¿Piensas que Palmitas quedó bien padre y que qué bueno que les pintaron sus casitas allá en Pachuca? ¿Piensas que se ven más bonitas las pirámides de Teotihuacán de noche y con luces encima, que valdría la pena pagar más de $200.00 para entrar?
Por favor, sólo por favor… piénsalo otra vez.
Esta es la evidencia de que el gobierno en el caso de Palmitas, no se pone las pilas para articular territorialmente las políticas públicas. Palmitas es un asentamiento irregular que en principio no debería existir si los tres niveles de gobierno ‘hubieran’ anticipado que no todo lo que es urbanización es desarrollo urbano y que por muy «pintaditas» que estén las casas, la gente llegó a vivir ahí por que ahí estaba más barato.
¿Qué pasa con Teotihuacán? Las Zonas de Monumentos Arqueológicos por ley son competencia del gobierno federal, obviamente por mucho que los especialistas han argumentado sobre el daño, nadie les hizo caso y el proyecto siguió adelante.
El gobierno «opina» que es un camino para valorar el patrimonio. Teotihuacán es una de las ZMA más visitadas, más investigadas y casi mejor protegidas y conservadas en el país. ¿Qué va de tantos años de investigación para que se haga una inversión en un espectáculo de este tipo que solo habrán de ver unos cuantos? $$$$$$$$ ¿Qué pasa con las otras 40 000 zonas registradas?
Acá el gobierno no se pone las pilas para invertir en investigación y valdría la pena cuestionar su política conservacionista. A primera vista, continua escarbando el patrimonio para regodearse en la percepción de los monumentos como símbolos nacionales, sin procurar su contenido científico y sin integrarlo a los programas educativos…
¿Qué qué tiene que ver Palmitas con Teotihuacán? Qué en algunos rincones del país hay Palmitas (asentamientos irregulares) en Zonas Arqueológicas que no son tan valoradas como Teotihuacán y eso también es un problemón.
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Sobre la autora: (Pachuca, Hidalgo – 1988) Actualmente es maestrante en Ciencias Sociales con Especialidad en Desarrollo Municipal del El Colegio Mexiquense A.C. Se ha desempeñó del 2013 al 2016 como consultora del Ayuntamiento municipal de Tulancingo de Bravo, Hidalgo, sobre Uso de Suelo en la Zona de Monumentos Arqueológicos Huapalcalco. Realizó de 2007 a 2013, actividades de investigación documental y difusión de patrimonio cultural, recorridos de superficie, excavaciones, cartografía, topografía, registro de bienes muebles e inmuebles, trabajo etnográfico, análisis de material arqueológico, elaboración de tipologías cerámicas y elaboración de informes técnicos en el Proyecto Arqueológico Piedra Labrada.
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Han pasado 26 años desde aquel 1989 cuando se realizó la primera edición del Simposio del estado de Hidalgo. En aquel momento, una docena de investigadores compartían los avances de sus proyectos cubriendo un necesario espacio de divulgación y quehacer científico. El ejercicio se repitió este año. En 2015 nos encontramos con una cuarta edición destacada por la treintena de especialistas que dieron a conocer el resultado de sus trabajos y aportar nuevos datos sobre el pasado hidalguense.
Organizado conjuntamente por el Centro INAH Hidalgo y la Universidad Autónoma del Estado de Hidalgo, del 18 al 20 de noviembre de 2015 se realizó en Pachuca el IV Simposio de Arqueología del estado de Hidalgo. Al inaugurar el evento, las autoridades institucionales, Dr. Edmundo Hernández Hernández (UAEH) y el Mtro. Juan José Arenas Orozco (INAH) señalaron la importancia del Simposio como un espacio de encuentro científico que además contó con las ponencias de alumnos de licenciatura interesados en difundir sus trabajos realizados.
La convocatoria abarcó temáticas arqueológicas y etnohistóricas. Como ejemplo tuvimos los ponencias sobre los hallazgos de artefactos y huesos de animales del Pleistoceno de Tepeji del Rio; las primeras comunidades Clovis de la región de Metztitlán; gráfica rupestre Xajay; fardos mortuorios en la Sierra Gorda; entierros prehispánicos en San Agustín Tlaxiaca, tumbas de lozas monolíticas en la Huasteca, nuevas tecnologías aplicadas al fechamiento de cerámico; análisis de orientaciones de las iglesias del SXVI a partir de SIGs; virtualización de monumentos históricos, análisis iconográfico, caracterización de los caminos de Pachuca a México durante el comercio de plata o mapas y cartografía antigua de Huatula. Como el lector puede apreciar, la temática fue abundante y se reflejó en un programa multidisciplinario y especializado.
