CONVOCATORIA: ARK_MAGAZINE // PERÚ: DIVERSIDAD

ARK PERU-01

CONVOCATORIA //
ESPECIAL ARK_MAGAZINE
PERÚ: DIVERSIDAD

En concordancia con la visión internacional que se ha forjado a través de los años en nuestro proyecto editorial, identificamos la necesidad de profundizar en el análisis de las problemáticas patrimoniales en cada uno de los países que componen la llamada Latinoamérica. Es así que, acompañados por el antropólogo peruano Wilmer Mejia Carrion, inauguramos con el Perú esta serie de convocatorias dedicadas (por ahora) al continente americano.

El patrimonio peruano es muy vasto, tanto en lo cultural como lo natural, ninguna de las tres regiones del Perú: Costa, Sierra y Selva deja de tener un inmenso acervo cultural material e inmaterial, sin embargo, generalmente al Perú se lo asocia con los Incas, a través de Machu Picchu y las montañas, pero el PERÚ es mucho más que eso. Es por ello que, en este número especial de la revista ARK_MAGAZINE queremos hacer conocer lo diverso del país en todos los sentidos. Dentro de esta heterogeneidad de emociones, de texturas y de colores, se hace necesario abordar al patrimonio desde la DIVERSIDAD, pues, a pesar de todo este rico panorama, la reflexión sobre qué es el patrimonio cultural y natural, su patrimonialización e importancia, así como los diversos puntos de vista respecto a los proyectos, programas y sus resultados, son pocos.

Parte este número con una visión reflexiva de las problemáticas actuales sobre el patrimonio peruano para generar planteamientos críticos desde todas las posturas y disciplinas, bajo el marco de la «Diversidad», como eje y concepto de trabajo.

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#LasPrestadas: Reflexiones sobre el INAH de Luis Alberto López Wario.

Lopez Wario

Por Luis Alberto López Wario*

México, D. F. 7 de febrero de 2013

A LA COMUNIDAD DEL INAH:

Hace poco más de 74 años que se fundó el Instituto Nacional de Antropología e Historia, con una visión que privilegió el contendido social de su misión; a casi tres cuartos de siglo sus objetivos y fundamentos nacionales siguen vigentes, a pesar de los embates que ha sufrido esta noble institución.

En ese sentido, es que queda de manifiesto que no es con base en la labor de una sola persona y de su equipo de trabajo como se lograrán las ineludibles reformas que le resultan impostergables al INAH y que conduzcan por ende obtener su anhelada consolidación; es una labor necesariamente plural y que mire en beneficio de la colectividad nacional e institucional.

Es muy compleja y crítica la situación social mundial, nacional e institucional que se vive. En ese ámbito, el INAH puede aportar en la comprensión y mejora de las condiciones sociales; por ello, su participación reflexiva resulta ya inaplazable.

Aún sus detractores consideran que el INAH tiene valiosas facultades, que es poseedor de brillantes pasajes en su historia de investigación, protección, salvaguarda y difusión del patrimonio arqueológico, antropológico e histórico nacional, que cuenta con recursos, principalmente los humanos, de alta calidad y que tiene normas fundamentales que posibilitan su actuar.

Ante esto, tenemos el reto colectivo de definir tanto las prioridades como el impulsar los programas académicos y el establecer los criterios necesarios que hagan posible afrontar los retos que esta convulsa realidad nos ha impuesto. El INAH cuenta con los argumentos y experiencia necesarios para crear con base en principios líneas de trabajo muy bien definidas.

Es el tiempo del INAH y de su obra, no es el tiempo de la diatriba ni de la desconfianza; como personal de una valiosa institución debemos y podemos superar las descalificaciones a priori.

Lo que se requiere no es el apoyo a alguien en particular sino a esta noble institución que ha soportado incluso pésimas administraciones, las que fueron carentes de calidad académica y moral, ausentes del rumbo social y que incluso resultaron en exceso soberbias y dispendiosas.

