ¡pues no existía un sólo árbol de esta clase en el pueblo! Asimismo, con la asesoría del INAH, la catalogación, clasificación y organización del acervo arqueológico, colonial y documental parroquial; este último, data de los siglos XVI al XIX.

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Conclusión

Ha sido un camino difícil, pero fructífero, se puede apuntar que la rica historia de Huexotla ha obligado a llevar a cabo la valoración y recreación del legado patrimonial histórico, arqueológico y ecológico importante en la comunidad, el cual sabemos se encuentra dañado y descuidado; sin embargo, también es preciso decir que Huexotla aún así es muy importante y vale la pena hacer hacer cualquier esfuerzo por recuperar su grandeza, haciéndola más atractiva para beneficio de los texcocanos y la sociedad en su conjunto.

Por último, la Asociación a través de este medio, ofrece a todos los vecinos y gurís interesados en realizar labores culturales en sus lugares de origen, la experiencia y el conocimiento adquiridos mediante el trabajo en conjunto de sus miembros, cuyo único fin es servir a la población en general.

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Sobre el autor: Rescate del patrimonio arqueológico, histórico y ecológico de Huexotla A.C, somos una organización de vecinos y personas interesadas en el rescate y difusión del patrimonio natural y cultural de nuestra comunidad. Mediante diversas actividades se pretende llevar a cabo un proyecto integrador y sustentable en la mejora de la imagen urbana y salvaguarda del patrimonio arqueológico e histórico.

Contacto:
huexotla.a.c@gmail.com.mx

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DE LA CASA #26: EL SITIO ARQUEOLOGICO MÁS ALTO EN MESOAMÉRICA / GAD.

num26

Por Gustavo Díaz

La investigación de alta montaña, siempre ha sido una de las más fascinantes y complicadas de realizar dentro de todos los campos de estudio y ramas en las que se divide la arqueología propiamente.

La región de Texcoco en el Estado de México, ha sido desde hace mucho tiempo: un área de estudio de esta disciplina debido a la abundancia de aspectos de carácter prehispánico, su posición geográfica y el tipo de clima que maneja; elementos que han servido no sólo para el asentamiento de las primeras culturas mesoamericanas, sino para la aparición de los primeros pobladores del continente americano hace más de diez mil años.

La arqueología de alta montaña en Texcoco, está encabezada por el arqueólogo del INAH: Víctor Hugo Arribalzaga, el cual, en diferentes temporadas de campo: ha dado constancia material de rituales efectuados en estos sitios por grupos de individuos antes de la llegada de los españoles, elementos que se asocian a un tipo de arquitectura única, un modelo de petro-grabado sobre roca bastante descriptivo y una gran cantidad de ofrendas, campamentos y artesanía que evoca el pensamiento religioso de aquellos tiempos.

En nuestro país, hay un dilema enorme al momento de definir: arqueología de baja, mediana o alta montaña, la definición más común para referirse a la alta montaña tiene que ver con aquella que se realiza a más de 3,900 metros sobre el nivel del mar (msnm), donde los grupos humanos realizaron un tipo de asentamiento o intervinieron en actos que tienen que ver con algún contexto social o enfoque ritual.

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Representación del cerro punta Tláloc. Códice Borbónico, lámina 35.

Referido al sitio: aproximadamente en el año 900-950 d.C. Existió en el valle de México una gran sequía, los grupos toltecas que controlaban la mayor parte de la región subieron a estas montañas para construir adoratorios y dejar diversas ofrendas para pedir lluvia, las fuentes escritas narran que específicamente en el cerro conocido como “Poyahutla”, se realizaba un tipo de idolatría conocida como: “Huey Tozoztli o gran punzada”, (Llamada así porque el sacrificio consistía en sacarse sangre con puntas de maguey y sacrificar niños de manera solemne en honor a su Dios, culminando el rito en la parte baja hacia las orillas del lago de Texcoco con el sacrificio de otra niña justo en el remolino de Pantitlán).

