#LasPrestadas: La construcción del muro de Trump pone en peligro 22 sitios arqueológicos.

Por Diego Ávila

Tan sólo en una sección de 18 km se han identificado 17 sitios arqueológicos en riesgo.

Una de las principales promesas de campaña del actual presidente de Estados Unidos, Donald Trump fue la de erigir un muro a lo largo de la frontera de México con el país norteamericano. Sin embargo, la construcción de la obra se ha encontrado con la oposición de numerosos grupos. Muchas voces se levantaron contra el proyecto, desde terratenientes texanos que no quien que se invada su propiedad, hasta ecologistas que buscan proteger el ecosistema y los flujos de los animales que ahí habitan.

Ahora ha surgido una corriente que proviene del mismo interior del gobierno estadounidense. Un reporte reciente, elaborado por el Servicio de Parques Nacionales de los Estados Unidos (una agencia del Departamento del Interior), advirtió que las obras para construir una sección del muro dentro de la reserva natural de Organ Pipe Cactus National Monument, en Arizona, podrían dañar (e incluso destruir) hasta 22 sitios arqueológicos.

Los tesoros milenarios del desierto de Arizona

El parque nacional Organ Pipe Cactus National es una reserva de la biosfera al suroeste de Phoenix y ocupa un área de casi 134,000 hectáreas. Además, está rodeado por otros dos territorios protegidos: la Reserva Tohono O’odham y el Refugio Nacional de Vida Silvestre de Cabeza Prieta; todos colindantes con la frontera norte de nuestro país. Si bien actualmente hay una barrera para vehículos de un metro y medio de altura, se planea convertirla en un muro de acero de casi diez metros con una cimentación de concreto de entre uno y tres metros de profundidad.

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Aunque los investigadores y arqueólogos no han tenido tiempo de evaluar toda el área potencialmente afectada, se han identificado 17 sitios arqueológicos en riesgo tan sólo en un trayecto de 18 km dentro del Parque Nacional. De hecho, al menos una docena de tribus y grupos indígenas habitan (o han habitado) esta región en el desierto de Sonora desde antes que México y Estados Unidos siquiera existieran.

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Aunque la mayoría de dichas culturas llevaba un estilo de vida nómada, los antiguos moradores dejaron a su paso herramientas talladas en piedra, tepalcates y otros artefactos que se han conservado extremadamente bien gracias al clima árido de la zona. Sin embargo, los vehículos todo terreno que utiliza la patrulla migratoria ha dañado algunos de los yacimientos arqueológicos.

16 mil años de migración

Aunque hoy en día la atención recae sobre los migrantes que buscan atravesar el desierto y burlar a la policía fronteriza, se calcula que la región ha estado habitada desde hace 16 mil años y alberga rutas prehispánicas de migración y comercio. De entre ellas, probablemente la más importante fue la Old Salt Trail.

La Old Salt Trail (o ruta vieja de la sal) fue una vía a través de la cual los pueblos indígenas recorrían el desierto de Sonora y comerciaban bienes como obsidiana, conchas marinas y, por supuesto, sal. Los misioneros y exploradores españoles en el siglo XVI siguieron este camino gracias a que brindaba acceso al oasis de los manantiales de Quitobaquito, y se convirtió en una de las rutas de colonización más importantes para esta región de Norteamérica.

Patrimonio vs política

Sin importar las alertas sobre el daño a estos yacimientos arqueológicos, la construcción del muro en esta parte de Arizona comenzó en agosto de 2019, en parte porque es un territorio  de propiedad federal sin muchos obstáculos para la obra y porque es mucho más estable que el suelo húmedo a las orillas del Río Grande. Más aún, la edificación se han acelerado porque se busca tener una sección de 800 km para el otoño del 2020, justo antes de las elecciones presidenciales que tendrán lugar el 3 de noviembre de ese año.

Pese a que durante los trabajos siempre hay un arqueólogo supervisando, las labores de excavación toman mucho tiempo. De esta manera, el uso de la maquinaria pesada necesaria podría destruir muchos yacimientos prehispánicos antes de que siquiera puedan ser estudiados. Aunado a eso, existe una advertencia de que incluso los antiguos manantiales de Quitobaquito (que se encuentran a 60 metros de la frontera) podrían secarse si se decide usar su agua para mezclar el concreto que necesita la cimentación del muro.

