Por Totochtli
La fortaleza de los Vilars de Arbeca (750 a. C. – 325 a. C.) está situada en una zona de llanura, a 4 km de Arbeca (Las Garrigas). Construida hace 2.800 años, es única en el mundo íbero catalán. Sus características defensivas la hacían inexpugnable.
Estuvo habitada ininterrumpidamente durante cuatrocientos años. Sus constructores eran gente que pertenecía al grupo cultural de los campos de urnas, llamado así por la costumbre de incinerar y enterrar en vasos cerámicos las cenizas de sus muertos.
Doscientos años después, en contacto con otras culturas mediterráneas, los habitantes de Els Vilars vivieron el proceso de iberización, convirtiéndose en el pueblo llamado por los escritores antiguos como los Ilergetes. La fortificación fue edificada en el llano, despreciando los cerros de más fácil defensa, sobre el barranco de Aixaragall, controlando el agua y las tierras aluviales.
En el año 1998 fue declarado Bien Cultural de Interés Nacional, en la categoría de Zona Arqueològica, por la Generalidad de Cataluña. [1]
Historia del Yacimiento
A cuatro kilómetros de la población de Arbeca, cerca del canal de Urgell, donde la aspereza virgen del paisaje quebrado y seco se transforma en la suave y trabajada horizontalidad de la llanada regada, se encuentra la partida de Els Vilars y, en sus entrañas, el regalo más insólito y espléndido que el pasado nos podía ofrecer: una fortaleza ilergeta construida el siglo VIII antes de nuestra era. Mediante estas imágenes os queremos hacer partícipes de la evolución de este yacimiento durante veinte años de trabajos arqueológicos.
Fue en el año 1985, cuando se iniciaron unos trabajos de excavación, con unas perspectivas muy poco espectaculares.
El tajo sobre el que se estaba trabajando nos ofrecía una información esperada: en las zonas interiores de la península había asentamientos de tribus ibéricas. En aquel momento, los trabajos arqueológicos situaron los hallazgos en el año 325 antes de nuestra era.
El yacimiento, en el año 1985, tan solo era una pequeña faja de tierra que estaba entre dos campos de cultivo, donde se habían acumulado todos los pedruscos que salían durante el cultivo de las tierras.
El equipo de arqueólogos del Departamento de Historia de la Universidad de Lleida, cuando vieron el relieve de tierra que estaba alrededor del tajo y los restos de cerámica y molinos que salían cada vez que los agricultores con sus tractores arañaban la tierra, se aventuraron a seguir excavando por los alrededores y, de ese modo, descubrieron un tesoro inimaginable: unos restos que hablaban de una civilización con conocimientos de arquitectura y urbanismo, nos contaban la historia de una gente con grandes conocimientos de agricultura y ganadería, pero que a penas estaba descubriendo el hierro.
Las piedras de Els Vilars nos relatan que, hace ya más de 2.800 años, hombres y mujeres se asentaron en este llano. Reconocieron la tierra: era buena; los abundantes bosques que los rodeaban escondían todo tipo de cacera: también era buena. Tenían a su abasto el alimento para su ganado y para sus familias. Aunque ellos no lo sabían, se preparaban para una larga estancia. Esta tierra sería el lugar donde encenderían la hoguera de sus hogares durante 400 largos años.
Construyeron paredes, torres, casas, hornos, plazas y calles, todo rodeado por una muralla que los protegiese del enemigo invisible. Y un buen día cerraron la única puerta, la puerta este. El poblado dejó de ser una aldea y se convirtió en una fortaleza. Para la tribu, el enemigo no existía. Empezaba una historia que duraría cuatro siglos.
Se dataron los hallazgos que se hicieron en aquel momento (mediante la prueba del Carbón 14), y nos situaron a 750 años antes de nuestra era.
Des de aquel 1985 hasta la fecha, la Fortaleza de Els Vilars ha sido motivo de trabajo y reencuentro, año tras año, de grupos de gente que ha puesto su trabajo y su ilusión a disposición de estas tierras.
Arbeca es un pueblo con muchas y variadas cosas para ofrecer, y hoy, además, depositario de un tesoro único en toda España. Arbeca y su gente no sentimos orgullosos de nuestros antepasados, los habitantes de la Fortaleza, que supieron descubrir en estas tierras, la riqueza y las bondades que les haría quedarse y dejarnos su testimonio.
Aunque no todos, muchos sí procedemos de Els Vilars. Durante más de veinte años, se ha trabajado en un proyecto increíble, pero gracias al esfuerzo, el trabajo y el convencimiento por parte de nuestro equipo de arqueólogos, que se han mantenido fieles a este proyecto, y del Ayuntamiento de Arbeca, que ha visto la importancia que tiene el yacimiento de Els Vilars para nuestro pueblo y para la comarca de les Garrigues, se ha hecho posible que a día de hoy podamos disfrutar de unas imágenes que llenan de orgullo a todos los habitantes de Arbeca.