Cuando los grupos chichimecas encabezados por “Xolotl” llegaron al valle de México, estos rituales que se hacían en la montaña “Poyahutla o punta Tlaloc”, se materializaron en Tlalocan y el espacio fue concebido como: “El lugar donde se fraguan las lluvias y las tormentas”, posteriormente se levantó un templo monumental para en la época Mexica, pero no desaparecieron los elementos teotihuacanos originales del lugar como los discos de mosaico que datan del periodo Tlamimilolpa (300-450 d.C.) Y que fueron encontrados en el sitio durante las primeras excavaciones arqueológicas formales hechas en el sitio para 1989 por los arqueólogos Richard Towsend y Alejandro Pastrana.

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Cima: Sitio arqueológico. Punta Tláloc, lado sur.

En 1957 los arqueólogos Charles Wicke y Fernando Horcasitas registraron en su informe la presencia de un fragmento de ídolo situado en el centro del complejo, pero hasta ahora: no se sabe nada sobre la existencia de ese posible monolito, dando cabida a la especulación sobre un posible robo que hasta ahora no ha dado respuesta respecto a su posible responsable.

El sitio al estar en lo más alto de una montaña, fue también concebido como un “Tetzacualco u observatorio astronómico”, esto según datos del investigador Stanislaw Iwaniszewski, el cual, en 1994 definió su estudio topográfico que empezó a realizar en la zona desde 1986, y pudo describir el fenómeno solar que sucede desde esa región sobre las cumbres del Pico de Orizaba y la Malinche entre los días siete y once de febrero que marcaba el arranque del año solar para los mexicas.

Fenómeno solar descrito por: Stanislaw Iwaniszewski

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Mapa de Stanislaw Iwaniszewski

En esta montaña sagrada, se han localizado más de 176 espacios que tienen que ver con algún aspecto prehispánico como: oquedades, pozas, pequeños basamentos y rocas excavadas, pero también se tienen registrados los vestigios de rituales contemporáneos hechos por las poblaciones rurales que habitan la zona conocidos como: “Graniceros”, los cuales, manifiestan su fe y adoración al Dios Tláloc cada tres de mayo mediante una ceremonia ritual que combina elementos ancestrales, con fundamentos propios del catolicismo y que aparecen mencionados como brujos en las notas de Fray Bernardino de Sahagún sobre la historia general de la Nueva España.

Es necesario referir este tema y reiterar el respeto que merecen estas tradiciones en nuestros sitios arqueológicos, pues resulta interesante analizar el aspecto antropológico de la gente para poder comprender el valor que tiene la figura del Dios Tláloc en el sincretismo de cada uno de los habitantes de la región y el mensaje de fervor que se está transmitiendo por sus pobladores de generación en generación.

Grupo de Graniceros, ceremonia tres de mayo. Punta Tláloc.

El cerro conocido como: Punta Tláloc, es el templo ceremonial que está situado a mayor altura sobre el nivel del mar en Mesoamérica y probablemente del mundo, pues otras regiones como: Machu Pichu en Perú; situada a 3,400 msnm. No alcanza los 4,120 msnm que tiene de altura el cerro de Tláloc.

Actualmente, se están haciendo trabajos de restauración en los muros del templo y la calzada principal, se le ha dado mantenimiento al patio central del recinto y también se pudieron rescatar petro-grabados con forma de animales acuáticos o anfibios como: serpientes, tortugas, lagartos y ranas que seguramente fueron parte del arte escultórico que ataviaba la gran fortaleza que rodea este paisaje sagrado.

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Sitio arqueológico punta Tláloc: calzada principal

Se encontró también en la entrada, un croquis de la región que está grabado sobre un soporte de piedra que da una idea de cómo estaba dividido el lugar y algunos fragmentos de almenas que también sirvieron como decorado de la gran muralla que marcaba la frontera con los pueblos tlaxcaltecas.

Referido a este trabajo, la labor no ha sido fácil; el arqueólogo Arribalzaga se ha tenido que valer de un gran equipo de estudiosos, arqueólogos y trabajadores manuales para poder cuidar del sitio y crear caminos adecuados que conduzcan sin tanto problema a él, han establecido un campamento situado a 3,900 msnm y se han sobrepuesto a las diversas circunstancias institucionales y climatológicas para poder realizar una excavación arqueológica precisa en esa parte de la montaña.