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Si bien aún no inician los trabajos en la zona de Quitobaquito y las autoridades de Organ Pipe Cactus National Monument han reportado estar en conversaciones con los constructores, los planes no han sido alterados.

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El reporte del Servicio de Parques Nacionales consta de 123 páginas y fue obtenido por el Washington Post; puede ser consultado aquí.

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Este artículo fue publicado originalmente en: Travesías, aquí.

LasPrestadas: “La apropiación cultural es el robo colonial que activa una herida histórica”.

Por

La socióloga y activista Iki Yos Piña Narváez quita del centro de la discusión a Rosalía y politiza este debate de moda situándolo en un contexto histórico, como una práctica colonial heredada que repite por los siglos de los siglos, por ejemplo con la creación de museos antropológicos.

Foto realizada en el contexto de la exposición 'Devuélvanos el oro'./ Colectivo Ayllu

La apropiación cultural es un debate en auge. Surge como tópico insistente tanto en los contextos mainstream, con peleas superviralizadas y llegadas hasta el absurdo, a los contextos de activismo transfeministas y antirracistas más cercanos. Aparece a veces como señalamiento importante, necesario y otras parece un círculo vicioso donde nadie está a salvo. En las redes sociales las prácticas culturales más controvertidas debaten sobre los géneros musicales, videoclips, moda, vestuario, peinados, objetos que históricamente pertenecen a culturas subalternizadas y hoy suman índices de ventas, likes o singularidad cool.

Entrevistamos a Iki Yos Piña Narváez, socióloga, artista, activista antirracista. Dialogamos a partir del Ciclo de debates en la Facultad de Filosofia UCM, en Madrid, “Apropiación Cultural”, de la que fue parte. En esta entrevista, Iki Yos complejiza el debate del apropiacionismo en el marco de una lucha antirracista situada, preguntándose en el contexto específico del Estado español, como cuerpa racializada y migrante de una excolonia. Iki Yos nos ofrece una lectura politizada sobre el fenómeno donde articula la apropiación cultural en términos de “robo colonial que activa una herida histórica”.

La apropiación cultural emplea las operaciones coloniales de inferiorización, exotización, fetichización e hipersexualización, violencia, desaparición y exterminio con fines extractivistas

Piña sostiene que fueron los museos de arte y de ciencias naturales, antropológicos, o de las culturas del mundo los que inauguraron esta tendencia de despolitizar los valores tradiciones de las culturas, asimilarlos y enriquecerse a costa del patrimonio colonial. Desde esta lectura, la apropiación cultural es la continuidad de la práctica colonial por excelencia y con las mismas operaciones de inferiorización, exotización, fetichización e hipersexualización, violencia, desaparición y exterminio con fines extractivistas que desde el comienzo los museos ha ejercido sobre naciones, pueblos y comunidades enteras marginalizadas.

Yos trabaja con el colectivo Ayllu, con el que realizó la exhibición “Devuélvannos el oro” en Matadero, Madrid, donde interpelan directamente con ese grito de rabia de nuestro continente, Abya Yala. De “Devuélvanos el oro. Cosmovisiones perversas y acciones anticoloniales” resultó también una publicación, en la que se escribe: “El grito que muestra que estamos vivos, que hemos sobrevivido, es un grito de dolor desde nuestra aún no cicatrizada herida colonial”

Hablamos con Iki Yos sobre la apropiación cultural, la rabia, el dolor, la fragilidad blanca y la responsabilidades políticas del Estado español del permanente negacionismo.

¿Cómo definirías la idea de “apropiación cultural”?

Hablar de apropiación cultural en términos generales, por el discurso que circula en redes sociales y millennial crew, (que me incluye), supone que un grupo social dominante toma elementos, prácticas, patrimonio material o simbólico de otro grupo subalternizado.

Hasta ahí estamos todas de acuerdo…

Sí, pero esta definición es bastante simple y supone que el acto de “tomar elementos de otras culturas” no es un explícito ejercicio de violencia, supone que existe una cultura hegemónica per se, es decir, “naturalmente es hegemónica” y que esa hegemonía no se construyó a partir de la subalternización o dominación de otras culturas. Entonces, a partir de esto, siento que sería mejor hablar de robo colonial.

