El adiós de Sergio Raúl Arroyo del INAH (2005)

teotihuacan wal-mart

México, D F, 11 de abril de 2005 (apro)- El etnólogo Sergio Raúl Arroyo se fue de la dirección del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) con el respaldo de algunas voces de la comunidad académica e intelectual a su gestión.

Lo calificaron como un buen director, defensor del patrimonio, y no faltó quien recordara que su antecesora, María Teresa Franco, llevó buena parte de su administración enmedio de la polémica por asuntos como la construcción de la Plaza Jaguares, en Teotihuacán.

Las voces de apoyo al etnólogo celebraron fundamentalmente que el ahora exdirector se opusiera a una reducción de presupuesto, así como al proyecto de ley general de cultura impulsado por el Consejo Nacional para la Cultura y las Artes (Conaculta), visto como una intentona para legitimar al organismo –creado en 1988 mediante decreto por el entonces presidente Carlos Salinas de Gortari– y controlar así a los institutos nacionales de Bellas Artes (INBA) e INAH.

Pero vale la pena recordar, en aras de un balance más equilibrado, que Arroyo tuvo también desaciertos y prefirió guardar silencio ante problemáticas que exigían una postura clara Unos cuantos casos son la muestra:

Él mismo ha contado que sus diferencias con Sari Bermúdez, titular del Conaculta (a las cuales atribuye su salida del Instituto), iniciaron cuando hacia enero de 2003 se revelaron las pretensiones del gobierno federal de regresar el edificio del exArxobispado a la Iglesia para la creación de un museo de arte sacro.

Cierto que el INAH no se pronunció en favor, pero tampoco en contra Su vocero Rubén Regnier dijo entonces a esta reportera que desconocían el proyecto y que el instituto no tenía nada que ver en ese asunto, porque se trataba de un inmueble que, pese a ser monumento, era propiedad de la Secretaría de Hacienda y Crédito Público.

A principios de 2001, casi recién llegado al puesto, Arroyo enfrentó una problemática ya frecuente: la autorización de una zona arqueológica o edificio histórico para la realización de espectáculos que no tienen relación alguna con la historia o sentido de los monumentos.

El caso concreto fue el ahora ya institucionalizado espectáculo en Tajín, Veracruz El INAH, según consignó la reportera Columba Vértiz en Proceso del 12 de febrero de 2001, no enfrentó el problema pese a que se habían delatado daños al patrimonio en la Cumbre Tajín 2000, sino como ha hecho en otras ocasiones, pretextó que es decisión del secretario de Educación Pública Arroyo dijo entonces:

“La autorización para estos eventos los da la SEP, nosotros tenemos que cumplir con la revisión técnica muy exhaustiva, revisar la parte legal, eso se somete también a consideración de la Consejería Jurídica de la SEP”.

También al inicio de su administración se dio la demolición del antiguo hotel Casino de la Selva en Cuernavaca, donde se construyeron dos megatiendas Comercial Mexicana y Costco El escritor y teólogo Javier Sicilia denunció en varias de sus columnas en la revista Proceso la existencia de vestigios arqueológicos en la zona Gualupita, asentada también en terrenos del exhotel El INAH no negó la existencia de los restos pero pretextó que “no eran importantes”, y dio luz verde a las construcciones.

En mayo de 2004 el mismo semanario dio a conocer un informe del Centro Internacional de Defensoría para el Ambiente y el Desarrollo (OmCED), organismo no gubernamental miembro del Consejo de la Tierra con sede en Costa Rica, sobre la destrucción en el Casino de la Selva, en el cual acusó de negligencia, omisiones y falta de voluntad política a las instituciones responsables de la salvaguarda del patrimonio.

Y aunque destacó una “cierta actitud crítica” en las delegaciones del INAH y la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales, señaló la falta de coordinación entre las diversas instancias gubernamentales, entre ellas el instituto y el Conaculta.

En junio de 2004 se inició otra polémica porque el gobierno de Tlaxcala iniciaba el proyecto de construcción del Museo de Arte de la entidad, en un inmueble histórico Miembros del Grupo Tlaxcala Pro Defensa y Conservación del Patrimonio Cultura, opuestos al proyecto, aseguraron en su momento que se trataba de un edificio del siglo XVI, y el INAH adujo que era del XIX.

Se solicitó a los arquitectos Óscar Sánchez Ramírez y Carlos Martínez Ortigoza, miembros del INAH, sendos dictámenes sobre la viabilidad del proyecto Los especialistas recomendaron que no se autorizara la construcción, pero tanto la delegación como la Coordinación Nacional de Monumentos Históricos del INAH decidieron aprobarla El museo se construyó y opera ya desde hace meses en el centro histórico de Tlaxcala.

Al INAH, durante la gestión de Arroyo, se le ha reconocido haber parado la construcción de un estacionamiento en la zona de monumentos históricos de la ciudad de Puebla o el haber presentado una querella contra la Minera San Xavier, que pretende explotar minerales en el pueblo de San Pedro en San Luis Potosí.

Pero también se ha señalado que el exfuncionario se fue sin haber resuelto un sinnúmero de robos de arte novohispano en templos de varios puntos del país, sin parar la venta de nichos funerarios también en templos propiedad de la nación, con la cual sólo la Iglesia se beneficia; sin aclarar del todo la construcción de la tienda de Wal-Mart en Teotihuacán En fin, la lista de pendientes es larga.

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Fuente: Revista Proceso [http://www.proceso.com.mx/?p=226346]

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