DE LA CASA #130: PUEBLOS MÁGICOS Y DERECHOS CULTURALES DE LOS RESIDENTES / VEHJ.

Por Víctor Eduardo Hernández Juárez

El turismo es un sector que deja una considerable aportación al producto interno bruto, sin embargo se debe ser crítico con esta práctica, en cuanto al tipo de modelo de desarrollo que pretende aplicar, el uso que se le da al patrimonio cultural y cómo las políticas públicas se relacionan con los derechos culturales de los habitantes de las comunidades que son impactadas de una forma directa o indirecta, en este caso se realizará una crítica al programa de Pueblos mágicos en función de dos aspectos, en primer lugar en cuanto a la población local, y en segundo lugar, al uso de patrimonio cultural.

En el año 2001 nace el Programa Pueblos Mágicos, según el acuerdo por el que se establecen los Lineamientos generales para la incorporación y permanencia al Programa Pueblos Mágicos[1] se constituye como una estrategia para el desarrollo turístico, orientada a estructurar una oferta turística complementaria y diversificada hacia el interior del país, basada fundamentalmente en los atributos históricos y culturales de localidades singulares. Esta noción alude principalmente a una visión de crecimiento económico tomando como motivación para el turista el patrimonio cultural, sin embargo no hace mención sobre los impactos o beneficios para la comunidad o cómo pueden ser aprovechados para la conservación y difusión del patrimonio.

El turismo, antes de la creación del programa, según datos de Talledos, se concentró en el denominado Sea, Sand And Sun y en la promoción de una imagen folklórica de los pueblos originarios, la cual exaltó la vestimenta y la comida de diferentes regiones como una tarjeta postal[2] así como en la creación de centros integralmente planeados que contaban con la infraestructura necesaria para brindar las comodidades al visitante en un solo lugar, este modelo prevalece en la visión del programa pues aunque no pretende construir grandes complejos de hoteles y restaurantes como lo hizo la política sobre el turismo de la década de los ochenta, si busca la creación de comunidades tematizadas y encaminadas en brindar servicios y comodidades al turista. En un inicio, el programa tenía la intención de aprovechar el patrimonio cultural de las comunidades cercanas a destinos de sol y playa ya consolidados para aprovechar los trayectos de carretera y detonar un crecimiento económico en zonas que se ubican en la periferia de grandes destinos turísticos, sin embargo, el aumento desmedido de nombramientos a localidades y el cambio de políticas públicas hicieron que el programa se convirtiera en un pilar para el turismo en los últimos años.

De acuerdo con la Secretaría de Turismo, en la página oficial menciona que un Pueblo Mágico es una localidad que tiene atributos simbólicos, leyendas, historia, hechos trascendentes, cotidianidad, en fin, «magia», que emanan en cada una de sus manifestaciones socio-culturales, y que significan hoy día una gran oportunidad para el aprovechamiento turístico[3], es importante señalar que en esta definición nunca menciona de forma la clara que estos criterios son parte del patrimonio cultural, las comunidades son las que en primer lugar son poseedoras de tal patrimonio, por lo tanto la comunidad es quien a través de su forma de vida y cotidianidad construye los elementos culturales a los que el programa aprovecha con fines turísticos.

El programa ha tenido una serie de cambios desde su creación y actualmente cuenta con 121 denominaciones, siendo las más recientes incorporadas en septiembre de 2018 en el marco de la feria de pueblos mágicos en Monterrey. Al hacerse un análisis sobre la cantidad de nombramientos otorgados desde su creación se puede notar el cambio de criterios para generar dichos nombramientos, debido a que en los primeros años del programa el número de incorporaciones eran limitado, esto sucedió ya que debían cumplir con criterios muy específicos como la cercanía con un destino turístico reconocido, pero al consolidarse el programa a partir del año 2012 se aligeraron los criterios creciendo de una forma desproporcionada a los objetivos del programa, convirtiéndose en una estrategia de gobernanza para los gobiernos municipales, esto trajo un problema en cuanto a la calidad de los servicios ofrecidos por lo que se optó por hacer una revisión del programa y no hacer nuevos nombramientos. No fue hasta el año 2014 cuando se actualizaron los lineamientos de pertenencia y de incorporación y comenzaron a descender el número de nombramientos, causados en gran medida por las quejas de los turistas en cuanto a los servicios ofertados y a las críticas de académicos y defensores del patrimonio cultural que solicitaban clarificar la situación del uso de la cultura.

Incorporación de nombramientos

Año

Número de nombramientos

2001

2

2002

9

2003

2

2004

2

2005

6

2006

6

2007

5

2008

0

2009

1

2010

4

2011

11

2012

35

2013

0

2014

0

2015

28

2016

0

2017

0

2018

10

Fuente: Elaboración propia. Enero 2019.

Barroso Alarcón concibe el programa de Pueblos Mágicos como un producto que responde a las motivaciones y expectativas de viaje de aquellos turistas cuya principal motivación de visita es la cultura[4]. Es entonces que el turista se convierte en el principal actor al que está dedicado el programa y por ende toda la planeación está dirigida en satisfacer sus necesidades dejando a la comunidad local en un segundo plano ignorando la existencia de sus derechos culturales, al respecto debemos entender que los derechos culturales están reconocidos en la constitución en su artículo cuarto, sin embargo, tal reconocimiento se dio en el año 2010 con la reforma sobre derechos humanos[5] que fue posterior a la creación del programa, a pesar de esta situación el reconocimiento de los derechos culturales ya se había dado desde tiempo atrás.

Al respecto, Bolfy Cottom menciona que al hablar sobre derechos culturales se debe contemplar que existen dos supuestos: el primer supuesto menciona que es incorrecto hablar del derecho a la cultura, pues de esta forma se aceptaría la posibilidad de que el ser humano pueda nacer o vivir en una comunidad sin cultura, en este supuesto el Estado tiene la obligación de respetar las diferencias culturales, siendo el principio de toda política pública la garantía y respeto a la libertad de creación y expresión.

El segundo supuesto parte de la idea que todos poseemos y formamos parte de culturas diferentes lo que ha producido una dicción entre las diferentes manifestaciones culturales que han provocado una desigualdad, por lo que se entiende como un reclamo a sus derechos, entre los que se destaca el derecho a la identidad, la libre expresión de las ideas y forma de entender la vida, mostrar sus capacidades creativas y que sean susceptibles de recibir los bienes y servicios que el Estado otorga[6].