La «Associació d’Amics de Vilars» se ha creado con el propósito de fomentar y difundir el conocimiento de este conjunto arqueológico en todos los ámbitos, para contribuir al estudio histórico y arquitectónico, y para promover, si es necesario, la restauración y adecuación de otros monumentos histórico-culturales del pueblo de Arbeca.
Si sois de los que, como nosotros, creéis que tenéis algo a decir y la voluntad y las ganas de trabajar para nuestro patrimonio, confiamos en tener vuestro apoyo. Siempre con el convencimiento de llevar la Fortaleza de Els Vilars en el corazón.
Estado actual
Después de veinte años de trabajos arqueológicos, el yacimiento de la Fortaleza de Els Vilars, se encuentra en un dulce momento. Tres planes de ocupación otorgados por el Ministerio de Trabajo han permitido emprender importantes trabajos de restauración y adecuación del parque arqueológico. Hasta hace tres años, los trabajos de campo realizados, se veían acotados por pequeñas campañas de 15 días al año, realizadas desde el Departamento de Arqueología y Historia de la Universidad de Lleida.
El año 1989, la Fortaleza fue declarada, por la Generalitat de Catalunya, Bien Cultural de Interés Nacional, en la categoría de Zona Arqueológica; por otro lado, el Museo de Arqueología de Cataluña ha incluido la Fortaleza en la Ruta de los Íberos, y ha editado una guía informativa con la que podemos descubrir todo lo que nuestros ojos, profanos en la materia, no terminan de ver.
La civilización ibérica ha sido, hasta hace poco, una gran desconocida para la población en general y, poco a poco, parece que vayamos descubriendo la importancia que ha tenido para nuestra sociedad.
Si os acercáis a la Fortaleza de Els Vilars de Arbeca, podréis entender casi sin palabras como vivían, morían, luchaban… unos hombres y unas mujeres que son, sin duda, nuestros antepasados más directos. Descubriréis una civilización que vivió grandes cambios tecnológicos y sociales, que supo convivir con otras comunidades y culturas, y que nos ha transmitido, con sus restos, la memoria de un tiempo en el que el trabajo, la vida y la muerte eran elementos básicos en su día a día.
Todavía falta por excavar casi el 80 % del perímetro del yacimiento, que en cada campaña nos descubre nuevas sorpresas.
…y la investigación sigue, más apasionante que nunca! La Fortaleza de Els Vilars es patrimonio de todos!
2007 Restauración Puerta Norte
Actuación desarrollada Durante los meses de diciembre de 2006 y junio de 2007 se ha desarrollado el Plan de Ocupación financiado por el Departament de Treball i Indústria de la Generalitat de Catalunya. El Plan, con una subvención de 82.020,72€ gestionada por el Ayuntamiento de Arbeca, ha ofrecido trabajo y formación a un albañil, dos ayudantes de albañil, dos arqueólogos y dos ayudantes de arqueólogo. Dichos trabajos también han tenido el apoyo del Institut d’Estudis Ilerdencs y de las direcciones generales de Patrimoni Cultural i de Recerca, y han estado dirigidos por el Grup d’Investigació Prehistòrica de la Universitat de Lleida. La actuación se ha centrado en la recuperación y restauración de la Puerta Norte de la Fortaleza.
Las puertas constituyen el punto más vulnerable de las fortificaciones, razón por la cual son especialmente protegidas. Además, adquieren un valor simbólico, emblemático y de representación, que da prestigio a la comunidad que la construye. Por este motivo, la Puerta Norte es uno de los elementos más monumentales y reafirma la excepcionalidad de la Fortaleza.
