Por Leyni Mendez
En este año, la festividad del Día de Muertos en Ocotepec, Morelos, fue agregada a la Lista Representativa del Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad, de la UNESCO. La simbólica celebración es una de las más importantes de esta comunidad, donde la presencia del “cuerpo simulado», de aquellas personas que fallecieron durante este año, caracteriza y distingue las ofrendas del pueblo, las llamadas “ofrendas nuevas”.
En agradecimiento por permitirles visitar la ofrenda, los visitantes llevan velas que entregan a los parientes del difunto. En Ocotepec la gente lleva su jarrito para recibir el café, el atole o la bebida que ofrecen en las casas, con la idea de cuidar el medio ambiente. La campaña la promueven entre todos los habitantes.
El amor de su vida…
A don Crisostomo no fue la enfermedad la que se lo llevó, más bien fue su esposa, así lo habían acordado – si yo muero antes vienes por mí, no me dejes solo- le dijo. 45 años de matrimonio, el amor de su vida, relata la nuera. Cuando la esposa murió, el anciano contemplaba su fotografía y todas las noches, antes de dormir, le daba un beso de despedida.
José…
Así vestía José, con sombrero, huaraches y camisa de cuadros. Le gustaba andar en motocicleta. José era sordomudo, nació en el 40 y tantos, su familia no recuerda exactamente, y falleció en agosto de 2014.
Abuelita…
Casi todo el pueblo fue a ver a abuelita. Ese día tuvo más nietos que nunca y su ofrenda era la más sorprendente de todas. La familia recibió a los visitantes con pan y café. Cazuelas de mole, pollos enteros, canastos repletos de frutas, decenas de jarros con flores, pan de todos los colores y sabores, adornaban esta ofrenda.
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