El glifo Cerro-Tepetl y su tránsito histórico

Por Ulises Valiente Argüelles.

Palabras clave: iconografía, epigrafía, criptografía, escritura glífica, glifo tepetl.

Este artículo amplía las dos cartas demostrativas que tenemos sobre la escritura pictográfica azteca-naua[1]. El fin es ampliar los conceptos con un glifo harto conocido, pero ahora agregaremos más contenido, sobre todo de la parte histórica y semántica. Tal vez por conocido se considere que es un glifo “fácil”, sobre el cual no hay mucho que agregar o comprender. Así demostraremos que hay un conjunto de conceptos anclados en las tradiciones culturales de los nauas y que consolidan las estructuras gráficas conocidas como escritura glífica. Su comprensión la llevará a integrarla a las grandes escrituras del mundo tratando en algún momento de que el interés mundial se equipare a lo sucedido con los egipcios.

El origen del glifo lo situamos en la cultura olmeca, estos los de Chalcatzinco, hoy en el estado de Morelos, dejaron su construcción básica grabada como petroglifos en el área. Podemos notar que en una división con ejes simétricos estamos hablando de las cuatro regiones en las cuales estaba dividida la tierra para los conceptos creacionistas del momento.

Podemos rastrear al menos cuatro glifos aquí: nube, lluvia, palabra-rugido y cueva. Ahora la pregunta siguiente es, ¿cuál es la razón de su construcción? Nos tendremos que remontar a la costumbre nahua que más contemporánea nos da indicios. Los nauas pensaban que una serpiente gigantesca se hundía y salía de la tierra y formaba promontorios con su cuerpo, de ahí nacen los cerros. Las cuevas eran las fauces del monstruo serpentino. Al promontorio le llamaron tepetl (con énfasis en la primera –e-), probablemente un superlativo y posesivo de tepo-, “gran roca”.

Imagen 1. Monumento 1 de Chalcatzingo, Morelos (izq.), un personaje de alto rango está dentro de la misma. Monumento 9 de la misma zona. En ambos, el glifo cueva de perfil y cueva de frente.

Se le asignó un color típico que le correspondía por naturaleza (azul turquesa en los bordes, verde medio alrededor del centro y verde oscuro en el centro), mientras este no cambiara se pronuncia así, tepetl. Solamente el cambio de color, tamaño, forma o la adición de otros glifos modificaba su pronunciación que entraba entonces en segundo lugar o como parte de una segunda lectura de acuerdo a las reglas gráficas descubiertas por Joaquín Galarza. El monstruo serpentino estaba encorvado y se sujetaba con sus fauces a la tierra (como lo indican los códices mixtecos en los árboles míticos). Mostraba por lo tanto su espinazo en la parte más alta y a los lados las costillas, esos pequeños rizos laterales y dispuestos en la parte media del mismo. La regla de la escritura naua marca que se podía agregar tres rizos más en la cima del espinazo pero este diseño no cambiaba la pronunciación y significado del mismo (a este concepto le denominamos variante no pertinente, ya que no afecta la lectura propia del glifo).

Imagen 2. Color típico y asignado por la tradición glífica. Der., variante no pertinente, códice Mendoza.

Imagen 3. Escritura naua, “oztotl”, izquierda de frente, derecha de perfil. Códice Mendoza.

Puesto que tenía fauces mostraba sus encías y se agrega en la base una franja roja y luego una amarilla, es decir, la más próxima a la base. Esta construcción glífica parte del diseño olmeca antes mencionado, no conocemos su nombre en idioma olmeca pero al menos sabemos conceptos y razones de un pueblo más contemporáneo lo que nos guía hacia el pasado.

Agregando más términos técnicos acumulados en 70 años de investigación glífica mexicana tenderemos dos áreas en el glifo, la parte superior y las encías. A estas dos áreas que pueden albergar glifos o cambiar de color y forma se les llamará “elementos recipientes” y a lo que contengan, “elementos contenido”

En la parte superior se pueden agregar glifos que iniciarán el conjunto de sonidos que desplazará nuestra pronunciación original y corresponde a las áreas marcadas con números…,

Imagen 4. Arriba., se lee “tliltepetl” y no tepetl.

es decir, la regla indica que sólo en esos lugares se colocarán glifos y afectarán la pronunciación para darnos un significado generalmente de valor toponímico, pero que indicará, flora, fauna o una costumbre presente en el mismo; también un color puede “invadir” toda el área superior y tomará el primer lugar en la pronunciación como se indica en la imagen 4. Esta es una regla que se llama regla gráfica y que equivale a la gramática de las lenguas indoeuropeas.

