#LasPrestadas: Un grito a la memoria

El patrimonio cultural puede ser restaurado.
Sin embargo, las mujeres violentadas, abusadas sexualmente y torturadas,
nunca volverán a ser las mismas.

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En México, un país en el que se registran diez feminicidios al día y en donde el 82.1% de las mujeres se sienten inseguras, miles salieron a las calles a exigir un alto a la violencia de género. Con gritos, fuego y, por supuesto, puñados de brillantina rosada, la protesta del pasado 16 de agosto hizo vibrar la capital del país. La rabia era evidente, algunas lo expresaron con vidrios rotos y muchas otras con pintas que, incluso, alcanzaron el basamento de mármol del Ángel de la Independencia.

Desde la sociedad, los medios de comunicación, e incluso la política, no tardaron en aparecer comentarios que descalificaban el rumbo que tomó la manifestación. Las criminalizaron, les dijeron que “esa no era la manera de protestar” y la mayoría calificó “el daño al patrimonio cultural” como mero vandalismo. Las acusaron de restar simbolismo al monumento, pero es que esos “rayones”, como muchos los definen, fueron en realidad una manera de exigir justicia en una realidad en la que, en tan solo los primeros ocho meses del 2019, 292 mujeres fueron víctimas de abuso sexual en la Ciudad de México. Sin embargo, esas exigencias intentaron ser silenciadas.

Al siguiente día de la manifestación, las autoridades ya había erigido una pared de tablones que impedía ver los mensajes que derivaron de la consigna #NoMeCuidanMeViolan. En el marco del debate por apresurar las labores de restauración del monumento, surgió el colectivo independiente Restauradoras con Glitter, un grupo de mujeres mexicanas especializadas en conservación y restauración del patrimonio cultural. Fueron ellas quienes urgieron al gobierno la necesidad de documentar las pintas del Ángel de la Independencia y tomar en cuenta su relevancia social, histórica y simbólica.

En un pronunciamiento publicado el 21 de agosto, Restauradoras con Glitter resaltó que la manifestación había sido parte de un grito en contra de la situación de violencia sistemática y normalizada hacia las mujeres dentro de la sociedad mexicana. “Las pintas son un mero síntoma de la violencia desorbitada en que vivimos (…) Sostenemos que su permanencia debe ser un recordatorio palpable de la condenable situación y que por ende ninguna deberá ser removida hasta que no se atienda y se dé solución al problema de la violencia de género en nuestro país”, se lee en el texto.

“No es fortuito que hayan ido a hacer las pintas a ese monumento en específico y es que El Ángel tiene un valor colectivo. Esa columna no solo es un distintivo de la ciudad, sino que representa al país porque es conocida internacionalmente”, dice Norma García, una de las voceras de este colectivo en entrevista con Gatopardo. Egresada de la licenciatura de restauración de bienes muebles por la Escuela Nacional de Conservación, Restauración y Museografía, Norma detalló que, con su petición al gobierno federal y local, lo que buscan es “recuperar la memoria colectiva que significan esas pintas, pues obedecen a un momento histórico muy álgido de las mujeres”.

Norma García aclaró que el colectivo Restauradoras con Glitter está muy lejos de apoyar la vandalización de los monumentos, como muchos medios aseguraron. Al contrario, saben que las pintas en un momento dado se deben quitar, lo que no sería correcto es que se borren sin antes haber realizado un registro. “Sería una especie de censura de este grito desesperado que está dando el 52% de la población que somos las mujeres”, dice mientras destaca que en el gremio de la restauración, más del 80% son mujeres, por lo que no podían pasar por alto la situación. “Lo que queremos es sumarnos a este grito para que las autoridades hagan lo que deben hacer”, afirma.

“Las pintas ya son una historia y es necesario que se conserve para todos”, asegura García. Entre las peticiones hechas por el colectivo al presidente Andrés Manuel López Obrador, así como a la jefa de Gobierno Claudia Sheinbaum, enfatizan la necesidad de que las pintas sean documentadas minuciosamente por profesionales para mantener viva la memoria colectiva sobre lo sucedido, así como las causas que lo derivaron. Todo con el fin de promover una toma de conciencia que encamine a gestionar soluciones.

