#LasPrestadas: Permean burocracia y frivolidad en INAH.

winter

Por Ismael García

El doctor en Antropología por la Universidad de Arizona, Marcus Winter, uno de los principales investigadores de la zona de Monte Albán, señaló que la actual situación del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) a nivel central es como un reflejo del país, «caótica, sin rumbo y en manos de personas que ignoran las intenciones de los ancestros venerados».

Durante una conferencia magistral denominada «75 años de arqueología en el estado de Oaxaca», que ofreció en el auditorio «Alfonso Caso» del Museo de las Culturas, en el Centro Cultural Santo Domingo, lamentó también las frivolidades que se han adoptado en los últimos años:

«Ejemplos, qué podemos esperar si en el presente, el INAH entrega a su cuate de primaria o secundaria el presupuesto para hacer un museo para los textiles de su mamá. O si la arqueología queda en manos de personas que deciden pintar los sitios de amarillo, como sucede en Yagul, o si hay personas que publican libros sobre piezas que probablemente sean falsas».

El actual profesor-investigador del Centro Oaxaca de la dependencia, expuso que en los primeros años del INAH hubo apoyos para sus investigaciones en Monte Albán y otros sitios, así como para otros investigadores; difusión y rescate; se realizaron numerosos trabajos y hubo enlaces con proyectos de extranjeros.

Ante el director de la dependencia en la entidad, Sergio Bautista Orzuna, indicó que ha habido una separación teórica entre la arqueología de los procesos culturales y la practicada en el Centro INAH Oaxaca, que frecuentemente no llega más allá de procesos descriptivos, por lo que su situación se comenzó a complicar a finales de los 90.

Por otra parte, en México se canalizaron muchos fondos y energías a lo que se llama manejo de sitio, que es importante para la conservación y el turismo, pero no se debe confundir con la investigación o rescate de zonas.

«La población del país ha crecido y también el número de estudiantes de arqueología; los recursos arqueológicos no son renovables, pero lamentablemente proyectos, salvamentos, museos, investigación, protección de sitios y materiales ya no tienen prioridad y se echa la culpa a la institución«, dijo.

Hizo referencia a los grafitis en la fachada del templo de Santo Domingo de Guzmán, donde se acusaba al Estado de la desaparición de los 43 normalistas de Ayotzinapa.

«El Estado y el INAH son instituciones, con sus constituciones, leyes y reglamentos, son estructuras nunca perfectas pero capaces de ser utilizadas para fines democráticos con transparencia para beneficio de la población total».

«El problema no son las instituciones sino las personas corruptas encargadas de implementar las acciones y misiones de las instituciones, sin cambios en actitudes y comportamientos, hay pocas esperanzas para el futuro del país y del INAH«, sostuvo.

Marcus Winter ha sido también profesor en el Instituto de Investigaciones Antropológicas de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), en el Instituto de Investigaciones Sociológicas de la Universidad Autónoma «Benito Juárez» de Oaxaca (UABJO), y en el programa Oaxaca de la Universidad de Chicago, entre otros; cuenta con numerosas publicaciones.

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Fuente: Grupo NVI Noticias http://noticiasnet.mx/portal/oaxaca/general/laboral/246425-permean-burocracia-frivolidad-inah

25 Aniversario del Museo Comunitario de Santa Ana del Valle «Shan Dany»

25 AÑOS DEL MUSEO COMUNITARIO DE SANTA ANA DEL VALLE “SHAN DANY”

ArKeopatías | Enviado: Juan Tonchez

Del 6 al 10 de septiembre del 2011 se llevó a cabo la celebración del 25 aniversario del museo comunitario en Santa Ana del Valle, Tlacolula, Oaxaca. Durante el evento, que coincide con el Día del Museo Comunitario, se destacó la importancia que esta inicitiva ha tenido a lo largo de estos años para las comunidades indígenas de los valles centrales, en particular del valle de Tlacolula, donde ha sido ejemplo de posteriores proyectos en localidades como Teotitlán del Valle y San Juan Guelavia.

Tanto a la comida, como a la ceremonia oficial, asistieron diversos representantes de las instituciones que participaron de esta iniciativa, ya sea desde su fundación o que se han ido sumando a través de los años. Estuvieron representados el INAH (con una amplia comitiva, encabezados por la delegada estatal), SEDESOL, Indesol, los gobiernos estatal y municipal, la Asociación de Museos Comunitarios de Oaxaca A.C., Iniciativa Empresas A.C., así como los cabildos y delegaciones de las comunidades invitadas. Cabe destacar la presencia de habitantes de Santa María Huamelulpan, San Miguel Tequixtepec, San Francico Cajonos, Magdalena Jaltepec, San Miguel del Progreso, Santo Domigo Nochixtlán, Santa María Atzompa, San Pedro Ixtlahuaca, Santa María Cuquila, Ixtlán de Juárez, San Juan Yucuita, Chichihualtepec, Tlahuicas, Matatlán, San Pedro Molinos, San Juan Bosco, Asunción Nochixtlán, San Juan Guelavia, todos ellos de Oaxaca; Santa Ana Tlaloxtoc en el estado de Puebla y San Pedro Mártir, Tlalpan, en el Distrito Federal.