Tal situación nos obliga a mantener la autocrítica institucional y personal, cumpliendo nuestros propios compromisos pues independientemente de quien sea el titular del INAH es nuestra responsabilidad individual y colectiva el realizar nuestras encomiendas de manera cotidiana, mirando siempre por el bien social e institucional, antes que el beneficio personal o de grupo.

Podemos otorgar el beneficio de la loable esperanza que generó el regreso del etnólogo Sergio Raúl Arroyo García a la Dirección General del INAH para poder discutir sus propuestas de trabajo, solicitando la definición explícita de principios y estrategias fundamentales en el orden académico, técnico y legal, con los que se intente y finalmente ojalá se logre recuperar el rumbo social de la institución.

* Investigador del INAH adscrito a la Dirección de Salvamento Arqueológico

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Fuente: RMA [http://remarq.ning.com/]

El adiós de Sergio Raúl Arroyo del INAH (2005)

teotihuacan wal-mart

México, D F, 11 de abril de 2005 (apro)- El etnólogo Sergio Raúl Arroyo se fue de la dirección del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) con el respaldo de algunas voces de la comunidad académica e intelectual a su gestión.

Lo calificaron como un buen director, defensor del patrimonio, y no faltó quien recordara que su antecesora, María Teresa Franco, llevó buena parte de su administración enmedio de la polémica por asuntos como la construcción de la Plaza Jaguares, en Teotihuacán.

Las voces de apoyo al etnólogo celebraron fundamentalmente que el ahora exdirector se opusiera a una reducción de presupuesto, así como al proyecto de ley general de cultura impulsado por el Consejo Nacional para la Cultura y las Artes (Conaculta), visto como una intentona para legitimar al organismo –creado en 1988 mediante decreto por el entonces presidente Carlos Salinas de Gortari– y controlar así a los institutos nacionales de Bellas Artes (INBA) e INAH.

Pero vale la pena recordar, en aras de un balance más equilibrado, que Arroyo tuvo también desaciertos y prefirió guardar silencio ante problemáticas que exigían una postura clara Unos cuantos casos son la muestra:

Él mismo ha contado que sus diferencias con Sari Bermúdez, titular del Conaculta (a las cuales atribuye su salida del Instituto), iniciaron cuando hacia enero de 2003 se revelaron las pretensiones del gobierno federal de regresar el edificio del exArxobispado a la Iglesia para la creación de un museo de arte sacro.

Cierto que el INAH no se pronunció en favor, pero tampoco en contra Su vocero Rubén Regnier dijo entonces a esta reportera que desconocían el proyecto y que el instituto no tenía nada que ver en ese asunto, porque se trataba de un inmueble que, pese a ser monumento, era propiedad de la Secretaría de Hacienda y Crédito Público.

A principios de 2001, casi recién llegado al puesto, Arroyo enfrentó una problemática ya frecuente: la autorización de una zona arqueológica o edificio histórico para la realización de espectáculos que no tienen relación alguna con la historia o sentido de los monumentos.

El caso concreto fue el ahora ya institucionalizado espectáculo en Tajín, Veracruz El INAH, según consignó la reportera Columba Vértiz en Proceso del 12 de febrero de 2001, no enfrentó el problema pese a que se habían delatado daños al patrimonio en la Cumbre Tajín 2000, sino como ha hecho en otras ocasiones, pretextó que es decisión del secretario de Educación Pública Arroyo dijo entonces:

“La autorización para estos eventos los da la SEP, nosotros tenemos que cumplir con la revisión técnica muy exhaustiva, revisar la parte legal, eso se somete también a consideración de la Consejería Jurídica de la SEP”.

También al inicio de su administración se dio la demolición del antiguo hotel Casino de la Selva en Cuernavaca, donde se construyeron dos megatiendas Comercial Mexicana y Costco El escritor y teólogo Javier Sicilia denunció en varias de sus columnas en la revista Proceso la existencia de vestigios arqueológicos en la zona Gualupita, asentada también en terrenos del exhotel El INAH no negó la existencia de los restos pero pretextó que “no eran importantes”, y dio luz verde a las construcciones.