La escritura de los pueblos nauas se desarrolló hace mucho tiempo, milenios diríamos correctamente y, es el resultado de la influencia de diversos pueblos de México que querían guardar su memoria con escritura.

El glifo tepetl es muy abundante en las toponimias que describen los nombres de los pueblos antiguos de México. Por lo que revisar sus constancias gráficas y sus excepciones nos lleva por el camino del desciframiento de esta maravillosa escritura.

El siguiente pueblo que recibió esta construcción glífica fueron los mayas. En el códice Dresden, folio 58 (imagen 5, arriba.), el monstruo de la tierra tiene una cola de cuchillo de obsidiana con dientes, el glifo de Tezcatlipoca para los nauas. Está cabeza abajo, desciende al mundo oscuro y, su rostro son cuatro cerros dispuestos en cruz vertical con cuatro círculos en los intersticios (semejando sus ojos). Esta construcción corresponde a tepetl en su distribución a los cuatro rumbos. Los cerros están decorados en parte superior por una estrella atada a una banda. A la derecha, Tepeyolotl sale de una cueva en el códice mixteco Bodley (fol. 9).

Imagen 5

Muchos siglos más adelante el glifo tepetl se despliega en forma de abanico y forma un macizo montañoso con siete cavidades. Su construcción es muy bella y lo encontramos en el Mapa de Cuautinchan núm. 2., aquí se refrenda el concepto de oztotl-cueva, del verbo oztia “pare”, los nauas equiparaban la boca de la cueva al momento del nacimiento con los genitales femeninos en el momento del alumbramiento, pensaban que el vientre materno era una cueva y se abría para dar paso al recién nacido y también en las cuevas ancestrales, sus ascendientes eran paridos (nacían), de ahí la correcta traducción de Chicomoztoc como el “lugar de los siete linajes”.

La parte inferior se presenta también con modificaciones, a veces con una sola banda roja como en el lienzo de Xochimilco o con ondulaciones, las cuales pueden ser continuas o en forma de orla. Cada una indica una pronunciación extra que añade características al promontorio al que se refiere y que deben ser leídas generalmente al final de la toponimia, aclarando particularidades topográficas de los macizos montañosos.

Finalmente el cerro se puede alargar y representar una serranía (tepetzalan), como en el códice Kingsborough o hacerse alargado y plano y pronunciar la palabra ixtlauatl en nauatl, “planicie” como se señala en el códice mixteco Zouche-Nuttall.

Imagen 6. Izq., códice Kingsborough o Tepetlaoztoc. Entre dos cerros nevados, en una planicie, dos divinidades son descienden al mundo, una llamada 6 acatl y otra llamada 7 muerte (der.), los cerros se llaman el de la izquierda 7 pedernal y el otro 8 ollin.

Para concluir diremos que el glifo cerro, en base a las mínimas pruebas presentadas, ha transitado por varias culturas a nuestro saber y cada una le ha impreso sus características personales, pero no por eso ha dejado de tener un valor gráfico y semántico muy similar entre ellas; que podemos leer y entender al menos en nauatl para regocijo y orgullo de los que estudiamos la antigua manera de escribir del grupo azteca-naua. Este rastreamiento debe hacerse con todos los glifos posibles de los catálogos generados en la investigación por el Método de Comparación y Análisis Estadístico para tener una visión conceptual e histórica de la escritura en imágenes y colores.

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[1] No usamos la letra “h” para las palabras en nauatl. Los saltillos los indicamos con una comilla. Salvo lo indicado, los dibujos son del autor.

Ulises Valiente Argüelles nace en 1964 en Coatzacoalcos, Ver.; es criptógrafo de la escritura azteca-naua, fue alumno del Dr. Joaquín Galarza (†), dirige Seminario de Códices, A. C., centro de investigación en escritura tradicional indígena. cipactli64@yahoo.com

Enero 2012.

Bibliografía: Valiente, A. Ulises, “Método de Comparación y Análisis Estadístico”, inédito.

Galarza, Joaquín, “Tlacuiloa”, Ed. TAVA, México, D. F., 1996.

Foto de portada: http://www.panoramio.com/

Descifran glifos mayas sobre supuesto «fin del mundo»

Epigrafistas dieron a conocer que el Monumento 6 de Tortuguero, refiere a un evento mítico previsto para el 21 de diciembre de 2012, en el que un antiguo gobernante se vislumbró a futuro

El especialista alemán Sven Gronemeyer hizo una nueva interpretación de las inscripciones de esa estela prehispánica, en la que señala que se marca el fin de una era y el inicio de otra.