Paralelo a las actividades conmemorativas, se montó la Feria de Productos Artesanales para el Desarrollo de Mercados Sustentables de Oaxaca. Con poco más de 30 “stands”, desafortunadamente no todos ocupados, los productores de varias localidades del estado, Puebla, Guerrero y el Distrito Federal mostraron su trabajo a los más de 500 asistentes al evento protocolario que se llevó a cabo por la tarde del día sábado.

El museo está ubicado a un costado del mercado de textiles, frente a la plaza de armas de esa comunidad. El conjunto del centro urbano lo complementan las oficinas del gobierno comunal, un teatro al aire libre y el templo católico que data del siglo XVI. El edificio en cuestión es de una sola planta con un porticado frontal cuya estructura fue modificada el pasado siglo a base de trabes de concreto armado y cubiertas mediante bóvedas capuchinas. La planta es rectángular de aproximadamente seis por treinta metros, dividida en dos secciones por un vano que conduce a una sala de reciente ampliación. La primera parte se articula a través del acceso que induce el inicio del recorrido. Las salas están diferenciadas por la museografía en sí, al inicio se encuetra la sección dedicada a la parte arqueológica, continua la dedicada a la participación de esta comuidad durante el movimiento revolucionario de 1910. Finalmente encontramos un área para el trabajo textil -característica más reconocida de Santa Ana del Valle- y por el otro lado, la Danza de la Pluma, rescatada esta tradición a últimas fechas, gracias precisamente a gestiones realizadas desde el comité del Museo Comunitario, cuyos miembros fundadores e integrantes a través del tiempo, son reconocidos en la ampliación del museo a la que hacíamos referencia.

Una parte fundamental de cualquier museo de estas características, es precisamente su vínculo con la población que le da sustento, origen y sentido, de esta forma enunciamos, para terminar, algunas de las acciones, proyectos, propuestas, resultados, de estos 25 años de trabajo constante. Vaya también un reconocimiento desde este espacio a los antropólogos Cuautemoc Camarena y su esposa por su incansable labor.

1987 Gestión para la construcción de la Casa del Pueblo, hoy Casa de Cultura.

1989 Taller de historia oral.

1988-1990 Investigación y montaje de la exposición sobre medicina tradicional.

1990-1991 Gestión para la construcción del empedrado en la Plaza de la Danza.

1991-1992 Ampliación de la sala arqueológica y montaje de la sala de la Danza de la Pluma.

1992 Taller sobre técnicas de teñido tradicional.

1992-1994 Gestión para la construcción del Museo Reional del Niño.

2007,2009 Conservación del sitio arqueológico “Iki Yá”

2009-2010 Construcción de la tienda del museo comunitario.

Exposición Internacional en la Plaza de la Raza, Los Ángeles, California, EUA.

Exposición en el Museo Comunitario de Fresno, Centro Cultural de la Raza, San Diego, California, EUA.

Más información sobre museos comunitarios en la página de museoscomuntarios.org

Fotos: Juan Tonchez

GUELAGUETZA: Una oportunidad para la gestión responsable del turismo en Oaxaca

Siguiendo con las reflexiones acerca de la Guelaguetza que empezamos en esta entrada, transcribimos aquí este texto, que se cuestiona sobre la «autenticidad» de la celebración y los mecanismos no incluyentes con las comunidades indígenas del estado, las que según algunos representa el atractivo principal de la fiesta.

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GUELAGUETZA: UNA OPORTUNIDAD PARA LA GESTIÓN RESPONSABLE DEL TURISMO EN OAXACA

Luis Felipe Sigüenza Acevedo

Al hablar de responsabilidad en el turismo, se debe considerar la posibilidad de que algunas cosas estén haciéndose mal; que la crítica conlleva a una reflexión que nos permite reconocer moralemente en dónde nos equivocamos para hacer algo al respecto. En torno a la Guelaguetza de los Lunes del Cerro se reconocen muchas oportunidades para hacer una crítica seria, profunda, trascendente y constructiva, no solo porque representa una de las perlas turísticas de Oaxaca, sino porque se ha tomado como modelo de éxito, cuando en su entorno se han pasado por alto valores fundamentales, abusando de la cultura, la dignidad de los pueblos y hasta del sentido común.

