#LasPrestadas: «Nuestra señora del concreto».

Sismo Juchitán

Por Alejandro López Musalem

Mucho antes de los sismos de septiembre de este año, comenzó la devastación de la herencia arquitectónica de los pueblos del Istmo. Desde los años 70 la fisionomía de Juchitán cambió, nos alcanzó la modernidad. Una tras otra las viviendas vernáculas fueron desapareciendo, dando paso a las casas de concreto de una y hasta dos plantas. Las primeras casas fueron edificadas por gente rica, cerca del centro, eran enormes, con balcones y estacionamiento. La creciente clase burocrática, imitando, edificó en lo que fueron sus patios y huertas. Ahora las máquinas, cual sicarios de un “cartel materialista” dan el tiro de gracia, derribando las restantes casas tradicionales, incluso las que aún se podrían restaurar.

No sólo se logró modernizar las casas y oficinas, también los gobiernos municipales se montaron a la ola “pavimentadora» del Salinismo. Las calles y hasta callejones fueron cubiertos por una gruesa capa de concreto, ahogando nuestro suelo. Se construyeron también edificios de tres y cuatro plantas desafiando el potencial telúrico de la región. Incluso fraccionamientos en lo que es un meandro del río Las Nutrias. Sin recato o aprecio, ni normas o plan urbanístico, pasamos de ser un idílico pueblo a ser una imitación barata de una “ciudad”. Claro, se restauraron edificios históricos como la Iglesia de San Vicente, el Palacio Municipal, la Casa de la Cultura para hacernos sentir “orgullo” por el pasado colonial, independiente y revolucionario.

Hubo al principio de este desastre, la opción de ser una futura ciudad habitable cuando en 1971 el reconocido Arquitecto Juchiteco Lorenzo Carrasco diseño un plan regeneración urbana donde, entre otras cosas, incluía un mercado de plaza (parcialmente techado), la venta de artesanías en el portal de la Industria y varios museos. El plan fue rechazado por las “fuerzas vivas” y ahora tenemos un mercado apestoso que crece como un cáncer y que además bloquea la vista de la doble arcada del palacio. Durante el terremoto de 8.2 R, la enorme estructura de concreto y acero del mercado, pegada al edificio del Palacio, no permitió el movimiento libre de éste, y al chocar ambas masas, el colapso sucedió en la parte donde hubo menor resistencia, que es la zona de arcos al extremo sur, ya que no tiene muros de carga como el resto del edificio.

Días después del terremoto, pude observar en una esquina de la calle Abasolo dos casos: en un lado, una casa de dos plantas en pie, donde el balcón dañado expuso una varilla de acero, esta era de mayor grosor que aquella que observe al otro lado, en lo que fueron castillos del edificio de tres plantas, el cual había colapsado totalmente. ¿Y las normas donde están? Otra de la cuestiones al trabajar con un material como el cemento armado es el fraguado, el cual afecta la resistencia del material si no se hace bien. ¿Quién capacita al respecto? Como siempre, queremos imitar, ser “modernos”, pero sin las previsiones ni la capacidad que implica manejar una nueva técnica constructiva.

Los materiales de construcción industriales (acero, cemento, aluminio, vidrio, yeso, etc.), vienen de lejos y son muy caros para el ciudadano común; además el costo ambiental de extraerlos, producirlos y transportarlos es altísimo, debido a que se requiere mucha energía en los procesos y a que contaminan. Sin embargo, aún dentro de una vivienda tradicional, puede haber usos adecuados para el concreto, como son refuerzos y amarres con cadenas y castillos. También es recomendable su uso en cisternas, tanques para almacenar agua de lluvia, tazas para sanitario seco, pisos, superficies de trabajo, etc.