Iki Yos Piña: “Las personas blancas nos demandan pedagogía y que les digamos qué hacer en vez de tener un compromiso político con la reparación efectiva”

¿Qué significa esto?

Siento que hablar de apropiación cultural o robo colonial puede abrir brechas para debatir y hacer circular la idea, que creo importante, de la responsabilidad histórica en los procesos de colonización que tienen la Europa blanca y sus naciones asesinas. Tengo que reconocer que esta discusión tiene muchas dimensiones y una de ella es la dimensión moral del everyday [día a día] donde lxs blancxs descendientes, herederxs del robo colonial, se preguntan si llevar trenzas, usar septum o henna en su cuerpo, tomar ayahuasca, tener un grupo de reguetón  es “apropiación cultural” (nótese las comillas) y esto solo aterriza la discusión en función de la white fragility [fragilidad blanca] que siempre quiere lavar su conciencia y buscar ser buenas personas.

“Nuestra herida sigue sangrando ante los objetos, piezas y dioses robados. De ahí la fantasía de asaltar los museos europeos y recuperar lo robado”

Se vuelve un debate moral y personal infructuoso…

Sí, ese tipo de preocupaciones queda en el plano del antirracismo moral. Y también, nos lleva a esa pedagogía que siempre demandan las personas blancas sólo para poder cómodamente poner su cabeza blanca en la almohada a la hora de dormir y decir “¡uuf, no soy racista!”. Esa discusión es bastante pantanosa y me cansa andar por allí, aunque a veces también es necesario tensionar en este terreno.

Pero, por otro lado, decías, permite hablar de responsabilidad histórica…

Yes, baby, creo que la discusión del robo colonial o apropiación cultural habilita la posibilidad de hablar de reparación histórica por parte de las grandes potencias extractivistas de objetos culturales que están siendo capitalizados en los museos europeos.

¿Entonces crees que es una cuestión potente para la lucha antirracista y anticolonial?

Siento que desde la lucha anticolonial -y no lo digo desde ningún lugar de autoridad, sino desde mi torpeza quizás, el activismo y algunas discusiones con otrxs amigxs activistas – es posible partir del robo colonial que hizo y que constantemente Europa sigue haciendo para sostenerse. En la exposición “Devuélvannos el oro” participó una amiga artista, trans, afrodescendiente, Jota Mombaça, quien realizó una performance en el Museo de América en Madrid, depósito de los robos y apropiación del Reino de España a nuestros territorios, y escribía con su sangre una camisa amarilla la siguiente frase: “España no existe sin Robo Colonial”. Es un gesto para evidenciar que nuestra herida sigue sangrando ante los objetos, piezas y dioses robados. Y en el marco de esa exposición reflexionaba sobre la “fantasía de asaltar el museo”. Asaltar los museos europeos y recuperar lo robado. La devolución y la reparación son responsabilidad de los Estados europeos.

Foto: Colectivo Ayllu

Hay mucha investigaciones sobre la violencia que albergan los museos…

Sí, mira, revisando a gente de la diáspora que quizás  también vive con esta furia ante el robo colonial, maquillado como apropiación, leí un texto, “Reclaiming Nefertiti”, de la pensadora afroalemana Fatima El-Tayeb, que me gusta mucho.  Relata el reclamo que había hecho Egipto desde 1925 al Gobierno alemán para recuperar la valiosa escultura. El Gobierno alemán intenta justificar su extracción al decir que la  Nefertiti pertenece al mundo. Cuando Alemania rechazó la solicitud de Egipto por última vez en 2011, el subsecretario de Cultura declaró: “El arte es parte de la herencia humana universal y, dondequiera que esté, debería estar al alcance de tanta gente como sea posible”.