Es por ello, que quiero por medio de este texto; felicitar al equipo que trabaja punta Tláloc por su enorme esfuerzo hecho hasta ahora en Texcoco, e invitarlos a que nos mantengan informados tanto a los periodistas como al público en general, sobre los resultados que generen las diversas temporadas de campo subsecuentes en esta región sagrada, pues resulta de mucha valía saber que tenemos este tipo de sitios en nuestro país y que en México sí se hace arqueología de alta montaña con una enorme pasión y calidad.

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Foto. Arqueólogo Víctor Arribalzaga.

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El Cuauhxicalco de Templo Mayor, pasado prehispánico que sale a la luz

Boletín UNAM-DGCS-709
Ciudad Universitaria.
12:00 hrs. 1 de diciembre de 2011

La construcción recién descubierta pertenece al periodo IVb (1469-1481) y estaba consagrada a Huitzilopochtli, explicó Roberto Martínez Meza, estudiante en la maestría de Estudios Mesoamericanos de la FFyL de la UNAM

Hace algunas semanas, los hombres que cavaban a las afueras del Museo del Templo Mayor —en los terrenos que poco a poco se le han ganado a la Plaza Gamio para construir lo que será el nuevo acceso al recinto—, dieron aviso de que, al horadar la superficie, habían chocado con un objeto sólido, a aproximadamente cinco metros bajo tierra. Aquella tarde, Roberto Martínez Meza supervisaba los trabajos y, al escuchar la alerta, supo que habían encontrado algo, “y muy importante”.

Al revisar el objeto, el candidato a maestro en Estudios Mesoamericanos por la Facultad de Filosofía y Letras de la UNAM vio que se trataba de una línea de estuco con piedra careada y recordó que hace no mucho el arqueólogo Leonardo López había detectado una base piramidal en el predio de las Ajaracas. Martínez sospechó que se trataba del mismo edificio prehispánico hallado por su colega, aunque éste jamás imaginó que el muro norte llegaría hasta allá, porque se lo había imaginado más pequeño.

Era así como, tras cinco siglos en el subsuelo y sin que nadie lo esperara, salía a la luz el cuauhxicalco que, a decir de los relatos, se había construido durante el reinado de Atzayácatl. “Se trata de un basamento circular, de 16 metros de diámetro, perteneciente al periodo IVb de Tenochtitlan. Es un descubrimiento particularmente importante, porque habían pasado dos años sin que apareciera nada prehispánico en la zona”, expuso.

“Por estar en el costado sur del Templo Mayor, sabemos que era un espacio dedicado a Huitzilopochtli, dios de la guerra. Probablemente aquí eran cremados nobles y tlatoanis. Fue construido entre los años 1469 y 1481. Nunca fue visto por ojos españoles, ya que esta construcción, en particular, fue destruida por los mexicas para edificar encima”, expuso.

Un lento salir a la luz

“Saber que estás por hacer un descubrimiento entraña una emoción muy particular”, compartió Roberto Martínez, y esto él lo sabe por experiencia propia, pues la noche de aquel 12 de septiembre un sentimiento de inquietud apenas lo dejó dormir. Horas antes había examinado el borde de tezontle aparecido bajo las palas de los albañiles y estaba cierto de que se trataba de una estructura de origen mexica, pero pese a su deseo de que los trabajos de excavación continuaran, era imposible seguir, pues había caído el Sol.

Un día después, al romper la mañana, el universitario regresó con un grupo de expertos “y comenzamos a retirar tierra; cada palada confirmaba mis sospechas. Entramos por un costado y nos topamos con un muro de metro y medio de altura, y al limpiar la estructura aparecieron; primero, una cabeza de serpiente tallada en roca, luego otra, y después una más, así hasta superar la decena”.

Lo paradójico de liberar esta construcción, explicó, es que para rescatarla primero debemos retirar el ataúd de tierra que la protegió tanto tiempo, y al hacerlo, la dejamos expuesta a elementos amenazantes. Tal es el caso de las lluvias, que se soltaron apenas iniciaron los trabajos, y una filtración de aguas negras que apareció al hacer la excavación y que compromete la integridad de los estucos.

Para Martínez, sacar esta edificación a la luz equivale a desenterrar historias que corrían el riesgo de quedar sepultas.

