#LasPrestadas: Hacia un registro del patrimonio cultural del país.

Por Gaceta Digital UNAM

México cuenta con un patrimonio cultural de enorme riqueza y hoy es tiempo de consolidar un sistema nacional de registro y estudio de estos bienes, no sólo los prehispánicos y virreinales, sino también de todas las épocas hasta el presente, planteó Clara Bargellini Cioni, integrante del Instituto de Investigaciones Estéticas [de la UNAM] (IIE).

El país tiene una tarea seria, que se debe desarrollar y apoyar para ampliar el conocimiento y facilitar futuros estudios; además, ese inventario puede servir en los casos de desaparición y reclamo de piezas, pues las que son robadas quizá terminen en el mercado ilegal, señaló.

Para recuperarlas se necesitan inventarios confiables; por ello, la UNAM, por medio del IIE, en colaboración con los institutos nacionales de Antropología e Historia y de Bellas Artes, así como otras instancias, participa en un proyecto dirigido a ese objetivo.

“Indagamos y avanzamos en cómo hacerlo de manera sistemática y unificada; con los apoyos de las tecnologías de la información se vislumbra la posibilidad de desarrollar un registro completo del patrimonio nacional con el uso, en la medida de lo posible, de un lenguaje uniforme y consensuado. La idea es no volver a empezar una y otra vez, sino tener catálogos que sirvan para su estudio y protección.”

La conservación del arte depende de conocimientos más amplios y sistemáticos de los que se tenían hasta hace poco tiempo, relativamente. Se han dado grandes pasos en décadas recientes en cuanto al análisis y caracterización de los materiales que constituyen las obras, y en las posibilidades de los análisis científicos y de procesos fotográficos y de registro que sirven para entenderlas y tomar mejores decisiones en cuanto a procedimientos.

Interdisciplina

En el Laboratorio Nacional de Ciencias para la Investigación y Conservación del Patrimonio Cultural hay especialistas que trabajan de manera interdisciplinaria desde la UNAM; expertos de Estéticas colaboran con otros de los institutos de Física y Química, así como del Nacional de Investigaciones Nucleares, para laborar con asociaciones encargadas del patrimonio y estudiar la materialidad de las piezas.

“Aprendemos mucho, no sólo en cuanto a los pigmentos, por ejemplo, o cómo están hechos los objetos, sino además cómo conservarlos”. Se trata de saberes que requieren de preparación especializada. Hay experiencias tristes, y no únicamente en México, de intervenciones erróneas en piezas de arte. “El conocimiento ha avanzado y hay que aprovecharlo”, sostuvo la experta.

Nuestra nación tiene grandes museos, pero hay lugar para más, consideró Bargellini. Por ello, participa en la iniciativa de uno nuevo, dedicado al arte virreinal del norte del territorio, que se ubicará en la ciudad de Chihuahua.

En esa región existe mucha materia para el estudio de la arquitectura, pero también pinturas, esculturas, textiles, platería y otros tipos de piezas que deben conservarse, analizarse y darse a conocer. Hubo un museo de arte sacro, junto a la catedral de Chihuahua, desde la década de los 70 del siglo pasado; también hay otros, locales y pequeños, pero es necesario “formar instituciones con más

solidez y apoyo”, donde el patrimonio artístico se pueda mostrar, y también donde se tengan programas de estudio y conservación.La especialista rememoró que en el norte de la Nueva España se dio un sistema misional a cargo de las órdenes religiosas, principalmente franciscanos y jesuitas, cuyo objetivo era convertir a las poblaciones indígenas al cristianismo, al tiempo que respaldaban la colonización europea.

La arquitectura y las artes fueron fundamentales en esa tarea y conformaron los espacios e imaginarios de las generaciones posteriores, y hasta la fecha, tanto en los sitios de las antiguas misiones como en los poblados de españoles.

Sistema misional

En el actual estado de Chihuahua se conservan las iglesias más antiguas del sistema misional jesuita. Ejemplo de ello es una pequeña versión de una basílica paleocristiana a semejanza de las iglesias de la primera cristiandad en Roma; fue levantada en el siglo XVII a iniciativa de un jesuita en Carichí, en la región de la baja Tarahumara.

Además, se adornaron éstas con pinturas, esculturas, platería y otros objetos de arte. Algunas piezas se hacían en las propias misiones, pero muchas se enviaban desde la Ciudad de México o Guadalajara. Los objetos no eran menores, se mandaban artefactos de calidad y algunos aún se conservan. “Viéndolo nada más desde el punto de vista artístico, hay piezas notables de maestros importantes, como el pintor Miguel Cabrera”, relató.

Destaca una tipología artística que se desarrolló para llenar la demanda de ornamentación en las iglesias: los retablos llamados de perspectiva en los documentos de la época. Mediante la pintura se representaban retablos completos; “hubo muchos de éstos en las misiones porque era más fácil enviar pinturas, aunque fueran grandes, que todo lo necesario para hacerlos de madera”. Con el tiempo se dio una producción local de estas obras, como la restaurada recientemente en Yepachi.