“Lo que buscamos hacer es un escaneo de la columna en 3D, además de un registro puntual de cada una de las pintas, pues muchas de ellas tienen nombre y apellido. Nosotras estamos interesadas en seguir las historias”, explica García. Como parte de la logística que han considerado para el registro, explicó que algunos compañeros fotógrafos se han acercado al colectivo para ofrecer su ayuda. Dice que en caso de lograr el levantamiento de imágenes, la opción sería colocarlas en un repositorio para que puedan ser analizadas, estudiadas y difundidas.

A propósito del tema, Sergio Beltrán-García, arquitecto y activista especializado en la construcción de procesos de verdad, justicia, memoria, escribió en “La pátina de la memoria: Sobre las protestas feministas y el Ángel de la Independencia” que “colocar mensajes políticos y actuales sobre un monumento es un acto que honra y extiende la función útil del mismo. Incluso, en una sociedad democrática, deberíamos entender mejor, celebrar y fomentar estas acciones”. Las pintas en el Ángel de la Independencia cumplen sin duda esta función.

En entrevista para Gatopardo, Sergio Beltrán-García explicó que aunque los monumentos son concebidos de una manera, pueden moverse a otro lado del espectro pues son dinámicos. Esto es debido a que “un espacio puede comportarse de una manera un día y al siguiente de una manera distinta. Se trata mucho de leer los objetos y los espacios en donde están cayendo y para qué son utilizados, entender cómo es que esos simbolismos están apoyando a las personas alrededor del objeto y cómo están utilizando esos símbolos para potenciar su propia razón de estar en el espacio”, dice.

“No es lo mismo hacer un grito por justicia de un feminicidio en medio de cualquier calle que si lo haces desde El Ángel, que si lo haces desde el Zócalo, que si lo haces frente a una Procuraduría”, señaló, pues al final el mensaje va a cambiar. Sergio Beltrán-García atribuyó esta capacidad de cambio a la memoria colectiva, misma que permite modificar cosas cosas sin tener que ser aprobado por nadie. En este caso, lo que corresponde no es decir si están bien o mal la intervención al Ángel de la Independencia, sino que corresponde reconocerla como tal. “En este caso, las pintas cumplen con la temporalidad. Están ahí para dejar patente de lo que se está comunicando con las protestas, el hecho de que existe un problema y que están exigiendo una solución”, dice.

Por su parte, el gobierno, que en un momento se mostró reacio a las reacciones durante la protesta, aceptó el pasado 22 de agosto una carta con las peticiones puntuales de Restauradoras con Glitter. En respuesta, la jefa de Gobierno, Claudia Sheinbaum abrió un canal de comunicación entre el colectivo y la Dra. Luciana Jiménez López, directora general del INBAL y con José Alfronso Suárez del Real, secretario de Cultura de la CDMX. Luego de unos días de espera, Suárez del Real aseguró que el próximo 5 de septiembre mantendrá una reunión con representantes del colectivo.

*#RestaduradorasConGlitter

Fotografía de portada cortesía de Santiago Arau Pontones (@santiago_arau)

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Fuente:

Un grito a la memoria

CONVOCATORIA: «ESPECIALES ARK_MAGAZINE»

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OAXACA, GUERRERO, PUEBLA, MORELOS, MÉXICO, CDMX

Cómo les adelantamos hace unos días con la salida de nuestro número dedicado al patrimonio en Oaxaca, estamos preparando un serie de ediciones especiales de la revista para cada uno de los estados mayormente afectados por los sismos del 2017. Sin embargo, no es una serie únicamente sobre la reconstrucción física de los monumentos, sino en realidad, sobre la reconstrucción del patrimonio en términos simbólicos.