En mayo de 2004 el mismo semanario dio a conocer un informe del Centro Internacional de Defensoría para el Ambiente y el Desarrollo (OmCED), organismo no gubernamental miembro del Consejo de la Tierra con sede en Costa Rica, sobre la destrucción en el Casino de la Selva, en el cual acusó de negligencia, omisiones y falta de voluntad política a las instituciones responsables de la salvaguarda del patrimonio.

Y aunque destacó una “cierta actitud crítica” en las delegaciones del INAH y la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales, señaló la falta de coordinación entre las diversas instancias gubernamentales, entre ellas el instituto y el Conaculta.

En junio de 2004 se inició otra polémica porque el gobierno de Tlaxcala iniciaba el proyecto de construcción del Museo de Arte de la entidad, en un inmueble histórico Miembros del Grupo Tlaxcala Pro Defensa y Conservación del Patrimonio Cultura, opuestos al proyecto, aseguraron en su momento que se trataba de un edificio del siglo XVI, y el INAH adujo que era del XIX.

Se solicitó a los arquitectos Óscar Sánchez Ramírez y Carlos Martínez Ortigoza, miembros del INAH, sendos dictámenes sobre la viabilidad del proyecto Los especialistas recomendaron que no se autorizara la construcción, pero tanto la delegación como la Coordinación Nacional de Monumentos Históricos del INAH decidieron aprobarla El museo se construyó y opera ya desde hace meses en el centro histórico de Tlaxcala.

Al INAH, durante la gestión de Arroyo, se le ha reconocido haber parado la construcción de un estacionamiento en la zona de monumentos históricos de la ciudad de Puebla o el haber presentado una querella contra la Minera San Xavier, que pretende explotar minerales en el pueblo de San Pedro en San Luis Potosí.

Pero también se ha señalado que el exfuncionario se fue sin haber resuelto un sinnúmero de robos de arte novohispano en templos de varios puntos del país, sin parar la venta de nichos funerarios también en templos propiedad de la nación, con la cual sólo la Iglesia se beneficia; sin aclarar del todo la construcción de la tienda de Wal-Mart en Teotihuacán En fin, la lista de pendientes es larga.

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Fuente: Revista Proceso [http://www.proceso.com.mx/?p=226346]

Sergio Raúl Arroyo será el director del INAH

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México, DF.- El etnólogo Sergio Raúl Arroyo García fue designado hoy como director general del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), en sustitución de Alfonso de María y Campos Castelló.

Arroyo García se ha desempeñado como director general y secretario técnico del INAH (2000-2005), además de haber sido titular del Centro Cultural Universitario Tlatelolco (CCUT), de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).

Originario de la Ciudad de México y egresado de la Escuela Nacional de Antropología e Historia, cursó el doctorado en Arte y Antropología en esa institución, además de impartir clases en distintas casas de estudios como la UNAM, la ENAH, la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM) y la Universidad Iberoamericana.

El autor del libro «Andrei Tarkovsky: tiempo sagrado, tiempo profano» ha ofrecido conferencias y cursos en la Universidad Complutense de Madrid, los museos La Pedrera de Barcelona y Guggenheim de Nueva York y Bilbao, lo mismo que en la Casa de las Américas en Madrid y el Museo Nacional de Antropología de México.

El glifo Cerro-Tepetl y su tránsito histórico

Por Ulises Valiente Argüelles.

Palabras clave: iconografía, epigrafía, criptografía, escritura glífica, glifo tepetl.

Este artículo amplía las dos cartas demostrativas que tenemos sobre la escritura pictográfica azteca-naua[1]. El fin es ampliar los conceptos con un glifo harto conocido, pero ahora agregaremos más contenido, sobre todo de la parte histórica y semántica. Tal vez por conocido se considere que es un glifo “fácil”, sobre el cual no hay mucho que agregar o comprender. Así demostraremos que hay un conjunto de conceptos anclados en las tradiciones culturales de los nauas y que consolidan las estructuras gráficas conocidas como escritura glífica. Su comprensión la llevará a integrarla a las grandes escrituras del mundo tratando en algún momento de que el interés mundial se equipare a lo sucedido con los egipcios.