Por otra parte Gonzales Castellanos refiere que el término “derechos culturales” viene sirviendo indiscriminadamente a propósitos discursivos carentes muchas veces de rigor en el análisis sobre orígenes y potencialidades, ante todo porqué, hasta expertos en ciencias sociales suelen confundir el término de derechos con el de legislación[7], la confusión en el uso del término que hace referencia el autor dificulta poder hacer un diagnóstico sobre la situación de los derechos culturales en las comunidades que son afectadas por el programa de Pueblos Mágicos, por lo que tomar el catálogo de prerrogativas que son consideradas como derechos culturales será sólo parte de una metodología académica para poder llevar acabo este análisis.

Cuando se menciona el reconocimiento de los derechos culturales se debe tomar en cuenta a qué personas es quien se le están reconociendo este derecho, son los turistas o los habitantes quienes gozan de estas prerrogativas pues dada su característica como parte de los derechos humanos no debe haber distinción alguna. Es cierto, parte de dicho reconocimiento se refiere al libre uso, goce y disfrute de la cultura en cualquiera de sus formas, pero habrá que ser críticos en cuanto a si el turismo funciona como una práctica de reconocimiento a la cultura o si es una herramienta para mercantilizar la cultura.

De los residentes y visitantes

En otro tenor, enfocado al público y las comunidades que residen en los Pueblos Mágicos, se cuenta con un diagnóstico de competitividad y sustentabilidad en el cual los temas que versan están relacionados la demanda turística y poco sobre los ofertantes, por lo que falta un estudio que se enfoque en diagnosticar el desarrollo de los habitantes locales más allá del rubro de la capacitación o los alcances económicos del programa. Se debe considerar la aplicación de una consulta previa sobre cuál es él modelo de desarrollo que la comunidad estime pertinente, así como la forma en que deba de ejecutarse.

Siguiendo esta línea, la diversidad cultural de las comunidades es la fuente de los atractivos que usa el programa para atraer al turista, por lo que atender los derechos culturales de la población debe ser una prioridad para conservar el patrimonio cultural. Es decir, a tomar en cuenta las características de cada población para así entender el impacto social y cultural de tendrá la aplicación del programa.

El turista ha sido visto como la prioridad en el programa y ha creado una segmentación en los modelos de la política turística, debido a que es el interés mercantil el motor para la creación de políticas públicas,  la segmentación turística crea imaginarios simplistas sobre los lugares a ser visitados y sobre sus habitantes, los cuales terminan siendo reducidos a una visión servicial y al turista como una élite a la que se le debe de complacer. Dicha división crea tensiones sociales entre los visitantes y los residentes debido a la desigualdad socioeconómica que se genera y a los cambios en los procesos culturales que son forzados por cumplir con este imaginario, es entonces cuando la fiesta del pueblo deja de ser para el pueblo y se convierte en un espectáculo para el visitante perdiendo el contexto y el valor para los habitantes. Esto provoca la pérdida de la memoria histórica y del patrimonio cultural e intangible.

En este mismo tenor, los habitantes de los pueblos con el nombramiento no han tenido una voz real dentro de la aplicación del programa, pues la toma de desiciones recae en el comité y el ayuntamiento, dejando sin mecanismos de participación a la comunidad. Al respecto Suárez Monsalve profesora e investigadora de la Universidad de Medellín menciona que la tradición electoral en Latinoamérica ha mostrado que los gobiernos municipales promueven proyectos que obedecen más bien a compromisos con las élites económicas y políticas y no son producto de consensos ciudadanos[8]. Por lo que las comunidades que se han convertido en destinos turísticos consolidados tienen que buscar métodos para crear diálogos y que su voz pueda ser tomada en cuenta para que se respete su identidad cultural.

En este sentido y a manera de propuesta la investigadora Aline Carvalho propone la necesidad de crear discursos más complejos que valoricen la diversidad local para permitir no sólo una mayor implicación de las múltiples comunidades locales en la actividad turística, sino un concepto valorizado de diversidad[9]. Esta diversidad debe ser atendida no sólo en cuanto al patrimonio cultural, visto como la noción de lo monumental, si no a la relación directa y cerca de la identidad con los habitantes, en manifestaciones como el idioma, las cosmovisión y las formas de organización de aquellas que cuentan con un gran número de habitantes de pueblos originarios como es el caso de Cuetzalan del Progreso o San Cristobal de las Casas. Es entonces, en estos casos donde se debe tener más cuidado en cómo se plantea la implementación de las actividades turísticas y cómo se crean las relaciones de convivencia y comunalidad. Cabe resaltar que en ambos ejemplos no se cuentan con los reglamentos, ni indicaciones de qué es el programa y cómo funciona en el idioma de las comunidades de pueblos originarios, por lo tanto, se deja fuera de la toma de decisiones a la población y el pueblo se convierte en una imagen folclórica que atrae visitantes y aprovecha sus conocimientos y diversidad cultural, los invisibiliza en cuanto a los recursos y desiciones sobre el territorio.

Otro de los problemas que tiene el programa es la incoherencia de los discursos, por un lado hace referencia al valor de la diversidad cultural y reconoce las identidades y cosmovisiones, por el otro mantiene en su estructura normativa una teoría jurídica rígida propia del derecho positivo mexicano. De acuerdo con el antropólogo Esteban Krots la normatividad unitaria era el proyecto identitario de la burguesía en proceso de consolidación, resultando una idea uniforme de nación. Así se combinaban y reforzaban mutuamente la acción de los mecanismos creados para reducir la diversidad sociocultural[10], es decir que bajo un criterio de homogeneidad el Estado pretende que se utilicen las mismas reglas de operación en todas las comunidades como si todas tuvieran las mismas características y se tratara de una sola identidad, por lo que la identidad de la población termina convirtiéndose en un discurso para mercantilizar la cultura, por lo tanto es indispensable que se creen mecanismos de exigibilidad de los derechos culturales e ir más allá de un solo reconocimiento.

En atención a esto Vélez Rivas propone la necesidad de un modelo de construcción de alteridades desde una concepción que rompa con los paradigmas excluyentes y de poder. Esto sin duda constituye otro reto para las imágenes construidas del turismo desde las guías y las imágenes de marca de los destinos; seguramente estos influirán en las maneras en que los turistas perciben ellos mismos a los nativos, lugareños y pobladores locales[11]. Siguiendo con esta propuesta se debe hacer una reflexión en cuanto a los papeles que han jugado en los procesos de la modernidad y la visión de la otredad, separar las divisiones entre residentes y visitantes y construir diálogos para respetar las desiciones y los caminos al desarrollo que la propia comunidad decida fuera de la voluntad de las políticas estatales.

