I. Introducción
Desde hace aproximadamente 2.3 millones de años antes del presente el homo habilis superó el limitado lenguaje de señas y gruñidos de su antropoide antecesor, el Australopithecus.
El australopiteco usaba un protolenguaje o sistema de representación primario, es decir, una serie de mensajes básicos para la supervivencia, desde luego teniendo a un semejante como receptor del mensaje que trasmitía conceptos básicos: auxilio, presa, al ataque, cortejo, comida[i]. Mensajes expresado mediante gruñidos y señas simples sin esquema gramatical o sintáctico complejo. Un sistema de alertas e instrucciones básicas para el funcionamiento gregario.
Junto con las habilidades tecnológicas el Australopithecus fue evolucionando hasta convertirse en el homo habilis que a la par de la mejora de herramientas, fue generando un código léxico-gramatical, es decir un sistema de segunda articulación.
Este sistema de segunda articulación adicionaba al lenguaje conceptos, de entes reales, como nombres para la flora y la fauna; nombres de los astros, de los accidentes geográficos, de los fenómenos naturales y los nombres propios[ii]; pero también conceptos abstractos como los espíritus, los dioses, otros seres sobre naturales; y otros conceptos abstractos como la amistad, la banda[iii], la filiación, la sumisión y el poder.
Estos últimos conceptos abstractos no tenían representación en la naturaleza, un australopiteco podía distinguir al jefe de su banda, al más poderoso pero no podía distinguir al cabecilla de otra banda y podía enfrentarse innecesariamente con un sujeto que le aventajara físicamente; tampoco podría distinguir las mujeres que fueran “propiedad”[iv] de un homo de más alta jerarquía.
El homo fue desarrollado la semiótica, es decir los signos o símbolos, figuras que podrían estar plasmada en rocas o cavernas, en el cuerpo de los individuos o en adornos corporales o de las edificaciones.
Esos conceptos abstractos fueron representados con objetos corporales y materiales; la primera y más notoria distinción que un hombre podía tener de su fuerza era el cabello, cuando un hombre era vencido el vencedor se apropiaba de su cabellera. El invicto era el de cabello más largo; el pelón, el recientemente vencido[v]. Los cuerpos se tatuaban o escarificaban para evitar la endogamia y hacer público el abstracto concepto de la pertenencia a al banda, también jerarquía.
El homo inició a conceder a objetos la capacidades de transmitir un mensaje o la expresión de un sentido que todos podían reconocer fueran propios o extraños. Objetos mágicos y rituales representaban conceptos metalógicos: fuerza, relación con los dioses, la autoridad y el poder sobre las cosas terrenales, las naturales y las sobrenaturales.
La jerarquía de la organización de los hombres se da en dos aspectos es principales:
La superioridad que los dioses ejercen sobre los hombres y la que unos hombres ejercen sobre otros hombres. Estas jerarquías abstractas se representan mediante diferentes objetos: báculos, sandalias, diademas, penachos, máscaras, joyas, flores, tatuajes, escarificaciones, pintura corporal.
Uno de los objetos de mayor universalidad para exponer públicamente jerarquía es el lugar para sentarse, esto es notorio desde la cabecera de la mesa en la casa común para el jefe o jefa de la familia, a la cátedra del pontífice Romano; los tronos y asientos son objetos notorios de poder.
En este trabajo se intentará hacer una tipología de tronos, es decir una clasificación de significados de un objeto común, un asiento, un barquillo, una silla, que metalógicamente es un sitio exclusivo para un ente que ejerce una categoría de superioridad.
II. Imperium, auctoritas et potestas
II.1. IMPERIUM