Las casas hechas de concreto armado, losa y blocks de cemento, son inadecuadas para las condiciones tropicales como las del Istmo. Estas transmiten el calor solar al aire en el interior. Ademas, para ahorrar material, los espacios son reducidos y el techo mas bajo. Durante el día, la gente acaba estando más tiempo afuera que adentro; para soportar el calor, compra ventiladores o aparatos de aire acondicionado. Estas casas por lo general tienen puertas y ventanas metálicas, las cuales son mas susceptibles a la corrosion por salitre y transmiten mas calor aun hacia el interior. Por el contrario las casas de ladrillo, adobe, madera y teja, son más altas para que aire caliente suba por convección, y las gruesas paredes las mantienen frescas de día y tibias cuando hay “nortes”.

En un callejón de Juchitán encontré una vivienda tradicional con las tejas caídas, pero con las paredes completas y sin grietas; las de los costados son de ladrillo y las otras fueron hechas de lodo (técnica de bajareque). También visite una vivienda de ladrillo que fue luego reforzada con cadenas y castillos, con una grieta solamente, también solo las tejas se cayeron. Ambas se pueden reparar. Sin embargo, estamos en una encrucijada, o rescatamos y re-construimos nuestras viviendas y nuestra cultura con una combinación de materiales naturales y modernos, o de plano con la “ayuda” del gobierno y los bancos, nos convertimos en la ciudad Neza del trópico: violenta, gris, sin identidad.

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Fuente: http://cortamortaja.com.mx/opinion/4449-nuestra-senora-del-concreto

DE LA CASA #68: AUSENCIAS [ANTES Y DESPUÉS] / SV.

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Por Selene Velázquez

Érase una vez una bonita casa de sillar de caliche que existió en algún lugar remoto del noreste del país… Y así, como si fuera un cuento, les platicaré lo que sucedió por mi tierra hace no mucho.

IMG. 1, Detalle decorativo, Marín, N.L. SV, 2015

No más allá de un par de meses el Consejo para la Cultura y las Artes de Nuevo León (CONARTE), me invitó a dar un recorrido por las calles de un pequeño poblado del estado para que hablara de arquitectura norestense junto con la cronista de Marín; conocido regionalmente por sus bolitas de leche quemada con azúcar, los orígenes del municipio se remontan a un conjunto de haciendas del siglo XVII, las cuales crecieron hasta convertirse en la Villa de San Carlos de Marín un 16 de Julio de 1807.

Cuando me invitan a dar el recorrido lo primero que hago, (después de aceptar, claro) es hacer una visita de reconocimiento al sitio, para poder escoger los inmuebles y la ruta a seguir el día de la plática. Nunca está de más decirles que el pueblo es una belleza, grandes casonas de sillar y adobe bajo un cielo azul conforman la traza de damero del poblado, las construcciones,  si bien luchan por sobrevivir a la vorágine de los nuevos estilos y métodos constructivos, siguen en pie.

Las elegidas fueron siete, todas del siglo XIX.

Las casonas eran perfectas para observar parte de la decoración geométrica y austera de la arquitectura norestense, para poder ver la fábrica de los muros y otras más eran ideales para hablar de la pintura a la cal y su importancia en la arquitectura de tierra.

De entre todas como siempre había una especial, el inmueble estaba en una esquina, de unos 4.50 metros de altura era, sí era, un gran ejemplo de arquitectura norestense: prevaleciendo el macizo sobre el vano, el edificio era el indicado para mostrar cada detalle de él, aún con parte del terrado y en otra zona colapsado, la casona aún conservaba parte del aplanado de cal arena y herrerías contemporáneas a su creación, así que, sin duda, sería la estrella del recorrido por Marín.

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Quince días después se llegó el momento de comenzar, llegamos a la calle, Porfirio Díaz esquina con Juárez, sí, era la dirección correcta, pero algo estaba mal, la casa, simplemente ya no estaba: ¿Se la habrá llevado un tornado como a la casita de Dorothy en el mago de Oz? ¿Habrían acaso arenas movedizas debajo? ¿Qué sucedió?

IMG. 3 Antes, Marín, N.L., SV, 2015

IMG. 4 Después,Marín N.L., SV, 2015

Si el poste de luz seguía ahí, la lámpara, el anuncio de “alto” también, ¿entonces por qué la casa había decidido irse?