Desde mi punto de vista, uno de los mejores logros del evento se reflejó en una organización fluidamente articulada. Salvo algunos detalles técnicos, uno a uno, los ponentes mostraron el progreso de sus indagaciones, los desafíos a los que se enfrentaron y los resultados de su actividad. De ese modo, cada especialista enriqueció la perspectiva sobre el pasado de lo que hoy es el estado de Hidalgo y al mismo tiempo, la experiencia compartida será de ayuda para otros investigadores.
A partir del 2011 se ha realizado el Simposio de manera ininterrumpida cada dos años. Por lo comentado por sus organizadores, los arqueólogos Alfonso Torres Rodríguez y Nadia Vélez Saldaña y el Dr. Javier Ortega Morel, todo parece indicar que próximamente habrá un nuevo Simposio. Les deseamos el mejor de los éxitos.
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Si este silencio hablara | sus palabras se harían de piedra | si esta piedra tuviera movimiento | sería mar | si estas olas no fuesen prisioneras | serían piedras en el observatorio | serían hojas convertidas en llamas circulares... J.E. Pacheco. Tulum (fragmento)
Por Luis Ortíz Laguna
¿Qué hace especial un sitio como Xihuingo?, ¿arquitectura monumental?, ¿escultura antigua?, ¿vasijas multicolores?
Las piedras del camino golpean la parte baja del carro. Tal efecto tiene algo de aventura. Aventuras que inician de forma sencilla y terminan en lugares emblemáticos. Miento. A cada metro se busca “lo más parejito” como si olvidáramos que un vehículo es útil siempre que pueda ampliar nuestras posibilidades.
Con más de 3200 msnm., el volcán Xihuingo es la segunda cota más alta del estado de Hidalgo. Tanto en la región pulquera como en las zonas cercanas, es notable el dominio visual dicho cono volcánico. En la ladera sur-poniente se encuentra la zona arqueológica, a pocos kilómetros de Tepeapulco, Hgo.
El acceso a la sitio se abre entre campos de cultivo y poco después, el camino es limitado por elevaciones cubiertas de matorrales, nopaleras y mezquites. Casi de modo imperceptible, ese manto dorado y verde se impone hasta llegar a un amplio espacio cercano al basamento piramidal. Es más, un observador atento situado en uno de los miradores naturales del sitio, podrá apreciar los cerros de La Ardilla y Las Tres Peñas como parte de un conjunto alternado de lomas y basamentos dispuestos en un interesante y sutil ritmo visual.
Desde el basamento piramidal, la proximidad del volcán pasa a segundo término. Quienes hayan visitado Xihuingo deben recordar la Pirámide del Tecolote. Se trata de un basamento piramidal teotihuacano cuya base es de 20 metros por lado aproximadamente. En términos generales, se compone de tres cuerpos escalonados con el típico talud-tablero, una escalinata de 20 peldaños limitada por una alfarda con dados. Afortunadamente, el edificio mantiene parte del antiguo estuco. Los investigadores refieren que el espacio estuvo ocupado por los teotihuacanos a partir del primer siglo de nuestra era hasta el 750 DC.
Como parte de uno de los sistemas conceptuales más fascinantes de la antigüedad, en Xihuingo se han identificado algunos marcadores grabados en la roca que pudieran haber funcionado como calibradores astronómicos. Al respecto, cabe destacar el gran aporte realizado por el equipo de Matthiew Wallrath quienes después de varias temporadas de trabajo, identificaron algunos petrograbados alineados astronómicamente. De hecho, al ordenar visualmente tales grabados con ciertos objetos celestes parecieran formar dos hojas adyacentes de un mismo “libro” gigante. Ejemplo de ello son los orientados a la estrella polar o a la salida del sol el 22 de diciembre (día en que el sol alcanza su máxima posición sur).
El camino continua por una de las laderas cercanas a la Peña del Tecolote. Ya que estamos en el sitio, el vehículo puede “descansar” un momento. Sin duda, esa continuidad en el recorrido bien puede servir como metáfora. A partir de aquí se abren las posibilidades: pintura rupestre, miradores geológicos o un ambiente natural endémico. Aún en plena era digital, vale la pena una caminata cuando los vestigios iniciales de nuestra memoria cultural nos rodean.
Para llegar al sitio arqueológico de Xihuingo, desde Pachuca se transita por la carretera 88 a Ciudad Sahagún. Cinco kilómetros antes de llegar a Sahagún, se toma un puente en dirección a Tepeapulco. Desde la ciudad de México, se recomienda llegar por la autopista a Tulancingo y en el entronque con la carretera 88, girar a la derecha.