Por lo tanto, la participación ciudadana es vital para el ejercicio de los derechos culturales y la integración de mecanismos donde la comunidad intervenga de forma directa sobre la toma decisiones y el uso del programa debe ser una prioridad en la elaboración de los reglamentos en cada comunidad atendiendo a la diversidad de la población contemplando en todo momento la consulta previa libre e informada y en caso de pueblos originarios debe elaborarse con respeto a su forma de organización, cosmovisión y en su idioma natal.

Del patrimonio cultural

De acuerdo con la Declaración de Friburgo en su artículo tercero[12] el patrimonio cultural es parte de los derechos culturales, entendiéndose como el derecho que tiene cualquier persona individual o colectiva de elegir y que se respete su identidad cultural, en la diversidad de sus modos de expresión así como de conocer y a que se respete su propia cultura, como también las culturas que, en su diversidad, constituyen el patrimonio común de la humanidad. En este contexto podemos concluir que el patrimonio cultural está relacionado con la identidad y su definición está alejada de la noción legal que encontramos en la Ley Federal Sobre Monumentos y Zonas Arqueológicos, Artísticos e Históricos en la cual encontramos que el patrimonio cultural mantiene una visión monumental, Al respecto Edna Rozó menciona que los espacios para el turismo emulan el sentido de lo monumental espacial buscando sobrevivir al tiempo, sin darse cuenta que con esa unicidad de lo estático-patrimonializado se genera una mirada reduccionista de la historia[13], esta mirada está relacionada con la forma de protección de aquellos bienes que representen una imagen para fortalecer una identidad nacional, uniforme plana y hegemónica.

En este contexto la identidad nacional ha servido para fortalecer la industria turística, pues los monumentos históricos, arqueológicos y artísticos son los que atraen mayor cantidad de visitantes ya sea en destinos consolidados o en los emergentes, es entonces que se mercantiliza la cultura y su valor se mide con base en cuántos visitantes puede atraer y la derrama económica que significa para el Estado y los particulares a través de empresas relacionadas a la prestación de servicios turísticos.

Sobre la mercantilización de la cultura Suárez Monsalve menciona que desde el turismo se aprovecha este mecanismo para la acumulación de ganancia y se hace uso de las transacciones sobre el ocio, la recreación, los productos artísticos, las tradiciones e incluso los saberes populares[14], la autora advierte que en estas transacciones mercantiles se encuentran también las expresiones culturales del patrimonio inmaterial, siendo estas las que le otorgan el valor monetario y el contexto al patrimonio material cultural, por lo tanto el turismo es considerado como una industria cultural que asume una función de acumulación de capital; por eso se utiliza como generador de estrategias de desarrollo en ciudades que desean insertarse en las redes globales de producción, de servicios y de comercialización con el uso de productos y simbología cultural[15] reduciendo al patrimonio cultural a un producto mercantil que solo está disponible para quien pueda pagar por su disfrute, atentando así contra los principios de los derechos humanos.

Al respecto, Allen Cordero menciona que la privatización turística se expresa, inicialmente, en la compra del espacio bello y su consiguiente cierre a los libres desplazamientos si no mediante un pago. Paralelamente, al turismo internacional le interesa canalizar algunas expresiones de la cultura turística autóctona, como pueden ser las comidas y bebidas, actividades recreativas y culturales corrientes como los deportes y actividades al aire libre, los bailes y otras expresiones socio-recreativas[16], estas expresiones que menciona el autor es lo que el programa denomina como la “magia” y queda reducida a un privilegio que sólo aquellos que pueden pagar por vivir o conocer estas experiencias tienen acceso.

Siguiendo esta idea debemos analizar lo que el programa de Pueblos Mágicos entiende por “Magia”, pues aunque menciona que son los elementos que hacen un lugar singular y de gran importancia para el turismo, se puede considerar que el término alude a un proceso teatral y de embellecimiento como si se tratara de un cuento que narra el interés por un imaginario, por ello es que la profesora Edna Rozó menciona que el lugar turístico opera como un teatro, como una metáfora de aparente socialización entre residentes y visitantes, donde lo efímero de la experiencia turística, sus itinerarios previamente demarcados, los ritos de entrada, estadía y salida hacen que las experiencias de los viajeros sean una ficción en la que se resignifica de manera permanente el lugar[17]. Alejándose de lo auténtico, peculiar u original que el programa pretende vender.

Este fenómeno de lo mágico Dean MacCannell lo llama el efecto de “disneyficación” el cual presenta a través de la creación de algunas atracciones turísticas que emulan el pasado o el presente, los hitos históricos, sociales y culturales, tradicionales o contemporáneos, re-creando lugares desde la mistificación, la escenificación o la ficción, cuya consecuencia es que lo que resulta atractivo es aquello que niega la autenticidad y que se valora desde los artificios, identificándolos como “seudoatracciones”[18], por lo que la tematización y re creación artificial de los lugares turísticos y la búsqueda de lo auténtico e identitario se han convertido en la práctica común de los pueblos con el nombramiento de mágicos, es entonces que surge la interrogante si el programa de pueblos mágicos aprovecha o crea los atractivos culturales.

Lo anterior hace pensar en la necesidad de nombrar a una expresión cultural como patrimonio, pues para quienes viven estas manifestaciones como parte de su identidad no necesitan la aprobación o reconocimiento del Estado o de alguna institución para llevarlas acabo, difundirlas o modificarlas según el contexto sociocultural de la misma población, en otras palabras son los miembros de la comunidad quienes deben definir cómo llevar su vida cultural ya sea en forma colectiva o individual, así como el aprovechamiento de su diversidad cultural.

En relación a lo anterior García Canclini menciona que los patrimonios reafirman algo propio, sobrestimándolo en comparación con los bienes del otro, y por eso mismo dividiendo. Si acaso tuviera sentido nombrarlos «patrimonios de la humanidad» no sería tanto porque todos podamos enorgullecernos de centenares de sitios lejanos que nunca vamos a conocer, sino por que algunos de ellos, gracias al turismo intercontinental, fueron asociados con acontecimientos mundiales como las olimpiadas y son difundidos como parte de un imaginario globalizado[19]. Es entonces que los patrimonios sólo son visibles y valorados cuando tiene un respaldo social basado en la aprobación de las masas, pues los criterios que llevan a un sitio a tener una declaratoria de Patrimonio Cultural de la Humanidad están relacionados con la cantidad de visitantes e información que sale de su región y logran convertirlo en un sitio de interés internacional.