“Cada mella, fractura o muesca detectada nos narra un evento particular. Por su altura de 1.50 metros, sabemos que esta construcción fue descopetada por los mexicas poco antes de que Colón llegara a América. Además, es atravesada, justo a la mitad, por un drenaje porfiriano que data de 1900. Asomarse a estos detalles es un privilegio poco común, equivale a ser testigo del pasado”.

Realidad que corrobora lo escrito

Desde siempre, Heinrich Schliemann fue un ávido lector de la Ilíada; de niño su mayor deseo era encontrar Troya, de adulto destinó gran parte de su fortuna a esta empresa. Muchos calificaron de insensato buscar una urbe que sólo existía en versos épicos, pero el prusiano perseveró y, finalmente, desenterró lo que muchos creían producto de la imaginación homérica: la mítica ciudad de Héctor.

“Estas historias son recurrentes en nuestra profesión, pues algo parecido sucedió con Templo Mayor, cuya existencia estaba consignada en crónicas, pero no había vestigios que corroboraran algo. La búsqueda parecía infructuosa, pues algunos testimonios ubicaban la construcción justo abajo de Catedral, lo que imposibilitaba cualquier trabajo, y los arqueólogos que registraron la zona pasaron junto al santuario sin verlo, como Leopoldo Batres, en 1900. Fue hasta 1916, con los trabajos de Manuel Gamio, que finalmente supimos dónde estaba”, explicó Martínez Meza.

El universitario es enfático al aseverar que quienes, como él, estudian el Postclásico, tienen una gran ventaja sobre los que se especializan en periodos anteriores. “Nosotros tenemos escritos que nos ayudan a recrear el pasado, los otros no”.

Como Schliemann puso en evidencia, si hay textos que describan ciudades perdidas, entonces la imaginación se vuelve una herramienta invaluable. “Bernardino de Sahagún nos dijo que en el área había 78 edificios. Eso nos da una idea de qué tan grande es el rompecabezas que tenemos en la mesa”.

Pero reconstruir cómo era Templo Mayor y sus alrededores es una labor de paciencia, pues de manera intermitente aparece una pieza por aquí, otra por allá, sin orden ni periodicidad fija, y ante eso, lo que hacen los expertos es comparar los restos arqueológicos con las fuentes documentales, como quien al armar un puzzle mira repetidamente la imagen impresa en la caja para determinar de qué manera embonan las partes.

A veces las referencias son imprecisas y deben someterse a ajustes de último minuto, pero en ocasiones los datos consignados son tan acuciosos, que es, prácticamente, como tener un mapa.

Ejemplo de esto es el documento expedido el 22 de febrero de 1527, un acta de cabildo que señalaba que a Gil Gutiérrez de Benavides se le concedió una posesión “que estaba en esta ciudad, linderos con solar a casas de Antonio Ávila, su hermano, que es tercia parte donde estaba el Uchilobos”.

“Esto nos señala con una precisión pasmosa dónde estaba el templo de Hutzilopochtli, pero no siempre podemos confiar en que habrá documentos con estas características; por ello, ahí donde los textos dejan huecos, debemos remitirnos a los vestigios. Por ejemplo, en Guatemala 16, a espaldas de Catedral, se encontró el Templo de Ehécatl, dios del viento, y con cada hallazgo avanzamos en nuestra empresa. Cada pieza abona para reconstruir un escenario más amplio, pero ellas solas no pueden hacer nada, a nosotros nos toca acomodarlas e intentar armar el rompecabezas”.

Piedras que hablan

“No es que las piedras sean mudas; sólo guardan silencio”, escribió Humberto Ak’Abal, poeta indígena guatemalteco, “y no es que no digan nada, hay que saber leer en ellas, como hacemos con el cuauhxicalco recién hallado”, acotó Martínez Meza.

Para empezar, que esté localizado al sur respecto de Templo Mayor, nos dice que la construcción estuvo dedicada a Huitzilopochtli, explicó el arqueólogo.

“Lo edificado del lado norte pertenecía a Tláloc, deidad que lanzaba su mirada en dirección de los desiertos, las regiones que clamaban por agua y el territorio de las cactáceas y la biznaga. Por el contrario, al sur estaban las zonas fértiles, las que debían ser conquistadas, las que ambicionaba el dios de la guerra, de ahí que sepamos con qué propósito se creó este santuario”.