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Les presentamos la prometida edición NÚMERO 5 de nuestra revista «ArKeopáticos /Textos sobre arqueología y patrimonio», en este caso, la segunda dedicada a temas de arqueología histórica. Agradecemos nuevamente el apoyo de la arqueóloga Martha Hernández quien fungió como curadora de esta edición, a todos los autores que nos confiaron sus talentos y a la infinidad de amigos que nos apoyan con esos detalles sin los que no sería posible sacar adelante este proyecto./
Como saben, pueden leerla y descargarla gratuitamente desde nuestra página en ISSUU o enviándonos un correo electrónico para mandarles el archivo original en PDF. Personalmente les recomiendo que la vean en Issuu, pues permite apreciar la estructura del texto y las imágenes, hay además oportunidad de seguir las ligas que colgamos en esa versión.// Esperamos que les guste este nuevo número tanto como a nosotros, no olviden compartirlo con sus contactos. Saludos y muchas gracias por leernos!/ Liga: http://issuu.com/arkeopatias/docs/revistatextosarkeopaticosnumero5
Por Reyna Beatriz Solís Ciriaco y Lizeth Azucena Cervantes Reyes
“Y aquello con que cortaban eran navajas de obsidiana, a las cuales les agregaban un madero de sabino (ahuehuetl), sobre el cual cortaban la pluma fina. La fama general es que fue esto hasta el tiempo del rey Ahuizotl… Entonces poco a poco, fueron descubriendo, fueron inventando, fueron poniendo en uso todos sus instrumentos de trabajo…” (Sahagún 2006:529)
Introducción
El trabajo artesanal de la obsidiana es un oficio que data de hace cientos de años, concretamente desde la época prehispánica como un trabajo altamente especializado. Arqueológicamente la obsidiana se encuentra por toda Mesoamérica en diversos contextos.
La obsidiana es un vidrio volcánico que gracias a sus características físicas de dureza, tenacidad y fractura concoidea de dirección predecible se utilizó para manufacturar, por medio de técnicas de percusión, presión y pulido, herramientas de corte y diversos objetos y adornos como cetros, orejeras, cuentas, bezotes, narigueras, flechas, espejos, recipientes, navajas, dardos, etc. (Pastrana 1998: 21). Debido a su color negro característico, se creía que venía del inframundo, y por lo tanto se consideraba una materia prima fría y nocturna. Gracias a sus características como materia prima y a su simbolismo, la especialización en el trabajo de la obsidiana llegó tener un gran desarrollo, convirtiéndose incluso en el sustento económico de sociedades y aún hoy en día, persiste su explotación y la manufactura de diversos objetos que son el sustento de familias en zonas cercanas a los yacimientos.
La Sierra de la Navajas
La Sierra de las Navajas es un yacimiento de obsidiana del que durante varios siglos se ha extraído materia prima para la manufactura de diverso tipos de instrumentos y objetos. Durante la época prehispánica este yacimiento fue uno de los más explotados y aún hasta nuestros días sigue siendo de gran importancia para extraer la obsidiana que artesanos contemporáneos trabajan para subsistir. Los mexicas llamaban a la obsidiana de este yacimiento como Toltecaiztli, “la obsidiana de los maestros”.
“En el proceso de explotación de un yacimiento de obsidiana o de cualquier fuente de materia prima de origen mineral, se conjugan factores sociales y naturales…” (Pastrana 1998: 39), por lo tanto, para poder conocer el trabajo de artesanos prehispánicos y actuales primero debemos conocer el contexto geológico de este yacimiento para después abordar la parte social que comprenderá desde las técnicas de extracción, la producción y los distintos procesos de trabajo, la distribución y la venta de las piezas terminadas.
La obsidiana fue explotada de depósitos bajo la superficie a diferentes profundidades y se presenta en grandes masas empotradas en una toba amarilla, es decir que no hay afloramientos, lo que se puede observar hoy en día en superficie es producto de la explotación y de desecho de talla de la época prehispánica y colonial.
Pastrana (1998: 50) describe el proceso geológico de la obsidiana de la siguiente manera:
La obsidiana se originó durante la salida a la superficie de un domo riolítico, ubicado hacia la cima del cerro Cruz del Milagro que es la mayor elevación de este sector de la Sierra, con una altura de 3,180 msnm; posteriormente una erupción de tipo explosivo provocó el desplazamiento de un lahar[i] que descendió hacia el SO desde la cúspide, cubriendo un área en forma de abanico de alrededor de 4 por 2.5 km.