La Fortaleza de Vilars, que fue construida en el siglo VIII a. de la n.e., disponía inicialmente de dos puertas. Una abierta hacia el oeste, y otra hacia el este, la Torre-Puerta. La primera solo se utilizó durante la fase más antigua, hasta que fue anulada y bloqueada. A Vilars I (siglos VII i VI), una casa ya se apoyaba en el macizado de la puerta. Durante la primera mitad del siglo V a de la n.e., se convirtió en acceso principal otra puerta orientada hacia el norte. La anulación de la puerta Oeste había dejado la Torre-Puerta abierta al este, como único acceso. Al principio del período ibérico antiguo, se construyó una nueva puerta, mejor defendida que las anteriores y, eso sí, igual de estrecha. Las razones respondían a una remodelación urbanística del interior del recinto que afectó a la red viaria. Esta Puerta Norte convivió muy probablemente con el antiguo acceso del este, a pesar de que la devastación de las fases posteriores impiden afirmarlo con exactitud. La construcción obligó a abrir otro agujero en la muralla al lado de una gran torre y convertir el espacio que durante la fase anterior (Vilars I) había ocupado una casa de una calle empedrada, que enlazaba la puerta y la calle principal de la circunvalación. Su puesta en funcionamiento implicó, además, la construcción de nuevas defensas para protegerla: al lado oeste, una torre vacía avanzada respecto el trazado inicial de la muralla, y al lado este, un bastión adosado por delante de la gran torre ya existente y paralelo a la torre del oeste. Así, entra las torres, el bastión y la muralla propiamente dicha, se formó un largo pasillo de trece metros de largo y un metro de ancho que resultaría sencillamente infranqueable para una persona hostil. Los restos conservados pertenecen al momento en el que se construyó. La estructura adosada al paramento del foso, que con toda probabilidad tiene que ver con el sistema utilizado para cruzarlo, nos da que pensar que, efectivamente, durante el siglo IV y hasta el abandono de la fortaleza entre el 350 y 325 a de la n.e., la Puerta Norte continuó siendo la más importante y quizá la única.
El acceso norte y la guerra ibérica
La rampa salvaba el foso y permitía monumentalizar el acceso sin debilitar una puerta que exigía ser atravesada en fila india. Además, su complejidad y disposición muestra un cambio poliorcético en profundidad: el paso de la defensa pasiva a la defensa activa. La rampa muestra la aplicación de conceptos como por ejemplo, la compartimentación de la defensa o la defensa en profundidad, y su anchura, en claro contraste con la estrechez del pasadizo / puerta, sugiere la posibilidad de que funcionase como una contramuralla o barbacana, desde la cual un grupo de guerreros podía salir al contraataque de manera inesperada.
Puerta Norte
A principios del siglo VI a.n.e. se abrió una puerta al norte bajo la protección de una de las viejas torres. Una nueva calle enlosada la enlazaba con la calle de circunvalación. Su fortificación se completó levantando un bastión adosado por la parte anterior a la vieja torre y una nueva torre al otro lado en posición un poco avanzada, en este caso vacía y con funciones de cuerpo de guardia. Se conseguía así que para acceder al interior hubiese que recorrer un largo y estrecho pasadizo. El corredor podía ser defendido desde la torre, el bastión y el último tramo, antes de llegar a la puerta, desde el camino de ronda de la muralla a través del intradós. Fue la puerta principal durante Vilars III y IV.
Casa de Vilars II. “Casa del herrero”
A partir del período ibérico antiguo (Vilars II) las casas son más complejas; las diferentes actividades reclaman espacios diferenciados y se compartimetan en tres o cuatro habitaciones. Aún así, las grandes estancias eran polifuncionales, y en esa casa había un horno de forja instalado en la habitación delantera. La difusión del hierro y los conocimientos metalúrgicos necesarios para aprovecharlo supusieron la aparición de herramientas agrícolas y de un utillaje que nos remite al mundo de los oficios y talleres y a las armas. En la Fortaleza, el fuego y el martillo trabajan el hierro en hornos sencillos como éste, suficiente para mantener el instrumental operativo.
Recinto cultural
Edificio de 55 m2 compartimentado en tres ámbitos comunicados entre sí, construido y en servicio durante Vilars II. Un vestíbulo enlosado en parte, con una pequeña celda destinada a almacenar leña o acoger temporalmente a animales destinados al sacrificio, daba paso a la antesala desde la que se accedía a la gran sala. Una serie de elementos de uso ritual permiten considerarlo de forma inequívoca un lugar de culto. Preside el espacio una chimenea siempre encendida, en forma de “piel de toro” extendida o de “lingote de cobre chipriota”, motivo iconográfico orientalizante asociado al poder, las divinidades y el más allá, característico entre las élites fenicias, tartesianas e iberas. Un estante para depositar ofrendas u objetos ceremoniales adosado a la pared del fondo y una capillita empotrada, una mesita o altar, un bétilos, un recipiente cerámico empotrado en el pavimento y restos de la cadenita de bronce que sujetaba el cucharón permiten suponer las ceremonias rituales que se practicaban.
__________________________
[1] http://es.wikipedia.org/wiki/Vilars_de_Arbeca
[2] Arte de atacar y defender las plazas fuertes.
Fuente: Asociación de amigos de Vilars [http://www.amicsdevilars.com/index.php] e información recopilada en el sitio. Fotografías: Proyecto ArKeopatías [https://arkeopatias.wordpress.com]. Se agradece citar la fuente al momento de compartir.