Por Daniella Pavón Vargas
Leer el artículo de la Guelaguetza me hizo recordar una vivencia que tuve hace unos años que fui a Bali. De entrada el manejo de la arqueología es diferente, pues algunos de los templos siguen en uso, lo que se puede apreciar es la magnificencia de la conservación a todas las estructuras milenarias, pero ese puede ser tema para otro día.
Lo que vi es lo que les quiero contar, la manera en la que los balineses hacen suyos sus sitios arqueológicos – diríamos, la manera en la que fortalecen y alimentan su patrimonio-. Esto que les digo pasó en dos conjuntos de templos, uno frente al otro, divididos por una calle. Al pasar por ahí, notamos que se estaban construyendo estructuras de madera en forma de personas y de altares en uno de los conjuntos, también arreglos florales, techos de palmas, adornos en general, pero la producción era masiva. Así que nos acercamos y en lo que pudimos entender entre su inglés y nuestro mal bahasa indonesia, era que al siguiente día desde temprano se harían los festejos de las deidades de esos templos, que durarían gran parte de la mañana y que los extranjeros tenían permitido asistir siempre y cuando respetaran las reglas del lugar.
Al siguiente día volvimos (cabe mencionar que yo no cabía en tanta emoción) y los templos estaban cubiertos de personas todas vestidas de blanco, mujeres y hombres, una vez dentro del lugar todo estaba organizado, era un festival que pintaba para largo, todos los ornamentos que habíamos visto anteriormente estaban por doquier, también había figuras humanas a gran escala, sentadas en sillones, hechos sólo para ese día. Con lo que más me impresioné con los animales que serían sacrificados en algún momento del día. Estuvimos varias horas ahí, claro en la esquinita permitida a extranjeros, mientras veíamos a gente cantar, ir de arriba a bajo del templo, también movían a las figuras y a la gente importante (distinguida por sus atuendos), iban de un lado a otro, rezaban, cantaban cantos religiosos, en algún momento todos los ahí presentes (menos los extranjeros obviamente), unidos en un cántico frenético, dejaron el lugar para ir a dar vueltas a la otra zona de templos que quedaba cruzando la calle. Había una gran orquesta, gamelan, que no dejó de tocar en ningún momento. Y por ningún motivo (aunque los instrumentos pesen mucho y no sea práctico trasladarlos) se quedaron rezagados en los movimientos de la gente. Estuvimos toda la mañana ahí, más de cuatro horas y no se veía el fin, así que tuvimos que emprender la graciosa huida, además, al parecer, cuando se iba a poner bueno era cuando los extranjeros ya no eran bienvenidos. Abandonamos las festividades, sin ver el sacrificio, cabe mencionar.
A lo que quiero llegar con toda esta narración es que el pueblo de Bali vive su patrimonio, no creo que hubiera un plan de manejo de la zona en cuanto al deterioro de los edificios, porque todos estaban forrados de personas, tampoco vi a ningún poli diciéndole a los que pudieran oirle que no lo hicieran o que no se treparan, hasta se me hace que los polis también formaban parte de la celebración. Esto nos lleva al mismo cuestionamiento, la gente se apropia de lo que es suyo, culturalmente y religiosamente siguen vigentes sus creencias, pero al fin y al cabo los inmuebles son milenarios (Siglo I d.C.).
Dónde queda la línea de lo que se puede y lo que no, la gente sigue teniendo sus rituales, sean religiosos como éste o de otro tipo como la Guelaguetza en Zaachila (contemporáneos), necesitan del espacio común que estos representan y han representado por años. Es la misma discusión, ¿son sus espacios o es patrimonio incorruptible? Muchas veces son los únicos que les dan un uso, ya que como sabemos hay muchas zonas arqueológicas (en México) en estado de completo abandono, por esta razón ¿está bien que ellos les encuentren otro significado?
No se puede responder esto a la ligera, ya que se deben de considerar las variables de quiénes son “ellos” y quién es la “comunidad”. Es un rango tan amplio, que va desde los mismos pobladores cercanos a las zonas arqueológicas, hasta los proyectos turísticos organizados por grandes emporios donde se presentan Pavarotti o sus amigos, en este caso sería Elton John o la Cumbre Tajín (donde el sitio entero es literalmente violado cada año).
A mi entender hay diferencias entre cada grupo, empecemos con las comunidades, éstas son las que tienen las raíces en los lugares, sean raíces milenarias o raíces que apenas germinan. Aquí hay otro factor muy importante y es que aun cuando las comunidades se benefician económicamente con las zonas arqueológicas, ya sea con el cobro de la entrada o haciendo fiestas como en Zaachila, logrando grandes días para el comercio (con lo cuál pueden darse una razón más para valorar el lugar), también más allá del comercio, hay asistencia, interés y convivencia de las comunidades que se aglutinan realizando acciones colectivas dentro de un sitio arqueológico.
Pero es importante poner en la balanza a la comunidad como al sitio, para esto tenemos el mejor ejemplo que es Cumbre Tajín. Hace dos años asistí y creo que es el mejor ejemplo de irresponsabilidad de las autoridades como de los visitantes, la zona entera estaba llena de basura, tanto fuera como dentro, se podían ver a miles de personas sobre las estructuras, subiendo y bajando cuál resbaladillas, había tres polis para todo el lugar y estos se habían resignado mucho tiempo antes. Por otro lado es un negocio que viene del gobierno del estado donde la propia comunidad no participa, la Cumbre Tajín es un imán que atrae el turismo pero repele a las propias comunidades cercanas.
Por último tenemos a las grandes estrellas que dan conciertos magnánimos en las zonas arqueológicas, en este caso, ¿quién se beneficia?, ¿hay un bien a la comunidad?, ¿se cuida a los edificios o de los alrededores?, ni siquiera la misma comunidad está invitada a estos eventos. Este tema es muy complejo y creo que es un reto que tenemos todos que superar.
Me parece muy atinadas y valiosas tus reflexiones Dae, porque nos permiten hacernos muchas más preguntas. Por ejemplo, me quedó la duda si este evento religioso en Bali es consecuente con el pasado arqueológico del sitio?, es decir, si tiene sus raíces desde el momento de construcción de las estructuras o es una expresión religiosa diferente? Finalmente una de las cosas que me quedé con ganas de investigar más a fondo en Zaachila es el hecho que a simple vista la comunidad se apropia del espacio, pero sin una relación consiente de lo que representa y el pasado prehispánico de ellos mismos, pareciera que se hace ahí porque la forma del cerro tiene ventajas funcionales, sin embargo, talvez podríamos rastraer desde cuando y bajo que circunstancias este sitio ha sido utilizado para reuniones masivas importantes para la gente, pueder ser que encontremos muchas sorpresas! Un abrazo.
El secreto esté en la educación, pero todos quieren arreglar problemas que se arreglarán cuando la educación sea regulada, y aún así se verán cambios en promedio dentro de dos generaciones como mínimo.
Gran reflexión Dae…