Debido a este proceso, la obsidiana se encuentra en bloques de diferentes dimensiones y con diferente calidad mezclados entre sí a distintas profundidades, formando un depósito subterráneo. De ahí la gran cantidad de minas que se pueden observar y que corresponden a varias épocas (teotihuacanos, toltecas, aztecas, colonia y actualidad) realizadas para localizar los depósitos de obsidiana y extraer los bloques de la calidad requerida para el trabajo artesanal (cfr. Pastrana 1998).
Las minas y la extracción de la obsidiana
Como ya se mencionó, la extracción de obsidiana en la Sierra de las Navajas tiene su origen en la época prehispánica, alcanzando su máxima actividad durante la época de la antigua ciudad de Teotihuacán y del Imperio azteca. Los indicadores arqueológicos van desde la acumulación de desechos de talla y extracción, perforaciones, excavaciones, pozos, instrumentos para la actividad minera, material cerámico y arquitectura (muros formando cuartos). Pastrana (1998: 53) identificó los asentamientos correspondientes a las diferentes épocas en la región con base a estos materiales, por lo que hoy podemos saber que este yacimiento ha tenido gran importancia para la economía de diferentes sociedades en varias épocas y en un área bastante extensa.
Los asentamientos próximos a las minas fueron los campamentos de los mineros que extraían la obsidiana, que se instalaron en lugares libres de desechos de talla. Estos asentamientos se identificaron gracias a restos de muros y al material arqueológico como martillos y percutores, así como algunos instrumentos de molienda y material cerámico que corresponde a ocupación del Clásico, tolteca, Mazapa, azteca y colonial (Ibid.: 54 – 57).
En cuanto a la extracción, se pueden encontrar las bocaminas, que son perforaciones de hasta 1.50 metros de diámetro con un tiro vertical que varía en profundidad, algunas con más de 30 metros, muchas de ellas erosionadas (Ibid.: 55).
Por otro lado está la explotación a cielo abierto que consiste en excavaciones extensas de hasta 15 metros de profundidad y se caracteriza por haber sido realizadas en áreas donde la obsidiana estaba a poca profundidad y fue abundante. Cabe mencionar que este tipo de explotación fue la menos utilizada, sólo realizada por los aztecas (Ibid.).
También existen pozos de extracción de forma circular a cielo abierto en forma de cráter de hasta 6 metros de diámetro y 3 metros de profundidad. Actualmente se pueden observar restos de extracción y talla alrededor de estos pozos (Ibid).
En cuanto a los instrumentos empleados para la extracción de la obsidiana durante la época prehispánica se han encontrado martillos-picos elaborados en riolita y basalto tanto local como foráneo. Estos instrumentos se hallaron cerca de las bocaminas, en las minas y en campamentos mineros. Se tiene reportado la existencia de instrumentos similares en minas de obsidiana del Pico de Orizaba y en Otumba (Ibid.: 56-57).
Para el periodo colonial entre el 1521 y 1620 la actividad minera fue un remanente de la época prehispánica y posteriormente se introdujeron nuevos procesos productivos así como instrumentos de metal.
Relacionado con la explotación de la obsidiana durante la época de México – Tenochtitlán, se tiene conocimiento sobre la gran actividad económica que se generaba en torno a la región. Según las Relaciones de Cempoalla y de Epazoyucan (1985), los principales pueblos tributarios de obsidiana a la capital mexica se encontraban en las proximidades de los yacimientos de Pachuca, en comunidades localizadas en el Estado de México e Hidalgo, como Cempoalla, Epazoyucan, Pachuca, Tlaquilpa, Tecpilpan, Tezóntepec y Temazcalapa (Velázquez y Melgar 2007:2).
Los talleres
Para conocer el nivel de especialización y los procesos de trabajo de la obsidiana, el estudio de los talleres nos aporta datos a través los materiales arqueológicos que se pueden encontrar. En ellos se observa evidencia de toda la cadena operativa, es decir, las diferentes etapas de manufactura, desde los núcleos y preformas, hasta objetos terminados y desecho de talla. También es evidencia de la producción artesanal especializada, diferenciando aquellos talleres dedicados a la elaboración de cierto tipo de instrumentos y objetos, por un lado de instrumentos tallados y por otro de objetos de lítica pulida y lapidaria, todas fundamentales para la economía de las sociedades prehispánicas principalmente.