Este es un argumento recurrente de las instituciones, como si el poder concentrado en unas salas de museos europeas fuera de acceso libre y democrático. Con ese fin, es bueno tener miles de cuerpos clasificados, objetos sagrados, y toda nuestra historia negada para nosotras pero disponible como su patrimonio. Consideran los museos como ese espacio de acceso a las culturas del mundo al que cualquiera puede acceder…

Cuando realizamos la exposición “Devuélvannos el Oro” muchos de los diálogos con instituciones patrimoniales, museísticas partían de esta resistencia al reconocer la responsabilidad histórica de España con el colonialismo, el robo y la esclavitud. Y actualmente, solo por mencionar una institución, la colección del Museo de América está formada por más de 25.000 objetos de nuestros territorios. De hecho la negación colonial pasa por considerar que los territorios colonizados fuimos, somos, originariamente colonias, nacimos como territorios virreinales y, por lo tanto, todo, absolutamente todo lo que está en esos territorio le pertenece a España. Que el Museo de América, con su colección extraída, robada, apropiada de nuestros territorios siga generando plusvalía de nuestra historia, de nuestra memoria, además de doloroso, forma parte de la estrategia de la supremacía blanca española de producir sistemáticamente la amnesia colonial como parte del ejercicio de poder.

“Que el Museo de América, con su colección extraída/robada/apropiada de nuestros territorios siga generando plusvalía, forma parte de la estrategia de la supremacía blanca española de producir amnesia colonial”

“Robo colonial”, “Devuélvanos el oro” o “Paguen y reparen” son frases que generan mucha resistencia…

Generalmente las personas blancas nos llaman ofendidas cuando evidenciamos y marcamos el robo, uso y abuso de elementos culturales ajenos a su cultura blanca-europea. También esa discusión es un espacio disputa porque es el everyday donde se activa el dolor de la herida colonial. Una lectura simplista que dan los blanco-europeos cuando decimos “paguen y reparen”, es que entienden esa reparación sólo en clave monetaria y no consideran desde su “racionalidad” los sentidos espirituales, ancestrales y simbólicos que tienen los objetos extraídos -robados -apropiados y que están encerrados en sus instituciones del saqueo colonial. Y estos múltiples sentidos de los objetos apropiados -usados por la supremacía blanca van desde las colecciones que capitalizan los museos españoles, una linda dashiki que lleve un blanco que trajo en unos de sus viajes a África o una hamburguesa de quinua vendida en un bar gentrificador, bandera del green-veggie-capitalism [capitalismo-verde-vegano].

¿Pero por qué aquí en el Estado español cuando hablamos de apropiación cultural es tan difícil que se entienda o empatice con las heridas, o los dolores, que provocan los regímenes (neo) coloniales?

Siento que se activa la fragilidad blanca y un derrame de white tears [lágrimas blancas]. La negación constante del lugar histórico que tiene un cuerpo blanco heredero del robo colonial y beneficiario de éste. Esta negación anula la discusión. Evidentemente soy, somos, señaladas de violentas, sensibles, ofendidas, al marcar la posición de poder de los cuerpos que practican la apropiación cultural. Y esto va en distintas escalas: la negación de los blancos progres de izquierdas que fetichizan-exotizan ritmos caribeños, de Abya Yala y montan su bandita de electrocumbia, trap, para capitalizarlo sin darse cuenta de que eso es uso de su poderío blanco históricamente extractivista y que la exotización también es racismo. Por otra parte, está la negación institucionalizada, hecha política pública.

Negación personal e institucional, pero también esta afirmación: “Soy blanca, qué querés que haga”…

Por eso decía antes que se nos demanda pedagogía y que les digamos qué hacer en vez de tener un compromiso político con la reparación efectiva. A veces nos ven como cuatro locas rabiosas e histéricas denunciando racismo y apropiación colonial. Y sí, tenemos una furia histórica.

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Este artículo apareció originalmente en Pikara Magazine, aquí.

ARK_EDITORIAL // ¡YA SALIÓ DE LA CAJA! //

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Finalmente estamos listos para contarles la primera gran sorpresa que les teníamos guardada para este año, pues resulta que nos ha llegado de la imprenta el primer lote de libros que desarrollamos como firma editorial. Con el título que a continuación les presentamos se abre una nueva etapa de nuestro proyecto, pionero en su tipo desde hace varios años y que a partir de esta fecha se caracterizará además por la investigación y edición de materiales originales en papel dedicados a los temas derivados de las reflexiones e inquietudes que durante años hemos venido trabajando, constituyéndonos así como un sello editorial independiente: ARK_EDITORIAL, especializado en el Patrimonio Cultural en México y el mundo. Comenzamos este andar con el libro:

«CORRE Y SE VA… LOTERÍA HUAMUXTECA» De JUAN REYNOL BIBIANO TONCHEZ, JORGE CERVANTES MARTÍNEZ y ANTONIO HERMOSILLO WORLEY;

Un estudio etno[gráfico] que sus autores realizaron en la localidad de Huamuxtitlán en la región de la montaña de Guerrero en México. En este lugar, hasta hace no mucho, se jugaba desde principios del siglo XX una variante muy particular de la tradicional «Lotería mexicana». Las implicaciones culturales y sociales de este juego son abordadas por los autores en este documento que privilegia el registro gráfico de un patrimonio que desapareció, tristemente, poco antes de terminar la impresión de este libro, el cuál se ha llevado un largo camino de preparación pero quedamos muy satisfechos con el resultado. En acompañamiento de la valiosa labor de investigación contenida en sus páginas, conseguimos obtener un producto editorial muy bien cuidado, con una profusión de fotografías a color, en un formato horizontal excelente para la portabilidad, encuadernado Hot Melt y cubiertas en papel opalina de alto gramaje. Incluimos, además, enlaces multimedia que enriquecerán la experiencia de lectura.

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Si desean obtener un ejemplar pueden comunicarse por mensaje directo o escribir a arkeopatias@gmail.com con el asunto: QUIERO MI LIBRO. Tenemos un tiraje de colección, así que no dejen pasar mucho tiempo.// IMPORTANTE: Con su compra nos ayudan a solventar los gastos que conlleva la donación y entrega de ejemplares en las bibliotecas y comunidades de la montaña guerrerense.// Será un placer para nosotros que sean los primeros en tener consigo uno de nuestros libros.

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DE LA CASA #128: FOTOGRAMETRÍA 2.0: SUS POSIBILIDADES DE ESTUDIO IN SITU EN UNA EXCAVACIÓN ARQUEOLÓGICA CON LA APP LIBRE FYUSE© / DPV.

Por Dario Pérez Vidal

Las nuevas técnicas de documentación aplicadas al patrimonio evolucionan a pasos agigantados y de una manera frenética. De hecho, hace unos años atrás era impensable recrear modelados e impresiones 3D de objetos arqueológicos y disponerlos con realidad virtual para experimentarlos.

Apenas con la aparición de la fotografía digital, fueron evolucionando nuevos programas y aplicaciones auxiliares que permitían complementar esta técnica buscando nuevos objetivos, y con ello, utilizando nuevos conceptos.

Con esto llegamos a presentar la fotogrametría digital, pero, ¿qué es la fotogrametría digital? A grandes rasgos, es un conjunto de técnicas que, mediante una cámara fotográfica, permiten deducir una proyección cónica de la imagen, sus dimensiones y la ubicación de una zona.

Ésta tiene su origen en el mundo de la fotografía aérea en donde se utilizaba para representar la geografía de una forma estereoscópica. Con la aparición de la fotografía digital la información pudo ser obtenida de forma masiva y gracias a la potencia de los ordenadores actuales fue posible, mediante algoritmos fotogramétricos, obtener modelos 3D muy fiables tanto de elementos muebles como inmuebles. En la actualidad es una herramienta básica en el patrimonio para su documentación y en Arqueología para la obtención de modelos digitales del terreno (MDT) o levantamientos 3D.

A este respecto, venimos a presentar la aplicación (app) Fyuse[1]. Esta es la carta de presentación propia de la aplicación: “Fyuse es una aplicación de fotografía espacial que permite capturar el espacio, no el tiempo, en imágenes 3D interactivas. Solo tienes que inclinar tu teléfono o deslizar las imágenes para crear “fyuses” y ver tus momentos desde distintos ángulos […]”.

El caso es que dicha aplicación, y en relación con lo que decíamos anteriormente, utiliza un mecanismo muy similar al de la fotogrametría digital que se aplica en el patrimonio, aunque muchísimo más simplificado. Genera y lanza nubes de puntos (Figura 1), cuyos algoritmos matemáticos dibujan y sitúan la pieza fotografiada en un espacio 3D simulado. Una vez hecho esto, el modelado se queda guardado en tu móvil, y permite el visionado 3D con el simple giro de muñeca, haciendo una simulación del giro orbital natural que se haría para contemplarlo.