Convocatoria Especiales-01A casi dos años de la emergencia, queremos enfocarnos en publicar artículos que plasmen una visión profundamente crítica de las políticas culturales y acciones sobre el patrimonio, que aborden desde cada una de las vertientes de la investigación, la conservación y la gestión, procesos reflexivos, los cuales puedan darnos cuenta del estado del arte (patrimonial) en cada una de estas entidades.

Pensamos que, después de los sismos, algunas preguntas a responder serían: ¿qué se ha modificado en torno a la apropiación patrimonial de los bienes por parte de las comunidades?, ¿cuáles han sido las respuestas y resultados institucionales?, ¿qué vicios gremiales se evidenciaron, erradicaron o permanecieron?, ¿cuántas problemáticas históricas tomaron una dimensión inusitada?, o por otro lado, ¿qué experiencias de trabajo (gubernamentales o comunitarias) fueron y son enriquecedoras?, ¿cuáles han sido las nuevas formas de organización social y de entendimiento de los bienes comunes que surgieron a partir de la inminencia de la pérdida?, etc.

Sin embargo, no buscamos hablar desde la narrativa de la tragedia y el heroísmo, componentes que si bien existen, son más bien para nosotros un detonador para analizar qué pasó, por ejemplo, con los procesos de mercantilización del patrimonio que se venían dando y cómo la sacudida de los terremotos, cambió o no, las lógicas de relación entre los diversos actores que participan de la construcción patrimonial en el México postsísmico.

A través de proyectos en marcha, investigaciones en curso, imágenes, relatos, ensayos, preguntémonos, ¿qué es el patrimonio hoy, en esos lugares que sufrieron las consecuencias de históricas omisiones?, ¿cuáles son los valores patrimoniales que (re)surgieron de los escombros o aquellos que permanecieron (y siguen) apuntalados?, ¿cómo estos valores tienen verificativo en los espacios históricos, arqueológicos y contemporáneos? Finalmente, reflexionemos juntos -sobre todo- acerca de los símbolos y los significados de los bienes culturales, en este contexto «glocal» de aceleradas transformaciones multimediáticas dentro de las comunidades físicas y virtuales, académicas, políticas o financieras en México.//

¡Los leemos!
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Pueden enviar contribuciones para cualquiera de los estados mencionados, o para más de uno si así lo desean. Las directrices editoriales están en la página: https://arkeopatias.wordpress.com/quiero-escribir/ Dudas y comentarios por aquí o al correo electrónico: arkeopatias@gmail.com

FECHA LÍMITE:
30 DE AGOSTO DE 2019

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DE LA CASA #126: AMORES PREHISPÁNICOS Y RESISTENCIA SOCIAL: RESIGNIFICACIÓN DE LA ZONA ARQUEOLÓGICA DE TEPETZINGO Y HUAUTEPEC, ATENCO / ESS.

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Por: Ernesto Sánchez Sánchez

Los pequeños cerros de Tepetzinco y Huautepec (a veces llamado Coatepec), ubicados en el municipio de Atenco, han sido revalorizados tras las circunstancias relacionadas a la construcción de un aeropuerto en la zona (2001) y en el lecho del lago de Texcoco (2014). El conflicto por la construcción de un nuevo aeropuerto para la Ciudad de México ha necesitado la creación de símbolos de cohesión entre quienes defienden su cancelación, lo que explica el renacido interés local en conservar los vestigios arqueológicos que contienen.

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Las elevaciones tienen una altura de entre 9 y 13 metros, son de origen volcánico y se encuentran dentro de lo que fuera la planicie lacustre de Texcoco. Están en terrenos pertenecientes a los ejidos de San Cristóbal Nexquipayac y San Salvador Atenco. El conjunto está formado por los dos cerros y un montículo menor ubicado al sur de Huautepec, todos se comunican por calzadas (Fournier, 2006), diques (Cruces, 2014) o acueductos/diques (Manzanilla y Pacheco, 1997). Miden 2.50 metros de ancho y de 1.50 a 2 de profundidad, hechos de tierra y tezontle recubiertos por gruesas capas de estuco, similares a las estructuras que se pueden apreciar en los sistemas hidráulicos prehispánicos de la montaña de Texcoco. El lugar se conecta con el poblado de Nexquipayac mediante una calzada que se extiende, al menos, hasta el poblado de Santa Isabel Ixtapan (Coronel, 2016).