Los talleres no sólo se concentraban en los grandes centros urbanos, sino en centros secundarios, es decir, poblaciones cercanas a los centros de explotación dedicadas exclusivamente a la explotación, transformación y distribución de la obsidiana (Pastrana 2007: 112). En resumen, había ciudades–Estado o asentamientos urbanos como Otumba, Teotihuacán (ocupación azteca), Chiconautla, Tepeapulco y Huapalcalco, y por otro lado estaban los asentamientos rurales. En cada uno de estos dos tipos de asentamientos se elaboraban diferentes tipos de instrumentos que podían ser enviados a otros centros y talleres o bien para el consumo local (Ibid.: 112 – 113).
Los artesanos. De la época prehispánica hasta nuestros días.
Durante el posclásico se distinguían tres tipos de artesanos dedicados al trabajo de la obsidiana:
Artesanos que elaboraban instrumento comunes, talladores.
Carrasco (1978: 36) señala que los artesanos especializados estaban organizados en gremios, integrados a nivel de mercado o de palacio, según el caso. El oficio era transmitido de padres a hijos, y cuando éstos últimos heredaban la casa, también heredaban la obligación de prestar los servicios de su oficio.
Poco se sabe sobre la organización gremial de los artesanos dedicados al trabajo de la obsidiana, entre otras cosas por el poco interés económico que los españoles tuvieron sobre esta materia prima (Pastrana 2007: 124).
Sin embargo se menciona la existencia del Gremio de los oficiales de navajas, dedicados a la manufactura de navajillas, raspadores y otros artefactos (itzcopenhquen – talladores de navajas de obsidiana) (Pastrana 1998: 192).
Este gremio como todos los demás, tenían sus deidades protectoras y su festividad. En el caso de los artesanos de la obsidiana, sólo se tienen datos sobre las deidades de los lapidarios quienes adoraban a Papaloxáhual, Tlapapalo, Macuil calli, Nahualpilli y Cinteotl cuyas fiestas se celebraban en Xochimilco, ya que según las tradiciones remitían sus orígenes a aquella región (Sahagún 2006: 497-498). Pero se desconoce las deidades protectoras de los mineros y “talladores de navajas” (Pastrana 2007: 124).
En relación a la organización del trabajo, había artesanos que formaban parte de los calpulli (barrio), quienes trabajaban de forma independiente y pagaban tributo. Estos artesanos obtenían la materia prima a través del mercado. Elaboraban instrumentos y objetos que eran distribuidos y controlados por el Estado, quien además suministraba y controlaba la materia prima.
Por otro lado estaban los artesanos del teccalli (palacio), quienes elaboraban objetos usados en las ceremonias y rituales estatales o bien armamento para la guerra. Estos instrumentos eran para el consumo de la institución religiosa y militar. (Ibid.).
Los Artesanos de Nopalillo, Hidalgo
La producción de objetos de obsidiana en el Municipio de Nopalillo en el Estado de Hidalgo se lleva a cabo de manera familiar generalmente. Se realizaron entrevistas con dos familias de artesanos en esta población, los Castelán y Los Pelcastre.
Artesano Juan Castelán
La manufactura de objetos pulidos de obsidiana que realiza Juan Castelán se hace mediante pedido en un pequeño taller que está instalado en su vivienda. Juan lleva 21 años dedicándose a esta labor que ejerce desde 1986. Primero, antes de ser artesano fue minero, extrajo obsidiana del yacimiento de Nopalillo. Posteriormente trabajó en una bodega para después ir a Teotihuacán a aprender el trabajo de la obsidiana durante tres meses, actividad que ha perfeccionado a través de los años.
Los objetos que elabora son diversos, generalmente los hace por pedido. Juan señala que se han puesto mucho de moda las piedras pulidas empleadas para masajes las cuales fabrica en serie, así como también los objetos geométricos como los óvalos, las pirámides, huevos, etcétera, que son fáciles de elaborar y baratos para los consumidores.
Sin embargo también es importante señalar que uno de los principales consumidores de los objetos de obsidiana es el turista, quien compra los llamados “idolitos”, objetos con características o semejanzas de los objetos prehispánicos que observan en los museos, se los llevan como “un recuerdo distintivo de México”, señala.
El tiempo de trabajo que emplea en elaborar los objetos es variado, Juan puede hacer 15 “idolitos” de aproximadamente 12cms de largo en un día. Estos objetos son elaborados en diferentes fases: primero se elije la materia prima, posteriormente elabora una preforma; y después empieza a desgastar con discos de esmeril y/o carburo, él le llama a esta técnica el labrado; finalmente se pule con polvo de cerio que compra en el Distrito Federal. En esta última técnica se tarda un par de minutos o más si la pieza es muy elaborada, es decir, si es una figura antropomorfa o zoomorfa, la cual tiene más detalles, acanaladuras y líneas incisas que dificultan que el pulido llegue a toda la pieza.