En relación con las multitudes Renato Ortiz habla sobre su carácter como legitimados, al respecto menciona que una multitud es una conglomeración de personas en un determinado punto y pose la característica de la visibilidad, la multitud está compuesta por elementos heterogéneos donde no los une ningún vínculo social, por lo tanto, es transitoria, la multitud presupone la disolución de las individualidades, estas se encuentran anuladas por la coerción del todo[20], estas multitudes son lo que el Estado y la industria turística ha usado para evaluar cómo un caso de éxito el programa de Pueblos Mágicos, aún cuando no existen diagnósticos completos que permitan medir el impacto de estas multitudes en los poblados que generalmente antes de la aplicación del programa tenían una población mucho menor y con actividades económicas ajenas al turismo, generándose procesos de gentrificación y extractivismo.

El patrimonio es una herramienta que permite definir o “re-definir” una identidad generada por los contextos históricos, sociales y culturales de una región, entendiéndose como un complejo sistema de valores y símbolos cambiantes que le otorgan a un sitio su diversidad cultural, por lo tanto estos procesos no deben ser forzados a mantenerse estáticos a fin de conservar rasgos folclóricos que sirvan para el turismo, como una especie de burbuja cultural donde las políticas estatales tratan de mantener aquellos elementos que pueden utilizar como productos culturales, tampoco deben ser manipulados para que el modelo de desarrollo basado en la infraestructura modifique el entorno o que actividades económicas obliguen a cambiar una forma de vida para que el lugar tenga una “magia” y pueda ser considerado como beneficiario del programa.

Casos

Muestra de lo anterior se realizará una breve revisión del caso de San Cristobal de las Casas atendiendo a sus especificados, no sin antes aclarar que en cada uno de los pueblos con el nombramiento se den tomar consideraciones diferentes para su análisis en materia de derechos culturales, pues cada población es diferentes atendiendo sus contextos, por lo que el siguiente ejemplo es enunciativo, no limitativo e intenta mostrar violaciones a los derechos culturales en sus habitantes causadas por la ejecución del programa.

San Cristobal de Las Casas

Esta población en Chiapas fue incorporada al programa en el año 2003 en medio del conflicto zapatista y con una población en su mayoría compuesta por miembros de pueblos originarios tzotziles y tzetzales. Es indispensable para hacer el análisis que la historia de la región de los altos de Chiapas es la que ha marcado la identidad de San Cristobal y está estrechamente vinculada con otras poblaciones aledañas como es Zinacantan, San Juan Chamula o San Andrés Larraiza, las cuales también son afectadas de forma directa por el turismo.

Siendo tres los elementos principales los que atraen al turismo, en primer lugar está la arquitectura colonial, en segundo, la cultura de los pueblos originarios, y en tercero, la identidad revolucionaria causada por el movimiento zapatista.

En cuanto a la arquitectura colonial se debe entender que la mayor parte de inmuebles con estas características son las iglesias y museos, sin embargo la casa del los habitantes sufrieron modificaciones debido al desplazamiento de los pobladores por la venta de inmuebles a extranjeros, está situación se dio por el reconocimiento que en el año 2010 se le otorgó por ser “El pueblo más mágico de los pueblos mágicos”, dicho reconocimiento se dio por la recuperación de la imagen urbana, el rescate del centro histórico y el crecimiento de inversiones por parte de extranjeros en la compra de inmuebles para crear una fuerte estructura hotelera y restaurantera. En este punto es donde se hace la primera crítica ya que estos logros en los modelos de desarrollo no representan un beneficio económico para los habitantes, pues la inversión en los hoteles y restaurantes es en su mayoría extranjera, obligando a los pobladores a vender sus inmuebles ya que su modo de vida no coincidía con los modelos planteados por el programa. Actualmente la población coleta[21] ha sido excluida por los extranjeros.

Por otro lado, la cultura de los miembros de pueblos originarios que habitan en San Cristobal de Las Casas y sus alrededores, tienen una relación de tensión entre los habitantes originarios, los extranjeros y los visitantes debido a la discriminación,  desigualdad social y la explotación laboral que viven los primeros, para los miembros de pueblos originarios San Cristobal es un centro de comercio que les permite tener un sustento a través de la venta de productos y artesanías, pero que han sido desplazados a la afueras del cuadro denominado como “mágico”. Mientras que en el cuadro principal existen galerías de arte propiedad de extranjeros, los miembros de comunidades originarias tienen que recurrir al mercado informal. Es evidente la segregación causada por el imaginario colectivo que se ha creado pues el orgullo de lo indígena se valora cuando está en sus poblaciones[22] y no cuando venden artesanías a pie de piso. La explotación de la imagen de lo indígena es uno de los atractivos turísticos que más atrae turistas en San Cristobal, siendo caricaturizados en su cultura. Otra crítica que se hace sobre las comunidades es la falta de información en su idioma natal, no existen documentos que respeten sus derechos lingüísticos, que hablen de las reglas de operación del programa o que puedan facilitar la comunicación con los visitantes.

Finalmente se tiene también la identidad revolucionaria pues la explotación de elementos que aluden al ejército zapatista como una forma de atraer visitantes se ha convertido en una práctica común, se pueden encontrar desde productos o servicios relacionados con el movimiento zapatista que invita a vivir la experiencia de la revolución, creando un tercer imaginario turístico al servicio de la venta de la cultura y la identidad.

DCIM100GOPROGOPR0035.JPG

Foto 1. Vida cotidiana fuera del cuadro principal. Lugar: Mercado municipal “José Castillo Tielemans”, San Cristobal de las casas, Chiapas, México. Autor: Víctor Eduardo Hernández Juárez. 

img_2060

Foto 2. Mercado de artesanías donde se concentra la mayor parte de la población de pueblo originario. Lugar: Iglesia de Santo Domingo, San Cristobal de las casas, Chiapas, México. Autor: Víctor Eduardo Hernández Juárez.