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Figura 1.- Proceso del renderizado de las nubes de puntos para la creación del modelo 3D en Fyuse.

Haciendo un ejercicio de abstracción entenderemos esta secuencia (Figura 2) como una fotografía 3D tomada con Fyuse. Con voltear o ladear ligeramente el móvil se activa la tercera dimensión y la imagen cobra vida por si sola. Después del renderizado de la malla tridimensional o nube de puntos puedes observar plenamente el objeto desde todas las perspectivas que hayas tomado (aunque esta vez hemos tomado un recorrido de solo 180° por estar restringidos materialmente).

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Figura 2.- Simulación del visionado final del modelo 3D generado por la aplicación Fyuse.

¿Qué nos puede aportar una aplicación así? De entre las posibilidades que nos facilita ponemos en relieve el entendimiento rápido e in situ del objeto, con la facilidad y velocidad de exportación casi al momento de su extracción en campo. Esta mejor inteligibilidad proporciona un conocimiento más completo a priori del objeto o estructura fotografiada, sin la necesidad de hacer un proceso fotogramétrico completo. Además la posibilidad de recreación de estas aplicaciones proporciona un visionado en 3D consultable en cualquier momento mediante la vista en tu teléfono móvil personal, con todas las posibilidades difusivas que entraña, fuera de tener que encontrarse frente a frente con la pieza.

La resolución y detalle son bastante decentes, se puede revisar la fotografía desde todos los puntos de vista observando su totalidad volumétrica, aunque claro está que al tratarse de una técnica aparentemente auxiliar y de inmediata ejecución en el entorno de excavación, dista mucho de acercarse a los grandes resultados de la técnica fotogramétrica completa.

Cerramos abogando que la difusión del patrimonio a través de las nuevas tecnologías proporciona un recurso de valor añadido, sobre todo en lo referente a modelos 3D, tanto a los profesionales, docentes, estudiantes y visitantes. Por una parte porque, a través de modelos 3D, se pueden observar detalles espaciales que no se alcanzan a ver en fotografías y, por otro, ya que pueden servir de base a reconstrucciones de los mismos. Así, el patrimonio, si bien inicialmente fue promocionado en Internet usando fotografía e información textual, cada vez más es complementado por elementos virtuales basados en reconstrucciones 3D. Además, los avances en lo referente a la potencia gráfica en ordenadores, móviles y tabletas ha hecho realidad la implementación de herramientas y aplicaciones 3D en dispositivos a los que gran cantidad de usuarios tienen acceso. A estudiantes, científicos e incluso turistas o excursionistas se les puede ofrecer de una forma más comprensible y abierta la interpretación de los restos arqueológicos.

El enorme abanico de posibilidades que nos disponen las nuevas tecnologías, ya se ponen a nuestro alcance de una manera más directa y personal, gracias a las aplicaciones descargables y gratuitas que encontramos en las plataformas de Google Play o App Store. Todo un surtido de app’s, con una infinidad de características que en este caso concreto, nos permiten una digitalización más que útil de nuestros propósitos de documentar el patrimonio de una manera sencilla y casi inmediata. Parece que los tiempos de trabajo póstumo en laboratorios y despachos se alejan cada vez más de este ámbito, por lo que entre otras cosas, la excusa típica de “no sé dibujar” cada vez pierde más sentido. La tecnología evoluciona, existe, y está a nuestro alcance sin coste; hay que tener voluntad de experimentar con las nuevas herramientas de las que disponemos.

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Sobre el autor: (Valencia, España – 1996). Egresado en el Grado de Historia por la Universitat de València (España). Actualmente estudiante del Grado de Historia del Arte en la misma universidad. Se encuentra cursando estudios en la Universidad Autónoma del Estado de México mediante la beca Programa Internacional en la Licenciatura de Arqueología. Su principal línea de investigación es la arqueológica y patrimonial, en especial de las sociedades prerromanas de la Península Ibérica. En la Comunidad Valenciana (España) ha formado parte de varios equipos de excavación en distintos sitios arqueológicos de los que destacamos La Pobla d’Ifach (Calpe), El Tossal de la Malladeta (Vilajoyosa) y El Pico de los Ajos (Yátova).// Contacto: dario_yyy@hotmail.com

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Notas: [1] Para más información consultar la web del program: https://fyu.se

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ArKeopatías opera bajo una licencia Creative Commons Reconocimiento – NoComercial – Compartir Igual 4.0 Internacional License, por lo que agradecemos citar la fuente de este artículo como: Proyecto ArKeopatías./ “Textos De La Casa #128″. México 2019. https://arkeopatias.wordpress.com/ en línea (fecha de consulta).