Como ya mencionamos, la manufactura de la artesanía de obsidiana se realiza en un taller que tiene adaptado en el traspatio de su casa. En él podemos observar una gran cantidad de desecho de la producción que es reutilizado para piezas más pequeñas, así mismo, se pueden apreciar las distintas fases por las que pasa el objeto para llegar a ser una pieza terminada y lista para la venta.
La materia prima generalmente es del yacimiento de Nopalillo y también de Guadalajara, en raras ocasiones procede de Otumba en el Estado de México. Juan emplea obsidiana verde dorada en la mayoría de las piezas que elabora, y en menor cantidad obsidiana meca o rojiza así como azul, ambas procedentes de Guadalajara.
El medio de subsistencia de Juan es únicamente la producción y venta de artesanía en obsidiana, aunque también es músico; su única fuente de ingreso deriva de la obsidiana. Él quisiera que sus hijos se dedicaran a este oficio, les enseña el oficio y al parecer ellos quieren seguir la tradición de su padre y convertirse en artesanos.
Jazmín, Juan y Leonardo Pelcastre
La familia Pelcastre se dedica tanto a la producción de artesanía de obsidiana como a la minería. Todos los días por la mañana, Juan y Leonardo se dedican a la extracción de obsidiana y por la tarde a la manufactura de objetos tallados, como por ejemplo puntas de flecha y cuchillos, actividad que también realiza Jazmín esposa de Juan. Jazmín elabora hasta 30 puntas pequeñas en un día donde su única herramienta es un percutor cilíndrico de riolita.
Juan y Leonardo señalan que también se dedican a la obsidiana pulida empleando discos de esmeril y carburo, pero en menor cantidad ya que su especialidad es la obsidiana tallada, la que elaboran en grandes cantidades (cientos) que posteriormente envían para su venta a Teotihuacán. Ellos aprendieron este oficio de su padre, y junto con la minería es su única fuente de ingreso. Mencionan que desgraciadamente sus hijos no piensan dedicarse a esta labor y creen que con ellos se perderá la tradición de la producción artesanal de este vidrio volcánico.
Los artesanos de San Martín, Teotihuacán, Estado de México
En San Martín Teotihuacán, los hermanos Edmundo y Gerardo Cuevas comparten el oficio, aunque sus productos son muy diferentes; ambos son legatarios de la escuela de Manuel Gamio[iii]. Edmundo Cuevas es artista plástico y Gerardo Cuevas se desempeña como productor en serie. Juntos han logrado extender a diversas partes del país su obra y su herencia.
Edmundo y Gerardo Cuevas, artista plástico y artesano.
Edmundo Cuevas lleva cuarenta años elaborando objetos de obsidiana en San Martín, Teotihuacán, nos narra que pertenece a la segunda generación de artesanos instruidos por Manuel Gamio. Él aprendió el oficio de su padre al igual que su hermano Gerardo, sin embargo los objetos que elabora cada uno son muy diferentes entre sí.
Edmundo es artista plástico y lo refleja en su trabajo, nos muestra su obra la cual ha ganado diversos premios debido a su calidad y elaboración. Él imprime su sello y su manera de ver el mundo, trata también de no perder sus orígenes al plasmar distintas ideas y diseños prehispánicos que él conoce. Su taller también está acondicionado en su casa, es pequeño y los restos de la producción son muy pocos, debido a que los objetos que elabora son muy particulares y la manufactura de éstos es a una baja escala, empleando las mismas herramientas que los otros artesanos. Las piezas las realiza por pedido y en caso de que participe en algún certamen.
Por su parte, Gerardo elabora piezas en serie desde hace 15 años en un gran taller independiente en su casa; generalmente produce bases para diversos objetos: relojes, plumeros, urnas, etcéteras. La producción y la cantidad de estos objetos se encuentra sujeta a la oferta y la demanda, por ejemplo, puede tener un pedido de cientos de bases de determinada forma, en su mayoría geométricas las cuales comercia en Teotihuacán y Guerrero para otros artesanos. En menor cantidad elabora bisutería y recuerdos para los turistas que su esposa Graciela vende en un puesto pequeño dentro del sitio de Teotihuacán.
Mientras que la labor artesanal no es la única fuente de ingreso de Edmundo, si lo es para Gerardo, quién mantiene a sus hijos y a su esposa gracias a su oficio. Gerardo comenta que probablemente la actividad artesanal familiar también termine con ellos debido a que algunos de sus hijos se encuentran estudiando la licenciatura y nos les interesa preservar dicha actividad, a lo que ellos están de acuerdo porque aunque hay temporadas buenas, también hay épocas muy precarias.