Conclusiones

El programa de Pueblos Mágicos se ha enfocado por ver a la cultura como un producto mercantil, creando o manteniendo imaginarios que intentan ser atractivos para el visitante, por medio del discurso de preservar lo auténtico y lo singular, sin embargo es a través de ese mismo discurso que ha tenido una serie de deficiencias en cuanto a la originalidad del producto que oferta y al respeto de los derechos culturales, pues en su aplicación se limita a crear las condiciones de comodidad para un grupo de visitantes con cierto nivel de elitismo, dejando de lado a los habitantes de los pueblos con el nombramiento. El programa no prevé mecanismos de participación ciudadana e intenta estandarizar la diversidad cultural, por lo que los responsables de la creación de políticas turísticas deberían abrir espacios de diálogos interculturales a fin de que las prácticas turísticas no afecten a la población local y puedan tener accesos a los beneficios económicos de forma directa si esta es la voluntad de la población. La Secretaria de Turismo debe crear diálogos con otras instituciones a fin de crear programas interinstitucionales de turismo con organizamos de cultura, pueblos originarios y la sociedad civil para que los proyectos estén validados por la población mediante una consulta previa y sobre todo que estos proyectos surjan por iniciativa de la propia comunidad. Por su parte la población debe de integrarse y crear propuestas para defender sus derechos culturales.

Con la desaparición del presupuesto federal al programa de Pueblos Mágicos vendrán nuevos retos en la forma de administración y organización a lo cual las comunidades estarán en un momento clave en el que tendrán que abrir diálogos para tomar desiciones sobre el uso y aprovechamiento de su riqueza cultural, pues algunos poblados ya se han consolidado como destinos turísticos por excelencia y al no ser estática la cultura, está actividad  tendrá un efecto transformador en aquellas comunidades que decidan continuar con él modelo turístico como actividad principal.

_____

Notas:

[1] Acuerdo por el que se establecen los Lineamientos generales para la incorporación y permanencia al Programa Pueblos Mágicos publicado en el diario oficial de la federación el 26 de septiembre del 2014 consultado en https://bit.ly/1qDmNvd 

[2] Talledos Sánchez Edgar,  Megaproyectos turísticos en México El caso de los centros integralmente planeados en Megaproyectos en México: Una lectura crítica, p. 94.

[3] Consultado en https://bit.ly/293Kgcy

[4] Barroso Alarcón en MADRID Flores Francisco (coord.) Pueblos mágicos, aciertos  y retos de una iniciativa de política pública en turismo. Limusa, México, 2016,p 24.

[5] Toda persona tiene derecho al acceso a la cultura y al disfrute de los bienes y servicios que presta el Estado en la materia, así como el ejercicio de sus derechos culturales. Artículo 4 constitucional consultado en https://bit.ly/2MDSvjw

[6] Cottom Bolfy, Legislación cultural temas y tendencias, MAPorrua, México, 2015, 24 p.

[7] Gonzales Castellanos V. , Patrimonio cultural integración y desarrollo en América Latina.p 27.

[8] Suárez Monsalve Ana María, Políticas de recuperación de ciudad, una mirada crítica a las estrategias de comunicación e imagen turística de Medellín y Río de Janeiro en Turismo y cultura 46 p.

[9] Carvalho  Aline, Políticas públicas del turismo en el litoral Norte de São Paulo (Brasil):turismo de naturaleza versus turismo cultural en Turismo y cultura: retos y perspectivas en América Latina,.  129 p.

[10] Esteban Krotz, Antropología jurídica: perspectivas socioculturales  en el estudio del derecho p. 17.

[11] Vélez Rivas,Marta Lucia. Las alteridades en los viajes y el turismo: propuesta de un horizonte de investigación, 316 p.

[12] Declaración de Friburgo consultada en https://bit.ly/V0ShmD

[13] Edna Rozo, El lugar y las dinámicas del turismo, 176 p.

[14] Suárez Monsalve Ana María, Políticas de recuperación de ciudad, una mirada crítica a las estrategias de comunicación e imagen turística de Medellín y Río de Janeiro en Turismo y cultura: retos y perspectivas en América Latina, 58 p.

[15] Ídem 49 p.

[16] Allen Cordero Ulate, Nuevos ejes de acumulación y naturaleza el caso del turismo, p 124.

[17] Edna Rozo, El lugar y las dinámicas del turismo, 176 p.

[18] Dean MacCannell , El turista, p 20.

[19] García Canclini Néstor, La sociedad sin relato Antropología y estética de la inminencia, 81 p.

[20] Renato Ortiz, Otro Territorio, convenio Andrés bello, p 75-76.

[21] Nombre que se le da a los habitantes originarios de San Cristobal de las casa.que remiten su historia a la fundación de la ciudad.

[22] Se ofertan tour por comunidades de pueblos originarios cercanas a San Cristobal De Las Casas, siendo estos de gran aceptación por los turistas.

____

Bibliografía

ALVARADO Rosas Concepción, Babini Baan Andrea, Baños Francia José Alfonso (coord). Pueblos Mágicos Narrativas Varias. Universidad Autónoma Del Estado De Morelos / Editorial Pearson, México, 2016, 199 pp.

COTTOM Bolfy, Legislación cultural temas y tendencias, MAPorrúa, México, 2015, 150 pp.

CORDERO Ulate Allen, Nuevos ejes de acumulación y naturaleza: El caso del turismo, Consejo Latinoamericano De Ciencias Sociales / FLACSO, Buenos Aires, Argentina, 2006, 224 pp.

GARCÍA Canclini Néstor, La sociedad sin relato: antropología y estética de la inminencia, Katz Editores, Argentina, 2010, 264 pp.

GONZALES Castellanos V. Patrimonio cultural integración y desarrollo en America Latina, Fondo de Cultura Económica, Colombia, 2010, 128 pp.

IBARRA García María Verónica y Talledos Sánchez Edgar (coords), Megaproyectos en México: Una lectura crítica, Facultad de filosofía y letras, UNAM / Editorial Itaca, México, 2016. 286 pp. ISBN 978-607-02-7876-1

KROTZ Esteban (ed.). Antropología jurídica: perspectivas socioculturales  en el estudio del derecho. Antropodos/Universidad Autónoma Metropolitana, México,  2014, 330 pp.

LOPEZ Levi Liliana, Valverde Valverde Carmen, Fernández Poncela Anna María  y Figueroa Díaz María Elena (coords). Pueblos mágicos una visión interdisciplinaria I. UAM Xochimilco, UNAM, México, 2015, 462 pp.

LOPEZ Levi Liliana, Valverde Valverde Carmen y Figueroa Díaz María Elena (coords). Pueblos mágicos una visión interdisciplinaria II. UAM Xochimilco, UNAM, México, 2015, 485 pp.

MADRID Flores Francisco (coord.) Pueblos mágicos, aciertos  y retos de una iniciativa de política pública en turismo. Limusa, México, 2016, 304 pp.