DE LA CASA #126: AMORES PREHISPÁNICOS Y RESISTENCIA SOCIAL: RESIGNIFICACIÓN DE LA ZONA ARQUEOLÓGICA DE TEPETZINGO Y HUAUTEPEC, ATENCO / ESS.

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Por: Ernesto Sánchez Sánchez

Los pequeños cerros de Tepetzinco y Huautepec (a veces llamado Coatepec), ubicados en el municipio de Atenco, han sido revalorizados tras las circunstancias relacionadas a la construcción de un aeropuerto en la zona (2001) y en el lecho del lago de Texcoco (2014). El conflicto por la construcción de un nuevo aeropuerto para la Ciudad de México ha necesitado la creación de símbolos de cohesión entre quienes defienden su cancelación, lo que explica el renacido interés local en conservar los vestigios arqueológicos que contienen.

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Las elevaciones tienen una altura de entre 9 y 13 metros, son de origen volcánico y se encuentran dentro de lo que fuera la planicie lacustre de Texcoco. Están en terrenos pertenecientes a los ejidos de San Cristóbal Nexquipayac y San Salvador Atenco. El conjunto está formado por los dos cerros y un montículo menor ubicado al sur de Huautepec, todos se comunican por calzadas (Fournier, 2006), diques (Cruces, 2014) o acueductos/diques (Manzanilla y Pacheco, 1997). Miden 2.50 metros de ancho y de 1.50 a 2 de profundidad, hechos de tierra y tezontle recubiertos por gruesas capas de estuco, similares a las estructuras que se pueden apreciar en los sistemas hidráulicos prehispánicos de la montaña de Texcoco. El lugar se conecta con el poblado de Nexquipayac mediante una calzada que se extiende, al menos, hasta el poblado de Santa Isabel Ixtapan (Coronel, 2016).

En Tepetzinco y Huautepec, además de los restos de una estructura cuadrangular en sus cimas, se encuentran petrograbados antropomorfos y geométricos, que quizá estén ligados a la observación astronómica y el culto al agua. En Huautepec existe además una talla que el imaginario popular ha denominado “Trono de Nezahualcóyotl”, sin embargo, más que el asiento del señor de Texcoco podría ser un punto de control del tráfico de navegación (Manzanilla et al., 2016).

Recorridos de superficie han encontrado cerámica del epiclásico y el posclásico (Parsons, 2008) aunque existe la posibilidad de ocupaciones más antiguas, esto basado en petrograbados (Manzanilla et al., 2016). Pasada la conquista del centro de México, el sitio se siguió utilizando, fundándose el poblado de San Francisco Tepetzinco, cuya existencia fue breve. Según testimonios del siglo XX, los terrenos adyacentes fueron de labor y recreación para la población local.

Los hechos relacionados a Nezahualcóyotl, señor de Texcoco, durante la época prehispánica fueron los que construyeron la importancia del sitio a través del tiempo. Las crónicas de Fernando de Alva Ixtlilxóchitl hacen mención del lugar en tres ocasiones: para incluirlo en la lista de los palacios, recreaciones o jardines de Nezahualcóyotl; para mencionar que ahí fue donde Hernando Ixtlilxóchitl decide entregar a su hermano Cacamatzin a los españoles tras saber sus intenciones de liberar a Moctezuma Xocoyotzin; y para mencionar los amores de Nezahualcóyotl, que es el episodio al que más detalles dedica. Nos dice que tras una visita al señor de Tepexpan y ver a su esposa (Azcalxochitl), el señor de Texcoco quedó perdidamente enamorado de ella, pero no podía consumar su amor por ser la mujer de un buen amigo (según las fuentes históricas, Cuacuahtzin, el señor de Tepexpan, tenía gustos similares a los de Nezahualcóyotl), esta situación lo ofuscó al grado de urdir un plan donde mandaría a su amigo a una batalla de la que no regresaría, dejando viuda a su mujer. Sin ese obstáculo, decidió cortejar a Azcalxochitl y le indicó que siguiera, por una calzada, la peregrinación que acompañaba el traslado hacia Tepetzinco de una gran piedra que se encontraba en el cerro de Chiconautla, así nadie sospecharía que Nezahualcóyotl la estaría esperando.