El taller de Gerardo es muy grande debido a que elabora una gran cantidad de objetos, tiene una gran maquinaria donde destacan varias cortadoras, discos de diamante, carburo y esmeril para tallar y de piel para dar brillo donde también emplea polvo de cerio para esta última técnica.
Debido a la gran producción que lleva a cabo, Gerardo no se da abasto solo, por lo que tiene alrededor de cuatro empleados que se dedican a cada una de las distintas fases de manufactura de las piezas de obsidiana, la cual procede en su mayoría de la Sierra de las Navajas y de Guadalajara.
Los objetos de obsidiana a la venta
Existe una gran cantidad de tiendas, puestos sobre ruedas y comercio informal de artesanías de obsidiana, algunos de estos pertenecen a los propios artesanos pero en su mayoría los compran ya elaborados en distintas partes de México.
Dos de los principales productores de estos objetos son los artesanos de Hidalgo especialmente de Nopalillo y de San Martín Teotihuacan. La mayoría de los artesanos que fueron entrevistados, elaboran objetos por pedido pero también se dedican a vender recuerdos o artesanías destinadas al turismo, como por ejemplo; puntas de flecha, cuchillos, “idolitos”, bisutería y joyería, así como objetos geométricos como esferas, pirámides, huevos, etcétera.
La mayoría de las artesanías corresponden a obsidiana por sí sola, sin embargo, también es montada en bases, pastas o incrustadas con pedrería y fragmentos de concha; para elaborarlas de esta manera hay tiendas que surten a los artesanos de estos elementos a bajos costos y que también les compran las artesanías ya terminadas para ponerlas a la venta en el mismo establecimiento.
Un trabajo de muchos reducido a la ganancia de unos cuantos
Si bien los precios de las artesanías de obsidiana son muy variados y para todos los bolsillos, pues se puede conseguir una punta de flecha o unos aretes por diez pesos, un abre cartas a cuarenta pesos o una reproducción del famoso mono de obsidiana a dos mil pesos aproximadamente. Hay algunos establecimientos, sobre todo dentro del sitio de Teotihuacán, donde los precios son estratosféricos, e incluso existe un montaje teatral dentro de la tienda en la que simulan talleres y artesanos trabajando.
Recordando el bajo salario obtenido por los mineros y tomando en cuenta que un artesano vende una punta de obsidiana a tres pesos aproximadamente a vendedores secundarios, es muy escandaloso observar los precios de estas tiendas, donde el mismo abre cartas cuesta ciento ochenta pesos y la reproducción del mono de obsidiana tiene un valor aproximado de cinco mil quinientos pesos. Es evidente que existe una explotación e inequidad en las ganancias económicas de estos objetos sin olvidar mencionar que la mayoría de los precios en los comercios establecidos suelen ser chocantes, como por ejemplo, la reproducción del calendario del sol con un costo de ciento cincuenta mil pesos en la misma tienda.
Cabe señalar, que el objetivo de este trabajo no es el de satanizar la venta de artesanías de obsidiana a precios tan elevados, sino que creemos necesario dar a conocer la desigualdad en las ganancias obtenidas por parte de los participantes en la obtención, producción y venta de estos objetos así como promover el consumo de artesanías directamente con los artesanos, estableciendo y proponiendo estrategias de mercado más justas y equitativas.
Consideraciones finales
El estudio de la producción artesanal es muy amplio y es necesario considerar muchas categorías desde la obtención de las materias primas, hasta la producción (que comprende a los artesanos, las relaciones sociales, sus áreas de producción, la actividad productiva, los desechos de la producción) y el consumo.
Este trabajo es un primer acercamiento y nos hemos limitado a tratar de manera general la actividad artesanal desde la época prehispánica hasta hoy en día, llevada a cabo por los artesanos de Nopalillo, Hidalgo y de San Martín, Teotihuacán.
La actividad artesanal en obsidiana es una labor que ha perdurado a través del tiempo. Desde los primeros asentamientos en Mesoamérica ha quedado evidencia de la producción de bienes de prestigio con este valioso material donde la obtención, producción y el consumo sólo estaba destinado a ciertos estratos de la sociedad.
En la actualidad la producción ha cambiado, las herramientas y el consumo también, sin embargo el estudio de esa actividad nos sigue indicando mucho sobre la organización de una sociedad, de cómo realiza el artesano su trabajo, con qué métodos y con qué fines.