Para muestra un ejemplo: el Comité de Autenticidad de la Guelaguetza, un grupo de expertos que de manera honoraria colaboran con el gobierno estatal para verificar la calidad y autenticidad de los grupos que participan en estas festividades, decidió hace algún tiempo visitar comundades de la región del Alto Papaloapan para buscar alternativas en bailes autóctonos, con el fin de diversificar la prescencia regional, hasta entonces caracterizada únicamente por el bailable denominado Flor de Piña, que tanto agrada a los turistas por el colorido de los huipiles de toda la región y la agilidad escenográfica de las mujeres integrantes de la “Delegación de Tuxtepec”, la mayoría de ellas de origen mestizo.

El resultado fue pasmante: tras el aviso de la visita del Comité de Autenticidad a varios pueblos, las autoridades municipales se dedicaron a preparar a sus grupos representativos. El comité recorrió cinco comunidades indígenas, todas enclavadas en el corazón de las montañas, ninguna de las cuales había sido nunca invitada a participar en la fiesta más importante de los oaxaqueños. En cuatro de las comunidades visitadas, el comité se consternó con la representación de Flor de Piña, montado con música grabada en cassettes y con las coreaografías copiadas a las muchachas mestizas de Tuxtepec, tratando de seguir el ritmo acelerado y hasta vertiginoso que se presenta por razones coreográficas y de plástica escénica en la Ciudad de Oaxaca, muy contrastante con los pasos recatados, sencillos y místicos de las mujeres indígenas de la región.

Las presentaciones fueron atropelladas y nada auténticas, porque este baile es una adaptación de sones que no acostumbran bailar de este modo los pueblos chinantecos ni mazatecos … pero ellos creían firmemente que la asistencia a la Guelaguetza estaría asegurada si bailaban “Flor de Piña” al modo de Tuxtepec, en lugar de sus propios bailes, de acuerdo con sus tradiciones y costumbres. La comunidad que presentó algo novedoso, Ojitlán, fue la invitada en esa ocasión.1

Muchos turistas acuden a la Guelaguetza de los Lunes del Cerro creyendo que se trata de una festividad esencialemnte indígena, pero no es así. Oaxaca, el estado con mayor diversidad cultural de México, creó esta fiestadesde una perséctiva mestiza, dirigida a la población mestiza local y a los turistas. Aún cuadno los elementos propios de la fiesta indígena están presentes, como algunas ceremonias, el colorido, los huipiles de ciertos pueblos y la identidad de algunos grupos, muchas etnias no han sido integradas de manera regular a la llamada “máxima fiesta de los oaxaqueños”. A pesar de eventuales esfuerzos institucionales y del trabajo exhaustivo del Comité de Autenticidad, la prescencia de chinantecos, chocholtecos, amuzgos, huaves, triquis, chontales, zapotecos del sur, afrodescendientes, cuicatecos y zoques es marginal o inexistente en esta festividad, mientras se favorece la de los mestizos. No por ello deja de ser una fiesta hermosa e inolvidable, que superaría su fama si se procura una mayor prescencia indígena, más genuina y entrañable.

Por tradición, la Guelaguetza es una festividad popular y por lo tanto, toda institución está éticamente descalificada para apropiársela. La autoridad debería procurar los recursos para que la organizara un patronato en representación de la sociedad, siendo este, a través de los mecanismos adecuados, el que seleccionara a los grupos representativos valorando su compromiso y respeto por las costumbres de sus comunidades; apoyado por un fideicomiso autónomo. El Comité de Autenticidad podría ser reconocido como un Consejo Consultivo de Expertos: fin a los compromisos políticos, a los 380 “invitados especiales” oficiales, a las infraestructuras de relumbrón y al besamanos de las autoridades en turno que tanto ofenden a los oaxaqueños.

Por considerar que no existe alternativa, las autoridades suelen planificar el turismo a partir de criterios desarrollistas, que basan el éxito de un destino considerando incrementos: más turistas, más empresas, más inversiones, más destinos, más consumo… esta visión sigue ignorando los indicadores de sustentabilidad, ética y desarrollo social. En la Guelaguetza tendría que darse prioridad a las comunidades participantes; elevar la competitividad del espectáculo como atractor turístico, mejorar la calidad de los servicios que le acompañan y potenciar el hecho de que es en esencia algo único e irrepetible, que vale la pena vivirla como experiencia cultural. Es deseable que en el marco de los nuevos vientos políticos de apertura y consulta ciudadana, se atienda un nuevo modelo de gestión turística que garantice buenos negocios con base en la responsabilidad social, cultural y medioambiental, condición necesaria para avanzar con éxito en la búsqueda de un mejor mañana para Oaxaca y sus comunidades.

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Profesor normalista, licenciado en Relaciones Internacionales por la UNAM. Doctorante en Turismo por la Universidad Nebrija de Madrid, España. El Jolgorio Cultural | Año 4 Núm. 39 Julio 2011 pags. 23-24 www.eljolgoriocultural.org.mx | Foto: oaxacaentrelineas.com

1Esta experiencia la compartí en 1995 con mis colegas del comité de autenticidad del que he sido miembro honorario.