En Tepetzinco y Huautepec, además de los restos de una estructura cuadrangular en sus cimas, se encuentran petrograbados antropomorfos y geométricos, que quizá estén ligados a la observación astronómica y el culto al agua. En Huautepec existe además una talla que el imaginario popular ha denominado “Trono de Nezahualcóyotl”, sin embargo, más que el asiento del señor de Texcoco podría ser un punto de control del tráfico de navegación (Manzanilla et al., 2016).

Recorridos de superficie han encontrado cerámica del epiclásico y el posclásico (Parsons, 2008) aunque existe la posibilidad de ocupaciones más antiguas, esto basado en petrograbados (Manzanilla et al., 2016). Pasada la conquista del centro de México, el sitio se siguió utilizando, fundándose el poblado de San Francisco Tepetzinco, cuya existencia fue breve. Según testimonios del siglo XX, los terrenos adyacentes fueron de labor y recreación para la población local.

Los hechos relacionados a Nezahualcóyotl, señor de Texcoco, durante la época prehispánica fueron los que construyeron la importancia del sitio a través del tiempo. Las crónicas de Fernando de Alva Ixtlilxóchitl hacen mención del lugar en tres ocasiones: para incluirlo en la lista de los palacios, recreaciones o jardines de Nezahualcóyotl; para mencionar que ahí fue donde Hernando Ixtlilxóchitl decide entregar a su hermano Cacamatzin a los españoles tras saber sus intenciones de liberar a Moctezuma Xocoyotzin; y para mencionar los amores de Nezahualcóyotl, que es el episodio al que más detalles dedica. Nos dice que tras una visita al señor de Tepexpan y ver a su esposa (Azcalxochitl), el señor de Texcoco quedó perdidamente enamorado de ella, pero no podía consumar su amor por ser la mujer de un buen amigo (según las fuentes históricas, Cuacuahtzin, el señor de Tepexpan, tenía gustos similares a los de Nezahualcóyotl), esta situación lo ofuscó al grado de urdir un plan donde mandaría a su amigo a una batalla de la que no regresaría, dejando viuda a su mujer. Sin ese obstáculo, decidió cortejar a Azcalxochitl y le indicó que siguiera, por una calzada, la peregrinación que acompañaba el traslado hacia Tepetzinco de una gran piedra que se encontraba en el cerro de Chiconautla, así nadie sospecharía que Nezahualcóyotl la estaría esperando.

En este relato se aprecia un paralelismo con la historia bíblica del rey David (Velazco, 1999), lo que hace pensar que fue una de las licencias poéticas de Fernando de Alva Ixtlilxóchitl para agradar a oídos españoles, sin embargo, el corpus de las descripciones concuerda en general con los datos arqueológicos y aporta información sobre su contexto.

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El otro episodio que ha marcado el lugar es reciente y por lo tanto se desconoce sus alcances en la memoria colectiva, pero hasta el momento se mantiene vigente. Los conflictos por la construcción de un nuevo aeropuerto para la Ciudad de México han modificado el sentido y uso de la zona, Tepetzinco y Huautepec sirven a las personas opositoras del aeropuerto como punto de observación y vigilancia para proteger su territorio, resguardo ante los enfrentamientos físicos y centro de divulgación (Romanetti, 2016). Para esto último se realiza desde el año 2013 una ceremonia en el marco del movimiento solar hacía el cénit, donde una mezcla de grupos de mexicanidad, de oposición al aeropuerto y turistas, conviven tejiendo el puente entre su significado simbólico como parte de las antiguas posesiones de un gobernante justo y su búsqueda de justicia en la actualidad.

