Por C.E.E.
El pasa do 23 de diciembre (2011), el periódico El Universal, dio a conocer una nota en la que se hacía referencia, a una reciente capacitación que recibieron directivos y personal de la Procuraduría General de la República, en lo concerniente a la Prevención y combate al hurto y comercio ilegal de piezas arqueológicas y de arte sacro, como parte del programa de Prevencion de robo y tráfico de bienes culturales [1].
Si bien, es necesario mencionar que nuestro país, según datos del mismo diario, en el año 2008, se estimaba que «cuatro de cada cinco obras robadas nunca son recuperadas»[2], que 80% de los asentamientos de la península de Yucatán han sido saqueados»[3], y que «además 10 mil 485 sitios arqueológicos, de los más de 35 mil con que cuenta el país, son explorados antes por saqueadores que por el INAH»[4]. Sin embargo, esta problemática situación, no es nada reciente. El hurto y saqueo de los bienes históricos y culturales, en México, se remonta a los años de guerra de la conquista, agudizándose con la caída de la ciudad de Tenochtitlan. Desde entonces hasta la fecha, este delito ha transformado sus modos de ejecución, desarrollando diversas redes de corrupción, que permiten que en el mercado negro, el patrimonio de los mexicanos quede al alcance de la curiosidad extranjera, despojándonos del derecho de facto de acceder al conocimiento de nuestra cultura.
Basta citar cualquier referencia a los tesoros saqueados, para comprobar que la atención de los organismos mexicanos habilitados para resolver este problema, ha sido casi nula; pues no son solo las piezas arqueológicas y obras artísticas que siguen saliendo de nuestro país día a día, o que en un caso no menos complicado, no son solo las piezas arqueológicas y obras artísticas que siguen saliendo de nuestro país día a día, van a parar con coleccionistas privados en el propio país, sino que también es grande la lista de piezas que fueron hurtadas ya mucho antes, y que hoy se exhiben sin el menor remordimiento en museos europeos.
«Del saber de los mayas se conservan pocos códices. Ninguno esta hoy en territorio mexicano. El Códice Dresdensis, hoy en Ia Biblioteca Estatal de Sajonia, Dresden, fue saqueado de la región de Chichán Itzá; el Códice Pereziano, que data del siglo XIII, está en la Biblioteca Nacional de París; el Códice Tro-cortesiano, originario de la península de Yucatán figura en el inventario del Museo de América de Madrid; y el penacho de Moctezuma, último emperador azteca a la llegada de Cortés a México, está junto a un collar de plumas de quetzal, oro y piedras preciosas en el Museo Etnológico de Viena. La lista de tesoros de nuestras culturas secuestrados en museos y colecciones privadas de países del centro capitalista es larga, así como también la demanda por la restitución de dichas piezas a sus culturas originales … Así pasó con los códices aztecas: Los códices Becker I y Vindobonensis Mexicanus 1, saqueado por Hernán Cortés y enviado a Carlos V, está en la Biblioteca Nacional de Viena; el Códice Zouche-Nuttall, que registró a las dinastías de Teozacualco, Culipan y Tilantongo y elaborado por los artesanos mixtecos, está en el Museo de Humanidades de Londres; el Códice Ciuacoatl (también llamado Codice Borbónico) está en la Biblioteca del Palacio de Bourbon en Francia; o el Códice Tudela, que data del siglo XVI, lo tiene el Museo de América de Madrid … Otra valiosa colección, llamada el Grupo Borgia, que data del periodo Postclásico tardío (entre el 1200 al 1300) están en la Biblioteca Apostólica del Vaticano. Pese al valor incunable de estas piezas para la historia de México, los pedidos de devolución de su gobierno han sido inútiles … La Biblioteca Nacional de París, por su parte, tiene Los Anales de Tlatelolco, compuesto en 1528 siendo una tentativa de los sabios nahuatl en el uso del alfabeto latino para transmitir la experiencia de conquista que sufrian y una decena de códices aztecas como el Xolotl, el Tlotzin o el Ixtlilxochitl»[5].