Lejos de las versiones de una fecha catastrófica, los jeroglíficos mayas contenidos en el Monumento 6 del sitio de Tortuguero, en Tabasco, aluden a un evento mítico previsto para el  21 de diciembre de 2012, durante el solsticio de invierno, en el que Bahlam Ajaw, un antiguo gobernante de ese lugar, se vislumbra a futuro como el anfitrión de Bolon Yokte’, una deidad que retornaría ese día, cuando se termine una era y comience otra.

Lo anterior fue dado a conocer por epigrafistas mayas quienes efectuaron una nueva lectura de dicho monumento, resguardado en el Museo “Carlos Pellicer Cámara”, que ha llamado la atención mundial en los últimos años, debido a que consigna el fin de una era en la cuenta larga del calendario que usó esa antigua cultura.

Reunidos en Chiapas, donde se desarrolla la VII Mesa Redonda de Palenque, organizada por el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH-Conaculta) y que se efectuará hasta el próximo viernes, los especialistas expusieron los avances en el desciframiento de las inscripciones glíficas del Monumento 6 de Tortuguero.

Al respecto, Sven Gronemeyer, de la Universidad de La Trobe, Australia, dio a conocer que junto con su colega Barbara Macleod, realizó una nueva interpretación del texto esculpido en el siglo VII d.C., y en cuyo panel derecho se registra la citada fecha, que alude a la conclusión de un ciclo de 5,125 años.

En dicho panel, explicó, se hace referencia a esta culminación de 13 baktunes (cada bak’tun se compone de 400 años), periodo en que se completaba un ciclo de creación y comenzaba otro. Asimismo, se menciona que para esa fecha sería investida la deidad Bolon Yokte’, uno de los dioses que participaron en el inicio de la era actual, en 4 Ajaw 8 Kumk’u, que en el calendario juliano correspondería al 13 de agosto de 3114 a.C.

Pero lo más interesante —abundó el epigrafista alemán— es que este hecho está ligado con la propia historia de la antigua ciudad maya de Tortuguero, pues en el Monumento 6 aparece citado el gobernante Bahlam Ajaw (612-679 d.C.), de modo que “la mención del evento futuro de la terminación del décimo tercer bak’tun, sitúa a dicho señor en una narrativa mítico-histórica, conectando el inicio de la era en curso (4 Ajaw 8 Kumk’u), con su reflejo en el futuro”.

La aparición en el texto de Bolon Yokte’ —continuó— indica que “para la elite de Tortuguero era evidente que debía preparar el terreno para el retorno del dios, y el gobernante Bahlam Ajaw sería el anfitrión de su investidura. Esta deidad maya (Bolon Yokte’), vinculada con la creación y la guerra, incluso podía ser personificada por los gobernantes”.

Después de la mención del fin de 13 baktunes, en el Monumento 6 se consigna la fecha 4 Ajaw 3 K’ank’in (21 de diciembre de 2012), como el inicio de la nueva era. Así, el dios Bolon Yokte’ presidiría ese día teniendo como escenario el santuario de Tortuguero, lugar donde alguna vez estuvo colocada dicha estela.

“La aritmética del calendario maya demuestra que la terminación del décimo tercer Bak’tun simplemente es el fin de un periodo y la transición a un ciclo nuevo, aunque esa fecha está cargada con un valor simbólico, como la reflexión sobre el día de la creación”.

“El señor de Tortuguero, Bahlam Ajaw, se muestra como el garante de esa transición temporal, respaldado por sus dioses patrones. En la eternidad del tiempo, la investidura de Bolon Yokte’ para supervisar el fin del décimo tercer Bak’tun es un pequeño paso para un dios, y no necesariamente un gran salto para la humanidad”, advirtió Gronemeyer en su ponencia titulada El fin, no cerca está: el calendario maya y la terminación de 13 Bak’tun según la perspectiva de Tortuguero, Tabasco.

Por su parte, el también epigrafista Erik Velásquez, de la UNAM, al reflexionar sobre el tiempo histórico en las inscripciones mayas, enfatizó que la historia —en el sentido que la entendemos actualmente—, como narración de acontecimientos humanos, fue una preocupación secundaria de los escribas mayas.

Ellos (los escribas) enfatizaban los actos rituales sobre cualquier otro aspecto de la vida de la nobleza, de manera que al estudiar las inscripciones pueden hallarse relaciones complejas entre el tiempo, las esculturas y los edificios.