El origen del glifo lo situamos en la cultura olmeca, estos los de Chalcatzinco, hoy en el estado de Morelos, dejaron su construcción básica grabada como petroglifos en el área. Podemos notar que en una división con ejes simétricos estamos hablando de las cuatro regiones en las cuales estaba dividida la tierra para los conceptos creacionistas del momento.

Podemos rastrear al menos cuatro glifos aquí: nube, lluvia, palabra-rugido y cueva. Ahora la pregunta siguiente es, ¿cuál es la razón de su construcción? Nos tendremos que remontar a la costumbre nahua que más contemporánea nos da indicios. Los nauas pensaban que una serpiente gigantesca se hundía y salía de la tierra y formaba promontorios con su cuerpo, de ahí nacen los cerros. Las cuevas eran las fauces del monstruo serpentino. Al promontorio le llamaron tepetl (con énfasis en la primera –e-), probablemente un superlativo y posesivo de tepo-, “gran roca”.

Imagen 1. Monumento 1 de Chalcatzingo, Morelos (izq.), un personaje de alto rango está dentro de la misma. Monumento 9 de la misma zona. En ambos, el glifo cueva de perfil y cueva de frente.

Se le asignó un color típico que le correspondía por naturaleza (azul turquesa en los bordes, verde medio alrededor del centro y verde oscuro en el centro), mientras este no cambiara se pronuncia así, tepetl. Solamente el cambio de color, tamaño, forma o la adición de otros glifos modificaba su pronunciación que entraba entonces en segundo lugar o como parte de una segunda lectura de acuerdo a las reglas gráficas descubiertas por Joaquín Galarza. El monstruo serpentino estaba encorvado y se sujetaba con sus fauces a la tierra (como lo indican los códices mixtecos en los árboles míticos). Mostraba por lo tanto su espinazo en la parte más alta y a los lados las costillas, esos pequeños rizos laterales y dispuestos en la parte media del mismo. La regla de la escritura naua marca que se podía agregar tres rizos más en la cima del espinazo pero este diseño no cambiaba la pronunciación y significado del mismo (a este concepto le denominamos variante no pertinente, ya que no afecta la lectura propia del glifo).

Imagen 2. Color típico y asignado por la tradición glífica. Der., variante no pertinente, códice Mendoza.

Imagen 3. Escritura naua, “oztotl”, izquierda de frente, derecha de perfil. Códice Mendoza.

Puesto que tenía fauces mostraba sus encías y se agrega en la base una franja roja y luego una amarilla, es decir, la más próxima a la base. Esta construcción glífica parte del diseño olmeca antes mencionado, no conocemos su nombre en idioma olmeca pero al menos sabemos conceptos y razones de un pueblo más contemporáneo lo que nos guía hacia el pasado.

Agregando más términos técnicos acumulados en 70 años de investigación glífica mexicana tenderemos dos áreas en el glifo, la parte superior y las encías. A estas dos áreas que pueden albergar glifos o cambiar de color y forma se les llamará “elementos recipientes” y a lo que contengan, “elementos contenido”

En la parte superior se pueden agregar glifos que iniciarán el conjunto de sonidos que desplazará nuestra pronunciación original y corresponde a las áreas marcadas con números…,

Imagen 4. Arriba., se lee “tliltepetl” y no tepetl.

es decir, la regla indica que sólo en esos lugares se colocarán glifos y afectarán la pronunciación para darnos un significado generalmente de valor toponímico, pero que indicará, flora, fauna o una costumbre presente en el mismo; también un color puede “invadir” toda el área superior y tomará el primer lugar en la pronunciación como se indica en la imagen 4. Esta es una regla que se llama regla gráfica y que equivale a la gramática de las lenguas indoeuropeas.

La escritura de los pueblos nauas se desarrolló hace mucho tiempo, milenios diríamos correctamente y, es el resultado de la influencia de diversos pueblos de México que querían guardar su memoria con escritura.