Además, sus costados están adornados por clavos arquitectónicos en forma de serpiente, se trata de 14 cabezas expuestas. El que sus muros estén rematados por un animal sagrado evidencia que se trataba de un sitio especial, algo que se corrobora al analizar las dos lápidas de piedra que hay en su parte superior, una con un chimalli, el escudo defensivo del dios de la guerra, otra con un chalchihuitl, símbolo usado para representar lo precioso.

Estos son algunos de los aspectos que revelan estos cuerpos de roca, pero hay cosas que es imposible saber con el mero examen de las estructuras, así que si las piedras llegan a callar, quizá los libros hablen, argumentó.

“En sus crónicas, Bernardino de Sahagún describe ceremonias en las que un hombre descendía por la escalinata del Templo Mayor con una víbora de papel, o xiuhcoatl, en llamas, que era depositada aquí para que terminara de quemarse. Esto, que se hacía en honor a Huitzilopochtli, nos da una visión mucho más amplia del significado que tenía este espacio”.

Por el momento continúan los trabajos de liberación y la batalla por contener la fuga de agua que se filtra, probablemente, desde un colector de aguas negras cercano. Los trabajos están a cargo del Programa de Arqueología Urbana, que depende del Proyecto Templo Mayor, del INAH.

Al respecto, concluyó Martínez Meza, “la idea es desenterrar esta estructura, en su totalidad, para que sea estudiada por los expertos y, después, exhibida al público”, lo que no es sino otra manera de, como decía Humberto Ak’Abal, sacar a la piedra de su silencio y hacerla hablar.

Podcast: http://www.dgcs.unam.mx/boletin/bdboletin/2011_709.html

La Marca del Jaguar

La casa de Tlaltecuhtli


Vista exterior del recinto que se construirá en honor de la diosa mexica de la Tierra, en la zona del Templo Mayor | Foto Cortesía del INAH

Ana Mónica Rodríguez

Periódico La Jornada
Jueves 9 de junio de 2011, p. 4

La construcción de la casa de Tlaltecuhtli, al pie del Templo Mayor, involucra el reordenamiento de la zona arqueológica y del espacio público que la circunda para disfrute “de las multitudes” que acuden a esa área del corazón del Centro Histórico, informa el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH).

Como adelantó La Jornada en su edición del pasado 25 de abril, la edificación del nuevo museo en el predio Las Ajaracas permitirá un “paseo diferente e innovador” por el antiguo centro ceremonial mexica.

Así lo confirma a este diario el arquitecto Salvador Aceves García, coordinador del plan maestro, el cual comenzó a configurarse a finales de 2007. La primera fase se inició en diciembre de 2010: basado en el hallazgo de la monumental lápida mortuoria de Tlaltecuhtli.

“Teníamos una deuda y compromiso con este patrimonio que involucra a la zona arqueológica más importante de México.”

La gran escultura que representa a la deidad de la Tierra, sostuvo el funcionario, es una especie de droga que genera dependencia y emite una seducción difícil de vencer. “De hecho, las investigaciones que se realizan en el lugar en la búsqueda del tlatoani mexica podrían cambiar la concepción de la historia del México antiguo.”

El plan maestro de la Casa de Tlaltecuhtli y el reordenamiento del espacio público podría ejecutarse en un lapso total de cerca de cuatro años. En un primer balance, el INAH ha considerado una inversión de 120 millones de pesos.

Por facilitar circulación peatonal

Respecto de los trabajos que ya se observan en el predio Las Ajaracas, el coordinador del proyecto explicó: “La primera fase ya culminó y consistió en realizar las excavaciones para detectar posibles vestigios arqueológicos en ese lugar. Esto nos obligó a hacer algunas modificaciones, debido a que fueron halladas instalaciones hidráulicas e infraestructura que datan de la época virreinal y del porfiriato”.

Para este 2011, prosiguió Aceves García, se estima terminar la construcción del vestíbulo hundido –de cerca de 50 metros de longitud– que llevará a los visitantes a la casa de Tlaltecuhtli.