MACCANNELL Dean, El turista: una nueva teoría de la clase ociosa, Melusina, España, 2003, 291 pp.

ORTIZ Renato, Otro territorio, Convenio Andrés Bello, Bogotá, México, 1998, 220 pp.

OSORIO Julián, Rozó Edna editores, Turismo y cultura: retos y perspectivas en América Latina, Universidad Externado De Colombia, Bogotá, Colombia, 2013, 512 pp.

Hemerografía

Cuadernos de Geografía: Revista Colombiana de Geografía. Trapecio amazónico: turismo e imaginarios sociales sobre un territorio exotizado. Volumen 26, Número 2, p. 113-131, 2017. Martha Lucía Vélez Rivas. [https://doi.org/10.15446/rcdg.v26n2.59229]

Legisgrafía

  • Constitución política de los Estados Unidos Mexicanos
  • Declaración de Friburgo
  • Ley Federal sobre Monumentos y Zonas Arqueológicos, Artísticos e Históricos

_____

Sobre el autor: (Ciudad de México – 1988) Licenciado en Derecho por la Universidad Nacional Autónoma de México en la Facultad de Estudios Superiores Aragón, con especialidad de Políticas Culturales y Gestión Cultural de la UAM Iztapalapa, actualmente se encuentra terminando la maestría en Derecho en la Facultad de Derecho de la UNAM, cuenta con cursos de actualización en materia de legislación del patrimonio cultural, derechos de autor, pluralismo jurídico y gestión cultural. Es coordinador del Seminario Derechos Culturales Un Reconocimiento Impostergable en la UACM, plantel Cuautepec. Como consultor independiente en materia de derechos de autor, ha colaborando con empresas, asociaciones civiles, en proyectos culturales y con artesanos de diversas comunidades de pueblos originarios. En el área laboral se ha desempeñado como docente y tallerista en diversas instituciones, entre las que destaca su participación como profesor de asignatura en la materia de Legislación del patrimonio cultural y artístico de la Universidad Autónoma de la Ciudad de México, plantel San Lorenzo Tezonco, y colaborador en el Grupo de Investigación sobre Derechos Colectivos y Ambientales en la Universidad Nacional De Colombia sede Bogotá./

Contacto: abogadoculturalvictor@gmail.com

____

ArKeopatías opera bajo una licencia Creative Commons Reconocimiento – NoComercial – Compartir Igual 4.0 Internacional License, por lo que agradecemos citar la fuente de este artículo como: Proyecto ArKeopatías./ “Textos de la casa #130″. México 2018. https://arkeopatias.wordpress.com/ en línea (fecha de consulta).

DE LA CASA #80: VESTIGIOS ARQUEOLÓGICOS: SU TRASCENDENCIA / CUDLS.

Versión 2

Por Celso Ubaldo de la Sancha

El considerable número de sociedades prehispánicas que se asentaron en lo que es hoy territorio nacional, impone reconocer que no sólo nos han legado las expresiones culturales que proyectan los múltiples grupos étnicos aún subsistentes, sino infinidad de vestigios arqueológicos, que en forma accidental o deliberada y pese a destrucciones, saqueos y pérdidas de origen natural, han logrado prevalecer a lo largo y ancho nuestra amplia geografía, en cantidades tales que podrían superar los descubrimientos hasta ahora realizados, pues así lo permiten suponer los imperecederos hallazgos de que esporádicamente dan cuenta diversos medios de comunicación; sin descontar la existencia de aquellos que habitualmente pasan desapercibidos, por los más diversos motivos: desconocimiento o falta de concientización sobre sus implicaciones e importancia; resistencia a alertar a las autoridades competentes, por las posibles implicaciones que ello tendría en cuanto al posible uso y destino de los espacios en que se localizan; la execrable motivación económica de quienes promueven o realizan saqueos, etcétera.

La trascendencia que tiene la preservación de tan amplio legado queda al margen de toda duda, ya que posibilita indagaciones que ponen al descubierto las cosmovisiones de nuestros pueblos originarios, de los que el mestizaje nos ha hecho legítimos herederos; además de que, como bien lo apuntaba don Jaime Torres Bodet, “valor y confianza ante el porvenir hayan los pueblos en la grandeza de su pasado”; esto mediante los diagnósticos que aportan las disciplinas de estudio atinentes: la arqueología y la etnografía.

Lo aportes de las culturas precortesianas al patrimonio cultural de México y del mundo revisten las más variadas expresiones, pues fuera de la magnificencia de edificaciones y monumentos, que hablan de los importantes logros alcanzados en escritura, pintura, escultura, astronomía, arquitectura y matemáticas, a menudo se pasa por alto el infinito número de palabras que sus múltiples lenguas han aportado a la castellana, que no sólo de este modo ha sido enriquecida, tal y como lo ilustra la deleitable e inspirada poesía consignada en los Cantos de Huexotzingo. En dicho tenor cabe inscribir además sus contribuciones a la amplísima gastronomía mexicana, mundialmente reconocida.

En virtud de lo expuesto, toda destrucción, pérdida o saqueo implica la imposibilidad de descubrir o profundizar en sus cosmovisiones; de acceder a sus sitios de residencia y al probable conocimiento de nuevas y desconocidas formas de arquitectura, escritura o pintura; de seguir asombrándonos de la exquisitez de sus piezas escultóricas; en fin, de posibilitar a las generaciones futuras la oportunidad de llegar a conocer esas importantísimas formas de manifestación cultural de nuestros ancestros, de los que, como se ha dicho, en ningún modo hemos estado desvinculados, a diferencia de otras naciones, en las que su concerniente memoria quedó arrasada o en el olvido, por simple desinterés o por la renuencia a la mezcla de razas.

Por ello es importante ocuparnos en generar en torno al tema una extendida conciencia en el grueso de la población nacional, reconociéndose el  valor de todas las manifestaciones arqueológicas y no únicamente el de las vinculadas a las sociedades descollantes; en procurar que en los distintos ámbitos y niveles de gobierno se dispongan los presupuestos y las acciones que tiendan a la preservación de esa riqueza cultural, de la que para nuestro orgullo y gloria hemos quedado como beneficiarios, pues sólo así podremos lograr su efectiva y completa preservación, de modo que continúe siendo fecunda fuente de inspiración, que posibilite la generación de nuevas manifestaciones en el mundo de las bellas artes, como ha venido ocurriendo a la fecha, asegurándose así la antiquísima e ininterrumpida influencia cultural, a la que en ningún modo fueron ajenas las propias culturas pretéritas.