Algunos de los retablos en pintura encontrados estaban desmembrados y fueron reconstruidos para la exposiciónCicatrices de la fe: el arte de las misiones del norte de la Nueva España, 1600-1821, que en 2009 se presentó en el Antiguo Colegio de San Ildefonso, primero, y luego viajó a Puebla y a Tijuana; a San Antonio, Texas, y Oakland, California, con la curaduría de Bargellini. “Esas serán algunas de las piezas que se llevarán al nuevo museo”, dijo. Recordó que la investigación para la muestra fue apoyada, en parte, por un proyecto PAPIIT.

También se han encontrado textiles interesantes, especialmente en ejemplos de vestuario litúrgico. “Me enseñaron en una de las misiones una casulla del siglo XVIII, de un textil japonés; no conozco otra similar en todo México. Es un testimonio del cuidado que se tomaba en el adorno de las misiones en lugares tan apartados de los centros urbanos del virreinato”.

En algunos lugares hay pequeños museos; las comunidades tratan de cuidar sus tesoros, no siempre en buenas condiciones. De ahí el interés de emprender acciones y que se construya el nuevo recinto.

“Hacen falta espacios dónde cuidar y estudiar este arte, que sirvan de centros para generar y divulgar información y hacer encuentros culturales donde se establezcan vínculos con instituciones de enseñanza y de difusión. En este caso, serán importantes las relaciones con organismos mexicanos, pero también con otros en Estados Unidos. El plan es hacerlo de manera profesional y es ahí donde los universitarios pueden aportar”, concluyó.

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Fuente: Gaceta Digital UNAM. http://www.gaceta.unam.mx/20160104/hacia-un-registro-del-patrimonio-cultural-del-pais/

Analizan las transformaciones del paisaje urbano en México

velasco

Roberto Gutiérrez Alcalá

Para ello, Peter Krieger, investigador del Instituto de Investigaciones Estéticas, estableció un diálogo inesperado, innovador, entre dos tipos de imágenes: la obra de arte y la fotografía aérea documental.

La ciudad de México y su zona conurbada es un caso extremo de urbanización: hoy en día tiene unos 21 millones de habitantes (hace 50 o 60 años tenía unos 3 millones; y a inicios del siglo XX, unos 350 mil). ¿Cómo se ha dado este crecimiento desmesurado a lo largo del tiempo?

A una invitación expresa de Miguel Fernández Félix, director del Museo Nacional de Arte (MUNAL), Peter Krieger, investigador del Instituto de Investigaciones Estéticas (IIE) de la UNAM, asumió el reto de responder a esa pregunta mediante un proyecto editorial que tuvo como punto de partida la selección de imágenes del fondo de dicho museo y de la colección de aerofotografías de la Fundación ICA AC, que depende de ICA, una de las empresas constructoras más grandes de América Latina.

“La idea básica fue animar el fondo del MUNAL por medio de un diálogo inesperado, innovador, entre dos tipos de imágenes: la obra de arte y la fotografía aérea documental”, dice Krieger.

La Fundación ICA AC guarda un tesoro cultural muy importante: la colección de aerofotografías tomadas por la Compañía Mexicana Aerofoto SA de CV, que documentan el crecimiento urbano en el valle de México, así como en otras partes del país, desde 1930 hasta finales de los 60.

“Miguel Fernández Félix me invitó a realizar ese proyecto editorial porque sabe que mi tarea como investigador gira en torno a la imagen urbana y la imagen del paisaje. El resultado es un libro que escribí y titulé Transformaciones del paisaje urbano en México. Representación y registro visual (Madrid, El Viso, 2012)”, añade el investigador.

Paralelamente, el director del MUNAL invitó también a Krieger a que, basado en su labor profesional -y con motivo del centenario de la muerte de José María Velasco (1840-1912)- hiciera una revisión de la obra del gran paisajista mexicano, así como de sus antecesores y sus sucesores, y las comparara con otras tantas aerofotografías para dar cuenta de las modificaciones que la modernidad ha impreso en el entorno natural del valle de México.

De este modo, seleccionó 13 obras de Velasco y de otros artistas relacionados pertenecientes al MUNAL y 13 aerofotografías de la colección de la Fundación ICA AC para montar la exposición Transformaciones del paisaje. La herencia de Velasco, la cual estará abierta al público en la Sala de Exposiciones Especiales del MUNAL (Tacuba 8, Centro Histórico de la ciudad de México) hasta el 10 de febrero del presente año.

“Revisé alrededor de 40 mil aerofotografías del Fondo ICA AC para hacer el libro y montar la exposición. Para ésta escribí otro texto enfocado en Velasco. El libro y la exposición son dos productos que se basan en la investigación que efectúo en el IIE.”

Ecohistoria

El trabajo de Krieger en el IIE le permite integrarse, desde la perspectiva de las investigaciones estéticas, a un debate interdisciplinario sobre la redefinición de la ciudad y el paisaje.