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Bibliografía

Alva Ixtlilxóchitl, Fernando de. Obras Históricas. Instituto de Investigaciones Históricas UNAM. México, 1997.

Coronel Sánchez, Gustavo. “Historia y arqueología en las narraciones de Alva Ixtlilxóchiltl” en Historias Asombrosas del Acolhuacan, número 4, 2016.

Cruces Carbajal, Ramón. Tepetzinco, jardín prehispánico de Nezahualcóyotl. Libros Artesanales-Historia de México. México, 2014.

Fournier, Patricia. “Arqueología de los caminos prehispánicos y coloniales”, en Arqueología Mexicana, número 81, volumen XIV, 2006.

Manzanilla López, Rubén et al. “Aplicación de SIG en el análisis del arte rupestre. El caso de los cerros Huatepec y Tepetzingo en Atenco, México”, en XIII Conferencia internacional Antropología 2016, Instituto Cubano de Antropología, La Habana, Cuba, edición en CD-ROM.

Manzanilla López, Rubén y Adán Pacheco Benítez. Informe técnico de campo del Programa de prospección y rescate arqueológico durante la introducción de Fibra Óptica en la ruta carretera Pachuca. Puebla ICA-AVANTEL, INAH/Dirección de Salvamento Arqueológico, México, 1997.

Parsons, Jeffrey. Patrones de asentamientos prehispánicos en la región de Texcoco, México. Universidad Autónoma Chapingo. 2008

Ramonetti Liceaga, Ariadna. “(Re)inventar la tradición: Actos políticos de resistencia y significaciones rituales en la región de Atenco, estado de México” en Revista Textual, número 68, 2016.

Velazco Salvador. “Historiografía y etnicidad en el México Colonial: Fernando de Alva Ixtlilxóchitl, Diego Muñoz Camargo y Hernando Alvarado Tezozomoc”, en revista Mesoamérica, número 38, 1999.

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Sobre el autor: (Ciudad de México – 1985). Estudió Economía en la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM). Dirige el Proyecto Texcoco en el Tiempo y la revista de leyendas e historia local Historias Asombrosas del Acolhuacan.

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Fotografías cortesía de Carlos Alberto Padilla

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ArKeopatías opera bajo una licencia Creative Commons Reconocimiento – NoComercial – Compartir Igual 4.0 Internacional License, por lo que agradecemos citar la fuente de este artículo como: Proyecto ArKeopatías./ “Textos De La Casa #126″. México 2018. https://arkeopatias.wordpress.com/ en línea (fecha de consulta).

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En unos minutos hablamos de casi 10 años de trabajo y proyectos del colectivo #ArKeopatías, en el programa #Vincularte de #CódigoCDMX./ Pronto les compartimos la liga al podcast.// Gracias como siempre a todos nuestros aliados, ARK sigue y sigue…! #losarkeópatas #radio #patrimonio.

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Actualización 5 de junio: Ya pueden escuchar el #podcast de la #entrevista que nos hicieron el pasado 25 de mayo, en #CódigoCDMX Radio, para platicar sobre #ARKeopatías, #ARKMagazine y todos los proyectos que traemos en puerta. Muchas gracias a Andrés Castuera y a Irazema Hernandez por la invitación. ¡Nos vemos la próxima!

Por acá la liga al podcast:  http://www.codigoradio.cultura.df.gob.mx/index.php/vincularte/27188-slam-ark-zapal-jaramar

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FOLIO #1: RECORRIENDO SANTO DOMINGO (1era. sesión de los TACO’S)/ CDT.