Imagen 1. Un dios Tlacuache sentado en un trono de jaguar dentro de un templo Códice Vaticano B.
Existen conceptos comunes a todos los homos y todos los tiempos; desde los momentos más remotos cuando el homo aprendió a vivir en banda y además se descubrió inserto en un universo incomprensible donde las fuerzas naturales (vida, muerte, agua, fuego, los animales, las montañas, las plantas, el viento, las corrientes) para su comprensión deben ser deificadas (dotadas de vida poderes, personalidad) y dignas de culto; los dioses antes de crear al hombre, en el Popol Vuh, se preguntan:
“-¿Qué haremos para que las nuevas criaturas que aparezcan sepan llamarnos por nuestros nombres y entiendan, porque es justo, que han de invocarnos como a sus creadores y a sus dioses?“
Los dioses ejercen el imperium es decir el poder supremo sobre todo lo que existe en los cielos y en la tierra; no hay una traducción exacta al castellano pero: “dans son sens le plus large, le mot imperium désignait la puissance publique la plus élevée qui existât à Rome l’ensemble des pouvoirs multiples…”[vi]
En la cosmovisión monoteísta el imperium[vii]lo ejerce el dios único; en la visión politeísta el imperium es dividido entre las diversas divinidades que incluso compiten por su poder; la leyenda de los cuatro soles se desarrolla entre la lucha de Quetzalcóatl contra la anisómera trinidad de Tezcatlipoca.[viii]

Imagen 2. Diosa Mayauel, patrona del maguey, su trono es una tortuga. Códice Laud.
II.2 AUCTORITAS

Imagen 3. Recaudador de impuestos mexica enviado a Tulla. Códice Cozcatzin.
El supremo mando humano se designa auctoritas, significa en castellano autoridad; es un mando no vinculante pero socialmente reconocido. Se depositaba en alguien que debe ser obedecido, por su legitimidad[ix] y legalidad[x], porque su desiciones son sabias y justas. Sin embargo necesita un brazo coercible.
El auctoritas es la figura comparable al monarca. En esta categoría destacan los tlatoanis de la triple alianza Del Valle de México, el calzonzin de los purepechas.
II.3 POTESTAS
Y finalmente está la figura del potestas, es decir el poder que se ejerce por un individuo para materializar las órdenes del imperium y del auctoritas es decir humanizar los mandatos divinos y ejecutar las órdenes del auctoritas o monarca.
La potestas es ejercida por los sacerdotes y los funcionarios civiles.

Imagen 4. Tlatoani sentado en un sillón de petate (izquierda) asiento de auctoritas y tras él un recaudador de tributos (derecha) en un banquillo del mismo material, asiento de potestas. Códice Mendoza.
III. Niveles de asientos
Para cada una de las especies de jerarquías existía un trono o asiento.
Los seres dotados de imperium tenían tronos en el mundo celeste (o en el inframundo) y en sus réplicas terrenales en los templos:
“115.-Después partieron y se establecieron en Cóuatl icámac. Allá levantaron un asiento de piedra (para la imagen del dios)”
Otros dioses aparecen sentados en lugares o criaturas mágicas.
Los tronos civiles para los auctoritas son generalmente sillones con respaldo de petate[xi], llamados icpalli, en él solo se sentaban los grandes señores con autoridad para dictar leyes, juzgar, gobernar es decir dar armonía a la sociedad fueran el tlaohuani o el Huey Tlatoani.
En los textos mesoamericanos el verbo sentar equivale a tomar el poder.
“93.- Cuando Tlacateutzin murió se sentó (como soberano) su nieto Quauhtlatouatzin en Tlatelolco…”
Y el mismo significado tenía en español antiguo:
“tomar el lugar, y asiento, con cuya acción se dá, como por distincion, la possession de algun empleo, ù Dignidád”.

Imagen 5. El cazonçi Taricuri sentado en un sillón. La Relación de Michoacán.
En el Códice Mendoza o Mendocino[xii] hay un edificio en la habitación superior está un señor identificado como Moctezuma sobre un trono y sobre el la leyenda “trono y estrado de Motecçuma donde se sentaba a cortes y juzgar”.

Imagen 6. Códice Mendoza
En las láminas de la Relación de Michoacán el cazonçi Tariacuri, aparece sentado en una especie de silla alta con respaldo.
Los potestas se sentaban en banquillos, quienes ejercían el poder en nombre de las autoridades civiles que eran utilizados por funcionarios secundarios como gobernadores militares, recaudadores de impuestos, entre otros se sentaban en esterillas o banquillos de petate.