A menudo el patrimonio arquitectónico del país se cae solo, de noche o de día. Y es así como al predio vacío llegará una tienda de conveniencia o una nueva casa hecha de concreto, desapareciendo poco a poco la arquitectura vernácula.

IMG. 5 Las reliquias en el atrio, Marín, N.L., SV, 2015

Lo más interesante del caso es que en el atrio del templo, tal cual como si fueran reliquias, algunos vecinos decidieron llevar sillares que en otrora formaban parte de la construcción “ahí vivía doña Chonita, todavía nos acordamos, no sabemos por qué la tiraron, seguido tiran casas, pero esa era especial, y como quiera la tiraron”.

Y es que si bien, los recorridos por los municipios del estado de Nuevo León sirven para conocer sobre su historia, gastronomía y arquitectura, son en definitiva un buen ejercicio para mostrar (e incluso demostrar) que tenemos patrimonio, y mucho, porque no se conserva lo que no se valora, por naturaleza solemos tenerle miedo y rechazo a lo que desconocemos, al hablar de la preservación de inmuebles el temor es la restauración. Cuando se ve una cubierta colapsada, cuando los adobes o el sillar de caliza se está deshaciendo se cree por lo general que la salida más sencilla es derribar. Contrario a lo que se pudiera pensar, las cubiertas de terrado perfectas para el clima extremoso del noreste pueden recuperarse, así como los aplanados de cal arena para los muros de sillar.

En el camino se anda, mientras más se hable de que el patrimonio del noreste es igual de valioso que el del resto del país, empezaremos por creérnoslo nosotros mismos, para a partir de ello hacer todo lo posible por preservar el patrimonio edificado que aún nos queda en toda la región y si no me creen, las puertas están completamente abiertas para que recorramos desde Anáhuac o Lampazos de Naranjo a Dr. Arroyo y se maravillen de la arquitectura que tenemos en el noreste mexicano.

IMG. 6 Escala Humana I, SV, 2015

IMG. 7 Escala Humana II, SV, 2015

Fotos: Selene Velázquez (c)

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ArKeopatías opera bajo una licencia Creative Commons Reconocimiento-NoComercial-CompartirIgual 4.0 Internacional License, por lo que agradecemos citar la fuente de este artículo como: Proyecto ArKeopatías./ “Textos de la casa #68″. México 2015. https://arkeopatias.wordpress.com/ en línea (fecha de consulta). 

Nace una red para el estudio, conservación y proyección de la arquitectura vernácula iberoamericana

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Una veintena de Universidades y centros iberoamericanos, liderados por la sevillana Universidad Pablo de Olavide, han constituido una red de investigación para salvaguardar los valores de la arquitectura vernácula iberoamericana, con un ingente patrimonio a ambos lados del océano.

Redacción Canal Patrimonio

Profesores de Arquitectura, de Historia del Arte, de Sociología y Antropología, entre otras especialidades, constituyen la denominada RedAVI -Red de Arquitectura Vernácula Iberoamericana- a través de la cual se trata de conservar ejemplos de arquitectura antigua y tradicional y, por otro, aprovechar las enseñanzas que depara esa arquitectura aplicándolas en la arquitectura del futuro.

Fernando Quiles, profesor de Historia del Arte de la Universidad Pablo de Olavide, ha dicho a Efe que la labor de la red no es algo nostálgico o romántico en favor de formas y métodos arquitectónicos próximos a su desaparición, sino de buscar “una aproximación nueva de lo que las arquitecturas vernáculas ofrecen con su ejemplo a la adecuación del ambiente, al medio humano y a los recursos técnicos y financieros”. “Estas arquitecturas antiguas y tradicionales poseen una sabiduría acumulada a lo largo de generaciones y ofrecen alternativas para una arquitectura moderna sustentable y afín a su tiempo y espacio”, ha agregado Quiles.