Por Cristina Desentis Torres

Punto de encuentro: el mural de Metro C.U. Cierto es que en mis visitas a la ahora llamada CDMX acostumbro usar el sistema de transporte colectivo Metro, ese enredijo a veces subterráneo y otras a vuelo de pájaro donde en resumidas cuentas “hay de todo”. Esta ocasión fue diferente, pues la cita era en un rumbo que no frecuento: la estación Universidad. Dejé el andén buscando no una dirección o salida en particular, sino un mural, no sabía cuál ni en qué ubicación específica, pero alguno debía haber pues la referencia se hacía tan familiar como un domicilio conocido. Un clavado en la red: el mural “La universidad en el umbral del siglo XXI” (acrílico sobre tela; 55 m2), autoría del pintor Arturo García Bustos, fue inaugurado en 1989. En su parte central muestra el emblema de la Universidad, el cóndor y el águila; a la diestra sus grandes creadores y ejemplos de la labor científica y académica que ahí se gesta; y del lado izquierdo un recorrido por los periodos históricos más significativos que dieron lugar al estado-nación mexicano: la época prehispánica, el virreinato y el México revolucionario[1].

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Pues bien, ese día el nombre del mural quedó en incógnita porque la cédula estaba cubierta. Sin embargo, con el rato que estuvimos ahí es evidente que constituye un punto de encuentro, pues había varias personas esperando, muchas de ellas mirando sus teléfonos móviles, algunos sentados en el piso leyendo, otro más platicando. Para el pasajero que desciende en metro C.U., el mural es ese punto final de la estación donde se pueden tomar dos salidas, una hacia la UNAM y la otra hacia el Barrio de Santo Domingo. Tomando esta última, bajar a la calle es como muchas otras estaciones del metro donde hay paraderos de combis y micros con diferentes destinos…

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A través de “El Paso”

Tomamos una callecita corta y estrecha, popularmente conocida como El Paso. A través de este camino reducido y atestado de gente, vendedores y puestos de comida, se entra como tal al barrio de Santo Domingo. Hay mucho movimiento en la calle. Es medio día, domingo, día de mercado. Recorrimos calles asfaltadas donde los autos y micros se disputan el derecho de paso y plaza de estacionamiento, invadiendo las banquetas si es necesario. Las banquetas varían en anchura y cantidad de imperfecciones, y son escenario de diversas actividades del cotidiano: venta de comida, lavado de autos, bazares de fin de semana, etc. Aunque impera el gris de las construcciones, la mayoría habitacionales, esto se intercala con la típica anarquía cromática de los barrios mexicanos cuya formación y crecimiento obedece a una constante llegada de gente de fuera. Esta manera como se fue poblando el barrio, probablemente explique el curioso fraccionamiento de las cuadras, donde abundan privaditas o callejones sin salida. Como característica del barrio, las calles llevan nombres en náhuatl. ¿Por qué? Esta es una de las tareas interesantes a investigar.

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Con la protección de Yacatecuhtli: Día de mercado

Sobre las calles Copal y Jilotzingo recorrimos parte del mercado que se asienta los domingos sobre la vía pública con una amplia variedad de productos comestibles, ropa, flores y accesorios de todo tipo. La organización de los comerciantes se ve que lleva años y es muy buena, pues hay un orden en el derecho de piso, uniformidad en las estructuras de sus puestos y el color de sus lonas, y exhiben una manta con la leyenda “Unión de comerciantes en pequeño de baratas populares y permanentes A. C.” acompañada de un par de imágenes, una de Cuauhtémoc y otra de Yacatecuhtli, dios del comercio. Ni la Iglesia del barrio se salva de tener parte de su fachada tapada con la línea de puestos que se extiende sobre Jilotzingo, cosa que no impide los servicios religiosos. En las calles adyacentes algunos vecinos instalan bazares de segunda mano en sus cocheras o sobre las banquetas frente a sus domicilios, ampliando la oferta de productos. Un problema urbano que generan estas actividades es la reducción de las calzadas por la instalación de puestos y por ende un caos vial, ya que sobre el arroyo vehicular también van peatones, comerciantes moviendo sus mercancías, y especialmente para los micros se complica el paso por su tamaño.

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Privadas y nichos

Personalmente, hallé parte del encanto de este barrio en la cantidad de privadas que hay porque muestra un fraccionamiento urbano caprichoso y que me lleva a preguntarme por la relación que puede existir entre los vecinos de dichos espacios restringidos, los conflictos de su formación y la convivencia que provoca esta cercanía, así como la apropiación de ese pedacito de calle por quienes ahí habitan.