Hace falta además el promover una legislación en la que las sanciones a los saqueadores –especialmente a los habituales– sean ejemplares y disuasivas, y que se castigue con igual rigor el traslado de piezas al exterior, así como la posesión con fines estrictamente monetarios y ajenos a un sentimiento nacionalista; el proscribir hipótesis de infracción en que, en su tiempo, pudo quedar ubicado el proceder de quienes ahora son reconocidos como rescatistas y salvaguardas de buena parte del amplio patrimonio nacional hasta ahora conocido. Sería importante ponderar además el que se autorice y fomente la participación de la iniciativa privada en fundaciones que tengan, entre otros fines, el recaudar recursos para promover exploraciones y salvamentos, que cuenten con la vigilancia de las autoridades gubernamentales del ramo y con la intervención y coordinación de expertos, para efecto de los concernientes registros, restauraciones y resguardos; la edificación y habilitación de nuevos museos, en los que sean constantes las exposiciones itinerantes de todo el acervo nacional, puesto que en la mayoría de los existentes, principalmente en los de provincia, éstas son marcadamente raquíticas; en el entendido de que, invariablemente, las piezas y edificaciones seguirían siendo patrimonio nacional, ya que, de ser necesario, se otorgarían en comodato.

____

Sobre el autor: Maestro en derecho. Ha desempeñado distintos cargos en el Gobierno del Estado de Guerrero, y desde 1995 ha colaborado como articulista y ensayista en los periódicos  “Pueblo”, “Novedades de Acapulco” y “Diario 17”, así como en las revistas “Altamirano” del H. Congreso del Estado, “Decisión Ciudadana” del Consejo Estatal Electoral, “Tribunal’L” del H. Tribunal Superior de Justicia del Estado, “Vox Iustitia” del Colegio de Proyectistas y Secretarios de Acuerdos de Sala del Tribunal Superior de Justicia del Estado de Guerrero A. C. (de la que es fundador), así como en la “Revista de divulgación”. Es autor del libro “La autonomía constitucional del Ministerio Público”.

Fotografía: Colección arqueológica del Museo Comunitario Huamuxtitlán / Autor: Juan Tonchez (cc)

____

Versión para imprimir y descargar aquí//

ArKeopatías opera bajo una licencia Creative Commons Reconocimiento – NoComercial – Compartir Igual 4.0 Internacional License, por lo que agradecemos citar la fuente de este artículo como: Proyecto ArKeopatías./ “Textos de la casa #80″. México 2015. https://arkeopatias.wordpress.com/ en línea (fecha de consulta).

#LasPrestadas: Piden expertos que Secretaría de Cultura trabaje en la transversalidad y no cree burocracias.

PALACIO NACIONAL 2

Por Cámara de Diputados

Expertos en materia de patrimonio histórico y cultura, entre ellos arqueólogos y antropólogos, pidieron a la Cámara de Diputados que en la elaboración de la Ley que crea la Secretaría de Cultura incluyan la transversalidad en rubros como el educativo y el turístico, así como el cuidado y protección de bienes y patrimonios de la humanidad, declarados por la Unesco.

Llamaron a garantizar la protección de los derechos laborales de los trabajadores de diferentes áreas que, aseguraron, en algunos casos tienen 20 años bajo el régimen de honorarios, sin contar con derecho alguno.

Urgieron al Legislativo a reforzar la participación de los pueblos indígenas en este proyecto de marco jurídico, así como el fomento de sus tradiciones y riqueza gastronómica, ya que ayudaría a combatir problemas de sobrepeso y desnutrición.

El presidente de la Comisión de Cultura y Cinematografía, diputado Santiago Taboada Cortina (PAN), indicó que la Secretaría de Cultura es necesaria, pero deben recogerse las opiniones de quienes desarrollan y crean la cultura en el país.

Juan Antonio Meléndez Ortega, diputado del PRI, indicó que la creación de dicha instancia beneficiará al país, sobre todo a los artistas y sus familias. “Es importante que a través de la Secretaría de la Cultura se dé, además, seguridad social para los exponentes musicales”.

“Hay mucha gente que vive del arte musical y desde la nueva dependencia federal se deberán impulsar estímulos para los exponentes nacionales, muchos de ellos muy lastimados en su patrimonio”, consideró.

Del mismo grupo parlamentario, la diputada Araceli Guerrero Esquivel comentó que la creación de dicha secretaría debe ser un hecho consensado para que rinda los frutos esperados. “Será una institución que, además de fomentar la cultura, fortalecerá la educación de los mexicanos”.

La diputada priista María Angélica Mondragón Orozco señaló que la cultura no es un tema de colores, “hay que nutrirlo con propuestas y llevar a cabo acciones”.

Para el funcionamiento de esa dependencia, se le deberá dotar de presupuesto suficiente “a la altura de las necesidades culturales y será responsabilidad de los legisladores realizarlo”.

Del grupo parlamentario del PRD, diputada Cristina Gaytán Hernández, consideró que la cultura lleva muchos años en espera de la construcción de herramientas que la impulsen de forma eficiente.

“Estas consultas son necesarias para crear una ley en la materia, generar una buena política cultural y caminar hacia un desarrollo cultural a nivel nacional”, refirió.

La senadora Blanca Alcalá Ruiz (PRI), presidenta de la Comisión de Cultura, dijo que este grupo de trabajo legislativo recogerá cada una de las inquietudes que los expertos han vertido para incluirlas en el nuevo marco jurídico.

Se dijo a favor de construir la Ley General de Cultura que le dé el andamiaje a la secretaría en la materia. “Estaremos cerca de ustedes para que no se quede como una oportunidad de fin de año, sino como el compromiso de los años que vienen”.

Para el senador Luis Humberto Fernández Fuentes, integrante de la Comisión de Cultura, no se trata de hacer sólo una secretaría, sino su diseño institucional y constituir las soluciones del Estado mexicano para los temas culturales.

Reconoció que existe tensión funcional entre las instituciones del ramo que quieren ser autónomos, pero a la vez requieren de mayor coordinación, porque no hay espacios laborales, ni un mercado abierto para los egresados de las escuelas de los diferentes institutos culturales.

Durante la primera Mesa -Patrimonio cultural y material-, el arqueólogo del INAH, Eduardo Matos Moctezuma, dijo que existen empresas y personas que utilizan la cultura para beneficio propio, mediante construcciones cercanas a las zonas arqueológicas de Monte Albán, en Oaxaca, o en el caso de Teotihuacán, una de servicios establecidos en su interior.