La RedAVI considera que la arquitectura vernácula es uno de los patrimonios de mayor relevancia y un recurso para iniciativas locales y regionales que hagan posible un desarrollo en concordancia con el propio entorno, y que entraña soluciones que van desde la mejora de la calidad de vida y el ahorro energético al desarrollo turístico.

Colección de textos

Con el título de “Arquitectura Vernácula Iberoamericana”, la red ha publicado el que espera que sea el primero de una colección textos ilustrados que, en este caso, repasa ejemplos de este patrimonio en México, Colombia, Venezuela, Perú, Argentina, Paraguay, Brasil, Chile y España. Entre las formas arquitectónicas más curiosas de esta primera entrega figura el mexicano “cuescomate”, un granero para maíz de uso doméstico y forma casi esférica cuyo liso terminado evita el ascenso de roedores, un recipiente que puede llegar a tener tres metros de diámetro y que se apoya en una base cilíndrica de piedra de hasta un metro de altura.

Como ejemplo de mestizaje en arquitectura se han elegido las iglesias tradicionales de Chiloé, en Chile, construidas en madera y con campanarios de hasta cuarenta metros de altura capaces de soportar vientos de hasta cien kilómetros por hora y fuertes seísmos. De la Península ibérica han sido seleccionados en esta primera entrega el castillo portugués de Paderne, que ha sido restaurado empleando técnicas y utensilios tradicionales, y casas rurales de las provincias de Zamora, Segovia y Huelva por la diversidad de sus técnicas constructivas que, en el caso andaluz, se basan en la construcción de “tapias” o muros de tierra prensada de una gran solidez.

Banco de Términos y Dicccionario

La profesora argentina Graciela María Viñuales, editora de esta primera publicación de la red, ha destacado la riqueza cultural y los “signos intangibles” que rodean a la arquitectura vernácula, desde los ritos de apertura de cimientos a la conclusión de una techumbre o la riqueza del léxico relacionado con la edición, con el que la Universidad de Valladolid ha creado un Banco de Términos y un diccionario.

IMAGEN: Fotografía facilitada por TeadAVI de una reproducción de un dibujo que recrea el proceso de construcción de la capilla de Guanacache, en Mendoza (Argentina), en el siglo XVIII, incluido en la primera recopilación de estudios sobre arquitectura vernácula iberoamericana. EFE

FUENTE: http://www.canalpatrimonio.com/nace-una-red-para-el-estudio-conservacion-y-proyeccion-de-la-arquitectura-vernacula-iberoamericana/

Arquitectura Vernácula: Lenguaje Integrado a la Naturaleza

Por Juan José Santibáñez

Para los estudiantes de arquitectura, asomarse a la expresión vernácula puede ser un paso para comprender que la libertad viene de adentro. Una mente joven, fácilmente toma patrones de sus maestros, de su escuela, de los libros que el mercado le ofrece, y sin mayor reflexión, los toma como una verdad a seguir.

El comercio anuncia materiales, diseños industrializados, réplicas fieles repetidas por millones, que pierden el alma por ser imitaciones, estereotipando las expresiones de los jóvenes arquitectos. Las calles se convierten en pasarelas de formas, colores y texturas que protagonizan modas, sin la reflexión de que la modernidad tendría que ser la ciencia al servicio de la dignidad humana, adecuando el conocimiento, la tecnología y sus bondades, a la calidad de vida sin destruir el entorno natural y cultural.

Octavio Paz dice que la arquitectura es el testigo insobornable de la cultura, y en verdad es el mejor termómetro para darnos cuenta de cómo estamos, qué pensamos, qué pensamos, qué soñamos, qué pretendemos. Desgraciadamente basta con dar una vuelta, por las calles de las partes nuevas de la ciudad, para ver adopciones y maneras extranjeras que nos ha vendido el mercantilismo.

