Por Mariángeles Orozco
La distancia, ¿Se puede estudiar egiptología lejos de Egipto? Algunos, como Marcelo Campagno, historiador argentino del CONICET especializado en egiptología, cree que sí. En una entrevista realizada por el diario Pág/12, afirma que el estudio del Antiguo Egipto se puede estudiar en cualquier lugar del mundo y él decide hacerlo desde Argentina. Es ejemplo en cuanto a derribar la idea que reina en Argentina de que ser egiptólogo, es sinónimo de ser egipcio o europeo.
Otro punto débil de la egiptología es estar recluida al ámbito universitario. Vale aclarar que en Argentina no existe la carrera de egiptología, todo acercamiento hacia la esta cultura se ofrece desde las carreras de Historia del Arte, Sociología y Antropología. Se destaca la Cátedra de Historia Antigua de la Facultad de Filosofía y Letras de la UBA y desde la Universidad de La Plata donde se irradian los especialistas hacia otras universidades. Un ejemplo de ello recientemente fue una propuesta de aproximación al pensamiento y la sociedad del Egipto antiguo a través de la comprensión de su escritura plasmada en fuentes epigráficas y documentales que se dictó en la Universidad Nacional de Cuyo, en la provincia de Mendoza. Uno de sus objetivos era el de adquirir nociones básicas de gramática y sintaxis del egipcio clásico y traducción de textos jeroglíficos de estructura simple. Destinado a docentes, investigadores, graduados, estudiantes y público en general interesado en la temática de una provincia en la que el estudio de Egipto tiene un tinte mágico-místico, donde no se cuenta con una carrera arqueológica, lo dictó Andrea Zingarelli de la Universidad Nacional de La Plata.
¿Qué colecciones se pueden visitar en la actualidad en Argentina? Ninguna. El Museo de Ciencias Naturales de la Universidad Nacional de la Plata cuenta con una colección egipcia en la que se destaca una momia ptolemaica tardía adquirida en el Cairo en el siglo XIX. Pasantes de la División de Antropología se encargan de un proyecto que las estudia en un programa de radiografías y estudios volumétricos en 3D. Este trabajo está enmarcado en la reformulación del guión científico y museográfico de una nueva exhibición egipcia que se anuncia inminente, aunque tan solo “inminente”, esta colección no forma parte de la exhibición permanente. Sucede lo mismo con la colección del Museo Etnográfico “Juan B. Ambrosetti dependiente de la Facultad de Filosofía y Letras de la UBA, también en el Museo Nacional de Arte Oriental. Todas estas colecciones fueron adquiridas procedentes de compras directas, legados y donaciones particulares y oficiales. Es importante notar que estas colecciones se nuclean en la Provincia de Buenos Aires.
Desde ya es importante notar la inexistencia de un ente financiado por el gobierno que se especialice en estudios históricos. Existe el Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (CONICET), un ente autárquico dependiente del Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación Productiva de Argentina destinado a promover el desarrollo de la ciencia y la tecnología. Dentro de sus objetivos está el de fomentar el intercambio y la cooperación científico-tecnológica dentro del país y con el extranjero, otorgar subsidios de investigación, pasantías, becas, organizar y subvencionar centros de investigación. Dos importantes arqueólogos, Campagno Marcelo y Violeta Pereyra, son investigadores independientes con experiencia en el campo subvencionados por el CONICET. Sí, hay que nombrar al Instituto de Historia Antigua Oriental de la UBA. Fundado en 2002, en Centro de Estudios de Historia del Antiguo Oriente (CEHAO) de la Universidad Católica de la Provincia de Buenos Aires. Es un centro de investigación universitario que tiene como objetivo principal la investigación en el campo de la historia y la arqueología del antiguo Oriente. Produce varias publicaciones periódicas, constituyendo el órgano difusor de las actividades del centro y de las actividades de sus miembros. Pero volvemos al ámbito universitario, y a la Provincia de Buenos Aires.
Como conclusión hay varios aspectos muy importantes que no hacen al crecimiento ni al acercamiento del estudio de la civilización faraónica desde Argentina. La falta de un ente histórico estatal, el mal estado de las colecciones existentes tan solo al alcance de unos pocos, de la reclusión al ámbito universitario y en la Provincia de Buenos Aires, la falta de un museo egiptológico argentino y el desconocimiento de la historia egiptológica argentina. Sí, podemos reconocer las iniciativas universitarias, la creación de centros, y las posibilidades que ofrecen al interesado en el Antiguo Egipto, los foros de discusión y enlaces digitales. También hay que remarcar el trabajo de investigadores, que hacen que estudiar Egipto a más de 13.000 km., no resulte una idea tan descabellada a pesar de todos los contratiempos, más aún en esta era digital.
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