Cabe señalar, que aunque la permanencia de este problema, en México es grave, no es el unico país que lo padece; pues países como Chile, India, Egipto, Perú, Irak, también se han visto invadidos por huaqueros(saqueadores de tesoros arqueológicos), en algunos casos respaldados por otros Estados con historial colonialista. En 1954, la UNESCO adopto Ia «Convencion para la protección de los bienes culturales en caso de conflicto armado», donde los Estados se comprometen a renunciar a la destrucción, el saqueo o el uso peligroso de la propiedad cultural, ya sea inmueble o mueble(tomando en cuenta sitios arquitectónicos y arqueológicos, así como museos y colecciones). Sin embargo, esta resolución tuvo mas como causa los desastres de las guerras mundiales, que la preocupación por privar del conocimiento y estudio de su historia en su propio país, a habitantes de los países tercermundistas. En 1970, la «Convención sobre las medidas que deben adoptarse para prohibir e impedir la importación, la exportación y la transferencia de propiedad ilícitas de bienes culturales», organizada también por UNESCO, en seguimiento a la convención de 1954, así mismo, en 1980 el «Comité intergubernamental para fomentar el retorno de los bienes culturales a sus países de origen o su restitución en caso de apropiación ilícita»[6].
El 7 de agosto de 1982, una nota en la sección de cultura, del diario español El País, declaraba que ante la Conferencia Mundial de la UNESCO, la Conferencia de Mexico pidió la devolución de los bienes culturales a su país de origen, anunciando que pensaba reclamar «de inmediato, al Museo de Viena la devolución del penacho de Moctezuma y el retorno de numerosos códices que se encuentran dispersos actualmente por Europa»[7]. Pero hasta hoy, no hay nada claro sobre dicha declaración, ni sobre el supuesto reclamo que se supone realizaría esta comisión, ni sobre ninguna supuesta resolución a ello departe de la Comisión intergubernamental de la UNESCO.
Hoy en día, valiosas memorias históricas y culturales del México precolombino siguen bajo el poder de saqueadores, quienes se rumora, se excusan en que su apropiación de piezas arqueológicas como los códices y el penacho de Moctezuma, consiste en que para ellos representan trofeos de guerra, pero no hurtos. Parece que resulta imprescindible, ser insistentes, en tanto ciudadanos, en la procuración de políticas internacionales que contribuyan a la recuperación y protección de los bienes históricos y culturales de la nación; así mismo, de ocuparnos, ciudadanía y gobierno de apoyar y fomentar la investigación histórica, arqueológica y filológica del pasado mexicano, a fin de tener motivos concisos para la exigencia de los patrimonios hurtados, mas allá del mero atesoramiento o vínculos afectivos, que puedan mal interpretarse en una disputa binacional, aunque a fin de cuentas por derecho nos pertenezcan.
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[1]. El Universal, Expertos capacitan a PGR en protección de piezas arqueológicas, viemes 23 de diciembre 2011, México D.F..
[2]. Juan Solis, El Universal, México país más saqueado del mundo, martes 10 de junio de 2009, Mexico D.F.
[3]. Ibíd.
[4]. Ibíd.
[5]. Mauricio Becerra, El Ciudadano, El saqueo de los países civilizados a otras culturas, Santiago de Chile, Chile.
[6]. http://www.cinu.org.mx/eventos/cultura2002/unesco.htm
[7]. Jesús Ceberio, El País, La Conferencia de México pide la devolución de los bienes culturales a sus países de origen, 07 de agosto de 1982, Madrid, España.
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Fuente: «El patrimonio histórico y cultural de México, un grave caso de saqueo». Revista Paradoxa, edición 1, Recuentos, pp. 37-39 http://issuu.com/paradoxa/docs/issu_definitivo/38?mode=window&backgroundColor=%23222222