No sabemos reconocer y defender muestra herencia y por lo tanto somos incapaces de adecuar lo contemporáneo a nuestro legado, mucho menos al vernáculo, del cual para la mayoría de los habitantes, deslumbrados por el falso progreso, es despreciable.

La arquitectura vernácula del mundo es tan rica y variada como regiones hay en la tierra, porque nace con el sentido del lugar, en una metamorfosis del clima, geografía, sentimientos, costumbres y su sentir cotidiano. La particularidad del lugar le da magia a cada expresión, es un arte sin la conciencia de serlo; simplemente y sanamente, al elaborar sus espacios, brotaba espontáneamente su ser y su alma.

Es nuestra tarea aprender que antes de saber los procesos constructivos y técnicas innovadoras, tenemos que asimilar y desarrollar el amor a la tierra; a la cultura que nos vio nacer, al paisaje que nos envuelve, al aire que nos da aliento, a sentir el alma del mundo en el agua.

Durante abril tuvimos el primer acercamiento a estas experiencias, con la guía y compañía de Valeria Prieto, en la población de Tlacochahuaya. Ahí iniciamos el seminario de arquitectura vernácula, donde los jóvenes miraron con otros ojos las calles, casas y ambiente. Con criterios abiertos, reconocieron cuál es el valor de los materiales, de su expresión, de su composición, de sus procesos. Analizaron también por qué las formas de componer sus patios responden a sus costumbres, a su armonía, a su relación, y cómo el comercio desleal e ignorante, y algunas veces perverso, ha ganado voluntades.

Vemos con preocupación que todos los días se destruyen construcciones en la provincia, y no hay poder que lo pare. Dentro del seminario hubo un taller de fotografía para que los estudiantes elaboraran un registro de arquitectura vernácula en las ocho regiones del estado, y sembraran la semilla de sus propios valores en la juventud oaxaqueña.

Marcela Taboada nos ayudó en esta primera labor de conocer la cámara, nos llevó de la mano a encontrar las mejores fotografías. Analizamos con ella y junto con los estudiantes las imágenes de todos, escogimos las mejores y repasamos el valor de cada una para su comprensión.

Esperamos formar los equipos con algunos jóvenes en los próximos meses para recorrer ocho destinos, obteniendo con este ejercicio el material para un primer libro que será enriquecido con las conclusiones del seminario.

Durante el mes de junio, tuvimos el taller de bambú con los arquitectos Joao Caeiro y Fulvio Capurso, construimos un primer módulo para la unidad deportiva en San Pedro Apóstol, Ocotlán, en colaboración con el municipio del lugar y la organización internacional Arquitecture for Humanity. Seguiremos así, en los sábados de los meses siguientes, hasta octubre, en que nos encontraremos con gente de otras partes del país y del mundo.

Necesitamos fomentar procedimientos constructivos nuevos, con materiales naturales, resistentes y económicos. El bambú es uno de ellos. En nuestro país hay una especie nativa, Guadua Aculeada, la segunda más resistente del mundo, con mucho potencial para el futuro. Oaxaca tiene toda la capacidad para producir esta especie. Este material es de noble naturaleza porque puede crecer rápido, es resistente, de acabado natural, se tiene cosecha anual y no hay que quemar ninguna energía para producirlo.

Debemos admirar la historia real de nuestros abuelos, descubrir su arte, su sentir, su comunión con el entorno, su lenguaje integrado a la naturaleza, es decir, su expresión, nuestra herencia; agradecer sus esfuerzos viviendo sus legados como una historia viva en nosotros y por nosotros. No hay que ir a Harvard para aprender lo que hicieron los abuelos, ellos no fueron a la universidad y por cientos de años nos han dado lecciones de sustentabilidad.

Huajuapan, Oaxaca (1958). Arquitecto. Ha diseñado, entre otras edificiaciónes, la Biblioteca Infantil y la Universidad La Salle, en Oaxaca. arquitectosartesanos@hotmail.com El Jolgorio Cultural | Año 4 Núm. 39 Julio 2011 pag. 34 www.eljolgoriocultural.org.mx