En unas láminas se observa que las próximas visitas serán algo parecido al recorrido que se realiza en la explanada que antecede al Museo Nacional de Antropología, pero con la gran diferencia de que el trayecto consistirá en bajar una rampa y caminar en el mismo nivel donde fue hallado y será recolocado el monolito.

Una tercera fase consiste en la protección de los vestigios del Templo Mayor y con esa finalidad serán sustituidas las techumbres que actualmente protegen a los monumentos por unos “más amistosos” que permitan su visibilidad; además, se harán modificaciones al recorrido dentro de la zona, así como en los andadores.

“Debe ser –prosigue Aceves García– una visita más amigable, en la cual el visitante observe a plenitud toda el área prehispánica, incluso el mismo transeúnte se sentirá incluido porque será colocada una barda de cristal en la periferia de la zona.”
En esta etapa también se extenderán los límites del actual museo de sitio para que crezca el área de exposiciones y sean reubicados, de manera simultánea, los servicios al público.

La cuarta fase del plan maestro incluye la apertura de las calles que han sido cerradas en años recientes, las cuales propician que el transeúnte tenga que rodear el Templo Mayor para llegar a las calles de Argentina o Guatemala y “cruzar forzosamente por el pasaje Catedral.

“Este cierre de calles que ocurrió debido a los trabajos arqueológicos constituye un impedimento a la circulación peatonal, razón por la cual se pretende reabrirlas y crear un paseo en torno al Templo Mayor, sin bardas ni rejas”, las cuales serán sustituidas por un límite perimetral de cristal templado.

“La viabilidad de este proyecto –subraya el arquitecto– no está sujeta a tiempos administrativos, porque en sí mismo ostenta una dinámica y una inercia que nadie detendrá.”

De forma paralela a la rehabilitación de la plaza Manuel Gamio y a la construcción del sitio que albergará de manera permanente a la diosa de la Tierra, los especialistas del INAH realizaron la investigación y registro arqueológico. A la par se concluyó con el retiro y reubicación de redes de infraestructura urbana y el reordenamiento de instalaciones.

“El plan maestro abarcará hasta el Zócalo y los trabajos realizados en el exterior de Palacio Nacional, porque ésta es una área que debemos ver como un conjunto indisoluble, la cual estará conectada a la zona arqueológica.”

Por tal razón, detalló Aceves García, “desde la puerta lateral de la Catedral Metropolitana habrá una escalinata que al descender llevará al visitante a un recorrido por el vestíbulo hundido hacia la Casa de Tlaltecuhtli, escultura que estará colocada en el mismo nivel de piso de la época del rey Ahuízotl”.

También las calles de Seminario y Licenciado Verdad serán intervenidas para mayor disfrute de la zona arqueológica, y con esta finalidad se construirá un mirador desde cuya altura se apreciará el trazo del antiguo centro ceremonial y sus vestigios.

Para la creación del plan maestro de la Casa de Tlaltecuhtli y el remozamiento de la plaza Gamio ha intervenido un comité consultivo, así como autoridades del Centro de Patrimonio Mundial de la Unesco (como Francesco Bandarin), entre arquitectos, diseñadores, asesores y diversos especialistas, los cuales han colaborado para planeación del nuevo recinto.

La fachada de la Casa de Tlaltecuhtli será construida en acero “totalmente reversible” y en ese lugar serán resguardados, además del gran y colorido monolito de esa deidad, “todas las ofrendas que se han hallado durante las excavaciones”. La moderna casa de Tlaltecuhtli incluirá espacios para servicios complementarios al público y áreas administrativas.

En la actualidad, el monolito se encuentra en el vestíbulo del Museo de Sitio del Templo Mayor y, desde su hallazgo, el equipo del arqueólogo Leonardo López Luján realiza excavaciones en Las Ajaracas en busca de los restos de tlatoanis mexicas.

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Ebrard solicita al INAH conocer el proyecto de la Casa de Tlaltecuhtli
“No nos oponemos a que la fachada se construya de acero”

Gabriela Romero Sánchez

Periódico La Jornada
Viernes 10 de junio de 2011, p. 7

El Gobierno del Distrito Federal (GDF) solicitó al Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) el proyecto para la construcción de la Casa de Tlaltecuhtli, al pie del Templo Mayor. “No nos oponemos por el hecho de que la fachada se construya en acero, pero sí nos gustaría conocer la versión final que realmente se va a trabajar, y cuáles serán los acabados”, aclaró el jefe de Gobierno del DF, Marcelo Ebrard Casaubon.