El glifo tepetl es muy abundante en las toponimias que describen los nombres de los pueblos antiguos de México. Por lo que revisar sus constancias gráficas y sus excepciones nos lleva por el camino del desciframiento de esta maravillosa escritura.

El siguiente pueblo que recibió esta construcción glífica fueron los mayas. En el códice Dresden, folio 58 (imagen 5, arriba.), el monstruo de la tierra tiene una cola de cuchillo de obsidiana con dientes, el glifo de Tezcatlipoca para los nauas. Está cabeza abajo, desciende al mundo oscuro y, su rostro son cuatro cerros dispuestos en cruz vertical con cuatro círculos en los intersticios (semejando sus ojos). Esta construcción corresponde a tepetl en su distribución a los cuatro rumbos. Los cerros están decorados en parte superior por una estrella atada a una banda. A la derecha, Tepeyolotl sale de una cueva en el códice mixteco Bodley (fol. 9).

Imagen 5

Muchos siglos más adelante el glifo tepetl se despliega en forma de abanico y forma un macizo montañoso con siete cavidades. Su construcción es muy bella y lo encontramos en el Mapa de Cuautinchan núm. 2., aquí se refrenda el concepto de oztotl-cueva, del verbo oztia “pare”, los nauas equiparaban la boca de la cueva al momento del nacimiento con los genitales femeninos en el momento del alumbramiento, pensaban que el vientre materno era una cueva y se abría para dar paso al recién nacido y también en las cuevas ancestrales, sus ascendientes eran paridos (nacían), de ahí la correcta traducción de Chicomoztoc como el “lugar de los siete linajes”.

La parte inferior se presenta también con modificaciones, a veces con una sola banda roja como en el lienzo de Xochimilco o con ondulaciones, las cuales pueden ser continuas o en forma de orla. Cada una indica una pronunciación extra que añade características al promontorio al que se refiere y que deben ser leídas generalmente al final de la toponimia, aclarando particularidades topográficas de los macizos montañosos.

Finalmente el cerro se puede alargar y representar una serranía (tepetzalan), como en el códice Kingsborough o hacerse alargado y plano y pronunciar la palabra ixtlauatl en nauatl, “planicie” como se señala en el códice mixteco Zouche-Nuttall.

Imagen 6. Izq., códice Kingsborough o Tepetlaoztoc. Entre dos cerros nevados, en una planicie, dos divinidades son descienden al mundo, una llamada 6 acatl y otra llamada 7 muerte (der.), los cerros se llaman el de la izquierda 7 pedernal y el otro 8 ollin.

Para concluir diremos que el glifo cerro, en base a las mínimas pruebas presentadas, ha transitado por varias culturas a nuestro saber y cada una le ha impreso sus características personales, pero no por eso ha dejado de tener un valor gráfico y semántico muy similar entre ellas; que podemos leer y entender al menos en nauatl para regocijo y orgullo de los que estudiamos la antigua manera de escribir del grupo azteca-naua. Este rastreamiento debe hacerse con todos los glifos posibles de los catálogos generados en la investigación por el Método de Comparación y Análisis Estadístico para tener una visión conceptual e histórica de la escritura en imágenes y colores.

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[1] No usamos la letra “h” para las palabras en nauatl. Los saltillos los indicamos con una comilla. Salvo lo indicado, los dibujos son del autor.

Ulises Valiente Argüelles nace en 1964 en Coatzacoalcos, Ver.; es criptógrafo de la escritura azteca-naua, fue alumno del Dr. Joaquín Galarza (†), dirige Seminario de Códices, A. C., centro de investigación en escritura tradicional indígena. cipactli64@yahoo.com

Enero 2012.

Bibliografía: Valiente, A. Ulises, “Método de Comparación y Análisis Estadístico”, inédito.

Galarza, Joaquín, “Tlacuiloa”, Ed. TAVA, México, D. F., 1996.

Foto de portada: http://www.panoramio.com/