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Por otra parte, la presencia de nichos resguardando diferentes santos o advocaciones marianas muestra la religiosidad de los vecinos, el culto especial a estas imágenes y la dedicación para preservar cuidadas y adornadas estas pequeñas moradas. Éstos tienen un carácter público, pues se hallan sobre las banquetas de calles grandes, muchos en jardineras que parecen aprovechar la doble función de adornar el espacio con vegetación, proveer sombra y además servir de marco para los nichos; vimos también un ejemplo colocado en el tronco de un árbol. Casi todos están ofrendados con flores, veladoras, e incluso resguardados con vitrinas, rejas y candados.

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Preguntas que surgen a partir de estas bellas representaciones de la religiosidad popular son conocer más sobre las fiestas patronales del barrio, así como de los pequeños cultos, si son de introducción más tardía, y qué sector de la población (en cuando a edades, procedencia, etc.) se identifica particularmente con estas imágenes.

La fuerza de la colectividad

El tema del gasolinazo en toda la República sigue siendo actual y no fue extraño observar en el barrio de Santo Domingo diversas manifestaciones públicas en soportes varios contra esta medida federal a todos los niveles: desde propaganda de la que se cuelgan los partidos políticos, hasta organizaciones más formales y duraderas de grupos vecinales que desde hace varios años han peleado por causas diferentes en el afán de defender sus derechos y recursos, acciones personales y participación de colectivos.

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Hablando de muros…

Para mostrar un poco del colorido de este barrio y de las cosas positivas que puede hacer la gente para darle vida e identidad al lugar en donde vive, es interesante prestar atención a la multitud de bardas pintadas, unas sí con grafitis que legalmente han de considerarse vandalismo, pero también otras tantas con murales cuya iniciativa, permisos y ejecución debe ser interesante indagar. Los temas y estilos son variados, pero no deja de recordarnos la intención de hacer visibles ideas, deseos, preocupaciones o motivos que ponen de manifiesto esta necesidad de expresión de los habitantes y cómo hacerlo a través de formas plásticas. Sonará trillado, pero el arte sigue siendo una respuesta a muchos de los problemas sociales que atravesamos como país.

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Fotos: Juan Tonchez y Cristina Desentis.[1]: http://www.metro.cdmx.gob.mx/cultura/murlauniversidad.html

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Sobre la autora: (Oaxaca de Juárez, Oaxaca, 1985). Arqueóloga por la Universidad de las Américas Puebla (2011), ha participado en diversos proyectos, salvamentos y rescates arqueológicos en los estados de Oaxaca y Puebla. Coautora de ponencias en el XVI Congreso Nacional de Estudiantes en Ciencias Antropológicas (BUAP, Puebla, 2006), la 74th y 76th Annual Meeting of the Society for American Archaeology (Sacramento, California, 2009 y Atlanta, Georgia, 2011) y el VIII Coloquio Pedro Bosch Gimpera (UNAM, Ciudad de México, 2014). Labora desde 2007 en la Coordinación de Apoyo Arqueológico de la Universidad de las Américas Puebla en la ciudad de Cholula. Ha cursado diplomados y seminarios en el campo de la gestión cultural y usos públicos de la historia (CONACULTA, Taller Multinacional, Instituto de Estudios Críticos 17) en un creciente interés por la relación entre la producción científica de la arqueología y la historia, la memoria social y la política. Actualmente estudia la Maestría en Humanidades, línea formación docente en la Universidad Autónoma de Zacatecas, en el eje de Gestión del Patrimonio Cultural.

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ArKeopatías opera bajo una licencia Creative Commons Reconocimiento – NoComercial – Compartir Igual 4.0 Internacional License, por lo que agradecemos citar la fuente de este artículo como: Proyecto ArKeopatías./ “Folio #1: Recorriendo Santo Domingo″. México 2017. https://arkeopatias.wordpress.com/ en línea (fecha de consulta).