El estudio de la producción resulta muy útil ya que nos ayuda a comprender las condiciones sociales y económicas de esta actividad en determinada sociedad. Cómo es que se dan las divisiones sociales del trabajo, cómo se obtienen y se emplean las herramientas, quiénes venden y compran los productos y a que costos. También permiten conocer cómo se llevan a cabo las redes de comercio y distribución, y finalmente las estrategias de mercado relacionadas con esta actividad.
Otro tema a discusión es la diversificación del trabajo de la obsidiana en la actualidad, es decir, qué tipo de objetos son lo que se elaboran hoy en día. En este caso observamos que muchos de los artesanos responden a la demanda del mercado, teniendo que elaborar “nuevos” objetos que salen de la “tradición artesanal”. Las reproducciones de piezas arqueológicas siguen vigentes, pero debido al costo y tiempo de elaboración se ha tenido que recurrir a objetos más prácticos y sencillos.
Es interesante destacar que entre los artesanos que se entrevistaron, uno de ellos se cataloga así mismo como artista plástico. Edmundo Cuevas señala que su obra destaca por su originalidad y por plasmar su forma particular de ver el mundo. Por lo tanto la diferencia está en la idea misma, en la creación de piezas de su propia inspiración. Aunque utiliza las mismas técnicas y herramientas que los demás artesanos, se trata de piezas originales e incluso destinadas a otro tipo de público y de mercados, como concursos y galerías. Elabora reproducciones, pero bajo pedido y no en serie, ya se trata de un trabajo más detallado y con menos demanda.
A pesar de que los hermanos Cuevas se dedican al trabajo de la obsidiana y que ambos utilizan las mismas herramientas y técnicas, la diferencia radica en la originalidad de los objetos, en la escala de la producción y a quiénes están destinadas las piezas.
Con este trabajo queremos mostrar la situación actual de un oficio que data de hace siglos pero que ha cambiado con el tiempo, adaptándose a las necesidades y demanda de consumo, utilizando nuevas y diferentes técnicas y herramientas. De haber sido una de las materias primas más importantes durante la época prehispánica, el sustento de la economía de muchas sociedades, en la actualidad sólo es un material más con el que se elaboran artesanías y objetos que tiene otros usos y funciones a las del pasado. Tal vez el trabajo artesanal de la obsidiana perdure por mucho tiempo más, pero seguirá cambiando tratando de no desaparecer y quedar en el olvido…
Carrasco, Pedro
1978 La economía del México prehispánico en Economía política e ideología en el México prehispánico, Pedro Carrasco y Johanna Broda (editores), Ed. Nueva Imagen, CIS – INAH, México.
Pastrana, Alejandro
1998 La explotación azteca de la obsidiana en la Sierra de las Navajas, Científica 383, México, INAH.
2007 La distribución de la obsidiana de la Triple Alianza en la Cuenca de México, Colección Científica 517, INAH, México.
Sahagún, fray Bernardino de
2006 Historia General de las Cosas de Nueva España, México, Porrúa.
Velázquez Castro, Adrián y Emiliano Melgar Tísoc
2007 Tributo Comercio y Producción, Mecanuscrito, Museo del Templo Mayor, INAH.
[i] Lahar: avalancha repentina de los materiales circundantes al centro eruptivo, compuesta principalmente por una matriz de material tobáceo y pumítico, con bloques y fragmentos menor de riolita y, en este caso, también de obsidiana (Pastrana 1998: 50).
[ii] Es importante señalar que los lapidarios también trabajaban toda una gama de materiales, como el tecalli, la turquesa y jades principalmente.
[iii] Manuel Gamio lleva a cabo en 1917 una de las primeras investigaciones de carácter integral en el mundo, de la que derivó su obra La población del Valle de Teotihuacan. En este trabajo hace una investigación de dicha región a partir de dos categorías: población y territorio vistos en su devenir histórico, desde la época prehispánica hasta el momento actual. Publicada en 1922, tres volúmenes reúnen información geológica, geomorfológica, faunística, florística, arquitectónica, de cultura material prehispánica, de los aspectos económicos y religiosos de la época colonial y de las condiciones de vida de los habitantes de entonces. También sentía un gran compromiso con las poblaciones indígenas. Añadía que la antropología sólo tenía sentido si procuraba el mejoramiento de la población, por lo que dentro de su proyecto integral originó la creación de escuelas, talleres de artesanías, donde promovía la reproducción de piezas prehispánicas en diversos materiales como por ejemplo en obsidiana para la venta que generara la subsistencia de la gente, así como el rescate de tradiciones y costumbres entre los habitantes de Teotihuacán.