Recordó que en el Monumento 6 de Tortuguero, el momento culminante está marcado con el momento en que se hizo un ritual de dedicación del edificio que contuvo esta inscripción, en 669 d.C. El texto coloca este suceso con relación a la consagración de un baño de vapor, ocurrida más de siglo y medio antes, así como con la terminación de 13 baktunes que tendría lugar en 2012.

“En la antigua concepción maya, el tiempo se construyó igual que las esculturas y los edificios que las contenían, los periodos tenían conciencia, voluntad, personalidad y se comportaban como humanos”, concluyó.

Fuente: INAH Noticias

El fin del mundo se pospone!

Antimio Cruz en Palenque | Academia 2011-11-30 | Hora de creación: 00:29:36| Ultima modificación: 00:38:05

El fin del mundo se pospone; el Calendario Maya termina el 20 de enero del año 154 mil 591, afirman arqueólogos y epigrafistas

El Calendario Maya no termina con la fecha del 23 de diciembre de 2012, ni con el solsticio de invierno de ese año (21 de diciembre de 2012), como han repetido grupos apocalípticos y milenaristas. Existen glifos que incluso hacen referencia a fechas tan remotas en el futuro, como el 20 de enero del año 154 mil 591, señalaron arqueólogos y epigrafistas de México, Alemania y Australia, reunidos en la VII Mesa Redonda de Palenque.

Los investigadores, reunidos por el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), discuten esta semana las interpretaciones de los diferentes calendarios y concepciones del tiempo entre los pueblos mayas y tratan de eliminar las dudas y confusiones sobre el supuesto “fin del mundo”, que incorrectamente se han desprendido de un glifo encontrado en el sitio arqueológico maya llamado Tortuguero, cercano a Villahermosa, Tabasco.

Los doctores Sven Gronemeyer, de la Universidad de La Trobe, Australia; Daniel Graña Behrens, de la Universidad de Frankfurt, y Erik Velázquez, de la UNAM, detallaron en sus conferencias que los calendarios mayas no pueden ser comparados con los actuales porque son calendarios míticos y no históricos.

“El año 2012 va a pasar, el mundo va a sobrevivir y el siguiente año nadie va a hablar de las profecías mayas del 2012”, dijo el doctor Graña en su exposición ante 60 expertos mayistas de 10 países diferentes: Alemania, Australia, España, Estados Unidos, Francia, Guatemala, Inglaterra, Japón, México y Rusia.

Mientras, los arqueólogos son los encargados de localizar las evidencias físicas de la cultura maya, como edificios, estelas con glifos, vasos pintados y entierros. Los epigrafistas son los expertos en el lenguaje pitando y labrado en las estelas y cerámicas pintadas, así como en la interpretación de la distribución de los edificios.

UNA FECHA SUELTA. Entre los 15 mil glifos que han sido localizados en cientos de sitios arqueológicos mayas, únicamente uno hace referencia al 23 de diciembre de 2012 como la fecha del fin de una era, el glifo está en el llamado Monumento 6 Tortuguero.

El monumento de Tortuguero hace referencia a lo que ellos consideraban la fecha de inicio de la actual era el 8 de septiembre del año 3144 antes de Cristo –según nuestro actual calendario gregoriano— y, como espejo, incluye otro glifo que, aparentemente marca el fin de esa era, que se mide con un calendario especial llamado Cuenta Larga.

El epigrafista australiano Sven Gronemeyer afirma que el glifo sobre esa segunda fecha ha sido malinterpretado, aritmética y epigráficamente.

“En primer lugar, la aritmética del calendario y los ejemplos de las inscripciones demuestran que la Cuenta Larga es, literalmente, una barra de tiempo indefinido, lo que significa que no termina en un punto determinado del tiempo. En segundo lugar, un examen cuidadoso del texto del Monumento 6 de Tortuguero nos permite una nueva interpretación de los acontecimientos que en Tortuguero estaban por venir. En lugar de un escenario catastrófico nos revela eventos de la historia local, donde la culminación era la investidura de un gobernante Kún Bolon Yokté”, explicó Gronemeyer.

Por su parte, Erik Velázquez, historiador y epigrafista del Instituto de Investigaciones Estéticas de la UNAM, detalló que en la concepción del tiempo maya los dioses adoptaban características de personajes históricos y los gobernantes tenían características divinas. Todo en un patrón cíclico.

“El fin del mundo está más asociado con la concepción del mundo judío-cristiano que con la cultura maya. Los mayas eran un pueblo que tenía más confianza en la estabilidad de los ciclos y los rituales de sus gobernantes representaban esos ciclos. Además, los mayas no eran fatalistas, sabían que los seres humanos podrían estabilizar el futuro con sus rituales”, indicó el experto de la UNAM.

Fuente: La Crónica