En este relato se aprecia un paralelismo con la historia bíblica del rey David (Velazco, 1999), lo que hace pensar que fue una de las licencias poéticas de Fernando de Alva Ixtlilxóchitl para agradar a oídos españoles, sin embargo, el corpus de las descripciones concuerda en general con los datos arqueológicos y aporta información sobre su contexto.

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El otro episodio que ha marcado el lugar es reciente y por lo tanto se desconoce sus alcances en la memoria colectiva, pero hasta el momento se mantiene vigente. Los conflictos por la construcción de un nuevo aeropuerto para la Ciudad de México han modificado el sentido y uso de la zona, Tepetzinco y Huautepec sirven a las personas opositoras del aeropuerto como punto de observación y vigilancia para proteger su territorio, resguardo ante los enfrentamientos físicos y centro de divulgación (Romanetti, 2016). Para esto último se realiza desde el año 2013 una ceremonia en el marco del movimiento solar hacía el cénit, donde una mezcla de grupos de mexicanidad, de oposición al aeropuerto y turistas, conviven tejiendo el puente entre su significado simbólico como parte de las antiguas posesiones de un gobernante justo y su búsqueda de justicia en la actualidad.

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Bibliografía

Alva Ixtlilxóchitl, Fernando de. Obras Históricas. Instituto de Investigaciones Históricas UNAM. México, 1997.

Coronel Sánchez, Gustavo. “Historia y arqueología en las narraciones de Alva Ixtlilxóchiltl” en Historias Asombrosas del Acolhuacan, número 4, 2016.

Cruces Carbajal, Ramón. Tepetzinco, jardín prehispánico de Nezahualcóyotl. Libros Artesanales-Historia de México. México, 2014.

Fournier, Patricia. “Arqueología de los caminos prehispánicos y coloniales”, en Arqueología Mexicana, número 81, volumen XIV, 2006.

Manzanilla López, Rubén et al. “Aplicación de SIG en el análisis del arte rupestre. El caso de los cerros Huatepec y Tepetzingo en Atenco, México”, en XIII Conferencia internacional Antropología 2016, Instituto Cubano de Antropología, La Habana, Cuba, edición en CD-ROM.

Manzanilla López, Rubén y Adán Pacheco Benítez. Informe técnico de campo del Programa de prospección y rescate arqueológico durante la introducción de Fibra Óptica en la ruta carretera Pachuca. Puebla ICA-AVANTEL, INAH/Dirección de Salvamento Arqueológico, México, 1997.

Parsons, Jeffrey. Patrones de asentamientos prehispánicos en la región de Texcoco, México. Universidad Autónoma Chapingo. 2008

Ramonetti Liceaga, Ariadna. “(Re)inventar la tradición: Actos políticos de resistencia y significaciones rituales en la región de Atenco, estado de México” en Revista Textual, número 68, 2016.

Velazco Salvador. “Historiografía y etnicidad en el México Colonial: Fernando de Alva Ixtlilxóchitl, Diego Muñoz Camargo y Hernando Alvarado Tezozomoc”, en revista Mesoamérica, número 38, 1999.

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Sobre el autor: (Ciudad de México – 1985). Estudió Economía en la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM). Dirige el Proyecto Texcoco en el Tiempo y la revista de leyendas e historia local Historias Asombrosas del Acolhuacan.

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Fotografías cortesía de Carlos Alberto Padilla

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ArKeopatías opera bajo una licencia Creative Commons Reconocimiento – NoComercial – Compartir Igual 4.0 Internacional License, por lo que agradecemos citar la fuente de este artículo como: Proyecto ArKeopatías./ “Textos De La Casa #126″. México 2018. https://arkeopatias.wordpress.com/ en línea (fecha de consulta).