“Todavía tenemos en la cabeza que el paisaje siempre es natural. Pero el paisaje natural casi no existe. Si revisamos documentos visuales, fotografías del siglo XIX o justamente, la obra de Velasco, vemos cómo el paisaje (agrícola o urbano) se transforma paso a paso, es un paisaje cultural, construido.”

Así, lo que Krieger investiga es la historia de la ciudad y el paisaje en el valle de México, cómo se expresa en los diferentes tipos de imágenes. En la historiografía actual hay una tendencia llamada ecohistoria que estudia el cambio ambiental de ciudades y paisajes. Él reconstruye la ecohistoria (algo más o menos novedoso en el país) y, más específicamente, la ecoestética del valle de México por medio de material visual.

“Es decir, me interesa cómo la ecohistoria se expresa en imágenes. Ahora bien, las imágenes no son documentos neutrales, no son registros fieles de la realidad, sino construcciones visuales que requieren un análisis cuidadoso con las metodologías -establecidas e innovadoras- de la historia del arte”, apunta el investigador.

Con esto en mente, Krieger buscó algo nuevo: el diálogo entre la obra de arte, que es una construcción visual específica, en la que influyen las tendencias estéticas de la época y la idea del pintor, que escoge, por ejemplo, en el caso de Velasco, una posición elevada o baja para ver el paisaje y pintarlo; y las aerofotografías de los proyectos emblemáticos que construyó ICA: Ciudad Universitaria, el Instituto Politécnico Nacional, unidades habitacionales, puentes, autopistas….

“Por lo que se refiere a las aerofotografías, carecen de una intención estética, aunque también requieren una cuidadosa interpretación, pues tampoco son documentos neutrales: dependen del ángulo con que se tomaron, del día (si había mucho sol o neblina), de la hora…”, comenta Peter Krieger.

Tanto para el libro como para la exposición, Krieger no sólo se enfocó en la obra de Velasco, sino también en la de sus antecesores, como por ejemplo en el italiano Eugenio Landesio (1810-1879), su maestro, y el inglés Daniel Thomas Egerton (1800-1842); y en la de sus sucesores, como el Dr. Atl (Gerardo Murillo, 1875-1964), que llevó a cabo varias investigaciones vulcanológicas y logró convertir el paisaje mexicano en algo emblemático, y Juan O’Gorman (1905-1982), que hizo representaciones del paisaje en crisis, con la contaminación o el efecto de los sismos.

Cambios muy drásticos

En el Instituto de Investigaciones Estéticas, Peter Krieger analiza las construcciones visuales de distintos géneros, cómo la obra de arte y la fotografía documental generan mensajes visuales, en este caso, la representación y conceptualización del paisaje.

“Debo repetir que esta representación en una obra de arte no es neutral: corresponde a esquemas mentales del pintor y, también, a las capacidades intelectuales de quien la ve. En cuanto al libro que escribí, el tema fue la metamorfosis del paisaje; las imágenes que contiene, artísticas y fotográficas, demuestran que en el valle de México ha habido cambios muy drásticos. Es una memoria de cómo se ha hiperurbanizado el paisaje en el proceso de modernización unidimensional.”

En muchas pinturas del paisaje se aprecian las montañas, pero también se percibe el impacto de las infraestructuras, cómo éstas chocan con el ambiente natural. De ahí que las personas que lean el libro de Krieger o vean la exposición del MUNAL podrán entender el impacto tan fuerte de la civilización en el paisaje del valle de México.

Según el investigador, es de destacar el uso y, a veces, el abuso del paisaje por la industria.

“Hay cementeras que contaminan y erosionan el paisaje; es decir, ponen en práctica una estrategia de industrialización que niega los valores específicos del paisaje y al mismo tiempo produce el material emblemático y esencial de las construcciones de la ciudad: el cemento. Entonces, el paisaje natural o tradicional se convierte en un paisaje funcional”, asegura.

Intención ética y didáctica

La investigación de Krieger tiene una intención ética y didáctica: generar en el lector del libro una conciencia visual de su entorno y, en el caso de la exposición, convertir la sala del MUNAL en una especie de laboratorio de experiencias urbanas, donde el público pueda llegar con su propia imagen de la ciudad de México, de la megalópolis que es hoy, ver otras maneras de percibirla, otras épocas, otras configuraciones, y preguntarse en qué hábitat está viviendo y, posiblemente, qué quiere cambiar y mejorar hacia un ambiente más sustentable.

“He observado que, a veces, mucha gente le da la espalda a la ciudad: se refugia en su casa, en su lugar de trabajo, en una plaza comercial, y no la ve en conjunto, la niega. Tenemos una infinidad de espacios abandonados, contaminados, sucios, descompuestos. Por eso mi empeño de reconstruir la ecohistoria del valle de México a partir de sus imágenes se encamina a estimular la conciencia visual de dónde vivimos y de los cambios que ha experimentado el paisaje”, finaliza el investigador. Más información, en el siguiente correo electrónico: krieger@unam.mx

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Fuente: Jueves 31 de enero de 2013 | El Universal [http://www.eluniversal.com.mx/cultura/70948.html]

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