La presidenta del Conservatorio de la Cultura Gastronómica Mexicana, Gloria López Morales, pidió que de aprobarse una nueva secretaría, ésta se enfoque en darle transversalidad al patrimonio cultural con otros órganos de gobierno, y que autogeneran sus propios recursos, dándoles un gran valor estratégico.

Del mismo organismo, su vicepresidenta, Sol Rubín de la Borbolla, lamentó que no se haya tomado en cuenta la cocina tradicional de las distintas regiones de nuestro país, como parte de las políticas públicas y programas sociales enfocados al combate del sobrepeso y la desnutrición.

El poeta y escritor bilingüe náhuatl-español, Natalio Hernández, exigió incluir a los pueblos indígenas en los antecedentes para la creación de la Secretaría de Cultura, y en la consulta, a todos los involucrados en la materia y no sólo a los especialistas, pues de lo contrario sólo se crearía una instancia burocrática.

Pidió que la Cámara de Diputados realice foros regionales por todo el país para conocer las propuestas de todos los interesados.

El etnólogo Sergio Raúl Arroyo planteó que la nueva dependencia haga un trabajo de conciliación laboral, mediante la elaboración de un diagnóstico de la actual situación de los empleados de los diversos institutos culturales. “Hay trabajadores que llevan más de 20 años cobrando como honorarios, sin contar con derecho alguno”.

El secretario de Cultura del DF, Eduardo Vázquez, consideró que debe ponerse en marcha una política transversal que incluya al resto de áreas de gobierno. “La cultura tiene que ser el cuarto pilar del desarrollo y un objetivo junto con la sustentabilidad y la economía”.

El capacitador nacional de CONACULTA, Carlos Lara, resaltó que la cultura es un derecho que reconoce la Constitución y el cual la Corte ha afianzado mediante diversas resoluciones, por lo que con o sin ley, sin secretaría o con ella, ya existen bases para garantizar este derecho; no obstante, enfatizó, se requieren ajustes.

“Celebro que la cultura sea un tema de Estado y ya no de gobierno”, expresó.

Mara Robles Villaseñor, doctora en Cooperación e Intervención Social, de la Universidad de Oviedo, España, precisó: “esta Ley General de Cultura es imprescindible, aunque su proceso de creación podría llevar hasta dos periodos de sesiones ordinarias”. Urgió a hacer una verdadera fusión del binomio educación y cultura, para que en todas las escuelas del país los alumnos tengan clases de música, canto y danza, para generar sociedad.

Del Sistema Nacional de Investigadores, Eduardo Nivón Bolán señaló que hay que aprovechar la experiencia de las instituciones actuales, que tienen décadas de labor, y, sostuvo que deben preservarse los institutos especialistas en sus áreas, como INBA e INAH, entre otros. Reclamó depurar los errores que contiene la actual iniciativa.

El presidente del Consejo Académico de Interactividad Cultural y Desarrollo A.C., Carlos Javier Villaseñor Anaya, informó que el sector presenta una problemática administrativa que ya lleva 25 años de discusión. “No es casual, pero el Legislativo ha hecho sólo dos reformas importantes: una en materia de presupuesto, y la segunda, es la inclusión del derecho a la cultura a nivel institucional”.

Deborah Holtz, directora y editora de Ediciones Trilce, declaró que más que un organismo que inyecte dinero, se necesita uno que gestione y convenza de la importancia de las actividades del sector. “No hay ninguna dependencia que apoye programas que duren varios años”, dijo.

El dramaturgo Nicolás Alvarado se pronunció por “salvar a la cultura de su propia burocracia”, encontrando los mecanismos para lograrlo. Es un factor de desarrollo social y económico que debe discutirse a fondo en términos de políticas públicas.

______

Fuente: Boletín N°. 0640 http://www5.diputados.gob.mx/index.php/esl/Comunicacion/Boletines/2015/Diciembre/07/0640-Piden-expertos-que-Secretaria-de-Cultura-trabaje-en-la-transversalidad-y-no-cree-burocracias

Foto: Astrid Cortés.

DE LA CASA #73: PRESENTACIÓN DEL LIBRO «LEGISLACIÓN CULTURAL. TEMAS Y TENDENCIAS» EN CUERNAVACA / JT.

Por Juan Tonchez

El pasado 5 de agosto se presentó el libro «Legislación Cultural. Temas y Tendencias» del Dr. Bolfy Cottom en el Museo de la Ciudad de Cuernavaca (MuCIC). Durante el evento, en el que participaron, además del autor, Gustavo Garibay, Tomás Ejea y Adalberto Ríos, destacamos que el académico antes de empezar su intervención, se tomó unos segundos para condenar la destrucción de zonas arqueológicas en el país, por la construcción de infraestructura carretera, así como, pedir castigo a quien lo ordenó, permitió y ejecutó. El autor no dejó claro a qué caso en particular se refería, sin embargo, dado el contexto de la presentación (es decir, en el estado de Morelos y la fecha del evento), podemos intuir que se aludió al entonces reciente y polémico caso de Tlaltizapán. Por otro lado, comentó que bajo su punto de vista, en San Pablo del Monte, Tlaxcala, hubo omisión, aunque tampoco dijo por parte de quién o quiénes. Finalmente, sólo nos queda compartirles algunas fotos de la presentación, invitarlos a leer el libro citado y reflexionar sobre lo que se dice (sobre todo lo que no se dice) dentro de nuestro gremio.

______

Fotos: Juan Tonchez (cc)

_____

ArKeopatías opera bajo una licencia Creative Commons Reconocimiento – NoComercial – Compartir Igual 4.0 Internacional License, por lo que agradecemos citar la fuente de este artículo como: Proyecto ArKeopatías / “Textos de la casa #148″ / México 2015. https://arkeopatias.wordpress.com/ en línea (fecha de consulta).

DIPLOMADO EN PATRIMONIO EDIFICADO

La Facultad de Arquitectura de la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla y el Instituto Nacional de Antropología e Historia realizan un esfuerzo conjunto para promover la conservación del patrimonio cultural a través del «Diplomado en Patrimonio Edificado. Perspectiva Interdisciplinaria de Conservación» que dará inicio en el mes de enero de 2014.

Informes e inscripción: Facultad de Arquitectura de la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla, Secretaria de Investigación y Estudios de Posgrado.

Tel. 01 (222) 2 29 55 00 Ext. 7969/7968

diplomadoinahbuap@gmail.com

Diplomado