Entrevistado luego de poner la primera piedra de la Casa de las Mujeres y de una alberca en Coyoacán, sobre la edificación del nuevo museo en el predio Las Ajaracas, Ebrard Casaubon remarcó que una vez que conozca el proyecto, el gobierno local emitirá su punto de vista arquitectónico y sobre los impactos que la obra generará en el Centro Histórico.

Aclaró que se tiene conocimiento de los trabajos que se realizan, pero “necesitamos conocer la versión final, si la fachada la van a hacer en acero, etcétera; no nos oponemos sólo por ese hecho, pero sí nos gustaría conocer la versión final”.
Ebrard Casaubon aseguró que el Gobierno del Distrito Federal ha tenido contacto con el INAH y estuvo en las excavaciones y del hallazgo que se hizo.

“Es muy importante para la historia de México, porque es el centro del universo en la cosmogonía azteca”, recordó.

El pasado 25 de abril, La Jornada adelantó la construcción del nuevo museo, el cual comenzó a planearse a finales de 2007. La primera fase arrancó en diciembre de 2010 con el hallazgo de la monumental lápida mortuoria de Tlaltecuhtli.

En su edición de este jueves La Jornada publica que la fachada de la Casa de Tlaltecuhtli será construida en acero “totalmente reversible”.

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Carta para los diarios El Universal y La Jornada en torno a nota sobre la «Casa de Tlaltecuhtli». (Firmada por Leonardo López Luján y otros)

A raíz de las declaraciones del arquitecto Salvador Aceves publicadas por El Universal y La Jornada el 9 de junio pasado y con relación al proyecto de un edificio para resguardar la escultura de la diosa Tlaltecuhtli, queremos aclarar lo siguiente:

  1. La prioridad debe ser la continuidad de los trabajos arqueológicos en el predio de las Ajaracas, ya que constituyen una oportunidad única e irrepetible para conocer un sitio de enorme trascendencia histórica. Hasta ahora, dichos trabajos han contado con el apoyo de la Dirección General, la Coordinación Nacional de Arqueología, y el Consejo de Arqueología del INAH, el cual ha aprobado en su momento los informes que se le han remitido sobre dichos trabajos. Debe considerarse también que aun esta pendiente la exploración del predio de la Casa de las Campanas, la cual deberá hacerse conforme a los protocolos científicos internacionales.
  2. En el año 2007; fuimos convocados por la Coordinación Nacional de Monumentos Históricos del INAH a varias reuniones, en las cuales se pretendían establecer los criterios para la construcción de un edificio que resguardaría la escultura de Tlaltecuhtli y cuyo proyecto seria sometido a un concurso.
  3. Mucho tiempo después, se nos volvió a convocar para solicitar nuestra opinión respecto a un proyecto elaborado por el arquitecto Francisco Serrano.
  4. Como consecuencia de esa segunda convocatoria, elaboramos un documento en septiembre de 2009, en el cual presentamos una serie de señalamientos y recomendaciones de carácter arqueológico, de conservación y de museografía, los cuales implicarían una adecuación del proyecto del arquitecto Serrano. Hasta el momento, ignoramos si nuestras propuestas han sido tomadas en cuenta.
  5. En lo que toca al tema del aspecto visual de la fachada del inmueble proyectado, así como su integración con el entorno arquitectónico inmediato, consideramos que son las personas e instituciones especializadas en la materia, en particular el Consejo de Monumentos Históricos del INAH, quienes deberán opinar y pronunciarse al respecto.
  6. Por ultimo, e independientemente de las adecuaciones que se puedan realizar para un nuevo museo y un mejor acceso a la zona arqueológica del Templo Mayor y su Museo, consideramos que la ubicación actual de la escultura monumental de Tlaltecuhtli constituye un emplazamiento digno que favorece su conservación y permite apreciarla desde diferentes ángulos y alturas, lo que realza sur gran calidad artística.

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