Imagen 7. Mono bebiendo pulque sentado sobre un banquillo mágicos. Códice Vaticano B.
Por otra parte, los potestas de los dioses podían ser sacerdotes o seres mágicos, que usaban banquillos de distintos materiales mágicos o naturales.
IV. Tipos de tronos




TABLA 1. TRONOS CELESTES








TABLA 2. TRONOS TERRESTRES





TABLA 3. BANQUILLOS
V. Palabras finales
Los tronos y asientos aparecen en el mundo iconográfico mesoamericano en una gran variedad de aspectos y materiales, en este trabajo solo se ven algunos pues sus formas son diversas.
Sea su origen mágico o real elevan la jerarquía del personaje que lo ocupa; le da poderes sobre los elementos naturales en el caso de los dioses, sobre los hombres en el caso de gobernantes; y finalmente poder para ejecutar mandatos de dioses y gobernantes.
En la visión mesoamericana los tronos y banquillos son portales a el inframundo, o al mundo de los dioses sean las nubes, las montañas, el rayo, las aguas; enlazan al humano con el mundo no tangible, con lo matalógico; ademas representa el poder es decir un instrumento de civilización.
Cuando el hombre está en estado de salvajismo no está sometido a leyes o códigos de conducta sociales, sino que su conducta es regida por sus instinto; cuando se civiliza reconoce las reglas de armonía social que dicta el que desde el trono ejerce la autoridad.
Vemos que los materiales de los que se construidos de los tronos y banquillos tienen en sí poderes mágicos o significados; desde el trono de petate o la silla virreinal; los tronos de seres mitológicos, de piel de jaguar de toca; trasmiten un mensaje semiótico al observador.
Un trono o un banquillo era para los mesoamericanos lo mismo que hoy es para la humanidad un elemento de poder, de superioridad, de orden civilización.
Bibliografía
- BICKERTON, D. (1994): Lenguaje y especie. AU 780. Alianza. Madrid.
- CASTRO, L. y TORO, M. A. (2004): The evolution of culture: From primate social learning to human culture. PANS 101 (27): 10235-10240.
- CELA CONDE, C. J. y AYALA, F. J. (2001): Senderos de la evolución humana. Alianza. Madrid.
- Daremberg, Ch. et Saglio, Edm., s.f., Dictionnaire des antiquités Grecques et
- Romaines. III Premiere Partie, Paris, Hachette.
- Popol Vuh, notas de Ermilo Abreu Gómez, Fondo de Cultura Económica, EPUB.
- Daremberg, Ch. et Saglio, Edm., s.f., Dictionnaire des antiquités Grecques et Romaines. III Premiere Partie, Paris, Hachette.
- anales de Tlatelolco, unos annales históricos de la Nación Mexicana, MÉXICO, Ediciones Rafael Porrúa, S. A. 1980
Notas
[i] Desde luego podría interpretar y utilizar llamadas de alerta de otras especies pero al ser unilateral no era o es un canal de comunicación.
[ii] El nombre propio es con el que otros lo llaman a uno; uno mismo no se llama, es decir yo soy, yo existo,my reconozco mi existencia sin necesidad de tener un nombre para mí mismo.
[iii] El nombre de mi clan, de los que soy como yo, y de los que soy parte.
[iv] Una disculpa por usar este término, pero la posesión de las hembras es casi universal entre los primates, hoy el Homo Sapiens Sapiens con trabajos trata de erradicar esta conducta, civilizándoselo, es decir sometiéndose a un código de la sociedad a costa de sus instintos.
[v] Los aborígenes atabascas de aridoamérica aún en a principios Siglo XX vestían capas de las cabelleras de sus víctimas en combate.
[vi] “En su sentido más amplio, la palabra imperium designó el poder público más elevado que existió en Roma, el conjunto de múltiples poderes” la traducción es mía.
[vii] Lo más cercano a imperium en castellano es soberanía.
[viii] Una Trinidad en la que uno de sus elementos se subdivide en dos:
i. -Tezcatlipoca Negro
ii. -Tezcatlipoca Azul y Blanco
iii. -Tezcatlipoca Rojo
[ix] En la monarquía la legitimidad viene del linaje noble.
[x] En tanto la legalidad dependía de haber ascendido al poder por la vía de la tradición y ejercer el autoridad con apego a las normas, sin caer en la tiranía.
[xi]Tejido de palma o de carrizo, tomado del Diccionario de la Real Academia de la Lengua Española.
[xii] Folio 69 de 71 de la versión digital de https://codicemendoza.inah.gob.mx/index.php?lang=spanish